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PERDONA POR DECIR QUE TE AMO por Tamina Bennet Stark

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!! digo si es que me lee más de una persona :v jajajaja porque solo me han dos reviews y puede ser que sean de la misma persona y pues anonimo 1 tengo más de esta historia para ti! y anonimo 2 gracias por tus lindas palabras yo sé que quieres más arrumacos entre los hermanitos pero pues hay que ir poco a poco ya verás el resultado te gustará jajaja :)

Disculpenme por haberme tardado tanto en actualizar pero es que este capítulo fue muy complicado, no sabía donde pararle hasta que al fin llegué a todos los puntos que quería. Como recompensa tenemos el capítulo más largo de todos hasta ahora así que sin más los dejo comenzar con la lectura y nos vemos al final :)

CAPÍTULO 4. De amor, recuerdos, celos y locuras.

Lo que yo siento.

Estaba tan molesto. ¿A caso no era suficiente con que la vida le quitara a las personas mas amadas para él? Además, tenía que tocarle un hermano egoísta y entrometido. Era el tercer día que pasaba después del espectáculo que dieron en el estacionamiento de la universidad, Inuyasha estaba recluido en su habitación sintiéndose miserable. Casi no había dormido en toda la noche, las malditas pesadillas del día del accidente no le daban tregua. Estúpido Sesshomaru y estúpida la hora en que se le ocurrió meterse en sus asuntos, de lo contrario estaría durmiendo junto a él con la seguridad de no… un momento ¿durmiendo junto a Sesshomaru?

El menor de los Taisho de pronto cayó en cuenta de la situación ¿desde cuándo era tan patético?

– Mira que ir a dormir con mi hermano mayor como si tuviera nueve años… pero que infantil… – dijo para sí mismo.

“Pero… por otro lado yo… estar cerca de Sesshomaru me hace sentir tranquilo, maldición como odio a ese bastardo” pensaba. Era difícil de explicar, pero era la verdad. Aquella sensación de seguridad y comodidad Inuyasha no la sentía con nadie que no fuera su hermano mayor, ni siquiera se sentía así con su padre.

– Maldito Sesshomaru, si no te hubieras ido a Inglaterra probablemente nada de esto estaría pasando… – dijo Inuyasha – si no me hubieras dejado atrás… mierda –.

El menor de los Taisho estaba pasándola mal en compañía de sus tontos pensamientos. Por alguna razón desde aquella pelea, Sesshomaru no salía de su cabeza ni para darle un respiro. De pronto tuvo el extraño deseo de ir a la habitación de su hermano, eso siempre lo ayudaba a sentirse cerca de él. Cuando llegó cerró la puerta y se dejó caer boca abajo en la enorme cama, toda la habitación tenía impregnado el aroma de Sesshomaru y le traía gratos recuerdos. Comenzó a recordar cómo eran las cosas antes de que su hermano se fuera a estudiar al extranjero, cuando eran pequeños y cuando su madre aún vivía.

Inuyasha sabía que era un joven muy mimado y también sabía perfectamente la razón de eso. Su padre y su hermano trataban de evitar a toda costa que su infancia fuera más triste de lo ya que era con una madre enferma y débil, por eso lo mimaban demasiado. Era el consentido, el hijo más pequeño, el hermano menor, era el tesoro de sus padres y su hermano. Sus padres… que recuerdos tan hermosos y melancólicos tenía de ellos.

Izayoi su madre, le parecía hasta la fecha la mujer más hermosa del mundo, tenía una mirada tan bella que se volvía aun más brillante cuando lo observaba a él, incluso en los peores días de su enfermedad. Ella era muy bondadosa, amable y cariñosa con su único hijo, aunque pasaba mucho tiempo en cama Inuyasha entraba a su habitación todos los días para estar con ella. Conforme fueron pasando los años la enfermedad de Izayoi no hizo más que empeorar y cuando Inuyasha cumplió ocho años ella ya pensaba que era demasiado duro para un niño ver a su madre sufrir tanto. Decidió irse a un centro especializado en cuidar a personas con su enfermedad, muy a pesar de la opinión de Inu no Taisho pues no quería que ella estuviera lejos de su hijo.

Ver a su madre solamente una vez a la semana hizo que Inuyasha se sintiera muy triste. Fue entonces cuando se hizo aún más apegado a su hermano mayor. Su padre estaba fuera de casa todo el tiempo, ser presidente de una importante compañía tenía sus desventajas, solo se veían en la cena, a la hora de dormir o incluso a veces no se veían porque llegaba cuando él y su hermano ya estaban dormidos. Solamente pasaba con ellos los fines de semana o solo los domingos, sin embargo, les hablaba por teléfono todos los días para ver cómo estaban y platicarles de su día. Inu no Taisho los amaba tanto que no importaba que no lo vieran seguido, él siempre estaba al pendiente de sus hijos y asistía sin falta a cada evento importante en la vida de éstos ya fueran festivales escolares, recitales de piano, competencias deportivas, etc.

Por el otro lado Inuyasha pasaba todos los días con su hermano. Sesshomaru cuidaba de él todo el tiempo, se aseguraba de que comiera bien, le ayudaba en sus tareas, lo llevaba a pasear, jugaba con él, cuando necesitaba algo para la escuela él se encargaba de comprarlo. Incluso cuando su padre no le compraba los juguetes que le pedía, su hermano mayor juntaba de su propio dinero para comprarle lo que quisiera siempre a escondidas de Inu No Taisho. Lo dejaba meterse a su habitación para dormir con él por las noches cuando se sentía triste, cuando tenía miedo o simplemente cuando quería estar cerca de él.

A los ojos de Inuyasha Sesshomaru era el mejor hermano mayor del mundo. Recordaba que cuando era pequeño siempre había sido muy cariñoso y Sesshomaru le llenaba de mimos todo el tiempo, claro que de vez en cuando tenían peleas como en todas las familias y eran peleas intensas debido al comportamiento impulsivo del menor. Sin embargo, para el resto del mundo su hermano mayor podía parecer frío, seco e insensible, pero con Inuyasha siempre era todo lo contrario y él mismo lo sabía y lo amaba aún más por ese detalle.

Esa era la única verdad en el corazón del menor de los Taisho, amaba a su hermano, siempre lo había hecho y siempre lo haría. Sin embargo, había algo que ensombrecía todo lo que Inuyasha sentía por Sesshomaru, y era la razón por la cual aún seguía molesto con él y no podía perdonarlo por sus recientes acciones. Si, Inuyasha sabía perfectamente cual era el motivo de su propio disgusto.

 

***FLASH BACK***

Creyó que el día de la muerte de su querida madre había sido el peor de sus días, Inuyasha estaba en verdad triste y sintiéndose miserable. Perder a su madre le dolió en el alma, saber que no la vería nunca más le había afectado demasiado. Él siempre había sido un chico muy sensible en comparación con su hermano, sin embargo, en el funeral no fue capaz de llorar. Las lagrimas simplemente no fluyeron porque él no quiso que lo hicieran, trató de mantener la compostura lo más que pudo. A pesar de tener solo quince años era un joven muy decidido y orgulloso por eso se propuso aguantar las lágrimas lo más que pudo para no despedir a su mamá con la cara llorosa.

Su padre y su hermano estuvieron junto a él todo el tiempo, tres días tardó el funeral. Cuando todo pasó y al fin se encontraba solo en su habitación, Inuyasha no pudo soportar su sentir y se dirigió a la habitación de su hermano mayor. Sabía que encontraría el consuelo que tanto necesitaba en la calidez de esos brazos que siempre le daban refugio en sus momentos más grises. Ni siquiera se molestó en tocar la puerta, sabía que Sesshomaru no pondría el seguro. Cuando entró lo miró, estaba medio sentado en la cama observando su celular.

– Yo… me preguntaba… si podría estar un rato contigo – preguntó Inuyasha.

– Claro, no tienes ni por qué preguntar – contestó el mayor mirando a su hermanito con toda la ternura y comprensión de la que era capaz y haciendo una seña para que se acercara.

Inuyasha se metió en la cama entre las cobijas.

– ¿Intentaste dormir? – preguntó el mayor ya que después de tres días apenas lo había visto dormir por ratos.

– En realidad no… y además no quería estar solo en mi habitación – contestó con pesar.

Inuyasha se volteó hacia el lado contrario de donde estaba su hermano y se cubrió con las cobijas hasta la cabeza. Sesshomaru que ya sabía que su hermanito aun no lloraba estaba preocupado por él, le acarició el brazo por encima de las cobijas.

– ¿Sabes que siempre puedes contar conmigo verdad? – dijo el hermano mayor.

Ante esa pregunta el menor se estremeció e involuntariamente se hizo bolita. Sesshomaru pudo escuchar sus sollozos y trató de descubrirle el rostro, Inuyasha se resistía, pero aun así su hermano logró descubrirlo, hizo que se sentara y lo abrazó fuertemente contra su pecho. El menor comenzó a llorar con más desesperación, había estado aguantando mucho quería parecer fuerte pero ya no podría soportarlo. Simplemente pasó, Inuyasha se quebró en los brazos de su hermano y con sus manos se aferraba fuertemente a él. 

– Tranquilo, se que es una sensación terrible pero aun nos tienes a nosotros, padre y yo nunca te dejaremos… yo nunca voy a dejarte solo Inu, eres mi hermanito a mi me tendrás siempre – dijo Sesshomaru con voz tranquila tratando de calmar a Inuyasha.

Pero fue casi en vano, los sollozos se volvían más altos y la respiración del menor se hacía entrecortada cada vez más, apretaba las ropas de Sesshomaru con gran fuerza era tal la intensidad del llanto que el mayor temió que le diera un ataque de pánico o ansiedad a su hermanito. Pensó en hacer algo para tranquilizarlo, pero sus palabras no ayudaban y fue entonces cuando sin pensar y contra cualquier juicio incorrecto, Sesshomaru hizo lo impensable para él mismo.

Tomó con fuerza a Inuyasha por los hombros y mirándolo intensamente a los ojos se acercó a sus hermosos labios rosas y lo besó sin más. Primero solo en los labios, luego metió su lengua poco a poco masajeando la de su hermanito y escuchaba como éste se calmaba. Inuyasha correspondió el beso mientras su respiración se volvía más lenta y pausada. No fue un beso muy largo, pero Sesshomaru hizo que valiera la pena cada milésima de segundo compartiendo el aliento con su hermano, disfrutó el dulce sabor de la saliva de Inuyasha y sintió que por un momento se encontraba en el cielo y frente a un ángel. Cuando al fin se separaron, el mayor veía a los ojos a su hermanito, él parecía haberse tranquilizado.

Por su parte ante aquel beso Inuyasha no supo cómo reaccionar o, mejor dicho, apenas y pudo hacer algo más que dejarse llevar por el momento. Le pareció un contacto tan cariñoso y lleno de calidez en ese momento de desesperación que no fue capaz de poner resistencia y su mente quedó en blanco. 

– ¿Estás mejor? – preguntó al fin Sesshomaru sin dejar de mirar a los ojos de Inuyasha.

El menor asintió con la cabeza mientras se mordía el labio inferior, Sesshomaru le besó la frente con ternura.

– Puedes pasar la noche aquí si quieres, yo dormiré en el sofá… – dijo el mayor intentando levantarse.

– No… por favor quédate aquí… abrázame por favor Sessh – pidió Inuyasha en un dulce susurro con los ojos brillando por las lágrimas derramadas y ahora retenidas.

El hermano mayor no pudo negarse, por más contrariado que lo tenían sus propias acciones no podía hacerse a un lado y dejar a su hermanito con su dolor. Se recostó junto a él e Inuyasha lo abrazó fuertemente y se acurrucó en su pecho. Sesshomaru se sentía tan bien y al mismo tiempo muy confundido ¿por qué había hecho algo así? ¿acaso se aprovechó de su hermano pequeño? ¿por qué Inuyasha no se había escandalizado ante aquel beso? Él tenia muchas dudas rondando en sus pensamientos, era una sensación por demás extraña y contradictoria. Por un lado, tenía ganas de salir corriendo de ahí, alejarse lo más posible de Inuyasha antes de que hiciera alguna estupidez como aprovecharse de él y por el otro lado se sentía tan bien ser el consuelo de su hermanito que era incapaz de moverse. Aquellos pensamientos y suposiciones no le dieron descanso en toda la noche.

Cuando Inuyasha despertó por la mañana, Sesshomaru ya no estaba ahí. Se sentó en la cama y reflexionó por unos momentos. La tristeza aún estaba con él, pero había algo más también. Tocó sus labios con las puntas de sus dedos recordando aquel beso que logró calmarlo y sintió una extraña calidez en el pecho.

***FIN DEL FLASHBACK***

 

Lo recordó a la perfección, cada detalle. De nuevo se encontraba sentado en aquella habitación y no supo por qué, pero estaba tocando sus labios recordando aquel beso. Su hermano logró tranquilizarlo con aquella muestra de afecto en aquel momento tan triste y gris, logró disipar aquel dolor que le estrujaba el corazón profundamente y que le cortaba de raíz la respiración. Justo en ese instante después de aquel beso Inuyasha se sintió con el corazón tan reconfortado que penas en aquel presente cuatro años después pudo darse cuenta de un detalle. Sesshomaru lo había besado en la boca y no solo era eso, sino que aquel había sido su primer beso.  

Aun así, no se sentía alterado para nada. Recordó que en esa ocasión le pareció un genuino y natural gesto de cariño “fue un beso de amor fraternal” pensaba Inuyasha cuando sintió sus mejillas arder debido a sus propios pensamientos.

– Además después de esa muestra de cariño él decidió irse – dijo para sí mismo.

Y así fue pues luego de aquel día todo parecía seguir su curso en la vida de los Taisho que enfrentaban el luto. Los días de Inuyasha se habían vuelto muy grises, a pesar de contar con su padre y su hermano se negaba a salir de la casa, no platicaba con sus amigos, siendo la temporada de vacaciones de verano no asistía a la escuela y se la pasaba casi todo el día metido en su habitación. Fue entonces que dos semanas después del funeral de Izayoi, Sesshomaru les dio la noticia de que quería continuar sus estudios en el extranjero poniendo como excusa que iría a una escuela muy prestigiosa y podría aprender de las mejores personas en el campo a cerca de su carrera de “negocios internacionales” y también agregando que así alguien estaría a cargo de la nueva división de la compañía de su padre que estaba por abrir en Europa.

Inuyasha aún recuerda lo mucho que se molestó. Su madre acababa de fallecer, él aún no se sobreponía a la perdida y ahora Sesshomaru que le había jurado nunca dejarlo solo estaba dispuesto a separarse de él a miles de kilómetros de distancia. ¿Cómo podía hacer algo así? Y en ese momento tan triste de su vida.  El menor de los Taisho recordaba con dolor el día en que su hermano se fue a Inglaterra, habían discutido por esa razón y ambos dijeron cosas crueles, tanto que ni siquiera se despidió de él. Aun así, pensó que cuando Sesshomaru regresara hablarían y arreglarían las cosas, pensó que si platicaban él dejaría eso de estar en Inglaterra y volvería a Japón con su familia.

Pero nada de eso sucedió, Sesshomaru no los visitó hasta el año siguiente y no permitió que ellos fueran a visitarlo poniendo como excusa que estaría muy ocupado con sus estudios y la compañía. Cuando al fin volvió, no pasó más de una semana con ellos y en todo momento trató evitar quedarse solo con Inuyasha y si tocaban el tema de las razones por las que se fue, el mayor decía lo mismo de siempre.

Inuyasha comprendió entonces que simplemente su hermano no quería estar cerca de él y desde entonces su relación que antes era tan amada por él ahora estaba llena de hostilidades, reproches que no se decían y silencios incómodos. Él estaba aún dolido y esas eran las verdaderas razones de su enojo y resentimiento, por eso no podía perdonar a Sesshomaru por haber llegado a imponer su voluntad por sobre las decisiones que él ya había tomado luego de haberse ido cuando más lo necesitaba.

Estaba pensando en todo eso, en verdad había extrañado a Sesshomaru y estaba tan triste por la muerte de su padre que en cuanto vio a su hermano parado en el recibidor de su casa fue capaz de hacer a un lado todo y buscar cobijo en sus brazos protectores. Sumido en sus pensamientos como estaba un sonido lo trajo de vuelta a la realidad, era su celular en el bolsillo del pantalón. 

– ¿Qué pasa Miroku? – preguntó al contestar.

– Kaede me dijo que estabas en tu habitación ¿acaso saliste sin avisar? – preguntó su amigo.

– No, para nada yo… estoy aquí ya voy – dijo colgando y regresó a su habitación.

– ¿Qué hacías? – preguntó Miroku una vez que vio a Inuyasha.

– Estaba en la habitación de Sesshomaru –.

– ¿Ya dejaron de pelear? –.

– ¡No seas tonto él no está! – contestó Inuyasha como diciendo lo obvio.

Miroku lo observó pensativo.

– ¿Entonces que hacías ahí metido? – preguntó el castaño con mucha confusión.

– Yo… ¡olvidé algo ahí el otro día! ¡¿acaso debo darte explicaciones a ti de lo que hago en mi casa?! ¡A ti que mierda te importa! – bramó Inuyasha con un leve sonrojo en las mejillas.

Miroku pudo notar aquel sonrojo y esa respuesta le pareció extraña como muchas otras cosas cuestionables en las actitudes de ambos hermanos, no era la primera vez sin embargo no quiso mencionar nada.

– Claro como sea, yo solo vine a ver como estabas y a hablarte de mi cumpleaños – dijo restándole importancia a lo anterior.

– ¡Carajo, Miroku es verdad! Había olvidado tu cumpleaños yo… –

– No te preocupes, es normal con todo lo sucedido no es para menos – Miroku lo interrumpió para calmarlo – escucha, estoy pensando en hacer una reunión en algún club nocturno –.

– ¿Una reunión? Jaja Miroku tus cumpleaños nunca son “reuniones” – contestó Inuyasha con incredulidad.

Era verdad, su amigo era conocido por ser fiestero. A Miroku le encantaba hacer enormes fiestas para su cumpleaños con música, mucho alcohol y enviándole una invitación a las chicas mas bonitas habidas y por haber.

Miroku dibujo una sonrisa traviesa en su rostro.

– ¡Jha! Muy gracioso pero tal vez tengas razón ¿estarías dispuesto a asistir, aunque sea un rato? A tu padre no le gustaría verte triste –.

– Pues creo que me haría bien distraerme un momento tal vez así pueda dormir mejor para variar – en las palabras de Inuyasha había pesadez y tristeza.

– Y también tal vez puedas arreglar las cosas con tu hermano –.

– ¡Ah no! No me digas que piensas invitar a ese maldito –.

– ¿Cuál es el problema? Es mi amigo también y se me hace una tontería que peleen en una situación tan lamentable no creo que tu padre quisiera verlos así – dijo Miroku, como siempre el intercedía entre sus amigos.

– No uses golpes bajos ni digas estupideces Miroku, yo creo firmemente que primero Sesshomaru me debe una disculpa por su manera de actuar – en realidad Inuyasha pensaba igual que su amigo, pero no sería el primero en dar su brazo a torcer, no después de todo lo que había estado molestándolo desde que su madre falleció.

– Escucha sé que aun estás resentido con él, pero deben sentarse a hablarlo, tratarse de esta manera no es la solución y ustedes en verdad son iguales, seguramente Sesshomaru está sentado en su oficina pensando lo mismo, con esta estúpida pelea no han dejado en claro muchas cosas ¿acaso hablaron de lo que Sessh hará ahora? ¿volverá a Inglaterra? – preguntó Miroku.

– No… no hemos hablado de eso la verdad es que yo no quería comenzar a discutir por esas estupideces tan pronto, siempre es lo mismo probablemente terminaríamos discutiendo peor –.

– Ustedes sí que son increíbles… pero como sea, escucha voy a invitarlo, pero estoy casi seguro de que no irá – afirmó el castaño.

– Está bien, pero si te dice que si va me avisas – Inuyasha ya había sentenciado a su amigo.

– Claro como tu prefieras, pero en verdad espero que escuches lo que te dije, a mí me consta que ustedes dos se quieren mucho, pero son expertos en actuar como estúpidos –.

– Vaya que buen amigo eres Miroku –.

– Sabes que tengo razón –.

Ambos amigos se despidieron y el castaño regresó a su casa. En su corazón el menor de los Taisho sabía perfectamente que su amigo tenía razón, que él y Sesshomaru debían hablar porque había cosas del pasado y del futuro que aún no estaban claras. Sin embargo, primero estaba convencido que debía escuchar una disculpa de parte de su hermano, pero no era una disculpa solo por aquel pleito reciente sino una disculpa por todo lo acontecido desde que decidió irse a otro país lejos de él.

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La fiesta de cumpleaños

Antes de aquella intromisión en su habitación, Inuyasha estaba muy molesto por el hecho de que Sesshomaru no se había acercado a él en cinco días y cuando lo hizo y por la forma en la que lo hizo simplemente alimentó mas su molestia. Maldito psicópata, mira que romper la puerta de su habitación, definitivamente no quería saber nada de su hermano por tanto resentimiento contenido, pero al mismo tiempo lo extrañaba demasiado. Seguía sin poder dormir bien y le molestaba mucho más el hecho de que después de las verdades que le gritara ese día ni siquiera así había intentado regresar para hablar con él tranquilamente y tratar de arreglar las cosas.

– Estúpido Sesshomaru no puedo creer que siga perdiendo mi tiempo pensando en ti – pensaba con el ceño fruncido.

 

.

 

Ya había llegado el día del cumpleaños de Miroku y Sesshomaru le había avisado que si asistiría pero que no le dijera nada a Inuyasha o de lo contrario probablemente su hermanito se resistiría a ir. Mientras se tomaba un descanso en la oficina decidió marcar un numero conocido para pedir apoyo moral.

– ¡Vaya hasta que te dignas a llamar! Dime como van las cosas con tu cachorrito – peguntó la mujer.

– Jaja muy graciosa – dijo él con sarcasmo – después de la última vez que hablamos Inuyasha se alteró y no me ha dirigido la palabra desde entonces – Sesshomaru esperó respuesta, pero no hubo más que silencio – ¿no piensas decir nada? –.

– Pues no quería decir lo obvio, pero… jajaja a quien engaño me encanta decirlo ¡TE LO DIJE! – enfatizó ella con tono ganador.

– …

– Eres un estúpido, si me escucharas tu vida sería menos complicada pero siempre tienes que actuar como si tú siempre tuvieras la maldita razón –.

– Kagura tu sí que sabes como hacerme sentir mejor, ni siquiera sé por qué te sigo hablando, pero como sea, pienso arreglar las cosas con él hoy aprovechando que es el cumpleaños de Miroku –.  

– ¡Maldición! Es verdad olvidé por completo su cumpleaños, le marcaré en un rato, pero bueno escucha Sesshomaru ya déjate de enredos y tonterías, habla sinceramente con Inuyasha ¡ya deja de complicar todo! estoy segura de que hay muchas cosas que no son como tu imaginas –.

– No sé de qué hablas, yo simplemente trataré de pedirle disculpas y ya, mas que nada por su bien, se que no ha dormido bien en días – contestó él haciéndose el desentendido.

– En verdad que eres un maldito necio, esto será cuento de nunca acabar, en fin, espero que con tu estupidez no lo eches a perder nuevamente y me mantengas al tanto si algo se pone peor –.

– Claro, muchas gracias por tus hermosas palabras – dijo Sesshomaru con sarcasmo.

– Si no hicieras tantas estupideces no te hablaría así además para eso estamos las amigas, cuídate y salúdame a Inu – contestó Kagura un tanto divertida.

– Está bien adiós – dijo él y colgaron.

***********

Llegada la noche Inuyasha ya tenía la certeza de que su hermano no iría a la fiesta así que estaba a punto de darse un baño cuando escuchó el abrir y cerrar en la puerta de Sesshomaru.

– Bien seguro no saldrá en toda la noche – dijo para sí mismo.

Un rato después salió de su habitación para ir a la fiesta, estaba vestido de manera informal con una camisa roja que no tenía abrochados los primeros tres botones, unos jeans negros, botas negras a juego y el cabello suelto.

Cuando atravesó la sala principal de la casa, Sesshomaru estaba sentado en uno de los sillones leyendo unos documentos. ¿Cómo había llegado hasta ahí si él no escucho que su puerta se abriera de nuevo? Maldito Sesshomaru.

– ¿A dónde vas? – le preguntó a su hermanito.

No hubo respuesta, Inuyasha simplemente salió de ahí, ya había pedido al chofer que lo llevara y subió al auto.

Tal y como Sesshomaru lo había pensado Inuyasha seguía ignorándolo.

– Bien ahora si vas a escucharme – dijo con tono de determinación y fue por su chaqueta.

*******

Eran las once de la noche cuando Inuyasha llegó al lugar de la fiesta, era un club nocturno muy famoso por ser exclusivo y estar bien situado en la ciudad. Cuando entró el lugar en verdad estaba lleno “Una reunión como no Miroku” pensó, la música estaba a todo volumen, había jaulas con chicos y chicas bailando dentro, algunas enormes pantallas por aquí y por allá, el alcohol abundaba, todo mundo bailaba y de repente sintió que alguien se le colgó del cuello.

– ¡¡¡Inuyasha!!! – gritó una hermosa castaña de cabello largo recogido en una coleta alta.

– ¡Sango! Vaya que sucede ¿comenzaste la fiesta muy temprano? – preguntó sorprendido pues era obvio por su tono al hablar que la chica había bebido algo de más.

– Miroku invitó a demasiadas chicas – dijo ella con tristeza.

Era verdad, a Inuyasha le bastó con observar más atento a su alrededor para darse cuenta de que atraía miradas femeninas por todos lados y pudo ver que había más mujeres que hombres. “Estúpido Miroku” pensó para sí mismo, él sabía que sus dos amigos se gustaban, pero Miroku tenía mucha debilidad por las mujeres hermosas y nunca había tenido una novia formal.

– Sango, no te pongas triste conozco bien a Miroku, te apuesto lo que quieras a que si lo ignoras no podrá soportarlo – le dijo para animarla y la llevó hasta un sillón para sentarse – por cierto ¿en dónde está ese estúpido? –.

– Está ahí hablando con ese guapo peliplata – contestó ella señalando hacia el frente.

Inuyasha volteó temiendo lo que encontraría, ahí estaba ese sujeto robando miradas por todas partes vestido de negro de pies a cabeza con lo que resaltaba aún más su hermosa cabellera plateada atada en una coleta baja. Efectivamente Miroku estaba hablando con Sesshomaru.

– Maldito Miroku – masculló mientras se empinaba un shot de sake y vio cómo su amigo se acercaba a ellos y su hermano se sentaba en la barra– ¡eres un maldito dijiste que no vendría! – gritó enseguida Inuyasha.

– ¡Oye yo no te mentí! Sesshomaru en verdad me dijo que no vendría – se defendió el castaño.

– ¡Jha! Como si pudiera creerte ¡traidor! Pero está bien me las va a pagar –.

– ¡Ya déjate de tonterías solo disfruta la fiesta! – contestó Miroku tratando de parecer relajado.

– ¡Oh, pero claro que lo haré a partir de ahora! – contestó sarcástico el joven Taisho mientras pedía otro sake a un mesero y se lo tomaba como agua.

– ¿D-dijiste Sesshomaru? – preguntó Sango de pronto – ¿Inuyasha, él es tu hermano? – dijo mientras señalaba a la barra.

– ¡Sí ese estúpido es mi hermano! ¿por qué? ­­–.

– ¡Porque y-yo siempre te he creído muy guapo… pero ese hombre es un sueño! – contestó la chica dirigiéndose a Inuyasha.

– ¡Oye! – Miroku se quejó ofendido.

– ¡¡¡Inu corazón!!! – alguien se le colgaba del cuello otra vez.

– ¡Hola Jakotsu! – contestó Inuyasha divertido.

– ¡Que bien que decidiste venir! ¡Es bueno que te distraigas un rato! – dijo aquel joven con mucha efusividad.

– Pues eso intento… –

– ¡Es más deberías venir a bailar conmigo! ¡¡¡ven vamos!!! – dijo aquel joven mientas lo tomaba de la muñeca.

Jakotsu era un chico muy agradable, pero a veces era muy efusivo. Obviamente era un tanto afeminado, bastaba con verle la facha: traía unos jens muy ajustados, con una larga pashmina floreada amarrada por su cintura, una playera azul marino sin mangas ceñida al cuerpo, unos zapatos bajos que parecían de mujer, el cabello en moño sujetado con un prendedor de una orquídea blanca y maquillaje discreto pero notorio en el rostro.

Sin duda si ellos no lo conocieran jurarían que era una chica, porque además tenía unos rasgos faciales tan finos y un cuerpo tan delgado que en verdad lo parecía. A Inuyasha y a sus amigos no les molestaba tener un amigo así, al contrario, Jakotsu era una buena persona muy amable y siempre con una sonrisa en el rostro. Inuyasha estuvo a punto de declinar la invitación amablemente cuando de pronto se le ocurrió una idea mejor.

– Jakotsu, en realidad tú sabes que yo no bailo bien, necesito más de éstos para armarme de valor – dijo señalando un vaso con sake – pero ¿sabes a qué chico le encantaría bailar? –.

– ¡¿A quién dime?! – preguntó el joven emocionado.

– A mi hermano Sesshomaru mira está por ahí – dijo mientras lo señalaba directamente.

– ¡¿Ese es tu hermano?! ¡¡¡Vaya es mucho más lindo en persona!!! – gritó Jakotsu emocionado.

– ¿Verdad que sí? – contestó Sango

– ¡Oye! – Miroku se quejó de nuevo.

– Ve y dile que vas de mi parte, tal vez al principio se niegue, pero no le preguntes y arrástralo a la pista, le encanta divertirse con personas directas y alegres como tu – dijo Inuyasha para animar más a Jakotsu.

– ¡¡Genial!! – gritó emocionado el joven y fue hasta la barra.

Inuyasha sonrió complacido. Lo había hecho a propósito sabía que su hermano era una persona muy seria, le costaba conocer nuevas personas y no le gustaba bailar, no lo hacía con gente conocida y mucho menos con gente desconocida. Luego le pediría disculpas a Jakotsu pero lo había enviado para hacer enojar a Sesshomaru.

– Vaya que eres un maldito cuando te lo propones – dijo Miroku.

– Me encantará ver esto – contestó Inuyasha acercando una copa de champagne a su boca.

– ¿Taisho Sesshomaru? – preguntó Jakotsu detrás del apuesto peliplata.

– ¿Sí, dime? – Sesshomaru volteó y por un breve instante pensó que se encontraba frente a una chica.

– ¡¡Hola!! Mi nombre es Takeda Jakotsu, soy amigo de Inuyasha me dijo que si te invitaba a bailar no te negarías – dijo sin contener la emoción.

– Bueno joven Takeda en realidad yo…. –

– ¡Soy amigo de Inu, llámame Jakotsu! – dijo con una sonrisa en el rostro.

Entonces se escucha una canción en inglés y Jakotsu comienza a gritar eufórico.

– ¡¡Esa es mi canción!!! ¡Apresúrate! – dijo y tomó a Sesshomaru de la muñeca para arrastrarlo a la pista de baile sin dejarlo escapar.

“Sexy bitch” era la canción que había emocionado al chico quien al llegar al centro de la pista comenzó a contonearse de forma llamativa y sensual. Bailaba bastante bien y con la compañía del sujeto más guapo en el lugar llamó la atención de inmediato. Por su parte Sesshomaru se encontraba paralizado frente a él debido a la impresión y lo rápido que sucedieron las cosas, aún estaba algo fuera de sí cuando volteó a ver a Inuyasha quien tenía una sonrisa burlona en el rostro “Crees que te saliste con la tuya, pero verás que esto no me molesta para nada” pensó el hermano mayor y entonces comenzó a contonearse alado de su pareja de baile.

La sonrisa se le borró del rostro al menor de los Taisho ¿acaso estaba viendo bien? ¿o es que los shots de sake que se tomó ya le habían nublado el pensamiento? ¿ese era Sesshomaru bailando? ¿su hermano Sesshomaru sabía bailar? No fue capaz de recordar si alguna vez había visto bailar a ese maldito.

– ¡En todo el tiempo que llevo de conocerlos jamás había visto a Sesshomaru bailar! – dijo Miroku impresionado.

– Yo tampoco – cpnfirmó Inuyasha mientras tomaba otro shot de Sake de la bandeja de un mesero que pasaba por ahí, se lo bebió de un trago y antes de que el mesero se fuera agarró uno más.

El menor de los Taisho observaba con molestia la forma en la que su hermano parecía disfrutar el momento, con aquellos movimientos perfectamente coordinados pegándose a Jakotsu, mientras este se movía de manera muy sensual al ritmo de la música con la cual la letra parece estar escrita en honor a él.

“She's nothing like a girl you've ever seen before (Ella no tiene nada de una chica que hayas visto antes) …
I'm trying to find the words to describe this girl without being disrespectful (Trato de encontrar las palabras para describir a esta chica sin ser irrespetuoso) …”

– ¿Desde cuándo Sesshomaru dejó de ser tan serio? – preguntó un guapo moreno de ojos azules y cabello recogido en una coleta alta.

– Hola Koga, eso mismo quisiera yo saber – contestó Miroku.

– Jakotsu parece estar encantado ¿y a ti que te ocurre Inu? – preguntó el moreno pasando su mano derecha frente a los ojos de su amigo quien parecía asesinar con la mirada a su hermano.

– ¡Necesito una pareja! – dijo Inuyasha y rápidamente volteó a ver a Sango.

– ¡¡Ni siquiera lo pienses!! – gritó Miroku aferrándose a la chica.

– ¡¡Eyyy!! – se quejó Sango.

Miroku e Inuyasha se miraron molestos.

– ¿Esa no es Kagome? – preguntó Koga señalando a la entrada del lugar.

– ¡Si es ella! – contestó Inuyasha y de inmediato se apresuró para llegar a la joven no sin antes tomarse otros dos shots en el camino.

Kagome se veía hermosa, con el cabello negro suelto, tenía un sexy vestido verde strapples, ceñido al cuerpo que le quedaba arriba de la rodilla y unos tacones negros muy altos. Cuando la joven vio a su novio acercarse, esbozó una gran sonrisa, pero antes de que pudiera decirle algo Inuyasha la tomó de la mano y la arrastró a la pista de baile sin decir palabra. Apenas estuvieron cerca de Seshomaru y Jakotsu, Inuyasha se detuvo y miró a su hermosa novia.

– Bailemos – le dijo a la joven más en tono de orden que de pregunta mientras la tomaba por la cintura con ambas manos y la acercaba a él.

Inuyasha comenzó con movimientos de cadera muy pegados e insinuantes al cuerpo de Kagome, quien se encontraba por demás sorprendida. Cuando asistían a lugares como ese siempre debía rogarle a su novio que se levantara a bailar con ella y en esta ocasión era él quien se lo había casi ordenado, pero no dijo nada y disfrutó del momento pues le encantaba bailar.

Por su parte Sesshomaru los observó y enseguida se imaginó que esa era la novia de su hermanito, vio como Inuyasha la tomaba posesivo por las caderas y bajaba su mano lentamente a su trasero mientras se movía sensualmente para ella al compás de la música. Ahí estaba SU cachorrito bailando sensualmente frente a él y manoseando a esa chica, Sesshomaru sintió su sangre hervir. Y entonces la canción de Jakotsu terminó por lo cual el chico dejó de bailar y se dirigió al peliplata.

– ¡Gracias por bailar conmigo, tienes buen ritmo! – dijo muy contento y dio la vuelta para seguir su camino, pero algo se lo impidió, Sesshomaru lo tomó de la mano.

– ¿Ya te cansaste? – preguntó el joven Taisho.

– ¿Eh? ¡No, pero…! – contestó un Jakotsu confundido.

– ¡Entonces…! – contestó el peliplata y le dio la vuelta pasando su brazo por encima de su cabeza.

Sesshomaru atrajo a Jakotsu hacia él y nuevamente comenzaron a bailar muy animados con “Going down for real” era la canción que ahora sonaba por todo el club. Ambos hermanos se dirigían miradas cada tanto para ver lo que hacía el otro. Inuyasha se pegaba a Kagome todo lo que podía, bailaba de manera muy sensual tanto que logró sonrojos en su novia. Sesshomaru por otro lado, bailaba coordinado con su compañero Jakotsu quien por más coqueto que fuera mantenía cierta distancia de él para no incomodarlo, aunque sí hacía movimientos muy sensuales. Por la forma en que las dos parejas bailaban tan entusiasmadas pronto comenzaron a llamar la atención de todos los presentes. Eso parecía un duelo por ver quien daba los mejores pasos o mas bien por ver quien tenía a la mejor pareja.

Miroku, Sango y Koga observaban todo del otro lado con particular atención.

– ¿Y ahora que mosca les picó a esos dos? – preguntó Koga.

– No lo sé, pero probablemente no termine bien – afirmó Miroku.

– ¿Saben algo?... s-si no fueran hermanos diría que Inuyasha está celoso… hip, hip – comentó Sango antes de que le diera un ataque de hipo.

– jajaja… – Miroku dejo escapar una risita nerviosa – Sanguito eres graciosa cuando estás ebria –.

– Lo que pasa es que no los conoces bien, les encanta molestarse entre ellos… como sea Miroku es tu cumpleaños tu diviértete yo estaré pendiente de que las cosas no empeoren, tal vez lleve a Inu a su casa es muy evidente que ha bebido de más – dijo Koga.

Cuando la canción por fin terminó Inuyasha acercó a Kagome hacia él por la cintura y le plantó tremendo beso apasionado justo frente a su hermano. “Suficiente” pensó Sesshomaru.

– Gracias por el baile, en verdad me divertí eres un chico agradable – le dijo Sesshomaru a Jakotsu.

– ¡Oh, para nada! Gracias a ti en verdad bailas muy bien – contestó el joven con un sonrojo en sus mejillas – ahora debo ir al tocador, debo verme espantoso – dijo con vergüenza.

– Jajaja está bien – le dijo Sesshomaru y se dirigió de nuevo a la barra dejando atrás la vista de Inuyasha comiéndose a su novia – Whisky en las rocas – pidió al barman.

– Vaya ay cosas que nunca cambian ¿no es verdad señor Taisho? – Sesshomaru escuchó una voz detrás de él y entonces vio al hombre que se sentó a su lado en la barra.

Era un hombre moreno de cabello negro trenzado y muy bien vestido.

– ¿Bankotsu? ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas en Alemania – contestó mientras le daba un abrazo cordial –.

– Me tomé unas vacaciones para pasar tiempo con mi familia – contestó Bankotsu.

– Ya veo ¿y conoces a Miroku? –.

– ¿El chico del cumpleaños? En realidad no, yo solo vine para cuidar a mi hermano –.

– ¿Tu hermano? –.

– Si la flor con la que bailabas – dijo Bankotsu señalando a su hermano Jakotsu que ahora estaba platicando con un grupo de chicas – vine a cuidarlo de cualquier depravado que se quiera pasar de listo – eso último lo dijo casi remarcando sus palabras para el joven Taisho.

– Takeda Jakotsu, jamás me lo habría imaginado – contestó Sesshomaru con un tono irónico.

– Vamos dilo de una vez, sácalo de tu pecho – pidió Bankotsu con un dejo de fastidio.

– jaja… si eso es lo que quieres, en verdad me parece irónico que siendo tú el hombre más homofóbico del planeta… tengas un hermano como Jakotsu –.

– Bueno, en realidad antes yo era un estúpido que puedo decirte, tenía algunos problemas con ese tema, pero para ser sincero gracias a mi hermano he aprendido a ser tolerante, sabes él pasó por muchas dificultades debido a mi forma de pensar, pero ahora sé que el bienestar de mi hermano está primero y también sé que debo pedirte una disculpa si en algún momento te sentiste ofendido por mi estupidez – dijo aquel hombre con un tono por demás sincero.

– Pues descuida, en realidad si me hubiera sentido ofendido por tu culpa te habría pateado el trasero y no habría quedado nada de ti más que tu patético recuerdo – contestó Sesshomaru despreocupado – pero creo que estoy disfrutando un poco de la ironía – terminó con una sonrisa en los labios.

– Pues si es bastante irónico, pero qué se le puede hacer Sesshomaru, uno no elige a su familia ni tampoco elige de quien enamorarse – contestó Bankotsu con cierta resignación mientras bebía un trago de su vaso.

Con esa frase Sesshomaru volteó para mirar a su hermanito con pesar.

– Créeme que nadie sabe eso mejor que yo – contestó para después dar un profundo trago a su Whisky.

Ambos amigos continuaron platicando en la barra un poco más. Mientras Inuyasha y Kagome aun bailaron por un rato hasta que él se dio cuenta de que su hermano ya no le prestaba atención y por el contrario se encontraba platicando con un tipo.

– Iré por algo de beber a la barra – le dijo Inuyasha a su novia dejándola ahí parada.

Rápidamente se colocó junto a Sesshomaru para pedir su bebida.

– Dos shots – dijo Inuyasha apenas arrastrando las palabras, pero ya se le notaba que había bebido de más.

– Has bebido demasiado ¿no crees? – preguntó el hermano mayor.

– ¿Has visto en donde estamos? – Inuyasha contestó con molestia.

– Eso no es excusa para embriagarse además… –

– ¡Basta, deja de molestar! No tengo por qué tomar menos, yo no conduciré le dije a Akitoki que viniera por mí – Inuyasha interrumpió a su hermano.  

– Lo envié a descansar, te irás conmigo – dijo Sesshomaru.

– ¡¿Por qué hiciste eso?! Yo no quiero irme contigo, le diré a Koga que me lleve a casa –.

– Supongo que es tu hermano Inuyasha – dijo Bankotsu para hacerse notar en esa discusión.

– Si lo es – confirmó Sesshomaru.

– ¿Y tú quién mierda eres? – preguntó el hermano menor con mucha molestia.

– Vaya ahora noto el parecido familiar – contestó Bankotsu despreocupado.

– ¡Yo no me parezco a este maldito! Y si lo vuelves a decir te patearé el trasero – dijo Inuyasha en un claro tono amenazador.

Sesshomaru se desconcertó ¿tan ebrio estaba su hermanito? ¿por qué rayos tenía esa actitud tan extraña?

– Por mí cuando quieras niño, puedo darte el gusto ahora mismo – contestó Bankotsu un tanto retador.

No era como si quisiera a golpear al hermano menor de su amigo, pero nunca se acobardaba ante una amenaza y en el fondo no rechazaría la oportunidad para hacer morder el polvo a cualquiera.

– ¿A quién le dices niño? ¡Con gusto te partiré la cara! – contestó Inuyasha molesto.

– Ya es suficiente Inuyasha tu y yo debemos hablar – dijo Sesshomaru jalando del brazo a su hermano – discúlpalo Bankotsu está molesto conmigo y además un poco ebrio – y arrastrándo a su hermano caminaron hasta la parte de afuera del club.

– ¡Fue un gusto conocerte Inuyasha! – gritó Bankotsu un poco divertido.

El mayor de los Taisho podía escuchar las quejas de su hermanito y las miradas de todos sobre ellos, pero no le importó simplemente lo arrastró con todas sus fuerzas hasta la salida y una vez ahí todo el mundo los observaba al pasar por las quejas que salían de la boca de Inuyasha. Sesshomaru se preguntaba que estaba pasando por la cabeza de su hermano para haber actuado así frente a una persona que no conocía, Inuyasha definitivamente no solía hacer ese tipo de cosas. Tal vez había sido el alcohol.

– ¡Eres un maldito cavernícola Sesshomaru! ¡Ya estoy harto de que quieras hacer lo que… –

– ¿Cavernícola yo? ¡Dime que rayos fue todo lo que acaba de pasar! – preguntó algo molesto el mayor.

– ¡No cambies el maldito tema! ¡Estoy harto de ti! ¿A qué rayos viniste? ¡Tu solo… –

– ¡Si cierras la boca por un minuto podré disculparme contigo! – gritó Sesshomaru para ser escuchado.

El hermano menor se quedó callado ante tal declaración. Simplemente le era difícil de creer lo que escuchaba, pensó que tal vez de verdad ya había bebido más de lo normal.

– Ahora, si quieres que hablemos más tranquilos podemos ir a donde haya menos gente – dijo el mayor.

Inuyasha solamente afirmó con la cabeza. Afuera del club en donde estaban había una amplia terraza con algunas mesas y sillas, era un ambiente más tranquilo del que había adentro y casi no había gente alrededor así que ambos se acercaron a una mesa.

– Escucha hice mal al interponerme en tus decisiones, papá nunca hubiera hecho algo así el te hubiera aconsejado en vez de imponerte su opinión y eso es lo que debí hacer, pero estoy preocupado por ti no me gustaría verte desperdiciar el tiempo o que te deprimas – dijo Sesshomaru pareciendo muy sincero.

Hubo silencio unos instantes. Inuyasha se encontró confundido además de un poco mareado a causa del alcohol, ahora no estaba seguro de como se sentía ante esa disculpa. Maldito Sesshomaru eran demasiadas contradicciones las que mostraba con su forma de actuar, pero aun así con todo y esa disculpa para Inuyasha no era suficiente. Aun sentía un vacío emocional por parte de su hermano, aun había huecos sin sentido en su versión de la historia y aun había sentimientos confusos en su propio corazón porque ¿Qué había sido todo ese espectáculo de baile y arrumacos adentro del club? El menor de los Taisho estaba confundido por sus razones, pero había algo que tenía muy claro, necesitaba respuestas, respuestas reales para aliviar cuatro años de resentimientos.

– Tu sabes… tu sabes que eso no es todo Sesshomaru – Inuyasha lo miró a los ojos – de nada sirve pedir disculpas si estas son incompletas… –.

– No digas tonterías, has estado molesto conmigo todos estos días por lo que pasó en la universidad no puedes decirme ahora que mis disculpas son incompletas ya déjate de tonterías –.

– ¡No me digas que no entiendes! – gritó Inuyasha y luego trató de calmarse y miró hacia otro lado – eso no es suficiente, necesito una explicación una real de por qué te fuiste –.

– Es que no hay más motivos de los que ya sabes –.

– ¡No mientas Sesshomaru! No te atrevas a mentir, estos años estuviste lejos de mí, no me hablabas y me evitabas todo lo que podías y ahora estás aquí tomando decisiones por mí, preocupándote por mí, dándome tu apoyo… tus acciones son tan contradictorias que ya no sé a quién tengo enfrente, todo este tiempo yo… –

– Escucha este no es el momento para estas cosas, ya me disculpé y no hay nada más de que hablar así que… –

– ¡No te atrevas a interrumpirme! – Inuyasha tenía una mirada firme, estaba decidido a saber la verdad – ¿qué rayos fue todo eso ahí adentro? ¿desde cuándo eres tan relajado? Ya no sé quién es la persona que tengo enfrente, este no es mi hermano – dijo con resentimiento señalando a Sesshomaru – mi hermano nunca se hubiera ido, antes eras más serio ¿tanto has cambiado? –.

El menor miraba intensamente a su hermano. Sesshomaru se sentía un rastrero, que su hermanito le dijera esas cosas le hacía más grande el agujero en su corazón, pero ¿qué podía hacer? Ciertamente nada, no podía decirle la verdad o lo rechazaría para siempre y tampoco podía seguir con él como si nada porque solo ganaría que lo odiara más.

– Hay algunas cosas que no sabes sobre mi… – dijo titubeando el mayor.

– ¡Entonces dímelas! ¿qué pasó contigo este tiempo? Solo dímelo para poder comprenderte – eso último Inuyasha lo dijo más como súplica.

– Créeme que no tiene caso, y si te lo dijera no sabrías como manejarlo… – contestó Sesshomaru con resignación.

– Eres imposible… ya tuve suficiente de ti por hoy si no me quieres decir mejor que me dejes en paz – Inuyasha dio la vuelta para regresar adentro, pero se sintió mareado y tuvo que parar manteniendo el equilibrio.

– Inu… – Sesshomaru se abalanzó para sostenerlo.

– ¡No te acerques! Solo déjame en paz – dijo el más joven y termino siguiendo su camino no sin antes tomar el primer baso con alcohol que encontrara a su paso.

Sesshomaru decide quedarse afuera y prende un cigarro para tener un momento de seriedad ante lo maldita que ha resultado cada decisión que ha tomado.

Adentro del club Inuyasha se acercó a sus amigos.

– ¿Y Sesshomaru? ¿no estaba contigo? – preguntó Miroku.

– Al diablo con Sesshomaru – dijo Inuyasha mientras se bebía hasta el fondo un vaso de lo que sea que agarró en el camino.

– Vaya veo que ya empezó la parte divertida de la velada – dijo Koga

Inuyasha le dedicó una mirada asesina y siguió bebiendo.

– ¿En dónde dejaste a Kagome? – preguntó de nuevo Miroku.

– ¿No está con ustedes? – dijo Inuyasha.

Sus amigos le dedicaron miradas reprobatorias.

– Eres el novio del año – le reprochó Sango a quien ya se le había pasado un poco el efecto del alcohol.

Entonces el menor de los Taisho vio a su novia acercarse.

– ¿Lo ven? Ahí está, seguro solo fue al baño o algo así –.

Kagome llegó hasta ellos.

– Inuyasha ¿ese era tu hermano Sesshomaru? – preguntó la joven.

– Si, ¿qué con eso? –.

– ¿No pensabas decírmelo? ¿acaso no piensas presentármelo? – el tono de Kagome ya sonaba algo irritado –.

– ¿Presentártelo? Créeme que te hago un favor tu no quieres conocerlo es un idiota –.

– ¡Eso no es razón suficiente! ¡Fuera de nosotros cinco nadie más sabe que somos novios! – gritó la joven ya molesta.

– Bueno, esa es nuestra señal para retirarnos – dijo Miroku y él, Koga y Sango caminaron hacia otro lado.

Era cuestión de tiempo para que ese tema surgiera y la verdad era que Kagome ya había aguantado mucho sin decir una palabra, pero las recientes actitudes de Inuyasha no hacían más que frustrarla y reforzar su teoría de que su novio no quería presentarla a su familia.

– Escucha Kagome no sé de dónde sacas eso, pero ahora no es momento para algo así, estamos en una fiesta y yo… –

– ¡Precisamente por eso es buena idea! Él está aquí puedes presentármelo ¿o es que acaso no soy tan importante para que me presentes a tu familia? – dijo ella con un tono dolido.

– Vamos no digas tonterías, simplemente no es momento, no estamos en buenos términos ahora, entiende Sesshomaru es como un grano en el trasero una vez que se presenta no deja de molestar… –

– Es suficiente Inuyasha, sabes algo ya he sido muy paciente contigo por todo lo que sucedió, pero ya me estoy cansando no tengo idea de que fue todo lo de hace rato ¿estabas en una competencia estúpida o qué? No puedes dejarme a un lado por días y luego usarme como mejor te parezca, si quieres arreglar las cosas búscame cuando tengas una explicación convincente para mí – dijo la chica muy molesta y dio la vuelta para irse.

– Kagome no… ¡espera! – gritó Inuyasha algo desorientado, la verdad es que no había visto venir nada de eso aun estaba desconcertado de que fue todo lo que le dijo y estar alcoholizado no ayudaba.

– ¡Despídeme de los chicos! – terminó de decir la joven y apresuró el paso a la salida.

Inuyasha trató de alcanzarla, pero chocó con un mesero y casi lo tira, de inmediato Koga fue a auxiliarlo.

– Ya se fue Inu, déjalo así ella en verdad estaba molesta mejor espera a que se calme y la buscas mañana – le dijo su amigo.

– ¡Maldición! Necesito un trago – fueron directo a la mesa que tenían para ellos.

El menor de los Taisho ya tenía una excusa más para seguir perdiéndose en alcohol. Luego de un rato mirándolo beber e intentando que no siguiera, sus amigos ya empezaban a preocuparse por él.

– ¿A dónde vas? – le preguntó Sango a Miroku.

– ¡Necesito tomar aire fresco! – dijo en voz alta para que todos lo escucharan – iré a buscar a Sesshomaru – esta vez fue en un susurro solo para Sango.

Miroku se separó de sus amigos y fue a la parte de afuera del club para encontrar a Sesshomaru sentado en una mesa ahuyentando con la mirada a todas las chicas que se le querían acercar.

– Bueno tal vez sobre decirlo, pero solo los hermanos Taisho pueden lograr robarme la atención en mi cumpleaños ¿me podrías decir que rayos fue todo ese numerito de baile? –.

– No seas tonto, no fue nada Inuyasha me quiso fastidiar, pero no lo logró es todo –.

– Si claro y la actitud de él ¿cómo la explicas? – preguntó Miroku muy sarcástico.

– Simplemente no quería que me divirtiera y ya, aun está molesto sabes que siempre ha sido caprichoso no le gusta cuando las cosas no salen como él quiere – dijo Sesshomaru convencido de sí mismo.

Miroku observó incrédulo a su amigo, la verdad era que siempre había creído que algo raro pasaba entre sus amigos, esa rápida huida al extranjero de Sesshomaru y el cambio tan drástico que tuvo en su trato con Inuyasha no era algo normal. Sin embargo, también sabía que mientras más buscara más lejos estaría de las respuestas así que solamente había dejado de preguntar.

– Claro, sabes ahí adentro a Inuyasha está a punto de darle una congestión alcohólica, acaba de discutir con su novia, aunque no creo que eso le afectara tanto mas bien lo noto muy triste por otras cosas, si quieres Koga y yo podemos encargarnos de él … –

– No, no te preocupes termina de disfrutar tu cumpleaños, yo me encargaré de Inuyasha – dijo el mayor mientras se levantaba para entrar de nuevo al lugar.

– Sesshomaru… – Miroku esperó a que su amigo se detuviera – a él en verdad le entristeció tu ausencia, al menos le debes la explicación real, estoy muy seguro de que ese enojo por parte de Inuyasha no es más que tristeza que quiere ocultar –.

– Es que no hay nada que explicar – concluyó Sesshomaru para seguir su camino al interior del lugar.

– Claro como no – dijo el castaño para sí mismo.

Una vez dentro Sesshomaru vio a su hermanito sentado con Sango quien se daba a la tarea de vigilarlo. Inuyasha tenía recargada la cabeza en el hombro de su amiga y ella le daba palmadas en el hombro mientras él balbuceaba alguna incoherencia apenas entendible sobre Kagome.

Sesshomaru se acercó y Sango no pudo evitar mirarlo intensamente, la chica pensaba que era el hombre más hermoso que había visto y eso que en verdad creía que su amigo Inuyasha era muy guapo.

– Inuyasha es hora de irse – dijo el mayor.

Inuyasha trató de incorporarse y mirarlo a la cara.

– No… iré contigo yo me iré con Koga… ¿D-dónde mierda está? – preguntaba el menor con mucha dificultad.

– Aquí estoy, solo me ausenté un momento yo puedo llevarlo sin problema Sessh – dijo y se agachó para intentar sostener a Inuyasha por el hombro.

Cuando Koga logró sostener a su amigo, Sesshomaru le dedicó una mirada asesina.

– Dije que yo lo llevaré a casa – repitió una vez más con tono firme.

– ¡N-no iré contigo a ningún lado! – eso sí pudo decirlo claramente Inuyasha.

Pero Koga observó nuevamente la cara del mayor de los Taisho.

– Genial ahora jueguen conmigo, sabes Inu lo siento, pero no puedo darme el lujo de ser tratado como un costal de papas por tu hermano es mejor que vayas con él – dijo Koga resignado, después de todo no planeaba terminar en un pleito por querer evitar otro.

– Traidor – masculló Inuyasha molesto. 

– Puedo llevarte hasta el auto – Sesshomaru trató de sostener a su hermano, pero éste le empujó la mano.

– Puedo… caminar solo – dijo molesto el menor.

Ambos comenzaron a caminar estando Sesshomaru atrás de su hermanito por si en algún momento perdía el equilibrio y con mucha dificultad Inuyasha caminaba tambaleante sostenido de la pared porque podía ser que estaba ebrio pero el menor de los Taisho no sedería ante su hermano, eso nunca. Al fin llegaron al auto de Sesshomaru y este abrió la puerta de atrás para que su hermanito pudiera recostarse un rato.

Parecía que a Inuyasha el aire de la noche le había afectado demasiado pues apenas entro al auto, casi perdió el conocimiento al instante. El mayor entró después y comenzó su recorrido hasta su hogar, todo el camino permanecieron en silencio pues Inuyasha dormía y Sesshomaru lo miraba a cada rato por el espejo retrovisor para asegurarse de que estuviera bien. Cuando al fin llegaron a su destino el mayor bajó del auto para despertar a su hermanito y ayudarlo a bajar.

– Inuyasha ya llegamos – dijo Sesshomaru sin hacer mucho escándalo para que despertara.

– Mmmmm – fue el único sonido que salió del menor.

– Vamos Inu no puedes quedarte aquí – Sesshomaru sacudió un poco a su hermano para levantarlo.

Inuysha logró entre abrir los ojos y apenas levantarse.

– T-te odio… – alcanzó a decir con mucho trabajo, pero aun con tono de rencor.

– Como quieras, pero tienes que salir de aquí – contestó el mayor tomándolo por el brazo, pero lo único que consiguió fue que le aventaran a un lado.

– Y-yo puedo solo – balbuceó Inuyasha.

Sesshomaru lo miró irritado y dejó que se levantara solo. Apenas puso un pie fuera del auto, Inuyasha perdió el equilibrio y casi se cae de lado, pero su hermano lo sostuvo impidiendo su caída.

– Te o-odio Sessh… – dijo molesto el menor.

Su hermano simplemente le sonrió.

– D-deja de sonreír maldito – Inuyasha se quejó de nuevo.

– Cierra la boca te llevaré a tu habitación – contestó Sesshomaru mientras ponía uno de los brazos de Inuyasha sobre sus hombros.

Entraron a la casa y comenzaron el trayecto hacia la habitación de Inuyasha quien con trabajo caminaba y tenía la cabeza recargada en el hombro de Sesshomaru. Al mayor de los Taisho le dio la impresión de que por momentos su hermanito aspiraba profundamente el aroma de su cuello, definitivamente se estaba volviendo loco… malditas ganas y maldita represión sexual. Llegaron a la habitación, Sesshomaru abrió la puerta como pudo y entró con Inuyasha a cuestas, trató de depositarlo despacio en la cama, pero su hermanito se tiró con todas sus fuerzas al colchón jalándolo también a él.

– ¿Qué haces? – preguntó Sesshomaru algo confundido estando encima de su hermano y muy cerca de su cara.

– Jaja… l-lo siento – contestó Inuyasha divertido – ¿P-por qué siempre… hueles bien? – preguntó algo irritado.

El mayor de los Taisho se estremeció porque la cercanía era demasiada, observó fijamente a su cachorrito que se veía tan lindo aun estando ebrio: los ojitos ámbar aunque estaban entrecerrados le brillaban intensamente, sus labios se veían más rojos de lo normal al igual que sus mejillas todo gracias al alcohol seguramente. Sesshomaru tuvo miedo de sí mismo, Inuyasha se miraba tan apetitoso que podría cogérselo ahí en ese maldito instante, podría profanar a su hermanito, metérselo todo hasta el fondo hasta que suplique extasiado en llanto por más, hacerlo gemir su nombre en medio de un intenso orgasmo…Tuvo que aplicar mucha fuerza de voluntad para darse una bofetada mental y entrar en razón al tiempo que agradecía la ebriedad de su hermano que no le había permitido notar la erección en sus pantalones.

– Ya estás en la cama ahora te dejaré descansar – dijo el mayor mientras se levantaba, pero fue jalado de nuevo a la cama.

– N-no te vayas Sessh… no me dejes solo yo… te he extrañado tanto, q-quédate aquí… – pidió Inuyasha casi suplicante.

Sesshomaru sabía que su hermanito estaba ebrio, pero le parecieron muy sinceras sus palabras y con ellas sintió como un sentimiento de culpabilidad e impotencia le llenaba el pensamiento. Quería quedarse ahí pero no estaba seguro si Inuyasha no corría peligro al estar con él.

– Inu ya es tarde y estoy cansado yo… –

– ¡No me abandones! – gritó para sorpresa de Sesshomaru.

– Inu yo… –

– Por favor no lo hagas m-me siento muy solo… – dijo el menor en sollozos con algunas lágrimas corriendo por los costados de su carita – acercó más a Sesshomaru hasta él.

Estaban demasiado cerca, el hermano mayor temió por lo que pudiera pasar al atreverse a estar tan cerca de Inuyasha y su cuerpo tentador y cadencioso. Entonces se odió aún más a sí mismo por tener pensamientos lascivos mientras su hermano estaba sufriendo y lo abrazó con sus brazos protectores para que se tranquilizara. Sesshomaru se giró hacia un lado para no seguir sobre su hermano y quedaron uno alado del otro aun frente a frente.

– No estás solo, pero si un poco ebrio aun – dijo el mayor con una sonrisa para cambiar el tema.

– ¡N-no te burles de mí tú te fuiste cuando juraste que nunca me abandonarías, te fuiste! – Inuyasha incrementaba los sollozos y el llanto.

– Inu, ya no pienses en eso escucha ahora estoy aquí y eso es lo que importa solo déjalo en el pasado solo cálmate – dijo Sesshomaru acariciando la mejilla de su hermanito quien parecía tratar de calmarse.

– O-oye Sesshomaru – dijo Inuyasha como en un sollozo.

– ¿Qué? –.

– ¿Recuerdas… c-como me calmaste después del funeral de mi madre? – preguntó el menor con nostalgia.

Sesshomaru casi queda pálido de la impresión, hacía tanto tiempo que había dejado muy atrás en el olvido ese pequeño detalle de flaqueza que tuvo, que casi era asunto olvidado en su cerebro. “Maldita sea” pensó el hermano mayor y decidió que lo mejor era hacerse al occiso.

– ¿De qué hablas? Estás confundido – dijo con seguridad Sesshomaru.

– Tu m-me besaste –.

Sesshomaru estaba embobado en los labios de su cachorrito cuando esas palabras salieron de su boca, había sonado tan endemoniadamente sensual que estuvo a punto de besarlo de nuevo.

– Jha, no seas tonto ¿por qué haría eso? Estás equivocado –.

Los ojos de Inuyasha se llenaron de lágrimas nuevamente.

– N-no lo niegues… tú lo hiciste, fuiste tan cálido… yo… y-yo quiero… que lo hagas otra vez… – pidió el menor acercándose un poco más a Sesshomaru mientras se mordía el labio inferior y casi cerrando por completo los ojos.

Al escuchar eso, Sesshomaru ya no fue dueño de sus acciones, simplemente el amor y el deseo que sentía por su hermanito se apoderaron de él y se acercó aún más a esos hermosos y tentadores labios rosas…

 

CONTINUARÁ....

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Les gustó? Me encantó escribir la parte del baile, la verdad es que desde antes de comenzar a escribir esta historia ya sabía que eso del baile iba a pasar xD en este capítulo pudimos ver la parte de los pensamientos de Inuyasha y de por qué anda más resentido de la cuenta con Sessh. Y pues aparecieron otros personajes y todavía faltan otros así que prepárense porque esto se va a poner bueno jajaja espero les esté gustando y perdónenme por dejarles en ascuas con la parte final del capítulo, no me odien.

A mis lectores silenciosos (si es que los hay xD) me gustaría pedirles que me dejaran un review al menos para decir si les está gustando o no, igual se aceptan críticas de cualquier tipo pero haganme saber que si les mueve algo esta historia por favor! Ya la siguiente semana si todo sale bien tendré listo el capítulo 5 así que nos vemos hasta entonces. Gracias por leer esta historia!!!!

ATT. TAMINA BENNET STARK.


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