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PERDONA POR DECIR QUE TE AMO por Tamina Bennet Stark

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Notas del capitulo:

Bueno prepárense porque este capítulo es bastante más largo que los anteriores!! :)

Luego del encuentro entre Sesshomaru y Miroku, ambos hermanos se reunieron en el comedor para cenar. Se sentía un ambiente algo tenso después de la discusión que tuvieron en la mañana, Inuyasha esperaba que Sesshomaru continuara con su sermón respecto a su decisión de dejar la universidad o a los reclamos que le hizo de haberse ido lejos de él y su padre, pero se sorprendió cuando llegaron al postre y aun así su hermano no había mencionado nada de esos temas. El menor estaba un poco aliviado de no tocar esa conversación de sus reclamos pues luego de meditarlo un poco se dio cuenta de que era algo tonto continuar la discusión cuando aún estaban con el luto de su padre como para ponerse a pelear entre ellos.

Por su parte Sesshomaru pretendía hacer pensar a su hermanito que había recapacitado con respecto a no contradecir su decisión de abandonar la escuela para darle una sorpresa al día siguiente y evitar que Inuyasha se protegiera de enfrentar la vida y sus problemas como siempre hacía.

– Fui con Totosai el día de hoy me habló sobre el testamento, podrás empezar a disponer de una parte de tu herencia cuando cumplas veinticinco años y necesita que vayas a firmar para que te explique algunas cosas.

– ¿No podías traer los papeles? Confío en ustedes no necesito saber los detalles, no es que me interese demasiado – dijo Inuyasha con fastidio.

– Inu son cuestiones legales y ya no eres un niño debes acudir a las reuniones, es importante que tomes parte en la compañía y las decisiones que se toman –.

– No quiero saber nada de eso, al menos no por el momento Sessh solo cambiemos de tema… –

– Bueno entonces dime ¿irás mañana a la universidad? –.

Inuyasha se puso un poco tenso, tal vez era mejor seguir hablando del estúpido testamento después de todo.

– Si mañana iré, tengo clase… – dijo el menor dando a entender que haría caso a su hermano.

– ¿Aun piensas dejarlo? – preguntó el mayor.

– No lo sé tal vez haga el intento – contestó Inuyasha para despistar a su hermano y que no se metiera más en sus asuntos.

“Que mentiroso” pensaba Sesshomaru mientras observaba a su hermano.

– Bien… aún estoy cansado por tanto ajetreo creo que ya dormiré – dijo levantándose de su lugar.

Inuyasha se sorprendió un poco de que su hermano no insistiera en darle un sermón sobre no dejar la escuela “tal vez esté muy cansado para discutir” pensó. Sesshomaru se dirigió a su hermanito y le besó la frente tocándole la punta de la nariz con su dedo índice, esas acciones hicieron que el menor se sonrojara un poco.

– Descansa Inu – Sesshomaru se retiró del comedor.

Mientras subía las escaleras el mayor de los hermanos se preguntaba por qué rayos seguía actuando de esa manera. Si ya sabía que sus sentimientos no eran adecuados ¿por qué seguir siendo cariñoso y seguir mimando a su hermanito de esa forma? La respuesta era simple: no lo podía evitar. Inuyasha le parecía tan lindo que estar cerca de él sin írsele encima era casi un reto, aquellas mejillas sonrojadas que su pequeño hermano mostraba eran adorables y adictivas para Sesshomaru. Él ya sabía que esos besos “de hermanos” y caricias solamente lo dejarían deseando más pero no podía hacer nada por evitarlo, además su hermanito estaba rencoroso con él y quería impedir que se molestara de nuevo y le reclamara, quería impedir ese tema lo más que pudiera. Esos mimos eran un arma de doble filo para Sesshomaru pues le calmaban las ansias, así como al mismo tiempo lo hacían desear un poco más de su perfecto hermanito.

Por su parte Inuyasha se quedó sentado en aquel enorme comedor luego de que su hermano saliera de ahí. Se vio sorprendido a si mismo de los latidos en su corazón con el beso de Sesshomaru y tocaba su frente donde aquellos labios rosas se habían posado ¿qué rayos pasaba con él? No era como si fuera la primera vez que su hermano le mimaba de esa manera, pero ¿era acaso la primera vez que le latía el corazón así? No lo sabía y rápidamente el menor alejo esos pensamientos extraños de su mente mientras sacudía la cabeza de un lado a otro. “Tal vez se sintió culpable por mis reclamos y por eso ya no dijo nada” pensó, sea como fuera era mejor así y con esos planteamientos se levantó también del comedor para ir a dormir.

&&&&&&&&&&&&&&&

 

– Maldito estúpido – bufó Sesshomaru con enojo al tiempo que cerraba la puerta de su habitación.

“En qué estabas pensando, nunca es momento para hacer esas cosas y menos estando de luto” se reprochaba en sus pensamientos. Todo lo que veía en su mente era la hermosa expresión de su hermanito con las mejillas sonrojadas y el desconcierto que causó en él con sus acciones. “Esto no terminará bien para mí” pensó y de inmediato se dirigió al baño, llenó la tina con agua algo fría y se metió en ella con la esperanza de alejar sus estúpidos pensamientos y matar la inevitable sensación que le causaba en el cuerpo la imagen de Inuyasha.

Malditos deseos reprimidos. Durante cuatro años veía a su hermanito solamente una semana al año y en ese lapso de tiempo siempre mantenía su distancia para no cometer imprudencias. Pero en esta ocasión no podía evitarlo, ver sufrir a Inuyasha nunca le ha gustado y haría lo que estuviera en sus manos para animarlo y de paso animarse a sí mismo porque no importaba cuanto se convenciera de lo contrario, Sesshomaru tenía una satisfacción enorme al mimar a su hermanito.

Estaba relajándose en la bañera, con el largo cabello plateado goteando por fuera de ésta hizo hacia atrás su cabeza y mirando al techo dijo en un sensual susurro casi imperceptible – Inuyasha –.

Era lo único que tenía en la cabeza ¿estaba molesto con él por querer evadir la responsabilidad de continuar con sus estudios? Se suponía que sí, pero en esos momentos lo único en lo que podía pensar era en su rostro cohibido cuando se acercó a besarle la frente. Pensaba en Inuyasha y su hermoso rostro con esos ojos claros color ámbar tan expresivos que resaltaban particularmente con el largo cabello negro, sus lindos labios rosas, su delgado pero bien formado cuerpo, su apretado y jugoso trasero, la forma en que gimió su nombre ante sus caricias por la mañana… Sesshomaru no pudo hacer nada para contenerse y de pronto tenía una erección colosal entre sus piernas.

Comenzó a masajear su miembro lentamente mientras pensaba en los labios de su hermanito, en su perfecta boca y en cómo sería sentir el roce de su lengua por toda su extensión. Apresuró el movimiento de su mano cuando pensó en lo delicioso que sería vaciarse en la boquita de Inuyasha y de pronto se escuchó un gruñido ahogado de deseo y la respiración entrecortada de Sesshomaru. Suspiró y tan pronto la sensación de placer lo abandonó vino en su lugar el remordimiento. Se sintió avergonzado de sí mismo, tenía mucho tiempo que no hacía algo así ¿autocomplacerse pensando en su hermanito? ¿quién en su sano juicio hace algo así? Cualquiera que lo viera le diría que es un asqueroso pervertido.

Se levantó de la tina, tomó una toalla y al salir del baño con la mirada viendo hacia el suelo y aun sintiendo vergüenza de sí mismo.

– Inuyasha – murmuró.

– ¿Qué? –.

Inuyasha estaba frente a él sentado en la cama, Sesshomaru dio un respingo al escuchar esa voz y casi se va de espaldas al suelo. Afortunadamente eso no sucedió y tomó la toalla atándola a su cintura para taparse.

– ¿Por qué no tocaste la puerta? ¿por qué entras sin anunciarte? ¡estaba desnudo! – dijo casi gritando y con un dejo de desesperación.

– Estabas bañándote, probablemente no me hubieras escuchado además no tienes nada que yo no tenga, no exageres – dijo muy tranquilo el menor.

– Si es así ¿por qué no dejas de mirarme a los ojos y por qué te sonrojaste? – preguntó Sesshomaru entre divertido y temeroso.

– Mmmm… solo vístete quieres… – murmuró Inuyasha desviando la mirada.

El mayor sonrió de lado mientras buscaba su ropa y entraba a su vestidor. “No creo que me haya escuchado en el baño si yo no lo escuché a él” pensó Sesshomaru para sí mismo. En cuanto se vistió salió nuevamente para encontrarse con Inuyasha, quien estaba hablando por teléfono.

– Sí… no te preocupes estoy bien, nos vemos luego ya dormiré… adiós… tu igual – dijo el menor como apurado por colgar.

– ¿Por qué los nervios? – preguntó Sesshomaru.

– ¿Nervios? Estás loco… –

– ¿Era una chica? ¿Tienes novia? –.

– Mmmm… – Inuyasha solo hizo un sonido como de incomodidad y una cara algo molesto mirando hacia otro lado.

– ¿No vas a presentármela? –.

Inuyasha rodó los ojos con fastidio.

– No lo sé… ¿actuarás como un idiota? – preguntó el menor con molestia.

– Auch… no sería tu hermano mayor si no lo hiciera – contestó Sesshomaru con una sonrisa rayando en lo perverso y una ceja alzada.

– Desgraciado… – murmuró Inuyasha por lo bajo.

– ¿Dijiste algo? –.

– Que hablas demasiado – contestó el pelinegro con una sonrisa burlona.

Sesshomaru se acercó peligrosamente a su hermano sentado en la cama hasta estar frente a frente con él.

– Te crees muy listo niño –.

– Mmm… ya no soy un niño – Inuyasha no pudo evitar el sonrojo en sus mejillas y rápidamente volteó hacia el otro lado de la cama.

Sesshomaru sonrió complacido.

– ¿Cuál es su nombre? – preguntó el mayor.

– ¿Para qué? ¿La vas a investigar? – el menor se puso a la defensiva.

– Solo quiero saberlo –.

– Lo sabrás cuando te la presente –.

– Está bien se lo preguntaré a Miroku el bastardo siempre sede –.

– ¡¡¡Basta Seshsomaru!!! Deja de meterte en mis asuntos, lo sabrás cuando la conozcas y ya, hasta entonces no fastidies... –

– Eres mi hermanito bebé solo me preocupo por ti – dijo mientras se sentaba en la cama.

Inuyasha sintió que le hirvió la sangre, tenía muchas ganas de gritarle algunas cosas a Sesshomaru ¿preocuparse por él? Cuatro años estuvo lejos casi sin hablarle ¿y ahora resultaba que se preocupa por él? Quien escuchara al desgraciado seguro lo compraba en dólares, pero el menor decidió aguantar los reclamos y respirar hondo, no quería causar un disgusto que pudiera terminar de arruinar sus planes con respecto a la universidad al día siguiente. Se limitó a mirarlo con molestia.

– Como sea mejor me voy – dijo Inuyasha mientras se dirigía a la puerta.

– Espera ¿para qué viniste en primer lugar? –.

– Ya no importa – contestó.

Sesshomaru se levantó de inmediato y lo tomó por la muñeca. Inuyasha no volteó solo agachó la cabeza.

– Que no importa –.

– Dime –.

El menor trató de soltarse, Sesshomaru lo jalo hacia él quedando frente a frente, le tomó por el mentón y le levantó la carita suavemente.

– ¿Por qué viniste? – preguntó nuevamente Sesshomaru.

– Mmm … –

– Inu –.

– Yo solo… ashh duermo bien cuando estoy cerca de ti ¿está bien? –.

– Y la pregunta es… –

– Mmmm… –

– Inu –.

– Quería saber si podía dormir aquí, pero al parecer has decidido estar de insoportable así que mejor me voy… – dijo mientras volteaba otra vez a la puerta.

Sesshomaru lo jalo nuevamente hacia él siendo abrazado.

– No tienes por qué irte, ya no seré insoportable – susurró Sesshomaru en su oído.

– Mmm – nuevamente se sonrojó – puedo dormir en el sillón si te incomodo en la cama.

– No seas tonto no me incomodas… – se lo pensó mejor – aunque ayer sufrí con tus patadas, sabes yo podría dormir en el sillón aún tengo cosas que revisar –.

Eso no era cierto, pero Sesshomaru pensó que era demasiado arriesgado dormir junto a su hermanito, sería mucha la tentación de tenerlo tan cerca de él una vez más.

– Lo siento, está bien – dijo algo avergonzado y entró en la cama, se acomodó en las cobijas mientras colocaba su celular junto a la mesita – descansa Sessh –.

– Descansa Inu – dijo el mayor resignado a tener su atención en otros asuntos.

De pequeño a Inuyasha le encantaba ir a meterse en su cama cuando algo le daba miedo o por la simple razón de estar con su hermano mayor. Ahora él ya era un joven de diecinueve años, pero ¿Quién podía culparlo por querer sentirse tranquilo? Así pensaba Sesshomaru, después de todo su hermanito fue quien estuvo en aquel accidente con su padre y fue quien sufrió al lado de su madre aquella terrible enfermedad. El mayor de los Taisho se preocupaba mucho por lo que habría en los pensamientos de Inuyasha debido a eso se esforzaba en mantener las cosas con calma a su alrededor, después de todas aquellas circunstancias ¿cómo podía él decirle “no puedes dormir aquí porque me excitas tanto que corro el riesgo de violarte”? Sesshomaru jamás pudo decirle no a alguna petición de su hermanito y a pesar de lo que él sentía en sus pantalones, no comenzaría a ser un desgraciado en un momento así.

La única salida era hacer como si nada pasara e inventar una excusa para no estar tan cerca de él, y eso fue lo que hizo. Solamente con una lampara alumbrando su lectura trató de concentrarse en la compañía que su padre les había dejado y luego de un rato el hermano menor ya estaba durmiendo. A momentos Sesshomaru miraba de reojo a Inuyasha y de pronto una pregunta saltó en sus pensamientos: ¿qué pasará ahora?

Él había decidido alejarse de su hermanito y su padre debido a los sentimientos indebidos que tenía por Inuyasha, se fue a otro país abrumado por el hecho de dejar solo a su hermano, con la convicción de que siempre tendría a su padre a su lado. Pero ahora que desgraciadamente su padre ya no estaría con él ¿qué debía hacer? Si se iba de nuevo probablemente eso destruiría emocionalmente a Inuyasha y nunca se lo perdonaría a sí mismo, pero si se quedaba en Japón… si se quedaba en Japón el daño emocional sería para él mismo o terminaría haciendo algo demasiado estúpido, estúpido e indecente.

¿Terminaría haciendo algo estúpido? “Por favor… aunque yo le dijera lo que siento por él a Inuyasha no le atraen los hombres, a él le gustan las mujeres, las pelinegras insoportables para ser exactos” pensaba Sesshomaru para sus adentros, “si le dijera lo que siento por él seguro pensaría que soy un pervertido”. Definitivamente para Sesshomaru esa no fue una noche tranquila. Pasó muchas horas repasando sus probabilidades por su mente, en cambio Inuyasha durmió como un bebe pues tenía la certeza de que su hermano mayor estaría junto a él toda la noche.

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La alarma de Inuyasha sonó por la mañana y cuando abrió los ojos y se levantó pudo notar que su hermano ya no se encontraba en la habitación. Justo como él lo había pensado, Sesshomaru siempre se levantaba temprano y seguro nuevamente tendría un día ocupado con los asuntos de la compañía. Era mejor así porque de esa manera él podía ir tranquilo a la universidad para hablar con el rector.

– Bien – dijo Inuyasha para sí mismo y procedió a comenzar su día tomando sus propias decisiones como un adulto responsable o al menos así lo creyó.

Llegó a la universidad y se dirigió a la oficina del rector.

– Joven Taisho pase por favor ya lo esperan – dijo la secretaria amablemente mientras señalaba la puerta.

– Muchas gracias –.

Al entrar a aquella oficina Inuyasha notó que había alguien más con el director y entonces al ver quién era la otra persona ahí casi se le desencaja el rostro de la cabeza. Era Sesshomaru.

– Tomé asiento joven Taisho – dijo el rector amablemente.

Inuyasha se acercó de mala gana, no quería ser grosero con el rector, pero era obvio que su hermano estaba ahí para inmiscuirse en sus asuntos y eso ya lo había sacado de sus casillas.

– ¿Qué haces aquí Sesshomaru? – preguntó de inmediato el más joven.

Antes de que su hermano respondiera, el rector se adelantó.

– Su hermano, el señor Taisho vino para hablarme de su situación –.

– ¿Señor Taisho? ¿Mi situación? – preguntó confundido.

– Si, vine para pedirle al rector Takahashi que te permitiera faltar un tiempo a tus clases debido a la situación en la que nos encontramos como familia – explicó Sesshomaru muy tranquilo.

– ¿Situación? – preguntó Inuyasha ya más irritado.

– Así es, ya le he comentado como te ha afectado la perdida de nuestro padre y le he pedido que te permita faltar a tus clases un tiempo sin que tengas que darte de baja –.

– ¿Qué? – Inuyasha preguntó más por molestia que por estar contrariado.

– Cabe mencionar que lamento mucho su pérdida, el Señor Inu No Taisho era un gran hombre. Con respecto al asunto de la universidad pensamos que ¿tal vez un mes estaría bien? – preguntó el rector dirigiéndose a ambos.

– Un mes sería tiempo suficiente – confirmo Sesshomaru – ¿No te parece el tiempo adecuado Inuyasha? – preguntó volteando a ver a su hermano.

– En realidad, yo… –

– En realidad él está agradecido por esta decisión que le hará bien – Sesshomaru lo interrumpió antes de que pudiera contradecirlo.

Inuyasha le dedicó una mirada de odio, tenía muchas ganas de gritarle que era un traidor maldito, que era un controlador bastardo, que no tenía derecho de intervenir en sus decisiones como estudiante o quería írsele encima y golpearlo, pero no le daría el gusto de hacerlo quedar como un inmaduro en plena universidad y frente al rector. Ya tendría oportunidad de hablar con él después.

– Como sea – fue lo único que salió de la boca de Inuyasha.

– Entonces lo doy por hecho – confirmó el rector.

– Muchas gracias por su tiempo rector Takahashi – dijo Sesshomaru mientras se levantaba para salir de la oficina.

– Siempre es un placer señor Taisho –.

Inuyasha sintió que su hígado reventaría por el enojo, cuando se despidieron con propiedad y una vez afuera de la oficina se dirigió a su hermano.

– Conque señor Taisho, nunca llenaras los zapatos de papá – dijo al fin soltando su veneno.

– ¿De qué hablas? –.

– Te morías de ganas por ser llamado así, ¿cómo pudiste… –

– Basta, sé que estas molesto, pero lo hice por tu bien – dijo con tono firme el mayor.

Sesshomaru sabía que su hermanito estaba molesto y por eso decía esas cosas así que no le contestó los ataques o sería algo peor.

– Eres un… – el menor no terminó de gritar la frase porque su hermano lo calló poniendo el dedo índice sobre su boca.

– Podrás reclamarme después, ahora ve al auto te veré ahí en un momento olvidé hacer algo más –.

– No pienso irme contigo –.

– Tendrás que hacerlo, le dije a todos en casa que nadie podía venir a buscarte –

– Me iré con Miroku –.

– Tiene clases –.

– Lo esperaré –.

– Él no te llevará no te conviene seguirme la contraria –.

– Caminaré –.

– ¿Hasta la casa? el transporte público no llega por ese vecindario y para ir en taxi no creo que tengas dinero en tu cartera – dijo Sesshomaru muy convencido de sus palabras.

Rápidamente Inuyasha revisó su cartera para darse cuenta de que efectivamente no traía dinero, seguramente su querido hermano se había encargado de ese detalle.

– Maldito – masculló muy molesto.

– Suficiente te veré en el auto – dijo mientras le daba las llaves.

El menor de los Taisho sintió que reventaría. Estaba tan molesto, maldito Sesshomaru entrometido, durante cuatro años se mantuvo alejado de él y ahora de buenas a primeras quería venir a controlar su vida y a dejar a un lado sus propias decisiones. Pero se iba a arrepentir de eso él se encargaría.

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Sesshomaru buscó un lugar para hacer una llamada y una voz de mujer algo adormilada se escuchó en el teléfono.

– Vaya, tres días para tu llamada no me digas que ya están discutiendo – dijo la mujer.

– Algo así –.

– ¿Qué ocurrió? ¿Puedes manejarlo? –.

– Es con respecto a la escuela, mi querido hermano quiere evadir sus responsabilidades y darse de baja un año… –

– Bueno Inuyasha es sensible a comparación de ti, ¿no se te ocurrió que tal vez si necesite tiempo? –.

– Si te refieres a esa tontería de encontrar su camino o desahogarse lo llevaré con un psiquiatra, pero no es motivo para abandonar la escuela –.

– A veces eres un patán, no culpo a Inu por estar molesto, se supone que tratarías de llevar las cosas con calma para evitar su enojo lo mas que pudieras hasta que pensaras como enfrentar sus reclamos y ahora estás haciendo todo lo contrario –.

– No puedo permitir que tome decisiones estúpidas, mi padre no hubiera querido eso –.

– Pudiste darle tu consejo en vez de forzarlo a hacer algo que no quiere, eso no lo hubiera hecho tu padre –.

– Se que estoy haciendo lo correcto, hablaré con él y entenderá –.

– Miéntete a ti mismo… –

– Te marqué para tener tu apoyo y consejos no para escuchar reproches –.

– No es mi culpa que seas un bastardo egoísta y hagas las cosas mal, con tus decisiones estúpidas solo lograrás que él recuerde cuanto te odia por abandonarlo –.

– Vaya que gran amiga eres –.

– La mejor – se escucha un bostezo de parte de la mujer.

– Te dejo descansar –.

– Bueno, si las cosas se ponen feas no dudes en llamarme, mi madre ya se encuentra mejor puedo volar a Japón para darte apoyo moral –.

– No te preocupes espero que no sea necesario, nos vemos –.

– Cuídate pedazo de estiércol –.

– Jha, Bruja –  dijo y colgó para dirigirse a su auto.

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De camino al estacionamiento, el mayor de los Taisho notó la cantidad de miradas que se robaba con su sola presencia de parte todas las chicas y de algunos chicos incluidos que se cruzaban por su camino. No era que lo hiciera a propósito, pero simplemente así había sido toda su vida, su físico de hombre guapo e irresistible tenía mucho que ver en eso y además la seguridad con la que se andaba era digna de admirar para cualquiera.

Cuando llegó a su hermoso auto un Lamborghini negro, Inuyasha ya estaba dentro. Sesshomaru caminó hasta la puerta del conductor y cuando intentó abrir ésta tenía seguro. Observó a su hermanito y vio que traía puestos sus audífonos y miraba para el otro lado ignorándolo por completo.

– Me lleva el carajo – masculló irritado.

Se temía alguna reacción inmadura de parte de Inuyasha, seguramente se estuvo aguantando las ganas de hacer algo así cuando estaban con el rector, pero ahora que era a él a quien podía dejar en ridículo aprovechó la oportunidad. No quiso reaccionar como un cavernícola así que respiró hondo para calmarse, caminó al otro lado del auto y le tocó la ventana a su hermano quien se tomó su tiempo para voltear a verlo. Sesshomaru sintió que le explotaría la cabeza, su lindo hermano sabía cómo ser insoportable y como fastidiarlo cuando se lo proponía.

– Quita la maldita llave – dijo el mayor con un poco de desesperación.

Inuyasha solamente se limitó a mirarlo y sonreír maliciosamente, estaba decidido a hacer que su hermano perdiera la paciencia en el estacionamiento de la universidad con muchísimas personas ahí viéndolo. Por su parte Sesshomaru comenzaba a molestarse, pero no quería hacer el ridículo, así que le hizo unas señas a su hermanito para que se quitara los audífonos y lo escuchara con lo cual el joven simplemente continuó observándolo y le devolvió una seña, pero con el dedo de en medio.

El mayor no pudo más, su paciencia explotó y empezó a golpear el cristal frenéticamente logrando que las personas más cercanas a ellos comenzaran a observarlo. Cuando notó que estaba llamando la atención de las personas trató de calmarse, pero ya fue inútil, todos seguían mirando e Inuyasha solo sonreía complacido mientras pensaba “Te lo mereces por bastardo”.

Sesshomaru ya estaba furioso, se le notaba en la vena de su frente que estaba a punto de explotar de tanto fruncir el ceño. De pronto Inuyasha comenzó a ver que le estaba diciendo algo y le surgió la duda de si estaba gritando entonces decidió quitarse los audífonos.

– ¡¡Abre la maldita puerta!! – decía Sesshomaru alzando la voz.

El menor solamente lo miró y gesticulando con la boca le dijo – JO-DE-TE –.

Si es que le había quedado algo de paciencia con eso la agotó.

– ¡¡Soy capaz de romper el maldito cristal!! – gritó ya importándole poco si estaba haciendo el ridículo o no.

El menor volvió a ponerse los audífonos ante lo cual su hermano se fue de ahí.

– Bien hermano ¿ahora que harás? – se preguntó Inuyasha a sí mismo.

Después de un momento Sesshomaru volvió con algo que parecía ser una llave de mecánico en sus manos ¿qué rayos pensaba hacer? caminó hacia el otro lado del auto regresando a la ventana del conductor “no se atreverá hay demasiadas personas” pensó el más joven en sus adentros. Una vez frente a la ventana tomó aquella llave con sus dos manos y antes de hacer cualquier movimiento vio a Inuyasha fijamente a los ojos.

El hermano mayor ya estaba decidido, no le importaba si había personas mirando o si arruinaba su auto porque después de todo era solo un auto y una ventana como si no la pudiera reparar o comprar otro auto.

– Abre – dijo Sesshomaru.

Inuyasha solo se le quedó mirando sin hacer nada, entonces le sonrió y alzó más la llave con ambas manos como haciendo más fuerza para dar el golpe en la ventana. Fue justo en ese momento que Sesshomaru escuchó el sonido proveniente del auto, su hermano ya había quitado el seguro.

Bajó las manos, frunció el ceño aún más y abrió la puerta. Primero tiró la llave a la parte de atrás del auto y luego se acomodó para disponerse a conducir y se dio cuenta como la gente aún seguía mirándolos.

– Felicidades has logrado dejarme en ridículo – masculló Sesshomaru – aunque tú también has quedado en evidencia –.

– Vete al diablo, no me interesa – contestó Inuyasha con la cara completamente tensa del enojo.

– Ya probaste mi punto de que en verdad te falta madurar –.

– ¡No quiero escuchar tu maldita voz eres un entrometido de mierda! – gritó al tiempo que se colocaba de nuevo los audífonos.

Sesshomaru se limitó a mirarlo de reojo y comenzó a salir del estacionamiento.  Todo el camino de vuelta a su hogar lo pasaron en momentos de tensión, nadie dijo una sola palabra. Al llegar a su destino Inuyasha bajó inmediatamente del auto ignorando los llamados de su hermano, se dirigió a su habitación y cerró la puerta de un portazo. El mayor trató de seguirlo, pero prefirió darle su espacio porque después de todo en verdad parecía muy molesto. El hermano menor no salió de su habitación por el resto del día y por la noche Sesshomaru fue a tocar a su puerta.

– Iuyasha… – dijo el mayor y no hubo repuesta por lo cual tocó de nuevo.

Toc, toc…

– Inuyasha debemos hablar… –

– ¡No tengo nada que hablar contigo! ¡lárgate! – gritó el hermano más joven.

Sesshomaru dio un fuerte suspiro y decidió que era mejor dejarlo solo. Inuyasha no bajó a cenar por la noche y tampoco las noches siguientes.

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Durante el día, el mayor de los Taisho se la pasaba en la oficina trabajando a marchas forzadas en los asuntos de la compañía “Taisho & Co.” que su padre les había dejado por lo cual regresaba a su casa de noche. La única oportunidad que tenía para ver a su hermano menor era en la cena y ya habían pasado cinco días que no se veían las caras desde aquel pleito en la escuela.

Sesshomaru sabía que su hermanito estaba bien porque los sirvientes y Miroku se lo decían, era simplemente que Inuyasha estaba evitándolo a él. Ya había comenzado a sentirse culpable de la molestia de su hermanito, tanto que no quiso hablarle de nuevo a su “consejera personal” para contarle y que ella le contestara con el típico “te lo dije”. Se preguntaba si había podido dormir bien lejos de él, así que para el sexto día había decidido hacer algo al respecto.

Salió de la oficina más temprano, fue al supermercado y regresó dispuesto a preparar la cena él mismo. Los sirvientes estaban sorprendidos, todos ignoraban que el joven Taisho sabía cocinar. Un rato después de trabajar en la cocina, el guiso ya estaba listo. Sesshomaru subió las escaleras y tocó la puerta.

Toc, toc.

– Soy yo –.

– Largo de aquí – Inuyasha se escuchaba desganado más que molesto.

– No me iré hasta que salgas, baja a cenar cociné ramen ¿aún es tu favorito no? –.

¿Sesshomaru tan temprano en casa?... un momento ¿Sesshomaru cocinando? Inuyasha en verdad se sorprendió, pero no pretendía ceder, aún estaba muy molesto.

– No me importa, cómelo tu solo – dijo el hermano menor con cierto desprecio.

– Inu en verdad estoy esforzándome aquí, no seas inmaduro… –

– ¡Largo de aquí Sesshomaru! ¡Puedes tomar tu ramen y metértelo en donde mejor te parezca! – gritó ahora si con mucha molestia.

Inuyasha no escuchó respuesta y se sintió aliviado de que al parecer su hermano ya se diera por vencido. Poco le duró el gusto. Unos instantes después se escuchó un fuerte sonido y la puerta se su cuarto se abrió de par en par, Sesshomaru la había pateado con todas sus fuerzas y había logrado romper la cerradura.

– ¿Pero qué demonios te pasa? ¡Maldito loco! –.

– Es suficiente, me he tomado la molestia de prepararte la cena para que podamos hablar tranquilamente no voy a soportar tus niñerías – bufó el mayor entrando a la habitación.

– ¿Mis niñerías? ¿Quién fue el cavernícola que acaba de romper una puerta? –.

– Esto ya fue demasiado, hablaremos en este instante para arreglar las cosas… –

– No hay nada que arreglar Sesshomaru, ¡¡sal de aquí!! – dijo Inuyasha mientras daba la vuelta para dirigirse a su baño.

Sesshomaru lo tomó por la muñeca y lo giró hacia él, enseguida pudo notar las ojeras en el rostro de su hermanito.

– ¿No has dormido bien? – preguntó el mayor visiblemente preocupado.

– Qué rayos te importa, ¡suéltame! – se quejó soltándose del agarre.

– Debes escucharme, tenemos que hablar es obvio que no has estado bien –.

– ¿A caso vienes a disculparte? –.

– No voy a disculparme por algo que hice para ayudarte, fuiste tú quien comenzó a actuar de manera infantil y yo solo te seguí el juego –.

– Si no vienes a ofrecer disculpas Sesshomaru es mejor que te largues antes de que te lance algo a esa cabezota tuya – dijo dándole la espalda.

Esa fue una grave advertencia. Desde que eran niños Inuyasha siempre fue impulsivo y cuando tenían alguna pelea siempre comenzaba a lanzarle cosas a su hermano. No importaba lo mucho que ambos hermanos se quisieran, cuando discutían por cualquier razón siempre terminaban de la misma manera: el menor lanzándole al mayor cuanta cosa tuviera cerca y luego de eso venían días de pura hostilidad hasta que su padre los reprendiera por no hablarse. Sesshomaru lo sabía muy bien y definitivamente era algo que quería evitar a toda costa por el bien de ambos.

– Escúchame, solo hablemos un momento quieres, habla conmigo – dijo el mayor recuperando la calma.

– ¿Eso es lo que quieres? ¿Quieres que hable contigo? Bien te diré algunas cosas – volteó de nuevo para ver de frente a su hermano – ¡Eres un cerdo egoísta! ¡Te largaste de aquí hace cuatro años, nos dejaste atrás, no te preocupaste por mí mientras estabas en otro país con tu estúpida noviecita, solo regresaste porque papá murió! ¡y aun con todo eso vienes y tratas de controlar mis malditas decisiones porque no puedes entender lo miserable que me siento como para concentrarme en la escuela! – tomó un respiro mientras observaba intensamente a su hermano – ya hablé contigo era todo lo que tenía que decirte ahora lárgate –.

Sesshomaru lo observaba con pesar en la mirada. No supo que decirle y aunque hubiera pensado en algo para responderle se planteó que lo mejor era dejar que las cosas se calmaran y salir de ahí.

– Entiendo – volteo hacia la salida – enviaré a alguien para que arregle la puerta, la comida estará en la cocina esperándote – dijo y salió de la habitación.

Qué situación tan maldita. Sesshomaru se lamentaba en su habitación, todo le había salido de la peor manera que ni siquiera quiso probar lo que el mismo cocinó. Ya había pasado un rato cuando recibió una llamada, era Miroku.

– ¿Sí? – contestó Sesshomaru.

– Infeliz, solo llamo para hacerte una invitación, aunque sinceramente me lo estoy planteando por tu agradable bienvenida la ultima vez que nos vimos – dijo Miroku.

– Eres un delicado, ¿vas a decirme o no? –.

– Bueno como supongo que me tienes muy en cuenta te recordaré que mi cumpleaños es en cuatro días entonces lo voy a celebrar con una pequeña fiesta en un club nocturno por si quieres ir, Inu me dijo que si vendría y tal vez te sirva para hacer las paces con él, aunque lo tienes muy difícil –.

– Lo pensaré, honestamente no tengo muchos ánimos, pero te avisaré en estos días –.

– De acuerdo te diré el nombre del lugar después, en verdad me gustaría que vinieras Sessh tu e Inu no deberían pelear en estos momentos –.

– Gracias y por cierto disculpa por l última vez sabes que nunca tengo paciencia cuando se trata de mi hermano –.

– Lo sé a la perfección… bueno nos vemos después –.

– Adiós – dijo Sesshomaru y colgó.

“Tal vez Miroku tiene razón” pensó, tal vez el cumpleaños de uno de sus mejores amigos fuera la excusa perfecta para solucionar sus problemas con Inuyasha.

 

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Notas finales:

¿Qué les pareció? Sé que les dije que Kagome aparecería en este capítulo, pero no tomé en cuenta la extensión de las sitaciones que se dieron jjajaja pero no se preocupen que ya en el siguiente aparecerá para remover algunos sentimientos por ahí. Además, no solo será Kagome, también aparecerán otros personajes que asistirán al cumpleaños de Miroku. ¿Les gustó la parte sexy? Sessh anda caliente y haciendo cosillas pervertidas xD ¿Con quién hablaba Sesshomaru al teléfono? Eso lo sabrán más adelante a ver si ya tienen alguna idea. Espero sus comentarios para saber si les está gustando la historia hasta ahora o si puedo mejorarla en algo.

Besitos.

ATT. Tamina Bennet Stark.


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