— ¿De quién era la hamburguesa con doble queso? –preguntó Minho, mientras que revisaba los paquetes de comida que traía en una bolsa plástica.
— ¡Mía! –respondió rápido Taemin.
A algún idiota de alto cargo se le había ocurrido la maravillosa idea de incluir un especial sobre las doce canciones más románticas para dedicar en San Valentín... a tres días de la publicación de la revista.
Puto.
Por lo que Jonghyun, como supervisor diplomático que quería ser, propuso que los cinco se quedaran hasta tarde –o mejor dicho, que pasaran la noche en la oficina- en vez que uno se estresase haciendo el artículo solo. Así que ahí estaban, a las dos de la mañana, escuchando música extremadamente cursi. Música que a Taemin y a Onew ya les había generado diabetes, mientras que a Kibum y a Minho les produjo sueño. Es más, por ese mismo motivo, el alto se había ofrecido ir a comprar comida para despejarse y tomar un poco de aire fresco.
Al parecer Jonghyun era el único que no sufría tanto con la tarea.
Choi le pasó al menor de los cinco la hamburguesa con doble queso, además de entregarle unas papas fritas que él no había pedido pero que aceptó con una sonrisa al percibir el guiño del alto.
— ¿Y la hamburguesa de pollo?
— ¡Mía! –respondió Onew, despegando los ojos de la pantalla de su ordenador.
Minho recordaba que la ensalada y el refresco sin azúcar lo había pedido Key, así que por descarte el último paquete que le quedaba era de Jonghyun.
Al parecer habían avanzado bien con la selección de canciones, pero no hay cerebro que funcione tantas horas seguidas sin dormir y sin una ducha de por medio.
Kibum, ya algo desconcentrado, se alejó un poco de su escritorio y con su celular le tomó una foto a su lugar de trabajo. La subiría a instagram “alardeando” de sus horas extra de trabajo. De seguro se entendería la ironía.
¿Instagram?
Le preguntó Jonghyun a través de un whatsapp.
Tan controlador que seas algunas veces.
Preferiría un atento o preocupado, pero no controlador.
Key lo escuchó refunfuñando en sus pensamientos y se sorprendió. No sabía cuándo había aprendido a conocerlo tan bien que hasta predecía sus reacciones y todo.
Tu carita de sueño es preciosa, mi amor.
No pudo evitar la sonrisa de idiota enamorado que formaron sus labios. No quiso hacer contacto visual con Jonghyun para evitar todo tipo de posible sospecha, por mínima que sea, pero al elevar la vista se encontró con la sonrisa maliciosa de Taemin, quién rápidamente tomó su celular y empezó a escribir algo.
¿Te estás mensajeando con tu chico?
Quizás...
¿Con tu chico que folla ‘exquisito’?
— ¡Taemin! –protestó el rubio, lanzándole una hoja arrugada en forma de pelota que tenía sobre su escritorio.
— ¿Qué? –rió el chico intentando esquivar la pelota, pero recibiéndola de todas formas en su hombro izquierdo-. ¡Tú mismo lo dijiste!
— Sí, pero...
— Chicos –interrumpió Jinki-, si terminamos esto podríamos ir a casa a dormir un par de horas que sea...
— Sólo faltan dos canciones –apoyó Minho.
— Yo puedo escribir el artículo mañana durante el día –acotó Jonghyun-. No creo que me tome más que un par de horas...
Se demoraron poco más de una hora en escoger las dos canciones, y fue porque Onew se dio un silletazo -por estar medio adormilado- que le dijeron que mejor se fuese a casa a dormir, que ordenar las canciones no tomaría mucho más. Al parecer la edad ya le jugaba en contra y tenía dificultades para trasnochar.
Minho, que odiaba estar sentado tanto tiempo, se ofreció a escribir en el pizarrón los nombres de las canciones para hacer el trabajo un poco más dinámico y no morir en el intento. Las neuronas ya poco respondían, pero hacían lo que mejor podían.
Kibum con su obsesión por tener su celular en mano, le mandó un mensaje rápido a Jonghyun.
¿Y si me voy contigo a tu departamento?
¿Y no dormimos?
La respuesta fue más rápida de lo que creyó. Y a pesar de que las neuronas ya tenían dificultades para hacer sinapsis, las hormonas de Jonghyun pareciesen no tener inconvenientes.
Dormiremos.
Eres tan aburrido. Pasamos a dejar a Taemin a su departamento y nos vamos.