Estaba totalmente paralizado, no podía creer lo sus ojos estaban viendo, pensó que tal era una ilusión, pero esa idea que descartada cuando ya lo tenía enfrente, era real, Hao estaba vivo y frente a él, podía sentir su sed de sangre, sus deseos de venganza.
-¡AMO YOH, CUIDADO!- fue sacado de sus pensamientos al recibir un puñetazo certero en la cara partiéndole el labio.
-Desde el principio fuiste un problema, nunca imagine que me costarías el trono, debí quemar tu cuerpo hasta las cenizas cuando te quite el alma-lo jalo del cabello levantándolo para después darle un rodillazo en el vientre dejándolo caer al suelo.
-Siempre que estoy cercas de pasar algo, siempre…¡EL TRONO ERA MIO!-pateo a Yoh con todas sus fuerza.
-¡ESTABA TAN CERCAS!-piso su cabeza presionándola fuertemente.
-¡YO DEBIA SER EL REY SHAMAN!-finalizo pateándole la cabeza dejando aturdido al pelicorto. Este ultimo intento ponerse de pie siendo sujetado de nuevo del cabello, Hao sin cuidado alguno le descubrió el pecho para después prenderle fuego, Yoh grito de agonía y se retorció un poco.
-Esto es apenas el principio de lo que te hare-la quemadura le pulsaba y ardía, no deseaba combatir, tenia que hacer algo o de lo contrario moriría.
-Tenías razón-fue lo único que se le ocurrió decir.
-¿Qué dijiste?
-Que dije que tenias razón, sobre el mal que la humanidad le está haciendo al planeta.
Hao se detuvo en seco, parecía confundido, el fuego a su alrededor se había apagado de golpe.
-Ya veo, viste el mundo en mi lugar- dio media vuelta retirándose.
-Espera-se levanto con dificultad intentando alcanzarlo.
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La batalla había concluido, y todos habían sido teletransportados al desierto, incluyendo los seguidores de Hao. Permanecían en silencio, ellos sabían el significado de que estuvieran hay, Hao había sido derrotado, lentamente cada uno fue tomando un camino diferente.
-Mari…Mari….no cree que el señor Hao este muerto-dijo entre lágrimas abrazando su muñecos.
-¿Qué haremos ahora?-pregunto preocupada Matilda también entre lágrimas.
-El…señor Hao…nos unió por algo….sabia que las tres unidas éramos poderosas….permanezcamos juntas por el…en su memoria- Kanna se hizo la fuerte tirando su cigarrillo pisoteándolo. Después las tres partieron juntas. Ninguno podría haber imaginado que, en un acantilado, a unos kilómetros de donde estaban se hallaba inconsciente Hao. Despertó de golpe, mirando a todos lados inquieto.
-No,no,no,no¡NO!-Golpeo el suelo furioso gritando de rabia, había estado tan cercas de conseguirlo y fallo una vez más, de repente sintió dolor en todo su torso, viendo su poncho prácticamente bañado en sangre, se lo quito descubriendo en su torso con un corte que lo dividía en dos.
-Maldición-estaba perdiendo mucha sangre, por lo que tuvo que cauterizar de inmediato, a pesar el dolor consiguió parar el sagrado, tomo su poncho partiendo para hacer vendajes cubriendo sus heridas.
-Espíritu del fuego-apareció a su llamado, sin embargo, tan pronto a pareció su cuerpo se sintió débil, entonces noto como el espíritu de fuego se volvía inestable, volviéndose transparente en segundos, optando al final de desaparecerlo comenzó a caminar con gran dificultad.
Yoh por fin pudo alcanzarlo, pudo notar que no era el mismo de antes, se veía agotado y también noto en su torso una cicatriz que lo dividía en dos.
-Deja de seguirme-le lanzo una mirada fulminante, era claro que aun quería matarlo.
-No lo hare, mira se que disculparme no servirá de nada, aun así yo…….yo….
- ¿Qué?
-Quiero estar a tu lado.
Eso no lo esperaba para nada Hao, esas palabras habían sido tan honestas que le habían llegado.
-Se que no querrás y lo entiendo, me odias ahora….pero…ahora que vi las cosas como tu…empecé a entenderte y….quiero acompañarte a donde vayas, desquítate conmigo si quieres, solo déjame estar contigo.
Ambos permanecieron callados escuchan el viento contra las hojas de los árboles, ninguno se movió de su posición, Yoh mantenía la mirada baja mientras Hao lo miraba fijamente.
-Está bien, puedes acompañarme-Yoh sintió una gran felicidad al escuchar esas palabras, estaba a punto de acercársele más cuando…
-Pero antes deberás hacerte cargo de algo.
- ¿De qué?
-Nadie sabe que estoy vivo, solo tú y peyote.
-¿Peyote?
-El hombre que te ataco anoche, como decía ahora mismo me encuentro muy débil, tu ataque no solo le quito al espíritu del fuego el poder de los grandes espíritus y de shamash sino también parte de su mismo poder, cada que lo invoco agota mis energías, la chica Tamao Tamamura, ella puede hacer predicciones y rastrearte, si esto en lo correcto ella podría descubrir que sigo vivo y así empezara primero lo sabrán tu padre y tus abuelos, luego Anna y de aseguro tus amigos y así eventualmente lo sabrán otros shamanes que querrán venir por mi cabeza.
-Y ¿quieres que haga con ella?
-Solo impide que sepa que estoy vivo, te doy 3 días para que te encargas, te estaré esperando en Kioto.
Acto seguido le entrego unos sellos.
-Te servirán, créeme- después se marcho dejando a Yoh pensativo.