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Gatos por lilycha10

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Notas del capitulo:

Lamento la demora, pero ahora soy mama de un hermoso chihuahua y necesito dedicarle tiempo. Fue rescatado de las calles y apenas se esta adaptando a mi locura.

Bueno, vamos al tema. Literalmente, en este capitulo van a ver un poco de furry. Aun estan a tiempo de irse. No me odie please.

-¡BUENOS DIAS!- Grito Naruto.
El grito se lo había soltado en plena oreja y un segundo después, ya tenía un gato negro encaramado –de cabeza- en una gruesa rama y temblando.
-¡Pero que dormilón eres! –Le decía desde el suelo y con sus brazos en jarras- Ya es más del mediodía, Sasu-neko.
La pantera sintió como sus ojos se convertían en pequeñas rendijas y sus garras atravesaban la madera; deseando que esta fuera el cuello de ese zorro. Salto al suelo y grito:
-¿Y A TI QUE CONO TE IMPORTA, JODIDO ZORRO?-Lanzo un zarpazo al aire, que el ninja esquivo hábilmente.
El rubio sonrió de lado, al comprender que eso había sido un insulto. Cada vez mejoraba más, gracias a Kyubi.
-No seas tan quejica- se limpió un oído, casualmente-. Eres un gatito muy difícil de complacer, Sasu-neko. Ya han pasado dos semanas y sigues igual de agradable- dijo sarcástico.
El animal se acercó a él, de forma lenta y amenazante; pero Sasuke se sintió extrañamente satisfecho al ver que Naruto no retrocedía. Todo lo contrario. Lo espero en su sitio, hasta que estuvieron a un palmo de distancia.
-No te atrevas –le dijo, al ver que el rubio pretendía tocarlo.
Naruto bufo:
-Si no quieres que te toque, ¿Por qué me tientas, teme?- Le dijo de forma seductora.
Sasuke pareció incomodarse por ese tono y dándose la vuelta, golpeo la cara del rubio con su cola.
En lugar de molestarse, el rubio sonrió levemente satisfecho. Aunque solo fueran roces como aquel, se daba cuenta de que Sasuke buscaba contacto con él y no faltaba mucho para que se dejara mimar.
Siguió a Sasuke de cerca y se dedicó a ser testigo de su itinerario, como siempre. Se aseguraba de mantenerse junto a la pantera en todo momento, para que así se acostumbrara a su presencia y comprendiera que no era su enemigo.
Curiosamente, Sasuke no lo amenazaba muy seguido y en su interior se preguntaba: ¿por qué la primera vez que lo vio, este intentaba matar a todo aquel que se le acercara?
-Al menos déjame agarrarte la cola- dijo burlón e hizo amago de agarrarla.
Sasuke era quien dirigía la caminata y al ignorar la burla de Naruto, no se dio cuenta de que este en verdad intentaba agarrar su cola. Para sorpresa del rubio, alcanzo a tenerla entre ambas manos y sentir la suavidad de su piel; pero la reacción de Sasuke le pareció sorprendente y a la vez adorable.
El felino se sobresaltó al ver que su extremidad más vulnerable, había sido agarrada con fuerza y gentileza a la misma vez. No se esperó la ola de calor que arraso con su cuerpo e inevitablemente, se dejó caer contra el piso; restregándose contra él y ronroneando por el placer que sentía.
Naruto aún no lo soltaba y observaba el espectáculo extasiado. Para colmo de males, el olor de la pantera se intensifico y su zorro interior, también reacciono al llamado de la naturaleza. Naruto ya había aprendido a ignorar ese aroma, pero ahora el placer también lo roía desde dentro.
Asustado de lo que pudiera hacerle a Sasuke en ese estado, lo soltó como si su contacto le quemara.
-¡Perdóname, Sasuke!- Se agacho a su lado para ver si necesitaba ayuda.
El felino aun no reaccionaba y ante la cercanía del zorro, hizo algo de lo que segundos más tarde, se arrepintió. Inclino su cabeza hacia atrás y lamio la mejilla del rubio con mimo y necesidad. Un acicalamiento, que normalmente se reservaba para una pareja potencial.
Apenas fueron conscientes de lo que había hecho y tanto Naruto como Sasuke, se separaron horrorizados. Uno por sentirse avergonzado y humillado y el otro, porque la seducción de un animal lo había puesto extremadamente cachondo.
Cada uno reclamo su espacio personal, pero al ver que eso no resolvía el problema, Naruto decidió regresar a la cabaña y lanzarse al lago. Se alejó de la pantera a toda velocidad, mientras se frotaba la nariz; tratando de eliminar ese olor.
Cuando llego al lago, se despojó de sus ropas y se fue a nadar. Necesitaba bajar la temperatura de su cuerpo inmediatamente, antes de que también su cerebro se sobrecalentara.
En su interior, maldecía mil veces el compartir cuerpo con un zorro que activaba todos sus sentidos; obligándolo a ser consciente del sensual olor que expedía Sasuke. Si bien era consciente de que Kyubi odiaba al gato, su parte humana lo deseaba; usando los instintos animales a su favor.
-Menuda forma de complementarnos, Kurama- le susurro al aire, pero el calor en su estómago, le dio a entender que el zorro lo había escuchado y no estaba nada contento.
Por ahora lo mejor sería mantenerse alejado de Sasuke, hasta que pudiera descifrar la razón de sus reacciones. Suspiro angustiado, al ver que su erección no bajaba. Pasaría un largo rato, antes de que pudiera salir del agua.

-----*****-----

Después de haber sido abandonado por Naruto, Sasuke aun sentía los espasmos recorriendo su cuerpo, el calor aumentando y la excitación acumulándose en su miembro. Llevaba años sin sentirse así pues jamás se había dejado tocar, pero esta vez había bajado la guardia.
Naruto ya lo había tocado un par de veces en dos días y sentía que eso podía llegar a ser un peligro. Sobre todo, si tenía en cuenta que el humano reaccionaba a su olor y mostraba semejante excitación al estar junto a él.
Por primera vez desde que tenía memoria, Sasuke deseo ser tocado, acariciado y dominado por alguien. Sentir como su cola había sido agarrada por aquellas calientes y firmes manos, lo habían lanzado a un pozo de lujuria y anhelo. El mismo anhelo que ahora lo obligaba lanzarse contra las paredes del cráter, buscando una escapatoria.
Arañaba las capas de tierra que lo rodeaban, intentando escalar el acantilado para alejarse de esa jaula. El rubio era más peligroso de lo que se imaginó y no lo decía únicamente porque mostraba tener un interés físico en él; sino que al parecer la necesidad era mutua y que el zorro que veía en esos ojos rojos, se notaba dominante y feroz. Por una vez en su vida, tuvo miedo de caer ante sus propios instintos animales y dejarse domesticar por un rubio zoófilo.
A lo lejos sintió el exquisito aroma de Naruto mezclarse con el de los robles e instintivamente dejo de intentar escalar y su cuerpo se movio en esa dirección. Fueron apenas unos pasos, pero suficientes para alarmarlo; ya que no fue consciente de sus movimientos. Situaciones en las que el cuerpo se mueve en contra de la voluntad de su huésped, realmente existen y son aterradoras.
El felino levanto la cabeza y comprobó lo alta que era la pared o mejor dicho, lo profundo que era el cráter. No podría salir a menos que el rubio se lo permitiera y si no era capaz de cumplir con sus expectativas, tal vez decidiera dejarlo metido en aquel hoyo de por vida.
Bajo las orejas, derrotado.
Dio media vuelta y por lo pronto, siguió con su rutina de siempre. Lo importante ahora, era conseguir algo de comer.
Las presas no eran difíciles de encontrar o atrapar.
A diferencia de los venados del bosque Nara, los de aquella zona vivían pacíficamente; por lo que no necesitaban un macho alfa que le pusiera las cosas difíciles a Sasuke. Aun así, lo más viable seria no excederse.
Se agazapo junto a los árboles que rodeaban un pequeño claro y vigilo celosamente, los movimientos de los venados que pastaban allí. Machos jóvenes, hembras y deliciosos Bambis, eran lo que más abundaba en el escenario y pronto, encontró a su próxima presa.
Se trataba de un macho arrogante y fuerte, que pretendía cortejar a una hembra, aun sin desarrollar completamente. Con sus cuernos la estaba acorralando para que obedeciera y Sasuke pensó en la ironía del asunto. El había ido hasta allí para matar a uno de esos animales y ahora le tocaba jugar el papel de defensor.
Cuando vio que el venado le daba la espalda, salió de su escondite y ante el terror de todos sus congéneres, clavo sus colmillos en el cuello el venado sin mayor drama. Matarlo resulto extremadamente fácil y sin mostrar su agradecimiento a su salvador, la hembra salió corriendo, despavorida.
-Esto fue demasiado aburrido- gruñó.
Su cena no pasó por más contratiempos y decidió disfrutarla con gusto, pero sin elegancia. Lo siguiente seria ir hasta el rio, beber un poco de agua, acostarse bajo los rayos del sol y… soportar la presencia del rubio.
Miro a su alrededor, para buscarlo; pero entonces recordó la razón por la que Naruto no estaba allí. Se olfateo a sí mismo, para cerciorarse de que sus hormonas estaban más controladas y con ese pensamiento, se aventuró a ir al lago para tomar una siesta. Probablemente el rubio le pediría disculpas y le mostraría ese lado caballeroso y honorable de siempre. Como si fuera un cachorro que no rompe un plato.
Sus preocupaciones anteriores se desvanecieron y en su lugar, dejaron a una pantera extremadamente confiada. Tal vez…, demasiado confiada.
Atravesó el bosque en dirección al lago, siendo plenamente consciente de la presencia del zorro en esa zona; aunque su olor se sentía extrañamente difuminado. De alguna forma, el rubio había conseguido disimular su fuerte olor a macho dominante y Sasuke no supo si sentirse agradecido o decepcionado.
Su instinto le señalaba que más adelante, encontraría al motivo de sus males; pero lo que no le señaló, fue la situación en la que este se encontraba.

Naruto nadaba de un lado al otro del lago, intentando olvidar el aroma de la pantera y eliminar la imagen del gatito, restregándose placenteramente contra la yerba llena del roció de la mañana.
Gimió bajito al recordar aquellas dos perlas negras, brillantes por el deseo y la expectación. Lo que sucedía entre ellos dos no era fácil de creer y ya que nunca concibió la idea de la zoofilia, decidió culpar a Kurama de todo.
¿De qué otra forma podría explicar su creciente deseo por Sasuke? Su apariencia seductora y ágil por naturaleza. Su personalidad arrogante, desconfiada y juguetona. La suavidad de su piel entre sus manos. Su olor a hembra en celo.
Estaba al tanto de que en tanto su piel se volvía una pasa, su erección solo se hacía más evidente y más ahora, que su mente le jugaba una mala pasada, haciéndolo creer que Sasuke estaba cerca de allí.
Salió del lago, mostrando su miembro en toda su extensión pero antes de alcanzar una toalla, de entre los arbustos salió Sasuke, con su habitual y elegante caminar.
Los dos se quedaron mirando con los ojos muy abiertos, al verse en una situación como aquella. Todo lo que sucedió próximamente, se redujo al efecto domino.
Sentirse expuesto ante la pantera, contribuyo a que su propia excitación clamara por algo de atención. Ya fuera manual o animal.
Por su parte, ver al zorro en ese estado, alimento las hormonas de Sasuke –de por si descontroladas- e hizo que involuntariamente, comenzara a ronronear. La última pieza cayo, cuando Naruto lo percibió y ya no encontró las fuerzas para resistirse a su propio deseo.
Sasuke –pantera o no- le atraía como un imán y le gustaba como eso lo hacía sentir. Se acercó a paso lento pero constante, hasta que sus manos alcanzaron la piel aterciopelada de Sasuke. Este no se negó al contacto, sino que lo profundizo con anhelo.
La pantera agazapo sus orejas y se recostó sobre el suelo, para que las caricias sobre su pelaje se expandieran por todo su cuerpo. Por un rato no hicieron más que olfatearse y restregarse el uno contra el otro, pues la poca cordura que les quedaba, les hizo darse cuenta de que no convenía cruzar la línea.
Sasuke ya no amenazaba y Naruto no tenía por qué esforzarse por acercarse al felino. Se sentían bien mezclando sus cuerpos de forma inocente, aun cuando sus erecciones dolían.
-Kitsune –ronroneó Sasuke.
-Sasuke.
Las manos del rubio subieron por el cuello del gato, hasta tener su cabeza entre las manos y antes de pensar en ello, lo beso en lo que era la boca de Sasuke. Los roces ya no eran suficientes para ellos y buscaban la forma de explorar nuevos horizontes.
Sasuke lamia el cuerpo del zorro, cohibiéndose de lamer su miembro, por vergüenza. Pero todo lo demás, lo llamaba a probarlo y dejarse mimar.
La situación era irreal. Casi parecía un sueño, del cual no querían despertar.
-Naruto.
-Me encantas, Sasuke –mordió una de las orejas de este, sacándole un gruñido inofensivo al felino-. Me encanta tu olor.
El gato se recostó de lado, peligrosamente dispuesto a mostrarle su pecho y su cuello al rubio. Pero hacerlo se sentía tan bien y tan mal al mismo tiempo, que no había forma de negarse a la tentación.
Pero había un tercero en discordia, que Naruto había olvidado bloquear y encerrar en una jaula. Su zorro interior no estaba dispuesto a permitir que su contenedor cometiera una estupidez como esa, por lo que restringió el chakra que le otorgaba al rubio y automáticamente, sus sentidos volvieron a la normalidad.
El cambio solo se efectuó en él, así que mientras él se tensaba al ver lo que estaba haciendo, Sasuke solo se restregaba contra el cómo podía y seguía lamiendo su pecho y su rostro.
-Sasuke- lo llamo.
Al escuchar su nombre, el felino callo en un estado por demás placentero y comenzó a ronronear con mayor fuerza. Para desgracia del rubio, ahora que era consciente de lo que hacía, su miembro no se dignaba a bajar las escaleras. Por el contrario.
Estaba más altivo que un mástil.
Irónicamente, ahora era cuando su cordura se iba de paseo y por una vez en su corta vida, decidió abandonarse a la lujuria; aun cuando eso significaba enlazarse con una pantera.
Al escuchar sus pensamientos, Kurama grito y arañó con todas sus fuerzas:
-¡NO LO HAGAS NARUTO!
Como siempre, el rubio no lo escucho y para no exponer a su amigo a un futuro trauma, lo bloqueo de su mente; para que no pudiera oler, escuchar o ver, lo que estaba dispuesto a hacer.
Pero antes de liberar todo su libido, debía asegurarse de que Sasuke era plenamente consciente de lo que estaban a punto de hacer.
-Sasuke –le susurró al oído-. Sabes lo que estamos haciendo, ¿verdad?
Este parecía no escuchar y seguía acicalando a quien creía, era su pareja.
-Sasu-neko, escúchame- decía bajito.
El felino levanto la cabeza y una luz de entendimiento, ilumino sus ojos repentinamente. Ahora el también era consciente de las reacciones de su cuerpo y de lo cerca que estaba el humano de él.
No solo eso, sino que este lo acariciaba como si fuera algo natural y en su posición actual, Naruto podía decidir si él vivía o moría. Sin saber cómo, ya le estaba mostrando su pecho al zorro y eso solo significaba: sumisión.
Una sumisión a la que no deseaba entregarse, pero que por primera vez, no le resultaba nada desagradable. Las cálidas manos de Naruto restauraban la confianza que había perdido en los humanos y aun si era solo producto de sus hormonas, creía ciegamente que podía confiar en él.
No sabía cómo habían llegado tan lejos, pero a este punto ya no quería dar marcha atrás. Sus decisiones le concernían solo a él y entregarle su virginidad a un humano, no era algo de lo que se fuera a arrepentir en un corto tiempo.
Era libre y Naruto también parecía dispuesto y ansioso.
Repitiendo la acción de esa mañana, lamio la mejilla izquierda del zorro y seguidamente, se recostó sobre la hierba; mostrándose sumiso y accesible.
-¿Estás seguro?- Pasó su mano por el abdomen de la pantera.
Por toda respuesta, recibió un ronroneo en aceptación.
El rubio no sabía cómo continuar, pero imagino que no eran muchas las opciones que tenía. Aunque tuviera olor a hembra en celo, Sasuke seguía siendo un macho y eso significaba que debía prepararlo debidamente.
-Vamos a la cabaña.
Se incorporaron y caminaron uno junto al otro, restregando sus pieles para mantener el calor y el mismo nivel de excitación.
Cuando llegaron al saloncito, Sasuke comprobó que era adecuada para su tamaño y que podía moverse con facilidad, pero su atención estaba puesta en Naruto. Este parecía comprensiblemente nervioso e incrédulo y él no lo culpaba. La situación era irreal y bizarra; como si planear un encuentro sexual entre dos especies diferentes no fuera lo suficientemente incómodo.
Pero la indecisión no era un sentimiento en común. Estaban solos en un bosque aislado, donde nadie podía imponer sus criterios, prejuicios o quejas. Solo les impedía lanzarse el uno al otro, la propia inexperiencia.
Ninguno de los dos se había estrenado y ahora, por motivos que ningún de los dos conocían, estaban a punto de cruzar la línea.
El rubio dejo caer una docena de sabanas sobre el salón y no sin titubeos, se dejaron caer uno junto al otro. Las caricias volvieron a tomar lugar, pero el temor había hecho que sus respectivas excitaciones recularan.
-No hay necesidad de apurarse- comento Naruto-. Yo tampoco entiendo lo que sucede, pero no quiero hacer como si no sucediera nada entre nosotros.
La pantera no respondió, sino que se acostó sobre las mantas.
-Esperemos a que pase tu temporada de celo –Sasuke se tensó, pero la mano sobre su lomo lo obligo a relajarse-. El olor es evidente, Sasuke. No sé cómo lo haces, pero hasta que no sepamos lo que sucede, lo mejor será no cruzar esa línea.
-Yo no tenía nada de esto planeado, jodido zorro.
Renuente, Kurama lo ayudo a entenderlo.
-Yo tampoco lo tenía planeado, pero después de dos semanas contigo, ya no voy a seguir negándolo. Me gustas y quiero tenerte.
-¿Es por mi olor?
-Realmente me tienta y embota mis sentidos –mordió su oreja con cariño-. Por eso debemos esperar.
-Eres extraño- se acurruco junto a él.
Naruto se limitó a acariciar la piel que tenía a su alcance.
-Tú eres un misterio, Sasuke.
Las perlas del nombrado lo escrutaron detenidamente.
-¿Me lo contaras algún día?
-¿Por qué debería contártelo?
-Porque a partir de hoy –le susurro junto al oído- tu y yo somos pareja.
Sasuke intento mostrarse ofendido, pero ya habían llegado tan lejos que negar su atracción por Naruto, le parecía una reverenda estupidez.

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