Narrador Omnisciente.
—Me llamo Eleanor.
Los tres muchachos quedaron estupefactos al esuchar el nombre de la desconocida ya no tan desconocida.
—¿Eres una chica? —preguntó Drake confundido.
—Ahm si, ¿no es obvio? —dijo Eleanor.
Los tres negaron.
—Tus ropas están sucias y además llevas el cabello corto, y pues... —habló incómodo Simba, la chica alzó una ceja y se acercó a él esperando que siguiera hablando, la direncia de tamaño era ridícula, Simba era altísimo y Eleanor... ya saben.
—¿Y?
Simba iba a terminar de hablar pero Peter se adelantó.
—Eres plana.
Simba lo miró como si estuviera loco y Drake ahogó una risa, Eleanor rió amargamente.
—Vaya, que amables caballeros —hizo comillas con los dedos en la última palabra.
—Las cosas como son chiquilla —rió Drake.
Eleanor frunció el ceño molesta.
—¿Cómo que chiquilla, idiota?
—Mírate, además de que pareces un chico, también parece que tienes 15 años.
—Para tu información tengo 20 —se cruzó de brazos.
—Eres de nuestra edad —comentó Simba.
—Pues que maravilla —dijo sarcástica.
Pov Simba.
De verdad que con éstos dos no se puede ser serios. Nunca aprenderán.
—Dejando a un lado el tema, ¿qué haces por aquí Eleanor? —pregunté curioso.
—Pues yo... —de un momento a otro se puso nerviosa—, estoy escapando.
Peter, Drake y yo la miramos intrigados, ¿escapando de qué o quién?
—¿De qué estás escapando? —habló Drake.
—De los cazadores —susurró mirando a los lados.
—¿Pero por qué? —preguntó Peter.
—Porque... no, no puedo decirles. No los conozco, no sé ni sus nombres.
Oh, habíamos olvidado presentarnos.
—Yo soy Simba Aztlán.
—Yo soy Peter y él mi hermano Drake —lo señaló.
—Un gusto, aunque no tan grato —dijo mirando mal a los hermanos, reí ligeramente.
—Ahora, ya sabes quienes somos, habla —habló impaciente Drake.
Eleanor duró varios segundos en responder hasta que decidió hacerlo.
—Soy una de ellos, tengo poderes mágicos —suspiró.
Vaya, sí que habíamos descubierto algo genial y creo que nos ayudará con nuestro plan, bueno, más bien el de Drake. Pero tengo un muy mal presentimiento de ésto.
—¿En serio? Éso es espectacular —dijo emocionado Drake—. Ellos tienen súper visión, rápidez y el de poder saltar a grandes distancias, ¿puedes volverte invisible? —se acercó a Eleanor y trató de tocarla pero ésta le sentó un manotazo a lo que éste se alejó sobándose.
—No me toques pervertido —lo observó molesta.
—No quería tocarte en ése sentido, ni ganas me dan.
Rodé los ojos, ésto se estaba volviendo muy infantil.
—¿Puedes hacer todo éso o no? —habló Peter.
—Si, si puedo. Pero necesito entrenamiento, el cual no haré porque me parece innecesario.
—¿Innecesario? Pero los cazadores son los de élite, los más importantes, en vez de estar aquí estarías allá protegiendo a la ciudad —hablé tratando de convencerla.
—No quiero hacerlo, yo no pedí tener poderes, quiero ser normal, no una cazadora.
—¿Normal? ¿para qué quieres ser normal? Éso es lo más patético, vas a terminar como nosotros, siendo vagabundos y ladrones ¿quieres éso? —la encaró Drake.
—Cállate, tú no lo entiendes —dijo mirándolo molesta y se dió media vuelta para irse—. Hasta nunca.
No podíamos dejar que se fuera, era importante tenerla con nosotros y hasta peligroso pero habíamos enfrentado tantas cosas éstos años que ésto no sería la excepción. Corrí hasta ella y le tomé la mano, ella volteó confundida al verme.
—No te vayas, se parte de nuestro grupo. Te protegeremos de los cazadores para que no te obliguen a ser uno de ellos.
—Puedo protegerme sola —me miró indiferente.
—Bien, entonces quédate con nosotros, puedes confiar en los tres.
Ella dudó, dios mío ésta chica si dudaba de todo pero aceptó. Después de éso nos adentramos más al bosque, debían ser más de las 2 de la mañana y ya estábamos cansados de tanto caminar, decidimos descansar cerca de un río, empezamos a hacerles más preguntas a Eleanor mientras comíamos unas galletas de chocolate que habían conseguido los hermanos.
—Y Eleanor, ¿cuál es tu apellido? —dijo Peter con la boca llena de galletas.
—Asqueroso —dijo haciendo una mueca de asco—, es Schnitzler.
—Alemana, ¿eh? —habló Drake alzando una ceja.
—Así es.
—¿Qué haces aquí? —pregunté confundido.
—Ya me habías preguntado éso, ¿tienes problemas de memoria? —los chicos soltaron una carcajada y los miré mal.
—No, me refiero a que si eres alemana , ¿por qué estás en el lado Norte? Deberías estar en el Central, en Valhala.
—Allí es dónde está la parte europea, los ricos, ¿no? —preguntó Peter,
Asentí.
—Es una larga historia —suspiró con un deje de tristeza, lo que me extrañó e intrigó más, éso significaba que estaba aquí por algo que le afectaba.
—Tenemos tiempo de sobra —sonreí.
Descubriremos todo de ti Eleanor Schnitzler, todo.