Se encontraba en un autobús de rumbo a su pueblo natal, seguía pensando en lo debía hacer en caso de que Tamao ya se halla dado cuenta, podía intentar convencerla de no decir nada, de que Hao había cambiado y no era el mismo, pero lo mas seguro seria que un descuido Ponchi y Conchi lo revelaran, incluso se conseguía destruir su método de adivinación podría ella conseguir otro, y si ya se enteró contándoselo a su familia ¿Cómo podría convencerlos de no lastimar a Hao?, lo mas seguro seria que no podría.
-¿Para que servirían?-saco de sus bolsillos los sellos que le había dado, eran 5 en total y tenían símbolos que no reconocía con la palabra “cadena”.
-¿Y enserio va hacer lo que le pidió?-exclamo Amidamaru apareciendo a su lado.
-No se da cuenta que lo está utilizando, deberíamos ir a los demás y alertarlos.
-Por supuesto que no.
-¿No?, el es peligroso, incluso si está débil se recuperara volviendo a ser el mismo de antes.
-Ya basta, quiero estar con mi hermano, comprenderlo mejor, sé que me podría estar utilizando, aun así, quiero que el confié en mí, que vea que lo comprendo, no pienso lastimar a Tamao, encontrare la forma de que nadie salga herido.
-No me gusta el rumbo que está tomando esto.
Llegaron al pueblo, sin perder mas tiempo Yoh se dirigió al templo donde vive Tamao, caminaba con mucho cuidado por las calles, temía que ya se hubieran dado cuenta de que se encontraba en el pueblo. Avanzo con cautela hasta llegar al templo tocando en la puerta esperando.
-Joven Yoh ¿Qué hace usted aquí? ¿y la señorita Anna?- abrió la puerta con timidez.
-Ella me pidió que viniera a ver a mis abuelos por algo, no me dijo que ¿puedo pasar? Estoy algo cansado-se apartó dejándolo pasar, al entrar percibió el aroma de comida.
-Justo ahora estoy cocinando algo ¿gusta? -el solo asintió sonriendo como siempre, parecía que aún no se había dado cuenta, al dirigirse al comedor pudo ver su medio de adivinanza en la sala, para su desgracia hay estaban Ponchi y Conchi, tenia las manos atadas, tendría que esperar su oportunidad.
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En los bosques de Kioto, una chica mal herida corría por su vida tropezando cayendo al suelo.
-Por favor, seré tu aliada solo no me mates…por..favor-una llama se le acerco convirtiéndose en un infierno quemándola hasta dejarla carbonizada.
-Eras fuerte, me hubiera gustado tenerte de subordinada, solo que ahora no busco aliados, si no poder-el espíritu de fuego apareció detrás de el tomando el alma de la chica junto con su espíritu acompañante devorándolos.
-Aun no es suficiente-murmuro retirándose del sitio.
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Tamao conversaba con Yoh muy animada contándole como han estado los días posteriores del torneo, por su parte el pelicorto la escuchaba sin mucho interés, estaba nervioso, aun no sabia si destruir esa libreta serviría o solo retrasaría le inevitable, su mala suerte ataco cuando la pelirosa fue por ella y se la llevo a una sala de rituales, el solo la siguió.
-Joven Yoh, disculpe se me ordeno que una vez a la semana adivinara los tiempos venideros y ver si se cumplen o no- un escalofrió recorrió su espalda, esa podría ser la razón por la que no se había dado cuenta del retorno de Hao, debía detenerla, pero por cuanto, podría detenerla hoy, sin embargo, no por siempre, ¿Qué podría hacer?
-Dios..no..joven Yoh, según esto Hao va ir por un poderoso espíritu en Kioto, eso es imposible el esta muerto……esto es extraño, mejor iré a comentárselo a sus abuelos-se levanto del piso con su libreta con toda la disposición de ir.
-Mejor no, lo mas seguro es que sea un error, el esta muerto, como dijiste es imposible- debía hacer algo ya, de contárselo a sus abuelos ellos no lo tomarían tan a la ligera e investigarían.
-Volveré a revisar- volvió al piso abriendo la libreta y sacando una moneda.
-De nuevo se repite…hmm ¿no cree que podría ser cierto?....si es así tenemos que notificar esto de inmediato.
-Espera, podría ser una broma de esos dos.
-No lo creo, están obligados a no alterar las predicciones.
-Solo aguarda un segundo, pensémoslo bien, podría ser una falsa alarma.
Yoh se había interpuesto en la puerta impidiéndole el paso.
-¿Qué tiene? ¿Por qué no me deja ir?- esto era malo, estaba comenzando a sospechar, debía actuar, si se enteraban Hao estaría en peligro, no podía fallarle, deseaba verlo, pasar tiempo con él, estar juntos, no podía permitir que lo lastimaran, no ahora que puede estar a su lado y ser completos.
-¡ASESINO!-un grito lo saco de sus pensamientos quedando horrorizado ante la escena que presenciaba sus ojos, Tamao tenia la garganta abierta de un corte intentado detener la sangre con su manos, siendo inútil.
-¿Qué…pa..so?-Yoh tenía a harusame bañada en sangre, ¿en qué momento él había hecho todo esto?, no, esto no era lo que quería.
-¡¿COMO PUDISTE?!-Conchi lo golpeaba mientras Ponchi intentaba salvar a Tamao, la joven tenia la mirada perdida, luchando por su vida, al final nada se pudo hacer.
-¡TRAIDOR,ASESINO!-no podía quitarse de encima, Amidamaru lo miraba molesto sin la intención de ayudarlo y Ponchi seguía intentando ayudar a Tamao cuando ya era tarde.
-Ya basta-saco los sellos sosteniéndolos al frente, de pronto salieron de ellos varias cadenas que atraparon a los dos espíritus succionándolos adentro de los sellos tiñéndose de rojo.
-¿Por qué? ¿Por qué me mataste? - detrás de él se encontraba el fantasma de Tamao, al verla entro en pánico tomando otro sello capturándola. Tenia que ocultar las pruebas, Tenia que ocultar el cadáver, sin más tomo el cadáver arrastrándolo hasta un armario donde lo metió, después fue rápidamente limpio la sangre del piso.
-Le advertir y no me escucho, ahora de verdad tiene las manos manchas de sangre, sangre de una fiel amiga, amo Yoh-el samurái le dio la espalda dispuesto a irse.
-No te vayas, eres mi espíritu acompañante….¡YO NO QUERIA ESTO!
-No, ya no soy su espíritu acompañante, ya no es amo que jure seguir, lo desconozco por completo, usted tomo su decisión yo tomare la mía.
-No te vayas o usare esto.
-Úselo, reafirmaría lo que dije, usted no es Yoh Asakura, es más bien……Hao Asakura.
Tomo el sello capturando Amidamaru, cayendo al piso empezando a llorar.
-Lo siento….lo siento…realmente lo siento-decía entre lágrimas presionando los sellos contra su pecho.