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PERDONA POR DECIR QUE TE AMO por Tamina Bennet Stark

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Notas del capitulo:

Antes que nada disculpenme por haber tardado tanto en actualizar :'( fue un mes creo, espero que no vuelva a pasar. Sin más los dejo con el capítulo y nos vemos al final!

 

 

 

Capítulo 6. Secreto.

– Bueno parece que ya terminamos con la ropa – dijo Kagura luego de unas horas de acomodar en cajas todo lo de aquel enorme closet – y ya es tarde, podemos continuar otro día con las demás cosas para que no sea tan cansado ¿te parece? –.

– Si, está bien – contestó Inuyasha algo perdido.

Lo cierto era que aún tenía aquellos pensamientos acechando su cabeza, la imagen de Sesshomaru y él besándose no dejaba de molestarlo.

– ¿Sigues pensando en aquello de los besos? – preguntó la mujer divertida.

– ¡Ya basta! Deja de decir tonterías, no es eso – contestó él con un sonrojo en sus mejillas – es solo que… estoy pensando en mi novia… Kagome – “qué bueno que se me ocurrió algo rápido” pensó – ayer ella se fue muy molesta conmigo –.

–¡¿Tienes una novia?! Cuéntame ¿cómo es? ¿es bonita? – preguntó Kagura emocionada.

– Pues si lo es, y también es una buena persona solo que es algo impulsiva –.

– ¿Y por qué se molestó? –.

– Porque… no quise presentarla a Sesshomaru… – contestó Inuyasha con un titubeo.

– Pues no sería la primera vez que no quieres hacer algo así, a Kikyo nunca se la presentaste ni a él ni a tu papá… – argumentó Kagura muy convencida de sus palabras

– ¡Porque Sesshomaru está loco! Tú sabes lo que pasó con Kikyo y además no quiero darle una excusa para que comience a molestarme – dijo él muy molesto.

– Bueno Inu, Sessh solo se preocupó por ti y seamos honestos, llevabas saliendo con ella más de un par de meses y nunca se la presentaste ni a tu padre, además de que Kikyo es mayor que tu ¿cómo esperabas que tu hermano no se preocupara por ti? –.

– Esto es típico de ti, como siempre dándole la razón al tonto de Sesshomaru, incluso mi padre siempre le hacía caso a él sobre mí –.

– No es que le dé la razón, pero se preocupaba por ti, vamos tu tenías dieciséis y ella dieciocho, tal vez no era mayor de edad, pero aun así… –

– ¡Ay por favor! ¡Sesshomaru la investigó y la mandó a seguir! Como si su familia fuera parte de los yakuza o algo así, él se excedió solo para fastidiarme – dijo Inuyasha cruzándose de brazos y bufando molesto.

– Aun así, tu nunca quisiste presentarla a nadie, tal vez no lo hiciste porque para ti no era nada serio o por otra cosa… –

Ante ese comentario, el menor de los Taisho recordó que en realidad, específicamente él no quería que su hermano conociera a su entonces novia. No sabía el por qué, pero simplemente la idea de que Sesshomaru conociera a sus novias no le gustaba para nada.

– ¿Inu? ¿Me escuchas? – preguntó Kagura mientras Inuyasha volvía de entre sus pensamientos.

– ¿Ah?... ¿qué decías? – preguntó él.

– Decía que debo irme, Sessh me envió un mensaje está viniendo, dice que me puede llevar a mi casa –.

– Está bien – contestó el.

Luego de terminar con algunas cosas, Kagura e Inuyasha bajaron las escaleras y salieron cuando Sesshomaru esperaba a la mujer en el auto.

– ¿Por qué no hay nadie en casa? – le preguntó el menor a su hermano extrañado de no haber encontrado a nadie de la servidumbre en la casa.

– Le di el día libre a todos, podemos estar veinticuatro horas sin servidumbre – contestó Sesshomaru desde su auto.

Inuyasha hizo una cara de molestia, no estaba acostumbrado a hacer algunas cosas por su cuenta. Era un chico muy malcriado.

– Nos vemos Inu – dijo Kagura mientras se acomodaba en el auto y el chico se despidió con la mano.

Una vez que salieron de la propiedad, Kagura se le quedó mirando a Sesshomaru.

– ¿Qué? – preguntó molesto por la mirada interrogante.

– ¿Por qué dejaste ir a la servidumbre? Inuyasha nunca se queda solo sin Kaede al menos – preguntó ella.

– ¿Qué tiene de malo? Es un niño caprichoso, no le hará mal hacer las cosas por su cuenta un día – dijo él.

– Claro, claro – Kagura habló con sarcasmo – es por eso y no por otra cosa como que quieras pasar tiempo a solas con él –.

– Hablas tonterías –.

– Sí, como no… ¿sabes algo? Deberías aprovechar y hablar con el cachorrito, hoy estuvo haciéndome algunos reclamos de los cuales todos tenían que ver contigo, básicamente sigue molesto conmigo sin razón alguna porque piensa que te fuiste de Japón por ir detrás de mí, lo cual tu y yo sabemos bien que no es verdad – aseguró la mujer con la mirada penetrante y fija a Sesshomaru – aunque tu tampoco fuiste muy sincero conmigo de tus motivos para irte –.

– Yo te dije por qué fue y espero que no le hayas comentado nada a Inuyasha –.

– ¡Ay por favor Sessh! ¿hasta cuándo piensas continuar con esa historia para nada convincente? Pero no te preocupes porque no soy quien para decirle tus supuestos motivos a tu hermano, eso te corresponde a ti –.  

Sesshomaru no dijo nada, solo se limitó a hacer un sonido como de inconformidad.

– Ni tú ni él han llevado un proceso de duelo como es debido, Inuyasha está afectado por todo y ninguno de los dos ha platicado de eso mientras se dejan llevar por pleitos sin sentido… te necesita, eres su familia y él es la tuya debes decirle la verdad de todo, te he dicho que estoy convencida de que hay cosas que no son como tú crees, él te ama y va a comprenderte –.

Luego de decir eso el mayor de los Taisho no dijo nada nuevamente, se concentró en el camino.

– En verdad eres imposible Taisho Sesshomaru … – dijo ella y dirigió su mirada al frente.

– Aun no es el momento adecuado – contestó él al fin.

Kagura solo suspiró profundamente y momentos después llegaron a casa de ella. La mujer volteó para ver a su amigo y le acarició el rostro.

– Deja de tener miedo y acércate a él, no sucederá nada malo… sabes a qué me refiero – comentó ella.

Él la miró fijamente, pero con algo de indiferencia. Kagura dio un hondo suspiro.

– Nos vemos después – dijo ella despidiéndose.

– Nos vemos – contestó él.

Claro que en sus adentros Sesshomaru sabía lo que ella quería decir, Kagura lo conocía mejor que nadie y no era estúpida. Aunque él nunca se lo dijo y se empeñaba en negar cualquier insinuación de ella, en el fondo estaba seguro de que sabía la verdad, que él estaba enamorado de su hermanito. Pero admitirlo frente a ella era simplemente inaceptable. No podía decirlo frente a nadie, Sesshomaru no quería convertirse en esa persona que aceptaba el deseo incestuoso frente a los demás porque ¿qué seguiría después de aceptarlo? ¿hacer a Inuyasha suyo? Ni pensarlo, nunca le haría algo así a su hermano.

Con muchos pensamientos en la cabeza condujo el camino de regreso a su casa. Al llegar vio un auto estacionado afuera y al entrar en la casa escuchó voces en la cocina, Inuyasha estaba hablando con alguien. De pronto un escalofrío recorrió la espalda de Sesshomaru al darse cuenta de quién era esa voz. Cuando abrió la puerta pudo ver a su hermanito sentado frente a alguien que él conocía muy bien.

– ¡Ah Sesshomaru! En verdad no tardaste, tu hermanito me hizo el favor de dejarme pasar –.

Sesshomaru se quedó estático por un momento, no sabía que decir.

– El señor Onigumo me dijo que ustedes son amigos y lo dejé pasar me imaginé que no querías que te esperara en la puerta – dijo Inuyasha.

– ¿Acaso no vas a saludarme? ¿vine en un mal momento? –.

– ¡Jha! – masculló el mayor de los Taisho – ¿Qué haces aquí Naraku? – preguntó algo agresivo.

Inuyasha ladeó la cabeza por el tono con el que habló Sesshomaru.

– Vaya que modales los tuyos yo… –

Sesshomaru le hizo una seña con el dedo índice a Naraku como diciéndole que dejara de hablar.

– Ya puedes retirarte Inuyasha – le dijo a su hermano.

– Pero… –

– Déjanos solos por favor – dijo dándole una mirada intensa a Inuyasha.

– Ash está bien, hasta luego señor Onigumo – dijo el menor en clara molestia.

– Puedes llamarme Naraku, hasta luego Inu, fue un verdadero placer conocerte – dijo Naraku con un tono que no le gustó para nada al hermano mayor.

Inuyasha se retiró de la cocina, no sin antes detenerse un momento para tratar de escuchar la conversación de su hermano.

– ¿Se puede saber qué haces aquí? – preguntó Sesshomaru molesto una vez que vio a su hermanito salir.

– ¿Por qué ese trato? ¿es que no te alegras de verme? – contestó aquel hombre acariciando la mejilla de Sesshomaru.

– No es gracioso Naraku, ¿cómo supiste mi dirección? ¿Fue Kagura? – preguntó el peliplata de nuevo con molestia y haciendo a un lado la mano que estaba en su mejilla.

– No, no fue ella y no es tan difícil encontrar la dirección de un Taisho, te fuiste como si nada un día, sin decir adiós al menos por teléfono ¿qué esperabas? Dejaste las cosas inconclusas – dijo el hombre.

– Mi padre falleció, no era momento para sentarme a dar explicaciones además sabes muy bien que nada de esto fue algo serio –.

– Claro que lo sé ¿por quien me tomas? Sesshomaru Taisho nunca se compromete con… –

– ¡Cierra la boca! – gritó el peliplata interrumpiendo a Naraku.

– ¿Pero qué rayos pasa contigo?  –.

– Cállate – dijo de nuevo Sesshomaru para dirigirse a la puerta de la cocina y asegurarse de que Inuyasha se haya ido.

Al escuchar los pasos, el hermano menor salió corriendo de ahí estando completamente extrañado de aquella conversación que escuchó, ¿quién era ese sujeto Onigumo Naraku en la vida de su hermano? No lo sabía, pero definitivamente tenía que averiguarlo.

Por su parte Sesshomaru echó un vistazo rápido afuera de la cocina y tras cerciorarse que Inuyasha no estuviera por ahí, regresó con Naraku.

– ¿Qué mierda pasa contigo Sesshomaru? – preguntó aquel hombre muy extrañado de la actitud del otro.

– Bien sabes que nadie de mi familia ni mis conocidos en Japón saben que soy gay – contestó el mayor de los Taisho con molestia.

– ¿Es en serio? ¿ni siquiera le has dicho a tu hermano después de lo de tu padre? – .

– No tengo por qué contestarte eso, ¿a qué has venido? – contestó el peliplata a la defensiva.

– ¿Y por qué ese trato tan hostil hacia mi persona? Vine porque estaba preocupado por ti, que tú padre falleciera y siendo como eres lo probable era que tuvieras una crisis, pero en fin creo merecer algo mejor que las groserías que le haces a todos, me largo de aquí – contestó Naraku a punto de irse.

– Espera, es solo que no me gustaría que Inuyasha se enterará de algo tan…delicado por medio de otras personas, me preocupó que le hubieras dicho algo sobre mí… - dijo Sesshomaru muy sincero.

– No te preocupes no lo hice –.

– Podemos hablar otro día en mi oficina, si te parece –.

– Claro… en verdad te importa demasiado lo que piense tu hermanito, pensé que fuera tan relevante para ti es decir, te conozco desde hace dos años y nunca hablaste demasiado de tu familia –.

– No tengo por qué… -

– Darme explicaciones ya sé, pero bueno, sabes que si necesitas compañía en las noches siempre me puedes llamar no me molestaría conocer tu habitación de adolescente – dijo Naraku insinuante y guiñando con el ojo derecho.

– Olvídalo, eso ya se acabó pero hablamos después gracias por preocuparte – contestó casi amable Sesshomaru.

– Bueno lo intenté, aunque para ser sincero ese hermano tuyo se parece mucho a ti excepto por el cabello y por esa linda mirada de dulce cachorrito que tiene, lo hace lucir apetecible – dijo el pelinegro de nuevo muy sugerente.

– Que ni se te ocurra poner los ojos en Inuyasha o me vas a conocer en verdad – contestó Sesshomaru amenazante.

– Vaya vaya ¿celoso? Jajaja nos vemos después señor Taisho – dijo al tiempo que pasaba junto a él.

Sesshomaru lo tomó firme por la muñeca sin lastimarlo.

– Es en serio Naraku, soy agradecido de que te preocupes por mí y te tengo mucha consideración, pero no te acerques a Inuyasha – repitió una vez más.

– ¡Jha! Te tomas muy en serio el papel de hermano mayor, como sea no pretendo crear un conflicto contigo no soy estúpido, pero no te aseguro que el se aleje de mí jaja ahora se bueno y ábreme la reja – sonrió y salió de la cocina.

A Sesshomaru no le gustaron para nada aquellas palabras, pero no quería hacer una escena en ese momento, no con Inuyasha tan cerca, así que mejor lo dejó pasar. Caminaron hacia el recibidor y se toparon con Inuyasha sentado en un sillón de la sala principal.

Caminaron hacia el recibidor y se toparon con Inuyasha sentado en un sillón de la sala principal.

– ¿Ya te vas Naraku? ¿Tan pronto? Siendo amigo de mi hermano pensé que nos acompañarias en la cena – preguntó Inuyasha extrañado de los modales de su hermano.

– Yo…-

Naraku fue interrumpido por Sesshomaru.

– Naraku solo pasó a saludar siendo un buen amigo, pero ahora tiene asuntos que atender, de lo contrario se habría quedado a acompañarnos – dijo el hermano mayor mientras su amigo le dedicaba una mirada de fastidio.

– Como sea fue un verdadero placer conocerte Inuyasha, ya será en otra ocasión – le tomó la mano al joven con fuerza y le guiñó el ojo, lo cual molestó de sobremanera al hermano mayor y puso algo nervioso a Inuyasha.

– Hasta luego – contestó el más joven.

– Nos vemos después Naraku y gracias por venir – dijo el hermano mayor visiblemente molesto.

– Cuando quieras Sesshomaru, hasta luego – dijo para dirigirse a su auto.

Luego de que Naraku entrara a su automóvil, Sesshomaru apretó unos botones en la máquina pegada a la pared de la puerta principal para abrirle la reja y luego hizo lo mismo para cerrarla. Cuando terminó con la reja se dio cuenta de que Inuyasha ya no estaba y se dirigió a la cocina. Encontró a su hermanito buscando que comer en el enorme refrigerador.

– ¿Qué haces? – preguntó el mayor.

– ¡Maldición! – contestó Inuyasha asustado tirando algunas cosas al suelo – me asustaste tonto… – dijo mientras levantaba lo que se le había caído.

– Ni siquiera alcé la voz –.

– Pero no hiciste ruido al entrar y no te esperaba tan pronto – dijo Inuyasha mientras alzaba la mirada para ver a su hermano y no pudo evitar un sonrojo en sus mejillas al recordar lo sucedido con él en la mañana.

Sesshomaru dibujó una leve sonrisa en su rostro.

– ¿Qué piensas hacer con todo eso? – preguntó de nuevo el mayor.

– Comer ¿qué no es obvio? Les diste el día libre a todos y no prepararon nada para el almuerzo ni para la cena – contestó Inuyasha algo molesto.

– Pero nada de eso es para comer en la cena – dijo Sesshomaru señalando el helado, chocolates y demás golosinas que su hermanito tenía entre las manos.

– ¿Entonces que propones? Podemos ir a cenar fuera o… podríamos… – el menor se mostró un poco titubeante y bajó la mirada.

– ¿Podríamos qué? – preguntó el mayor.

– Tu… podrías… cocinar ramen – contestó Inuyasha sin hacer contacto visual.

– Lo hice hace unos días y me contestaste que podía tomarlo y metérmelo en donde mejor me pareciera, ¿fue así cierto? ¿o me olvidé de algo más? – preguntó algo irónico.

El menor bajó la cabeza un sonrojo se asomó en sus mejillas.

– ¿Y qué esperabas? ¡Estaba molesto! ¡Tú te encargaste de fastidiar mis decisiones! Y yo… ay bueno ¿lo harás o no? Porque no pienso rogarte – dijo Inuyasha cruzado de brazos y con el ceño fruncido.

Sesshomaru esbozó una sonrisa torcida en sus labios, ante lo cual Inuyasha aumentó su sonrojo. Ciertamente al menor le encantaban esas sonrisas, no era capaz de enojarse ante tal gesto de su hermano mayor. Al darse cuenta de que lo miraba embobado giró la cabeza hacia el otro lado y su cara quedó incluso más roja.

– Está bien, no he dicho que no – contestó el mayor y después de lavarse las manos comenzó a buscar todo lo que necesitaba.

El hermano menor se sentó en la barra y mientras comía unos pockys de chocolate que encontró en la cocina observaba detenidamente a Sesshomaru en todo lo que hacía. Inuyasha no habló para nada pues veía a su hermano muy concentrado cocinando, moviéndose con soltura y delicadeza en la cocina y no quería interrumpirlo con comentarios tontos, aunque se moría de la curiosidad por preguntarle a cerca de Naraku.

– Está listo – dijo Sesshomaru después de un rato mientras asentaba la olla frente a Inuyasha.

– ¿Puedo probarlo? – preguntó Inuyasha algo emocionado luego de ver aquel espectáculo que dio su hermano mayor en la cocina.

– Una vez que esté servido podrás comer – contestó el mayor.

– Pero yo quiero probarlo ahora – contestó el menor con tono de fastidio.

Sesshomaru le dio una mirada de frustración. Su hermanito siempre era caprichoso y se preguntaba si algún día dejaría de serlo. Tomó el cucharon tomando un poco de ramen y se lo dio a Inuysha directamente en la boca observando sus lindos y jugosos labios. Inuyasha sorbió un poco abriendo los ojos como platos.

– Está delicioso – dijo con tono de sorpresa.

– ¿Esperabas que no fuera así? – preguntó algo ofendido el mayor.

– Pues no, pero en verdad me sorprendes, no pensé que se te diera la cocina –.

– Sucede que en Inglaterra no tenía sirvientes y tuve que aprender a cocinar porque Kagura no tiene paciencia y gracia para esas cosas – dijo algo divertido terminando de servir la comida.

– En verdad cambiaste mucho este tiempo – dijo con tristeza el menor mientras pasaba los platos al comedor en una bandeja.

– Vamos solo aprendí a cocinar eso es todo – contestó Sesshomaru sin mucha importancia.

Ambos se sentaron en el comedor, el mayor en la cabecera de la mesa y el menor a su lado izquierdo.

– Eso es lo que te empeñas en decir, pero se que no es verdad, tu eres más relajado que antes aun cuando aun te comportas como un engreído sonríes más y antes… no lo hacías muy seguido – dijo Inuyasha para comenzar a comer.

A Sesshomaru le extrañó su reacción. Cualquiera pensaría que su hermanito estaría feliz debido a que ahora era más relajado pues siempre le criticaba su forma de ser, pero Inuyasha parecía triste y él no lograba entender por qué.

– ¿A Naraku de donde lo conoces? – preguntó Inuyasha curioso después de terminar su segundo plato de ramen.

– ¿Acaso no te diste cuenta de su apellido? –.

– El que sea primo de Kagura no me dice necesariamente como es que lo conoces, porque yo no lo hacía y él no me dijo mucho porque tu llegaste antes de que pudiéramos platicar algo –.

– Él ha vivido con sus padres en Europa desde que era pequeño, yo lo vi algunas ocasiones, pero tú eras muy pequeño para recordar, visitó a Kagura un par de veces cuando estábamos en Inglaterra y hace un año comenzó a vivir en la misma ciudad que nosotros, así nos conocimos y nos hicimos cercanos – explicó Sesshomaru con tono cortante.

– Y si son cercanos ¿por qué parecía como si quisieras que se fuera pronto? ¿y por qué él te reclamó que no le hubieras dado explicaciones cuando regresaste aquí? – preguntó el menor aún más curioso y a la expectativa.

Sesshomaru lo miraba con sorpresa en los ojos.

– No me mires así, escuché lo que te dijo en la cocina… –

– ¿Ahora escuchas conversaciones ajenas detrás de las paredes? – preguntó el mayor visiblemente enojado.

– Actuabas muy extraño y estoy seguro de que no me dirías nada, al contrario, parecía como si te urgiera porque yo no hablara con Naraku y solo quiero saber que es lo que escondes – contestó Inuyasha en tono de reproche.

Sesshomaru se encontraba frustrado, ¿ahora que excusa le inventaría a Inuyasha para que dejara de fastidiar con el tema de Naraku? Naraku… ese maldito se fue a aparecer en el momento menos indicado. Estaba consciente de que podía inventar cualquier excusa para salirse de eso, pero conociendo al estúpido ese seguramente se volvería a aparecer por ahí para decirle quien sabe que cosas a Inuyasha. Estúpido Naraku. Sesshomaru recordó las palabras de Kagura “él te ama y va a comprenderte”, “deja de tener miedo y acércate a él, no sucederá nada malo”. Decirle parte de la verdad a su hermanito tal vez podría arreglar un poco las dudas de Inuyasha del por qué se había ido de Japón. El mayor dio un hondo y largo suspiro.  

– Bien… escucha si en verdad quieres saberlo, creo que dadas las circunstancias no hay motivo para seguir ocultándolo – dijo con convicción el hermano mayor.

Inuyasha se sorprendió con ese comentario, por fin Sesshomaru le hablaría con la verdad. El menor abrió los ojos como platos esperando la respuesta.

– ¿Y bien? Dime… – pidió el menor.

– Sucede que… me fui porque… – el mayor titubeaba demasiado.

Inuyasha se sorprendió aún mas de lo que le costaba a su hermano decir las cosas, nunca lo había visto actuar de esa forma pues Sesshomaru siempre mostraba mucha seguridad en sí mismo para lo que fuera.

– Solo dilo Sessh – repuso el menor algo desesperado.

– Me fui porque soy gay – dijo al fin el mayor si más y dejando atrás las pausas.

El menor lo miraba incrédulo y de pronto una risa salió de su boca.

– ¿Estás bromeando cierto? – dijo entre risas siendo muy incrédulo, pero quedó desconcertado al ver la seriedad de Sesshomaru.

– ¿Acaso me estoy riendo? – contestó en total seriedad y dejó salir un suspiro.

– Vamos Sesshomaru no quieras tomarme el pelo es decir, tu… tu no puedes ser gay eres el tipo que tiene novias desde la secundaria, te he visto salir con muchas mujeres yo… – Inuyasha trató de cerrar la boca un instante y observó la cara de su hermano que estaba bastante serio –… vaya, yo… discúlpame pero jamás lo hubiera imaginado, esto es un poco extraño es decir… no es que esté mal, pero yo… – el menor se notaba muy nervioso ante las declaraciones de su hermano.

Sesshomaru lo observaba con detenimiento y es que era verdad, ante Inuyasha siempre había sido un hombre rodeado de mujeres. Tampoco era que las mujeres se le hicieran detestables, pero simplemente no eran lo suyo y lo usaba para aparentar que sus verdaderos intereses románticos estaban dirigidos hacia su hermanito.

– Bueno, ahí en tu reacción tienes la respuesta de porqué me fui – el mayor se sintió algo afligido por las reacciones de Inuyasha.

– ¡No digas eso! Sabes bien que yo no soy capaz de juzgarte Sesshomaru, pero no es tan fácil de asimilar siempre pensé que te gustaban las mujeres incluso Kagura fue tu novia y yo… –

– ¿Y por qué crees que terminamos poco después de llegar a Inglaterra? – preguntó Sesshomaru.

– Aún así, el que te gusten los hombres no es motivo suficiente como para irte de la casa y alejarte de nosotros yo… –

– No quería decepcionar a nuestro padre por eso fue que nunca dije nada, necesitaba escapar y tener un respiro de lo que realmente soy… – Sesshomaru observó a Inuyasha quien aun lo miraba incrédulo – tuve una crisis si así lo quieres ver –.

– ¿Acaso estamos hablado del mismo padre? Porque nuestro padre nunca hubiera estado decepcionado de ti, él no era un tipo homofóbico y siempre estuvo orgulloso de ti, papá nunca te hubiera dado la espalda y yo tampoco…  ¿cómo pudiste siquiera pensar algo así? – comentó el menor algo dolido.

– Bueno nunca dije que haya actuado de forma adecuada, simplemente hice lo que me pareció sensato en ese momento, tal vez fue actuar de forma estúpida, pero necesitaba un descanso para ser yo mismo – dijo Sesshomaru con algo de sinceridad pues no era del todo mentira lo que estaba diciendo.

– ¿Quieres decir que no eras tu mismo cuando estabas con nosotros… cuando estabas conmigo? – preguntó Inuyasha sintiéndose aún más dolido.

Definitivamente para él era una completa revelación lo que Sesshomaru le acababa de decir, pero que pensara en que debía ocultar algo como eso a él y a su padre le hacía sentir un malestar en el corazón. Por otro lado, al enterarse de su boca que en realidad es gay le ocasionó un extraño sentimiento de sosiego que lo invadió por completo.

– No Inuyasha, yo no me refería a eso, estando contigo es cuando me sentía más en la realidad tu me traías tranquilidad, siempre lo has hecho, pero al quedarme solo conmigo no me sentía bien… perdóname que sea tan difícil de explicar – le dijo a Inuyasha.

El menor miraba hacia el suelo como tratando de procesar todo lo que se había dicho en aquella conversación que se le antojaba un poco surrealista.

– ¿Y bien que puedes decir a mi secreto? – preguntó Sessomaru a la expectativa.

– Yo… aun estoy un poco resentido porque te hayas ido pero… creo que entiendo tus motivos, papá siempre esperó lo mejor de nosotros mas de ti que de mí, así que sé que llenar sus expectativas pudo ser difícil para ti, y yo nunca podría hacerte a un lado porque seas… ya sabes … –

– Gay – concluyó Sesshomaru.

– Si, bueno discúlpame si te hago sentir incómodo, es que es difícil de asimilar, pero nada va a cambiar entre nosotros Sessh tu sigues siendo mi hermano mayor – dijo Inuyasha para dedicarle la mejor de sus sonrisas a Sesshomaru.

Aquel gesto le llenaba el corazón al mayor y eso le preocupaba más, al menos por el momento se libraría de los cuestionamientos de Inuyasha, pero sentía temor por sus propias reacciones y actuar ahora que había dicho abiertamente que era gay.

– Pero sabes… aun no me dices por qué no querías que Naraku hablara conmigo, es decir ¿él sabe que tú eres gay? – preguntó curioso.

– En Inglaterra todo el mundo sabe que yo soy gay, simplemente no quería que te dijera algo antes de que yo te lo explicara –.

– Bueno eso… – de pronto el celular de Inuyasha los interrumpió – yo... oye discúlpame es Kagome tengo que… hola Kagome yo… ¿ahora? Son las siete ¿en tu casa? Si yo… de acuerdo nos vemos claro – Inuyasha terminó la llamada.

Ambos se miraron uno al otro debido a la interrupción. Sesshomaru tenía una cara de molestia muy marcada y es que no podía creer como su hermanito pudo darle más importancia a la llamada de esa chica que a la conversación que estaban teniendo. Inuyasha miraba a su hermano que tenía el ceño fruncido y parecía que algo le estaba incomodando, pero tuvo miedo de preguntar que era.

– Te decía que eso no explica por qué Naraku me diría algo así, si es tu amigo no tendría por qué… –

– Porque él era mi pareja – contestó el mayor sin poder evitarlo.

Sesshomaru no pudo soportar que su hermanito lo dejara en segundo plano y dijo que Naraku era su pareja sin pensarlo antes. Inuyasha abrió los ojos nuevamente en clara sorpresa, sintió como si le dieran un fuerte golpe en el pecho. Sesshomaru tenía pareja, tenía un novio… ¿qué significaba eso para él? ¿Por qué le dolió el pecho así? Ciertamente él ya lo había visto antes con otras parejas, con mujeres, ¿por qué ahora en particular encontraba molesto el que tuviera un novio?

– B-bueno… ¿era? – preguntó curioso el menor.

– Pues, nunca fuimos una pareja formal y cuando pasó el accidente di por terminada la relación, pensé que él lo había entendido así, lo cual no hizo, pero ya hablamos y él ya no es nada mío –.  

– Oh, vaya… – “estúpido Sesshomaru ¿se supone que eso debe hacerme sentir mejor?, pero que mierda digo” sacudió un poco la cabeza – es genial… digo al menos no estuviste solo… en fin pues, ya todo está bien, yo… comprendo mejor tus motivos – dijo casi con indiferencia, pero luego le dedicó una mirada de ternura a su hermano.

– Como sea, ya puedes ir con tu noviecita – dijo el mayor con desdén.

Inuyasha hizo una mueca de sorpresa por la actitud de su hermano.

– Pues… si quieres puedo quedarme, yo… –

– No te preocupes, en serio, ya todo está aclarado puedes irte – Sesshomaru esbozó una sonrisa forzada.

– Bueno… te ayudo con los platos –.

– No es necesario, en serio ve a bañarte no la hagas esperar – dijo el mayor guiñando un ojo.

– Claro… – dijo algo desanimado el menor y se dirigió a su habitación.

Mientras tanto Sesshomaru reunía los platos sucios para lavarlos.

– Eres un estúpido Sesshomaru – se dijo a sí mismo.

“Mira que tener celos de una chica, que idiota eres… esto nunca tendrá fin” decía en sus adentros mientras lavaba los platos.

Ya en su habitación el menor de los hermanos pensaba en todo lo que Sesshomaru le había dicho.

“Debí decirle a Kagome que hoy no podía, pero si lo hacía seguro iba a molestarse más… rayos debería quedarme, pero… todo esto es raro, es decir, ¿qué significa para mí que Sesshomaru sea gay?... ¡¿por qué mierda tengo que pensar eso?!”.

– ¡Que va a significar para mí! él puede acostarse con quien quiera, a mí me da igual – dijo mientras negaba con la cabeza.

Cuando terminó con los platos sucios, Sesshomaru se fue a su habitación decidido a meterse en la tina y descansar un poco de la noche anterior en aquella fiesta, así como del día que tuvo en la oficina y en casa. Se dio una ducha rápida en la regadera y después se metió a la bañera.

En su habitación, Inuyasha estaba vistiéndose. Se puso unos jeans y una playera blanca, unos tenis y comenzó a buscar su camisa favorita, una de color rojo. Sin lograr encontrarla comenzó a pensar en donde la pudo haber dejado, pues no era de esos que se desvestían en casas ajenas y entonces recordó cuándo y en donde fue la última vez que la vio. Salió a toda prisa de su habitación, irrumpiendo en el baño de Sesshomaru mientras éste se encontraba en la bañera. Ante la imagen de su hermanito entrando repentinamente a su baño el mayor se sobresaltó.

– ¡¡¡Pero qué diablos!!!! ¿Inuyasha? – gritó Sesshomaru.

– Lo siento vine buscando algo que dejé aquí – dijo él muy normal.

– ¿Acaso no sabes golpear a la puerta? – preguntó el mayor aún sobresaltado y a la vez tratando de reunir espuma del agua para “cubrirse” con ella.

– Vamos no es para tanto, siempre nos metíamos juntos a la tina cuando éramos niños – dijo como si nada Inuyasha.

– Ah sí claro ¡excepto que yo no solía estar desnudo! – gritó Sesshomaru.

– ¡Ay no exageres! Solo vine por una camisa que dejé aquí – contestó el menor con tranquilidad.

– ¿Sí? ¿y por qué hay cosas tuyas en mi baño? – preguntó el mayor.

– Pues… porque… – Inuyasha comenzó a titubear.

El hecho era que entraba a la habitación de su hermano cuando se sentía solo pues de esa forma podía pensar que lo tenía cerca al estar en esa habitación con sus pertenencias al rededor y su olor impregnado por todo el lugar.

– ¡Porque el calentador de mi baño se descompuso!... y pues tu baño es más grande y cómodo que el mío así que me bañaba aquí… – concluyó con una sonrisa por demás nerviosa y agradecido de que se le hubiera ocurrido algo tan rápido.

Su hermano lo observó detenidamente, algo había en la forma en que Inuyasha dijo todo eso que no le parecía convincente.

– ¡La encontré! – dijo el menor de pronto mostrando su camisa – además, ¿porque te preocupa que haya entrado? yo no le veo nada malo, eres mi hermano aunque… hace un rato Kagura me contó que cuando era niño solías besarme – hizo una pausa para observar a su hermano quién tenía la boca abierta ante aquella declaración – y tú eras mayor que yo y ahora que recuerdo cuando nos bañamos juntos yo sí solía estar desnudo… tal vez después de todo tú seas un pervertido y por eso te incomoda mi presencia ahora – dijo y una sonrisa pícara asomó de su rostro.

Sesshomaru quedó impactado con sus palabras y se sintió un poco mal ante aquellas declaraciones, muy por el contrario, Inuyasha lo observaba con diversión, aunque él también se encontraba sorprendido por sus propias palabras. El menor se dio la vuelta para salir del baño y entonces Sesshomaru ante un acto de improviso tomó un jabón que tenía cerca de él y se lo aventó a la cabeza.

– ¡¡¡Auch!!! ¡Pero qué de…! – gritó Inuyasha, aunque pronto las palabras se le fueron de la boca porque al voltear no daba crédito a lo que veían sus ojos.

En un acto de reflejo para aventar el jabón su hermano se puso de pie siempre dentro de la tina. Los dos se miraron a los ojos uno al otro durante unos instantes que parecieron eternos, como si ambos quisieran evitar la vergüenza lo más que pudieran. Inuyasha entonces no pudo evitar dar una mirada rápida hacia abajo y cuando lo hizo se maldijo a sí mismo en sus pensamientos al tiempo que quedó más rojo que la camisa que traía en sus manos.

– Inu… yo – dijo apenas en un susurro Sesshomaru, pero seguía ahí parado completamente desnudo frente a su hermano.

Inuyasha miraba al suelo, ya sin poder mirar a los ojos a Sesshomaru, simplemente dio la vuelta y salió casi corriendo de ahí, tanto que en el camino tropezó y cayó al suelo.

– ¿Inu estás…? –

– ¡Estoy bien! – contestó al tiempo que se levantaba y corría más rápido saliendo de la habitación y azotando la puerta detrás de él.

Cuando llegó a su habitación se sintió contrariado, su corazón latía desesperadamente, casi jadeaba y sus mejillas ardían “es… un… es enorme…” pensó, ante lo cual rápidamente sacudió su cabeza para alejar esos pensamientos.

– ¿Pero qué mierda pasa conmigo? – se dijo a sí mismo estando casi fuera de sí.

No sabia por qué tenía esa sensación en el pecho, el sonrojo en la cara y las manos temblorosas.

 – ¡Maldición! – sabía qué tipo de emociones eran esas, pero era demasiado aceptar algo así.

Lo peor vino cuando sintió algo extraño entre sus piernas. Miró hacia esa dirección y toda la piel se le erizó al ver como tenía una enorme erección en los pantalones.

– N-no… no puede ser… – dijo con un hilo de voz.

CONTINUARÁ

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Notas finales:

Este capítulo me costó un testículo que no tengo, así que espero haya quedado bien :v ya voy a acelerar las cosas porque pues seguro ya andan perdiendo la paciencia así que veré porno gay para traer un buen lemon jajaja ok no. Espero ver sus commentarios, opiniones, etc, nos vemos en el siguiente capítulo. 

TAMINA BENNET STARK


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