Minho volvió a besar los gruesos labios de Taemin mientras le agarraba su teñido cabello con sus grandes manos. Estaban a solas en el departamento del menor y no habían encontrado mejor idea que ponerse cariñosos en plena cocina. Ambos tenían sus pantalones desabrochados (a pesar de que toda prenda de ropa aún se mantenía en su lugar... aún) y la temperatura del lugar había subido un par de grados.
―Ming... ―gimió suavecito Taemin cuando el alto dejó de besar sus labios y empezó a atender su cuello.
El menor solo atinó a llevar sus pequeñas manos a los primeros botones de la camisa del alto y...-
¿Eso que sonó fue la puerta de su departamento?
―Oh, Taemin, no esperaba encontrarte e- ―la mujer que entró se detuvo abruptamente cuando entró en la cocina y se encontró con... bueno, eso.
―¡¿Mamá?! ―comentó Taemin, apresurándose en arreglar sus ropas.
―Oh, oh, no. Perdóname. Sigan en lo suyo, yo esperaré en... en el salón, sí, eso ―y como apareció, se fue del lugar.
Minho palideció e imitó al menor, abotonando y subiendo cierres. Pensó en algún momento ponerse a contemplar la similitud de Taemin con su progenitora, pero definitivamente no era la ocasión ideal para hacerlo.
―Ooooh, nonono, ¿por qué está aquí? ―preguntaba en voz alta, más para sí mismo que preguntándole a Minho―. No se supone que vendría hoy.
―¿Tu mamá?
―Sí, Minho, sí. La que acaba de entrar por la puerta es mi mamá y-... Dios, si tan solo hubiese llegado unos minutos después...
No, Minho ni siquiera quería imaginárselo. Gran primera impresión se llevaría la familia de Taemin.
Por lo menos no lo habían pillado entre las piernas del menor.
...O a Taemin entre las suyas y arrodillado en el suelo.
―Miiinng ―llamó medio lloriqueando―. No quiero salir.
Minho aún no procesaba todo lo que estaba sucediendo.
―¿Tu mamá de verdad se quedará en el salón hasta que... bueno, "terminemos"?
―Sí, mi mamá es así. Demasiado open mind incluso para mi gusto.
Ambos se voltearon cuando sintieron que alguien llamaba a la puerta de la cocina.
―¿Taeminnie? ―llamó desde el otro lado ―. Aprovechando, necesito hablar un par de cosas contigo, así que tómense su tiempo que yo estaré haciendo hora mientras que ustedes-...
Taemin sacó valor de donde no lo tenía y se apresuró en abrir la puerta.
―¡Mamá! Ni se te ocurra terminar esa frase ―sí, denominar sonrojo a cómo tenía las mejillas debido a su vergüenza era sin duda quedarse corto con la descripción. Sus mejillas ardían tanto que quemaban.
―Oh, pero, mi amor ―continuó la mujer―, no es la primera vez que te encuentro en una situación así. Además de que no tengo problemas en esperar a que tú y...
―Minho ―ayudó Choi ante la mirada interrogativa de lo que vendría siendo su suegra.
―... Minho terminen.
―Oh, mamá, no puedo creer que tú-... ―no, no terminó la idea porque no supo cómo hacerlo. Estiró sus cabellos y salió en dirección al salón mientras su madre lo seguía de cerca.
El moreno se sintió tentado en quedarse escondido en la cocina sin intenciones de salir hasta que la madre de Taemin se fuese, pero sabía que no debía empeorar la imagen que estaba dando. Se quedó tres minutos observando cómo su reloj avanzaba y se obligó a salir.
Ingenuo de su parte al considerar la posibilidad de que al entrar al salón se encontrase en silencio.
―Así que... ―retomó la señora Lee―, ¿eres el novio de mi hijo?
―No ―se apresuró en responder el menor, sin siquiera darle la oportunidad de separar sus labios para formular algún tipo de respuesta.
La mujer le analizó de pies a cabeza, en más de una oportunidad.
―¿Y qué estás esperando? ―reprendió a su hijo―. Deberías aprovechar para mejorar la raza de la familia Lee, porque la novia de Taesun...
―¡Mamá, no hables así de noona!
―Bien, bien, solo decía que-...
―¿Y a qué viniste?
La mujer pasó completamente de él, dirigiéndose donde el alto para entablar una conversación con él.
―Disculpa los modales de mi hijo ―estiró su mano a modo de presentación, esperando a que el chico le respondiese―. Soy Lee Soomin, la mamá de Taemin.
―Choi Minho ―correspondió el susodicho.
―¿De dónde se conocen?
―Somos compañeros de trabajo.
―¡Mamaaá, no interrogues a Minho hyung!
―Vamos, Taeminnie, no seas dramático, solo nos estamos presentando. ¿Cierto, Minho?
Y Minho consideró que estaba en la peor situación de su vida, incluso estaba más aproblemado de esa vez que le intentaron asaltar entre tres.
O le daba la razón a su (casi) suegra. O le daba la razón a Taemin.
No podía dejar a ambos contentos.
―Cierto.
Hecho. Se había quedado una semana sin sexo. La mirada que le dedicó Taemin se lo confirmaba.