— ¡Salud!
— ¡Salud!
Taemin y Kibum chocaron sus vasos de cerveza y cada uno le dio un gran sorbo a su respectivo vaso. Durante la jornada laboral el menor le había consultado a Key si tenía algo que hacer después del trabajo y, ante la negativa del rubio, le había invitado a salir los dos solos, solo porque si.
Porque querían, porque podían, porque tenían tiempo, dinero y ganas, y no debían darle explicaciones a nadie –a pesar de que Jonghyun le había enviado un mensaje diciéndole que lo pasara bien y que le avisase cuando llegase a su departamento, con emoticones sonrientes, intentando de una u otra forma disimular el instinto posesivo que surgía cuando de Kibum se trataba-.
Habían decidido, por insistencia de Taemin, ir a un local donde ofreciesen carne a la parrilla. Así que ahí se encontraban, conversando, bebiendo y asando pollo, carnes rojas y algunas verduras -como brócoli, zanahoria, rábanos y algunos trozos pequeños de cebolla-.
— ¡Porque finalmente pagaron! –canturreó Taemin.
— Porque pagaron –rió Kibum.
El rubio no solía tener inconvenientes con el dinero a lo largo del mes –porque lo organizaba, ahorraba y Jonghyun le consentía con algunas cosas-, pero al parecer el menor, que hace no mucho estaba viviendo solo y aprendiendo recién a valerse por sí mismo, hacía más de algún gasto innecesario y los últimos días del mes ya se veía algo más “apretado”.
— ¿Sigues saliendo con ese chico...? –preguntó el menor de ambos, con una sonrisa pícara en sus labios.
— Si –sonrió, echándose un trozo de pollo a la boca.
En una de las ocasiones que habían salido con anterioridad, habían empezado a conversar sobre su vida amorosa y, como al parecer Taemin no tenía filtro, le había preguntado directamente si le gustaban los hombres y él sólo había asentido, obligándolo a prometer que nadie de la empresa se podía enterar. Ya lo habían echado una vez de su trabajo “por maricón” –aunque de eso ya habían pasado años, de cuando aún estaba en la universidad y había buscado un trabajo de medio tiempo sólo por diversión y para tener una experiencia nueva-, y no quería volver a repetir el mismo error.
— Parece que las cosas sí van en serio.
— Más de lo que hubiera esperado –entre que sonrió y entre que suspiró-. Ni yo imaginé que las cosas iban a tomar este rumbo...
— ¡Oh! Suenas enamorado –rió. Kibum nunca supo si lo que le había dicho Taemin era bueno o malo, porque al parecer él era de tener relaciones más libres y sin nombre, pero tampoco le dio mayor importancia.
— Taemin, ¿tú también...? –y el nombrado, sin mayores explicaciones, sólo asintió.
Suficiente para confirmar su homosexualidad y la confidencialidad del asunto.
+
— ¿Y folla rico...? –mierda, si. Taemin solía ser sin filtro, pero cuando se emborrachaba era peor. Muchísimo peor.
— Exquisito –dictó. Kibum quizás no era tan directo con sus preguntas, pero ya bebido era algo más desinhibido y podía hablar de ciertos temas sin tanta vergüenza a como lo haría sobrio.
— Qué envidia -soltó-. Últimamente no he estado con a nadie que realmente lo haga rico. He conocido a cada idiota –continuó-. El año pasado salí con alguien que le iba el sadomaso... ¡Hasta los juguetes esos de bondage tenía! –y la cara de horror que puso Taemin sólo hicieron que Kibum riera a carcajadas, importándole poco ser el centro de atención-. Te prometo que lo intenté, pero nooo, no es lo mío –Taemin también reía con el relato que él mismo hacía, además de que la risa de Key era contagiosa, ¡no podía resistirse!- ¡Vieras tú la odisea que fue terminar con él! Insistente como él solo. Después propuso que podíamos intentar eso del role-playing de amo y sirviente en vez del bondage –seguía contando y Kibum de verdad ya no podía de tanta risa-. Terminé bloqueándolo de todas partes y ya no voy a ese pub donde lo conocí...
— No puedo creer tu mala suerte –seguía riendo Kibum.
— Si, y eso que no es lo peor que me ha pasado –rió nuevamente. Hasta él mismo consideraba que sus tragedias eran graciosas, más con un par de tragos encima que le hacían ver el lado positivo a las cosas-. ¿Y tú?
— ¿Yo? Nada... o sea, lo normal, asumo.
— No me mientas. Todos tienen una anécdota sexual que contar –la sonrisa pícara se mantenía en sus labios.
Kibum se dio el tiempo de pensar unos segundos y hacer un breve recorrido mental sobre su vida sexual antes de responderle a Taemin.
— Una vez casi lo hago en el trabajo –y bebió nuevamente un trago de cerveza, evitando el contacto visual con su amigo.
— Oh, eso es interesante. ¿Un compañero de trabajo?
— El jefe –Taemin volvió a reír, incluyendo algunos aplausos.
— Oooh, ¡esa no la veía venir! –y se puso pensativo- ¿Habrá pasado algo así en la oficina? ¿Te imaginas a Jonghyun?
Key se rió nervioso y volvió a beber de su cerveza.
Cerveza que no le quedaba en el vaso y, por suerte, Taemin no se percató de su despiste.
— Noo, no creo que haya pasado algo así. Hay cámaras por todas partes.
— Sí, eso sí –le dio la razón al rubio-. Pero igual debe ser más excitante hacerlo en el trabajo...
— Y te doy completamente la razón –y rió-. ¿Tú no tienes algo interesante que contar del trabajo?
— No aún –y remarcó la última palabra-. Le eché el ojo a alguien últimamente...
— Oh, ¿y se puede saber a quién? –preguntó curioso, recibiendo una negativa por parte del menor al mover su cabeza.
— Sí las cosas se cuentan antes, no funcionan.
Y entre charla y charla, dieron las dos de la mañana y cada uno se fue -como pudo- a su respectivo departamento. Jonghyun no le respondió el mensaje que Key le envió cuando llegó, mientras que Taemin no le rindió cuentas a nadie.
Lo memorable de la situación fue que al día siguiente, cuando se encontraron en la oficina, ambos se sonrojaron y desviaron la mirada. Quizás levantando sospechas donde no las habían, pero ellos sabían que el rosado que había adornado sus mejillas era por vergüenza que por otra cosa.