El sol se asomaba por el horizonte, Yoh se había quedado dormido bajo de un árbol despertando con los primeros rayos, permaneció hay unos minutos volviendo en sus andanzas, caminaba a lado de una carretera viendo pasar de vez en cuando un carro sin mucho interés hasta que un carro se detuvo cercas de él.
- ¿Gusta que lo llevemos? - pregunto la conductora bajando la ventana, no noto que tuviera malas intenciones y no parecía que fuera una shaman por lo que acepto.
-Ok, sube- subio al carro encontrándose que los otros pasajeros eran dos niños, una niña que iba de copiloto y un niño que se veía que era menor que la niña sentado atrás.
-Nos dirigimos a una aldea de aguas termales ¿y usted?
-Solo soy un mochilero.
-Bueno continuemos.
El trayecto fue bastante tranquilo, viendo el paisaje del camino junto con la música del radio, estaba dormitando hasta que sintió algo golpear su pie, había sido unos de los juguetes del niño que lo miraba con timidez.
-Ten-le sonrió devolviéndole su juguete.
-Gracias- le devolvió la sonrisa.
-Heiko ¿quieres un dulce? - el niño asintió recibiendo el dulce.
-Hermana, juega conmigo.
-Jugaremos todo lo que quieras cuando lleguemos.
-Vamos, juega…
Yoh solo los veía imaginando como hubieran sido haber pasado una infancia como esa con Hao, los dos juntos jugando, haciendo una que otra travesura, ir a clases juntos, entre otras más, pero sabía que eso solo lo podía imaginar y eso lo hizo sentir triste. Estaba anocheciendo cuando por fin llegaron al pueblo, Yoh se despidió y continuo su propio camino. No tenia dinero suficiente para pagar hospedaje y tenia mejor ahórralo para comida, caminaba buscando un buen lugar para pasar la noche, caminaba por las calles viendo a los turistas divirtiéndose, de algún modo el sentía fuera de lugar, de repente sintió que lo seguían optando por ir a las afueras para evitar causar algún daño, camino hasta empezar adentrarse en el bosque.
-Bueno, aquí me tienes-su perseguidor se hizo presente, al principio no lo reconoció hasta que vio que llevaba una guitarra, era uno de los seguidores de Hao.
-Fue una gran sorpresa encontrarlo aquí, esto es por el señor Hao, que en paz descanse-realizo su posesión de objetos apareciendo un esqueleto gigante empezando atacar, por muchos ataques que realizaba no conseguía herir a Yoh, sin embargo, el pelicorto no hacía nada para contratacar.
-Amo Yoh ¿Qué esta haciendo? Debemos derrotarlo-reclamo el espíritu acompañante.
-Tu fuiste el que acabo con el señor Hao, por tu culpa el mundo ideal que nos prometió jamás existirá..¡MUERE!- lanzo un ataque mas potente que los anteriores generando una gran nube de polvo, estaba confiado en lo había conseguido hasta que vio un destello y salió Yoh con su posesión atacando y desapareciendo al esqueleto.
-Maldita sea, no fui capaz de vengarlo- callo al suelo de rodillas soltando su guitarra.
-Contra otros shamanes serias muy fuerte, contra mí no lo eres- se le acerco desapareciendo la posesión.
-Esa mirada…esa era la misma mirada del señor Hao cuando derrotaba alguien ¿Por qué lo imitas, desgraciado? -se levanto intentando darle un puñetazo fallando.
-No es así yo..-era verdad, incluso su tono de voz se había asimilado.
-Ya mejor me largo-tomo su guitarra con toda la disposición de irse.
-Espera..¿te puedo preguntar algo?-se detuvo dando media vuelta mirando a Yoh con desinterés.
-¿Qué?
-¿Qué paso con el resto?
-Se dispersaron, las hanagumi son las únicas que permanecen unidas, los demás no sé a dónde fueron.
Ya estaba por irse hasta que Yoh recordó algo.
-¿Y Opacho?
-No lo sé, a los demás si los vi tomar caminos distintos, pero jamás vi a la niña de nuevo.
Esta vez ya lo dejo irse mientras el opto por ir debajo de un árbol para dormir hay. Mientras el mariachi volvía al pueblo molesto de no haber vencido a su oponente cuando sintió la presencia de alguien.
-¿Ahora qué?-se puso a la defensiva notando una figura en la oscuridad que se acercaba.
-No…no lo puedo creer-quedo atónito al ver la identidad de esa figura.
De nuevo durmió hasta el amanecer solo que esta vez lo que lo despertó fue el frio matinal arrepintió de no haber traído una cobija, se puso de pie algo adolorido de la espalda, tenia algo de hambre decidió volver a la aldea por algo para desayunar. Pensaba en lo de anoche, nunca imagino encontrarse con algunos de los que seguían a Hao, sabia que de encontrarse con otro el mismo podría derrotarlo, aun así debía estar alerta, aun así no pensaba quedarse mucho tiempo en la aldea, quería seguir vagando sin rumbo un poco más, le brindaba cierto sentimiento de libertad pero al mismo tiempo de culpa, sabia que de algún modo estaba lastimando a Anna y generándole una gran preocupación a Manta, una parte de él quería regresar y otra quería seguir viajando. Se detuvo en seco al sentirse observado, disimuladamente miro a sus alrededores, de repente, se formo un circulo de fuego a su alrededor.
-Tres veces…tres malditas veces reencarne para que aparecieras y lo echarás todo a perder-quedo paralizado escuchar esa voz.
-Ha…Hao-fue lo único que pudo vocalizar al ver al mencionado aproximándose a el con gran rabia en sus ojos.
-Te hare sufrir como no tienes idea,Yoh.