Kibum siempre supo que lo suyo eran los hombres, ni siquiera recuerda si alguna vez le habían llamado la atención las chicas así que se auto-consideraba gay de nacimiento.
La primera vez que se enamoró de verdad fue cuando tenía apenas 16 años cumplidos. Fue de un chico dos años mayor que cursaba el último grado de la escuela que asistía. Incluso, Kibum se unió al club de fotografía del que este chico participaba sólo para tener una excusa para hablarle. Hubieran escuchado su corazón romperse cuando descubrió que todo el esfuerzo que su superior ponía en sus estudios era sólo para ir a la misma universidad que su novia. ¿Y qué podía hacer él frente a un chico heterosexual que presumía de su novia universitaria? Nada.
En cambio, fue él el que le rompió el corazón a su primer novio. El chico no era malo, no, pero era... pasivo. Y mierda, él quería alguien que lo protegiese y mimase, no un crío inmaduro al cual cuidar.
La primera relación formal que tuvo y que consideró que valía la pena considerar como tal, fue cuando tenía 21 años. Después de haber salido con un par de chicos, haber perdido su virginidad a las 19 y haber cometido una que otra locura, Hyungseop había conseguido su corazón y habían estado juntos poco más de dos años, la relación más larga que había tenido. Pero fue cuando se dio cuenta que no se emocionaba por verlo y no le echaba de menos cuando no estaban juntos que decidió que lo más sano era terminar. No quería una relación sólo por estar, por aparentar, él quería... sentir.
Y con Jonghyun sí que sentía cosas.
Sentía una felicidad increíble sólo por estar con él. Se preocupaba pensando si habría comido algo o no, o si ya habría conciliado el el sueño debido a su insomnio. Se sentía como un crío con ansiedad por separación con su madre cuando no estaba junto a él, pero sabía que echarlo de menos era una buena señal. Oh, y la anticipación que le provocaba el sólo pensar en el reencuentro...
Incluso Kibum era capaz de emocionarse hasta las lágrimas cuando su novio lo sorprendía, como la primera vez que le cantó una cancióno le sorprendió con un anillo y pulsera a juego.
Y qué decir de los orgasmos que Jonghyun le provocaba sólo con tocar su piel. Dioosss, sólo de imaginárselo los colores se le subían al rostro.
Empujó suavemente el carrito de las compras y se detuvo en una de de las ofertas que estaban en el pasillo principal del supermercado. Dos pantuflas por el precio de una. Habían unas rosadas con puntos celestes mientras que otras eran celestes con puntos rosas. Eran unas preciosas pantuflas de pareja.
Oh, oh, la tentación.
¿Y por qué no?
Las sumó a su carrito.
Fue cuando giró en el pasillo de los lácteos que la música ambiental del recintó cambió y reconoció una canción que Jonghyun le había dedicado tiempo atrás.
Me gustan tus pequeños ojos
La forma en que me miras.
Me gustan tus gruesas cejas.
Incluso la brisa se siente bien.
Tengo una buena sensación
De la A a la Z, sobre todo.
Sonrió como idiota y, con su celular, grabó unos segundos de la melodía y se la envió a su novio.
Recordó, además, que debía comprar miel, limón y jengibre para prepararle a Jong un té para evitar un resfriado que estaba por golpear a su puerta.
Pero no, no era capaz de llamarle la atención si andaba por su departamento sólo con un pantalón deportivo encima.