―¿Sabes cómo ha estado Minho? ―preguntó Kibum una vez que se encontró con Taemin en uno de los pasillos de la empresa.
―¿Debería? ―al parecer, el menor había ido a fotocopiar algunos papeles y había aprovechado de comer una manzana en el trayecto.
―Eres su casi novio, pensé que sabrías.
Taemin estuvo a punto de negar la afirmación de Kibum, pero se retracto. ¿Para qué mentirle a su amigo?
Choi Minho hacía unos días que se quejaba debido a un dolor en una de sus muelas, pero había desistido de ir al dentista porque consideraba que era una pérdida de tiempo y dinero.
Grave error, porque lo que podría haber sido una cita con su odontólogo un día después del trabajo había terminado como una visita inesperada a las dos de la mañana a la sala de emergencias del hospital debido a que le estaba saliendo una de las muelas del juicio y, por no tratársela con anterioridad, se habían complicado las cosas y debió ser operado de urgencias.
Minseok apenas y pudo dormir esa noche porque fue quién acompañó a su hermano y quién debió manejar el auto.
El hermano menor de los Choi tenía tres días de reposo absoluto y ya era el segundo que se ausentaba a trabajar.
―Hablé con él ayer ―continuó el menor―, ¿será necesario que le hable hoy también? De todas formas no puede hacer mucho.
Kibum estuvo a punto de regañar al chico, pero se contuvo porque se percató de que hablaba completamente en serio, e incluso podría decir que algo sorprendido. Se preguntó, sinceramente, qué tan despistado podía ser su amigo.
―Yo creo que tu imbécil sería completamente feliz si le mandas aunque sea un mensaje. Más aún si lo vas a ver cuando salgas del trabajo.
―¿Tú crees?
El azabache solo asintió y Taemin dudó un segundo, pero, sí, se percató de cuánta razón tenía Kibum. Por lo menos a él le gustaría que el alto fuese a verlo a su departamento si es que se encontraba mal.
El menor le había enviado un mensaje apenas se había sentado en su escritorio y Minho no se demoró ni dos minutos en contestar.
De: Minho.
¡Hasta que te acuerdas de que existo!
Creo que todo bien, he estado en cama y visto películas todo el día.
Quiero salir de aquí TT
Sonrió, porque se imaginaba lo desesperado que debiese estar Minho por hacer algo, cualquier cosa, por mínima que fuera. Sabía todo lo que sufría cuando debía estar sentado un par de horas en su escritorio por trabajo, y se imaginaba cuánto querría salir de su cama (o por lo menos, estar acompañado).
Sí, se había decidido, iría a visitarlo a la tarde. Compraría gelatina, flan de vainilla con caramelo ―su favorito― y jugos de distintos sabores e iría a visitar a Minho a su departamento. Se recostarían juntos y, considerando que el alto no podría hacer movimientos bruscos mientras durase su licencia médica, se acurrucaría junto a él a ver alguna serie de acción o superhéroes.
Sí, ya empezaba a asumir que ese algo más que tenían juntos, quizás pronto tendría nombre un poco más formal.
―¿Sabes cómo ha estado Minho? ―preguntó Kibum una vez que se encontró con Taemin en uno de los pasillos de la empresa.
―¿Debería? ―al parecer, el menor había ido a fotocopiar algunos papeles y había aprovechado de comer una manzana en el trayecto.
―Eres su casi novio, pensé que sabrías.
Taemin estuvo a punto de negar la afirmación de Kibum, pero se retracto. ¿Para qué mentirle a su amigo?
Choi Minho hacía unos días que se quejaba debido a un dolor en una de sus muelas, pero había desistido de ir al dentista porque consideraba que era una pérdida de tiempo y dinero.
Grave error, porque lo que podría haber sido una cita con su odontólogo un día después del trabajo había terminado como una visita inesperada a las dos de la mañana a la sala de emergencias del hospital debido a que le estaba saliendo una de las muelas del juicio y, por no tratársela con anterioridad, se habían complicado las cosas y debió ser operado de urgencias.
Minseok apenas y pudo dormir esa noche porque fue quién acompañó a su hermano y quién debió manejar el auto.
El hermano menor de los Choi tenía tres días de reposo absoluto y ya era el segundo que se ausentaba a trabajar.
―Hablé con él ayer ―continuó el menor―, ¿será necesario que le hable hoy también? De todas formas no puede hacer mucho.
Kibum estuvo a punto de regañar al chico, pero se contuvo porque se percató de que hablaba completamente en serio, e incluso podría decir que algo sorprendido. Se preguntó, sinceramente, qué tan despistado podía ser su amigo.
―Yo creo que tu imbécil sería completamente feliz si le mandas aunque sea un mensaje. Más aún si lo vas a ver cuando salgas del trabajo.
―¿Tú crees?
El azabache solo asintió y Taemin dudó un segundo, pero, sí, se percató de cuánta razón tenía Kibum. Por lo menos a él le gustaría que el alto fuese a verlo a su departamento si es que se encontraba mal.
El menor le había enviado un mensaje apenas se había sentado en su escritorio y Minho no se demoró ni dos minutos en contestar.
De: Minho.
¡Hasta que te acuerdas de que existo!
Creo que todo bien, he estado en cama y visto películas todo el día.
Quiero salir de aquí TT
Sonrió, porque se imaginaba lo desesperado que debiese estar Minho por hacer algo, cualquier cosa, por mínima que fuera. Sabía todo lo que sufría cuando debía estar sentado un par de horas en su escritorio por trabajo, y se imaginaba cuánto querría salir de su cama (o por lo menos, estar acompañado).
Sí, se había decidido, iría a visitarlo a la tarde. Compraría gelatina, flan de vainilla con caramelo ―su favorito― y jugos de distintos sabores e iría a visitar a Minho a su departamento. Se recostarían juntos y, considerando que el alto no podría hacer movimientos bruscos mientras durase su licencia médica, se acurrucaría junto a él a ver alguna serie de acción o superhéroes.
Sí, ya empezaba a asumir que ese algo más que tenían juntos, quizás pronto tendría nombre un poco más formal.