Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

PERDONA POR DECIR QUE TE AMO por Tamina Bennet Stark

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos!!! sobre todo a los lectores silenciosos xD esta vez actualicé más rápido porque ya andamos en la recta final del fic y quiero apurarme a terminarlo porque ya tengo otra idea en mente.

Estoy muy contenta de haber llegado a este capítulo porque desde antes de comenzar a escribir el primer capítulo, éste ya estaba más que planeado. Espero que lo difruten!

 

:)

CAPÍTULO 9. El giro inesperado.

La luz del sol que se colaba por la ventaba comenzó a molestarlo. Trató de ignorarla lo más que pudo, pero terminó por abrir los ojos. De pronto mientras trataba de asimilar que ya era de mañana recordó que se quedó dormido sin saber el paradero de Inuyasha y sin pensarlo se levantó rápidamente de la cama para ir a la habitación de enfrente. Llamó a la puerta dos veces y luego de no obtener respuesta decidió pasar sin más para darse cuenta de que no había nadie en la cama.

– ¿Inuyasha? – preguntó por si su hermanito estaba en el baño, pero nuevamente no hubo respuesta.

Abrió la puerta del baño para asegurarse de que nadie estaba ahí. “Tal vez ya se despertó” quiso pensar, aunque la cama no estaba revuelta. Trató de no darle tantas vueltas al asunto y regresó a su habitación para tomar un baño y posteriormente seguir buscando a su hermano. Pero nuevamente obtuvo el mismo resultado al asomarse de nuevo a su habitación. Decidió buscarlo en la parte baja de la casa, preguntó a los sirvientes por él, pero le dijeron que no lo habían visto. Llamó a la gente de seguridad y le confirmaron que Inuyasha no había llegado a dormir, no había señales de él.

Sesshomaru se preocupó de inmediato, mas que pensar en el hecho de que a Inuyasha le hubiera ocurrido algo malo, tenía el presentimiento de que nada bueno vendría con esa situación. Tomó su celular y marcó al número de su hermano, pero lo mandaba directo al buzón. Aquel mal presentimiento incrementaba a cada momento para el peliplata quien decidido a llegar al fondo del asunto marcó otro número de inmediato, pero obtuvo el mismo resultado.

– ¿Qué pasa? – contestó Miroku.

– Inuyasha no llegó a dormir y su celular me manda al buzón –.

– … ¿Le preguntaste a Koga? –.

– Él no contesta –.

– Pues tal vez sería bueno preguntarle a Kagome, si quieres puedo marcarle –.

– Bien, hazlo mientras voy por ti, ¿estás en tu casa? –.

– ¿Qué? Sí, pero…

– Voy para allá – dijo Sesshomaru y enseguida cortó la llamada.

Se subió a uno de sus autos lo más rápido que pudo y condujo por las calles de la ciudad a toda velocidad, tanto que en cinco minutos ya estaba estacionado afuera de la casa de Miroku. Al no ver al chico en la puerta tomó su celular y le marcó.

– ¿Por qué razón no estás afuera? Te dije que venía por ti –.

– ¿Es una maldita broma? Nunca dije que iría contigo –.

– Trae tu trasero aquí y sube al maldito auto Miroku o soy capaz de arrastrarte para meterte, sabes que puedo hacerlo – dijo con un tono bastante amenazador.

El ojiazul no contestó. Colgó al teléfono y cuando Sesshomaru estuvo a punto de ir a buscarlo, Miroku salía de la enorme casa para después subir al auto.

– Eres de lo peor – dijo visiblemente molesto.

– ¿Hablaste con esa mujer? – preguntó el peliplata sonando desesperado.

– Sí, y no, ella no ha sabido de Inuyasha desde hace días –.

– Háblales a todos tus conocidos y pregúntales –.

–¿Estás loco? Estoy seguro de que está bien –.

– Solo haz lo que te pido – pidió de mal humor.

– ¿Por qué estás tan desesperado? Puede estar en casa de alguien, tal vez se pasó de alcohol y… –

– Tú sabes mejor que nadie que Inuyasha no hace este tipo de cosas, él me avisaría, algo debió molestarle y no tengo idea de que fue, así que hazme un favor y comienza a marcar –.

Miroku observó a su amigo unos instantes, vio como tenía las manos apretadas al volante, su mirada era demasiado penetrante y fija hacia un solo lugar y casi podía ver como le brincaba uno de sus parpados. Definitivamente Sesshomaru no estaba bien, así que era mejor ayudarlo y que ese episodio de ansiedad no se convirtiera en algo peor con lo que nadie quisiera lidiar. El castaño trató de pensar un poco. Efectivamente Inuyasha no solía hacer cosas como esa, cuando quería salir a beber o divertirse un rato siempre lo hacía con él o Koga, porque sí, tenía varios conocidos, pero sus verdaderos amigos y más cercanos eran ellos dos… de pronto algo se le vino a la mente y tomo su celular para marcar.

– ¡Buenos días querido! ¿cómo has estado? – preguntó con bastante alegría.

Sesshomaru lo observaba bastante atento.

– Vaya entonces fue una noche loca, oye te marqué para preguntarte si de casualidad viste a Inuyasha ayer – Miroku hizo una pausa y observó a su amigo – ¿en serio? Es genial ¿sabes qué pasó con él? Es que su hermano está preocupado porque no llegó a dormir anoche – hizo otra pausa mientras escuchaba al teléfono atentamente – ok, de acuerdo muchas gracias Jak, en serio fuiste de ayuda, claro nos vemos… si yo te avisaré cuando lo encontremos… claro – dijo y colgó.

– ¿Y bien qué rayos pasó? –.

– Lo vio ayer en un club, pero ya estaba un poco ebrio y no recuerda con claridad –.

– ¡¿Es en serio Miroku?! ¿Fue lo mejor que te pudo decir? –.

– Cuando Jakotsu bebe, suele tener lagunas mentales, no es muy tolerante al alcohol que digamos –.

– Márcale de nuevo que te diga que club era en el que estaban… no, espera, mejor aún pregúntale en donde está y lo visitaremos para que recuerde –.

– Escucha esto es una tontería – contestó Miroku mientras intentaba bajarse del auto, pero Sesshomaru puso los seguros a las puertas – ¿qué diablos haces? –.

– Solo haz lo que te digo Miroku porque no vas a bajar del auto – le dijo de nuevo con un tono amenazador.

.

 

De nuevo aquel auto deportivo color blanco cruzaba las calles de la ciudad a una velocidad demasiado alta. Iban tan rápido que un policía los detuvo, pero al ver el apellido Taisho en la licencia de conducir de Sesshomaru, el policía solo se limitó a sonreír y dejó que los dos chicos siguieran su camino. Así era siempre, aquel apellido abría demasiados caminos fáciles que Sesshomaru trataba de no aprovechar para cosas banales, pero en esa ocasión era algo necesario. Necesitaba encontrar a Inuyasha para saber qué rayos ocurría con él, pues estaba seguro de que no era nada bueno.

Llegaron al lugar en donde se encontraba Jakotsu. Un restaurant en el que estaba desayunando con su hermano mayor. El joven se encontrado sentado en una mesa haciendo círculos con la cuchara dentro de su café. Vestía una camisa color azul cielo que en verdad parecía un vestido y que estaba ajustada a su cintura con un cinturón bastante femenino y unos jeans muy ajustados.

– Hola Miroku, hola Sesshomaru – dijo el chico algo desganado.

– Bueno parece que si te pegó duro la fiesta – mencionó el ojiazul.

– Ya sabes que no soy bueno bebiendo, pero díganme ¿en qué les puedo ayudar? –.

– Pues veras nosotros… –

– Necesitamos saber en qué condiciones y en qué momento viste por última vez a Inuyasha – preguntó Sesshomaru interrumpiendo a Miroku.

– Pues ya le dije a Miroku, yo estaba ya un poco feliz cuando me topé con Inuyasha y realmente sólo tengo el vago recuerdo de haberlo visto y haberlo saludado que, por cierto, él ya estaba más enfiestado que yo – dijo el chico con tono divertido.

– Debe haber algo más que puedas recordar – insistió el peliplata acercándose más a Jakotsu pero Miroku lo detuvo con su brazo.

– Jak, tú sabes que Inuyasha no suele salir sin mí o sin Koga, así que para ser honesto estamos algo preocupados sobre todo Sessh… dime ¿no hay algo más que recuerdes como si Inuyasha estaba hablando con alguien o si estaba acompañado de otras personas? –.

El chico posó su mano derecha en su mejilla como tratando de recordar.

– Ahora que lo mencionas… en realidad tengo la impresión de que, si estaba con alguien, tengo un recuerdo borroso de anoche… cuando me topé con Inuyasha ya era algo tarde, él estaba sentado de espaldas así que recuerdo haberme acercado a ese lugar para saludar a Inu y… es verdad fue cuando me acerqué que pude notar que estaba hablando con alguien…

– ¡¿Quién era?! ¿lo recuerdas? – preguntó el peliplata casi gritando.

– Ahhh… pues, en realidad no muy bien, verás no recuerdo su rostro, pero… era un hombre, uno casi tan alto como tú y bastante corpulento, si recuerdo haber pensado que era bastante atractivo – el chico dijo eso con una sonrisa risueña.

– ¿Te dijo su nombre? – preguntó Sesshomaru muy impaciente.

– No, me temo que no –.

– ¿Y qué pasó luego de que saludaste a Inuyasha? – preguntó ahora el castaño.

– Pues… ¡es cierto! Después de eso mi hermano Bank me habló por teléfono para decirme que ya estaba esperándome afuera para llevarme de vuelta a casa… mi hermano es un verdadero fastidio – dijo con molestia – recuerdo haberle preguntado a Inu cómo se iría que si quería podía pedirle a Bank que lo lleváramos a casa, pero me dijo que aquel sujeto lo llevaría y luego de eso me despedí –.

Miroku pudo notar como la respiración de Sesshomaru se notaba más pesada, tenía apretados los puños y parecía rechinar los dientes. Antes de que su amigo perdiera la calma, el castaño decidió preguntar algo más.

– Muchas gracias Jak, solo una cosa más ¿Hay algo más que recuerdes de ese tipo? ¿lo habías visto antes? ¿algo de su físico? Cualquier cosa nos podría servir –.

– ¡Oh! Recuerdo que hubo algo que llamó mi atención, aquel hombre tenía el cabello ondulado bastante largo y negro –.

Los ojos de Sesshomaru se abrieron de par en par al instante que sintió una terrible incomodidad en el pecho. Rápidamente tomó su celular para después ponerlo frente a Jakotsu.

– ¿Es él? El tipo que estaba con Inuyasha ¿es el de la foto? – preguntó con la voz muy seria y algo aterradora.

– ¡Sí! ¡Estoy casi seguro de que era él! Incluso me dijo algo como “no te preocupes no será la primera vez que cuide de un Taisho ebrio” y pensé que era algún familiar de ustedes –.

– Maldito Naraku – dijo Sesshomaru casi escupiendo su nombre.

– ¿Quién es Naraku?, ¿Naraku el primo aquel de Kagura? – preguntó Miroku.

– Si, es mi ex –.

– ¡¿Tu qué?! ¿Y qué rayos hacía tú ex con Inuyasha? –.

– Seguramente nada bueno, nos vamos de aquí y tú vienes con nosotros – dijo el mayor de los Taisho tomando a Jakotsu por la muñeca y jalándolo hacia afuera del lugar.

– Pero espera mi hermano… Bank, él… –

– Avísale por teléfono que estarás ocupado – respondió Sesshomaru casi arrastrando al chico.

– Pero ¿a dónde vamos? – preguntó Jakotsu.

– A buscar al idiota de Naraku –.

– ¿Y en dónde vive? – preguntó el ojiazul.

– No sé, no tiene casa aquí, pero iremos a buscar a alguien que si sabe – dijo mientras empujaba a Jakotsu al asiento trasero y le cerraba la puerta.

– No puedo hablarle a mi hermano, mi celular está muerto y yo tengo las llaves de su auto, cuando vea que no estoy en donde me dejó, seguramente hará un escándalo y se enojara yo… –

– Toma el mío – contestó Sesshomaru para darle su celular al chico mientras encendía el auto y comenzaba a avanzar a toda velocidad.

Miroku observó por el espejo retrovisor a Jakotsu que veía fijamente el celular de Sesshomaru.

– ¿Qué ocurre? – preguntó el ojiazul.

– Pues, no me sé el número de Bank… –

– ¿Es en serio? – preguntó el peliplata.

– ¡Estamos en el año dos mil dieciocho, los celulares traen toda la información que necesitamos para no tener que recordar esas cosas! ¡Así que no me juzguen! – se quejó Jakotsu.

– Búscalo en mis contactos – agregó Sesshomaru mientras aceleraba.

El chico intentaba marcarle a su hermano mientras Miroku enterraba las uñas y la cabeza en el asiento.

– ¿Qué ocurre Miro?... ¡Ah! Es verdad, a ti no te gusta ir a alta velocidad –.

– Pues es bueno saber que ¡ALGUIEN lo recuerda! ¿Sesshomaru quieres matarme? –.

–  Cierra la boca llegaremos de inmediato –.

– ¡Bank no me contesta! Seguro es porque está ocupado buscándome y por eso ignora tu llamada – dijo Jakotsu en un chillido.

– Escríbele un mensaje – contestó el peliplata.

– Ya sé, toma – respondió Jakotsu devolviendo el celular.

Poco después el auto frenó casi de golpe frente a un edificio departamental. Miroku fue el primero en bajarse de inmediato.

– Maldición – dijo el ojiazul llevándose una mano a la boca y colocando la otra sobre el auto.

– No seas dramático, vamos – dijo Sesshomaru haciendo de menos el estado de su amigo.

– ¡Vete al diablo Sesshomaru! –.

– ¿Estás bien Miro? – preguntó Jakotsu acercándose al castaño.

– Sí, lo estoy… –

– Apúrense, Jakotsu tienes que venir conmigo para eso te traje – refunfuño Sesshomaru.

– Aun no entiendo nada – contestó Jakotsu.

– No necesitas entender, solo apúrense – dijo el peliplata con poca paciencia.

– Vamos Jak, es mejor terminar con esto pronto – contestó Miroku para incorporarse y seguir a Sesshomaru.

Un elevador después, estaban en el sexto piso de aquel edificio frente a la puerta del departamento veintisiete. Sesshomaru tocó el timbre.

– ¿Sí? – una voz de mujer se escuchó en el intercomunicador.

– Soy Taisho Sesshomaru, necesito ver a Onigumo Kagura – contestó con tono casi severo.

– ¿Ella sabe que has venido? – preguntó la mujer.

– Solo ve a decirle que estoy aquí… Yura –.

No se escuchó respuesta del otro lado. En cambio, la puerta se abrió.

– Esto no te lo va a perdonar – dijo la mujer de pulcro cabello negro mientras les indicaba a aquellos chicos que podían entrar.

Al pasar los tres, enseguida notaron algo extraño. En aquel enorme departamento parecía haber una reunión, pero era una reunión únicamente de mujeres. Los chicos miraban extrañados el lugar mientras a cambio también recibían miradas extrañas y murmullos. De pronto el peliplata vio como Yura se acercaba a Kagura que estaba de espaldas, le dijo algo y después Kagura se giró para observar a los recién llegados. Su expresión cambió por completo, parecía que estaba relajada, pero al observar a Sesshomaru ahí parado frente a ella, su expresión cambió a enojo. Se acercó de inmediato a los chicos para tomar al peliplata por la muñeca y sacarlo al balcón.

– ¡¿Pero qué mierda estás haciendo aquí?! – preguntó muy molesta.

– Es una situación urgente – contestó él.

– ¿Urgente? ¡No logro ver que te sangre la cabeza o que te falte un brazo! –.

– Tu maldito primo se llevó a Inuyasha – soltó Sesshomaru con desprecio.

– ¿Mi primo? –.

– Necesito que me digas en dónde se está quedando –.

– ¡¿Pero de qué mierda dices?! –.

– Anoche Inuyasha se fue a beber solo, y este chico – dijo señalando a Jakotsu – lo vio con Naraku y lo escuchó decir que él lo llevaría a casa, Inuyasha no llegó a dormir y no sé en donde está así que necesito que me digas en dónde se está quedando –.

Kagura lo miraba fijamente a los ojos.

– ¡Al fin has quedado demente! Mira que venir a interrumpirme así tu eres un… –

– ¡¿Qué parte de <<tu sucio y promiscuo primo que es mi exnovio se llevó a mi hermanito >> no logras comprender?! – dijo Sesshomaru bastante molesto.

Con aquellos gritos que se estaban otorgando lograron poner los ojos de todas las asistentes de la fiesta sobre ellos y Kagura pudo notarlo. Se acercó al peliplata y trató de mantener la calma a pesar de estar que se la llevaba el diablo.

– ¿Cómo puedes estar seguro de que era Naraku si tú no estabas ahí? – preguntó en voz baja.

– ¿Es que no me escuchaste? Este chico los vio anoche – dijo apuntando a Jakotsu nuevamente.

– Dudo que este chico conozca a mi primo –.

Y entonces Jakotsu y Miroku entendieron el por qué Sesshomaru lo había arrastrado hasta ahí.

– Yo lo reconocí por una fotografía que Sesshomaru me mostró, estaba algo ebrio, pero era él, estoy casi seguro – contestó el chico para ayudar al peliplata.

Kagura lo miró bastante seria. Ella sabía que su mejor amigo podía ser demasiado exagerado cuando de su hermanito se trataba, pero al observar a Jakotsu no fue capaz de notar mentiras o exageración en su rostro. Luego de tomarse unos momentos para mirar bien al chico, rompió el silencio.

– Esto es increíble, no puedo creer que vinieras hasta aquí para esto, así que mas te vale que algo bueno salga de la vergüenza que me has hecho pasar, iré por mis malditas cosas – contestó bastante indignada sin mirar a Sesshomaru.

Al pasar junto a Miroku este por fin decidió hablar.

– ¿Y con exactitud que clase de reunión es esta? –.

– Genial, justo lo que faltaba… es una maldita reunión para conocer chicas, vaya que eres observador ¿acaso no lo notaste? – dijo ella con sarcasmo.

El ojiazul abrió los ojos como platos.

– Vaya… n…no sabía que te interesaban las chicas – respondió bastante sorprendido.

– Después de salir algunos años con Sesshomaru he tenido mis dudas, mira que salir con un hombre gay, es como decir que he sido lesbiana sin darme cuenta – dijo Kagura con ironía y Sesshomaru la fulminó con la mirada.

– Que coincidencia, eso es lo que yo pensé luego de tener una relación con Inuyasha – se escuchó la voz de una mujer que salía hacia el balcón.

– ¿Kikyo? – preguntó Miroku nuevamente sorprendido.

– Así es, parece que los hermanos Taisho tienen el mismo efecto en las mujeres, por cierto, hola Sesshomaru, no es que me alegre de verte, pero no pude evitar acercarme a preguntarte si al fin tienes a tu hermanito para ti solo – dijo la joven con cierto tono altanero.

Los dos chicos castaños se quedaron algo inquietos con las palabras de aquella mujer, pero no dijeron nada, simplemente se limitaron a escuchar con atención.

– No molestes – fue lo único que respondió el peliplata al pasar junto a ella – vámonos – les dijo a los demás.

– Pero no te enojes, solo me acerque para ver que Kagura estuviera bien, con esos gritos que le estabas obsequiando –.

– Estoy bien Kikyo, gracias por preguntar, pero ahora es mejor si me voy – respondió Kagura para sorpresa de Sesshomaru quien al notar aquel trato tan cordial de ambas mujeres no hizo sino enfurecerlo más.

Terminó apresurándose a la salida y Kagura fue a buscar sus cosas para irse con ellos.

– Fue bueno verte – dijo Miroku a la chica de largo cabello negro.

– Salúdame a Inu – respondió ella.

El ojiazul no respondió y entró de prisa al departamento seguido de Jakotsu, pero de pronto paró en seco y se llevó una mano a la cabeza.

– Sesshomaru espera – dijo Jakotsu para detener al peliplata quien enseguida volteó.

El aludido miró hacia los chicos y vio que Miroku se tocaba la cabeza y estaba a punto de servirse algo para beber.

– ¿Qué rayos haces? ¡Dije que nos vamos! No es momento para sentarse a beber algo – reclamó con fastidio.

– ¡Vete al diablo Sesshomaru! ¡Es por tus idioteces que me siento mareado! ¡Así que o me dejas aquí o me esperas! Necesito tomar algo – dijo el ojiazul tomando algo parecido a ponche en un contenedor grande.

Miroku se sirvió un poco de aquella bebida, pero al darle solo un pequeño sorbo, sintió que se quería morir y terminó vomitando todo el contenido de su estómago en aquel contenedor de ponche.

– Maldición – dijo el peliplata por lo bajo.

– Eso fue asqueroso – completó Jakotsu acercándose a su amigo para comprobar que estuviera bien – ¿estás bien Miro? – preguntó pasándole algunas servilletas.

Sesshomaru se giró para notar que todas las chicas de esa reunión los miraban.

– Rayos yo… lo siento tanto en verdad… – decía Miroku preocupado mirando a la organizadora del evento.

De pronto escucharon unas risas.

– Bueno, ustedes sí que saben dar un espectáculo – dijo Kikyo riendo.

Si las miradas mataran, Sesshomaru la habría asesinado diez veces con la suya.

– ¿Qué pasa? – preguntó Kagura con su bolso y abrigo en mano.

– Pues Miroku acaba de vomitar el ponche – dijo Kikyo.

– ¡No puede ser! ¡Yura discúlpalo y discúlpame a mi en verdad yo…!

– No te preocupes Kagura, está bien, el ponche no era tan importante, pero creo que los ánimos de esta reunión ya bajaron y de alguna forma estoy casi segura de que esto es culpa de Taisho – contestó Yura.

Sesshomaru ya estaba impaciente, no pretendía perder un minuto más de tiempo así que caminó hasta Kagura, la tomó del brazo y casi la arrastró a la salida a regañadientes.

Algunas chicas asistentes a esa reunión habían comenzado a irse. Miroku y Jakotsu los seguían.

– De verdad, de verdad lo siento mucho – dijo Miroku al pasar junto a la dueña del departamento.

– Descuida esas cosas pasan – contestó la mujer.

Y así los cuatro bajaron del edificio entre reclamos y maldiciones.

– ¡Yura nunca va a perdonarme esto! ¡Y todo por tus estupideces! – gritaba Kagura mientras era casi arrastrada por el peliplata.

De pronto se toparon con alguien conocido afuera del edificio.

– ¿En dónde rayos te habías metido Jak? – preguntó el moreno – ¿Qué hace mi hermano contigo Taisho? –.

– ¿Cómo me encontraste? – preguntó Jakotsu sorprendido.

– Es mi maldito deber encontrarte, me dejaste solo y para variar tú tienes las llaves del auto, tuve que tomar un maldito taxi para venir hasta aquí así que díganme ¿de qué va esta reunión tan extraña? – preguntó Bankotsu algo impaciente.

– No hay tiempo para eso, se quedan o se van, suban al auto o no fastidien – dijo Sesshomaru mientras le cerraba la puerta a Kagura.

– Pues ya no traigo efectivo como para pedir otro maldito taxi de regreso así que si puedes llevarnos a donde estábamos y de paso explicarme que diablos pasa te lo voy a agradecer – contestó Bankotsu.

– Suban – reafirmó el peliplata.

– Esto es genial más gente uniéndose en tu cruzada por asesinarme yo mejor me largo – dijo Miroku.

– Sube al maldito auto Miroku – contestó Sesshomaru amenazante.

El ojiazul no sabía por qué aun le hacía caso. Tal vez era porque en el fondo entendía su desesperación por saber el paradero de su hermano, o que en realidad lo apreciaba demasiado como amigo, pero terminó por subirse al auto.

Las puertas se cerraron y Sesshomaru de nuevo aceleró para llegar de inmediato. Kagura sacó de su bolso un pañuelo desechable y se lo entregó a Miroku que parecía comenzar a marearse de nuevo.

– Si haces vomitar de nuevo a Miroku espero que deje una enorme mancha en tu auto – dijo la mujer a lo que el peliplata hizo caso omiso.

– Por cierto, nadie nos ha presentado – mencionó Bankotsu mientras observaba a Kagura.

Y era verdad, Sesshomaru no se tomó la molestia de presentarlos.

– Soy Shiiba Bankotsu, es un placer – dijo el moreno con una peculiar sonrisa torcida y extendiendo su mano justo por encima de su hermano Jakotsu que se encontraba sentado en medio de él y Kagura.

La mujer lo observó algo extrañada, esa sonrisa la confundía.

– Onigumo Kagura – dijo y también le dio la mano.

– Así que tú eres Kagura, al fin pude conocer a la amiga de Sesshomaru – mencionó Bankotsu con una mirada bastante interesante.

– ¡Ay por dios Bank!, no pierdas tu tiempo ella es… –

– ¡Una persona muy odiosa! Pero estoy yendo al psicólogo, también es un placer conocerte al fin, Bankotsu, Sesshomaru siempre hablaba de ti, pero nunca nos presentó – la chica se apresuró a interrumpir lo que sea que Jakotsu estuviera a punto de decir y lo fulminó con la mirada.

El chico solo se le quedó mirando, pudo notar que su hermano la miraba de una forma peculiar porque seguro le pareció bonita, pero dado que fueron a buscar a Kagura a una fiesta que parecía para mujeres lesbianas, él se sentía un poco confundido. Sin embargo, no dijo nada.

– Es ese edificio en el siguiente bloque – dijo la mujer acercándose al asiento de Sesshomaru y señalando hacia dicho edificio.

Unos instantes después, estaban estacionados frente a ese edificio. El peliplata se apresuró a bajar de ahí, y le abrió la puerta a Miroku.

– ¿Qué te hace pensar que iré contigo? – preguntó el ojiazul.

– Miroku no me hagas pedírtelo, puedo necesitar ayuda con esto –.

Y era verdad, podrían pasar dos cosas. Sesshomaru se había planteado dos escenarios posibles, y en cualquiera de los casos quería a Miroku con él para lo que se ofreciera. Y por suerte Bankotsu también estaba ahí así que, si algo salía mal, tendría suficiente ayuda.

– Sería bueno que ustedes también nos acompañaran – le dijo Sesshomaru a los hermanos.

– No entiendo por qué, pero está bien – contestó el moreno.

– Yo puedo explicártelo mientras llegamos al departamento – dijo Jakotsu.

Así entraron al lugar, Kagura se identificó y todos pudieron pasar, una vez que subieron al cuarto piso y bajaron del elevador, Jakotsu ya se había encargado de poner a su hermano en sintonía con el problema de Sesshomaru.

– Es aquí – dijo la mujer y tocó el timbre.

No hubo respuesta. El mayor de los Taisho se acercó y tocó de nuevo el timbre en repetidas ocasiones mientras además pateaba la puerta.

– Vas a molestar a todo el maldito edificio – dijo Kagura molesta – le marcaré a su celular –.

Aun así, Naraku parecía no dar señales de vida. La tercera vez que la mujer marcó al fin le contestaron.

– Estoy afuera de tu departamento, así que mueve tu trasero y abre porque es urgente – se le escuchó decir a ella y tras una breve respuesta, colgó.

Momentos después escucharon como alguien se acercaba a la puerta.

– ¿Ahora que demonios…? ¡¿Sesshomaru?! – preguntó Naraku sorprendido, parándose ante ellos sin camisa y bastante desalineado.

Sesshomaru se abrió paso al departamento empujando a su dueño.

– ¿En dónde está? – preguntó molesto.

– ¡Ey! ¡¿Qué mierda pasa contigo?! – Naraku se apresuró a bloquearle el paso para impedir que llegara más allá de la sala de estar – ¿y qué hace tanta gente desconocida aquí? – preguntó molesto.

– ¿En dónde está Inuyasha? Te juro que si le hiciste algo… – respondió el peliplata empujando a Naraku contra la pared.

– ¡Ey Sesshomaru! – gritó Kagura.

– ¿Acaso te volviste loco? – preguntó el pelinegro devolviendo el empujón con brusquedad para apartar a Sesshomaru de él.

– Este chico dijo que anoche te vio con Inuyasha mientras él estaba ebrio, y no llegó a dormir a su casa, así que Sesshomaru nos arrastró a todos hasta aquí para buscarlo – dijo Kagura señalando a Jakotsu e interponiéndose entre los dos hombres que estaban dispuestos a los golpes.

– Es verdad, yo te vi con él anoche, dijiste que cuidarías de Inu – comentó Jakotsu pues para eso lo habían llevado.

– Mi paciencia se agota ¡¿en dónde está Inuyasha?! – preguntó Sesshomaru bastante exaltado y apenas detenido por Kagura.

Naraku lo miraba furioso.

– ¡Él no está aquí! – dijo al fin Naraku – Regresó a su casa hace un rato luego de que despertó adolorido por la cogida que le di anoche –.

Luego de decir eso, Sesshomaru casi se le va encima al hombre, pero fue detenido por Bankotsu y Miroku.

– ¡Voy a matarte! – gritaba el peliplata forcejeando con sus dos amigos y a punto de soltarse de sus manos.

Kagura enseguida se volteó hacia su primo para mirarlo con desaprobación.

– ¿Por qué me miras de esa forma? No es como si nadie se lo esperara – dijo Naraku – pero no fue así, solo quise joder a Sesshomaru un momento, es obvio que su hermanito le importa demasiado, en realidad nunca nada le ha importado tanto como Inuyasha – terminó de decir con cierto rencor.

De inmediato el mayor de los Taisho se tranquilizó, pero su respiración seguía agitada y observaba detenidamente al pelinegro con cierta molestia.

– ¡Naraku ya deja de bromear y di la verdad! – pidió Kagura.

– ¡Es la maldita verdad! Anoche Inuyasha ya estaba algo ebrio cuando lo vi, me acerqué a él para saludarlo y toda la maldita noche lo único que hizo fue quejarse de ti – dijo señalando a Sesshomaru – y seguir bebiendo, ciertamente le hice un favor al quedarme cerca de él y cuidarlo en su noche loca –.

– ¿Y por qué no regresó a dormir? – preguntó Sesshmaru aun desconfiando de las palabras de su ex.

– Pues fácil, mientras pasaba una encantadora velada con tu hermanito, de milagro alguien se interesó en mí, y era alguien que conocía a Inuyasha, cuando ya casi cerraban aquel lugar iba a mandar a Inuyasha en un taxi hasta su casa e incluso pensé en llamarte a ti, pero él me suplicó que no lo hiciera y mi acompañante me pidió que no lo enviara solo a casa así que terminé cargando con él y lo dejé en el sofá dormido como un tronco mientras yo me divertía – explicó con rapidez Naraku.

Todos los que estaban en el departamento lo miraban casi incrédulos. A pesar de que Bankotsu, Miroku y Jakotsu no lo conocían, les bastaba con saber que Sesshomaru no confiaba en él y menos con lo que había dicho en un principio.

– Al parecer se fue hace un rato sin hacer ruido, dejó una nota en la mesa para disculparse – escucharon una voz masculina que se acercaba de a poco de uno de los pasillos del departamento.

– ¡¿Koga?! – dijeron al unísono Kagura, Miroku y Jakotsu.

– Sí, sorpresa, me gustan los hombres, ya no tiene caso esconderme porque al final de cuentas si Inuyasha recuerda, igual se los va a decir – dijo el chico con todas las miradas de sorpresa sobre él.

– ¡En verdad eres un idiota Naraku! Si eso fue lo que pasó ¿por qué no lo dijiste desde un principio en vez de joder más a Sesshomaru? – preguntó Kagura desviando la atención hacia lo más importante.

– Porque el que haya pensado mal de mí me enferma, nunca sería capaz de hacerle algo a un mocoso como Inuyasha – Kagura y Sesshomaru le otorgaron unas miradas de completa incredulidad – al menos no a Inuyasha, es tu hermano y lo creas o no a pesar de lo jodida de nuestra situación, no me gustaría tener tu odio encima, pero veo que dadas las circunstancias tu no piensas lo mismo… ahora que ya sabes en dónde está Inuyasha mejor se largan todos de mi casa, excepto tú, tú puedes quedarte – dijo para todos excepto para Koga.

Por su parte, Sesshomaru no sabía que decir. Había armado un alboroto por nada, sus celos retorcidos lo habían llevado bastante lejos esta vez.

– ¿Y bien? – preguntó la mujer – creo le debes una disculpa a Naraku, aunque en realidad… ¡nos debes una maldita disculpa a todos! –.

El peliplata la observó algo irritado. Era verdad que tal vez se había excedido, pero al tratarse de Inuyasha no pudo ser capaz de razonar adecuadamente y todo lo que quería era encontrarlo.

– Solo vámonos de una vez – se limitó a responder dirigiéndose a la salida.

– ¡Detente ahí mismo Taisho! – gritó Kagura con sobrada molestia en el tono utilizado.

Sesshomaru no quería escucharla, pero no pudo evitar detenerse, ya sabía lo que vendría a continuación.

– ¿Podrías dejar de alzar la voz en mi maldita casa? – dijo Naraku.

– ¡Tu cierra la boca! – contestó ella – Sesshomaru, ¿no te das cuenta de que esto ha llegado demasiado lejos? ¡No solo te jodes tú, sino que nos arrastras a tus estupideces! –.

– Ella tiene un punto – dijo Bankotsu.

– Es verdad – contestó Miroku.

Sesshomaru no pudo más, volteó para verle la cara a su amiga.

– ¡Estaba preocupado! ¿no pueden entenderlo? –.

– Preocupado es poco, esto ya raya en la locura y los celos, santo cielo ¡date cuenta y acéptalo de una maldita vez! – gritó Kagura.

– No tengo tiempo para esto – dijo intentando darse paso a la salida, pero sorpresivamente Naraku le tapó el camino.

– Es mejor que escuches esto de una vez por todas – dijo el pelinegro.

Sesshomaru le dio una mirada asesina.

– Bien, lo siento, lamento haber exagerado, lamento haberles jodido este día ¿contenta? –.

– ¡Eso no es suficiente! ¡no quieras zafarte de esto así como así! Por dios… secuestraste a un chico, me sacaste de una fiesta de lesbianas, provocaste que Miroku vomitara en el ponche, nos arrastraste a todos hasta aquí para casi golpear a Naraku ¡y todo por tus malditos celos idiotas y por no ser capaz de admitir que estás enamorado de Inuyasha! – dijo ella al fin, gritando bastante alterada.

Sesshomaru abrió los ojos como platos. No podía creer lo que acababa de escuchar.

– ¿Te has vuelto loca? – preguntó el peliplata.

– Ciertamente no, el único loco aquí eres tú – dijo ella.

– Estás diciendo estupideces, no tengo tiempo para esto –.

– ¡Por todos los cielos! Todos los que estamos aquí sabemos la verdad que te niegas a aceptar, estás enamorado de Inuyasha – se metió Miroku en la conversación.

– Es verdad Sesshomaru, todos lo sabemos – reafirmó Koga.

– Yo lo suponía – dijo Bankotsu.

– Yo no sabía, pero no te conozco lo suficiente, aunque con lo de hoy a cualquiera le quedaría claro – comentó Jakotsu.

Sesshomaru miraba a cada uno de los que estaban presentes.

– Es obvio desde hace años Sesshomaru, puedes engañarte a ti mismo y al propio Inuyasha si así lo prefieres, pero no engañas a ninguno de nosotros – dijo Miroku.

– Se equivocan… no tienen idea de la tontería que están diciendo, esto… –

– Eres demasiado cobarde, ¿es que no lo piensas aceptar ni porque tus amigos te están diciendo que ya lo saben? El mismo Inuyasha ya lo sabe – dijo Naraku.

– ¿De qué mierda hablas? – preguntó el peliplata incrédulo de lo que escuchaba.

– Ayer se la pasó lloriqueando toda la noche porque al parecer vio nuestra pequeña reunión en tu oficina… cuando me vio quiso besarme como una especie de venganza hacia ti, dios sabe que más tenía en la cabeza, pero al final solo se lamentó y bebió todo lo que pudo, ese pobre chico está confundido gracias a ti, me sentí tan culpable luego de lo que dijo que por eso me quedé con él – comentó Naraku con seriedad.

Sesshomaru se miraba sorprendido. ¿Inuyasha estaba celoso? ¿es por eso que salió a embriagarse? Nunca se le hubiera pasado esa posibilidad por la cabeza.

– Dijo algo como que solo te has estado burlando de él, enviaste señales que al final no eran ciertas, etc., etc. – dijo Naraku.

– Eso es verdad, él ya se dio cuenta, pero solo quería escucharlo de ti porque has estado titubeando demasiado, en realidad creo que es por eso que fue a tu oficina el día de ayer, para declararte sus sentimientos, pero parece que no le gustó lo que vio – Miroku rompió el silencio para opinar también.

– Sesshomaru ya debes reaccionar, todo lo estás haciendo de la forma equivocada, mira todo el lío que provocaste por tratar de ocultar lo que en realidad sientes, si le hablaras con la verdad a Inuyasha esto no habría pasado y si me lo preguntas creo que tuviste suerte anoche de que en vez de encontrarse con alguien más Inuyasha se haya encontrado con Naraku – dijo Kagura.

– Pero no te lo pregunté – contestó irritable el peliplata.

– ¡Eres un maldito idiota! Bien, lo que va a pasar es que Inuyasha siendo como es seguro comenzará a odiarte, ¡y lo tendrás bien merecido! – soltó la mujer.

Por un momento todos se quedaron en silencio.

– Has estado actuando de la misma manera durante tanto tiempo que Kagura tiene razón, solo lograrás confundir a Inuyasha y a la larga ten por seguro que si te odiará – repuso Koga.

– Tal vez eso sea lo mejor por su bien – dijo Sesshomaru al fin, con el tono más serio que tenía – esto no es sano para él, no lo es para nadie, él cree que me ama, pero es mi culpa que esté confundido yo no… –

– ¡No está confundido! El único confundido aquí eres tú, Inuyasha tiene muy claros sus sentimientos desde hace unos días, él no teme ser un cobarde por eso te lo iba a decir ayer – dijo Miroku.

– Para ustedes es tan fácil decir todo eso, porque no están en esa situación – dijo Sesshomaru siendo esquivo – si mi padre viviera ¿qué pensaría de todo esto? Seguramente terminaría asqueado de mí –.

– Bien, discúlpame Taisho, tal vez soy quien menos te conoce de los presentes, pero tu padre ya no está aquí, y si te preocupas por lo que los demás digan solo mira a tu alrededor, estas personas te apoyan, incluso yo no soy quien para juzgarte, ninguno de nosotros somos quienes, para hacerlo, es decir mírame, soy un ex homofóbico con un hermano gay – mencionó Bankotsu tratando de ayudar.

– Él tiene razón, el único motivo para juzgarte es porque aún no le has dicho nada a Inuyasha – dijo Koga.

De nuevo quedaban en silencio. Sesshomaru no supo que contestar, él creía que Inuyasha solo se comportaba caprichoso, pero dado lo que todos le decían, incluso lo que Naraku le dijo, se preguntó si podría ser posible. Estaba confundido.

– Es mejor que vuelva a casa – contestó el peliplata – en verdad lamento el mal rato que les hice pasar, en especial a ti Naraku – el aludido se limitó a asentar con la cabeza y Sesshomaru salió del departamento.

– Bueno, Kagura va a una fiesta de lesbianas y Koga se acuesta con un hombre… el mundo se está volviendo gay ¿debo dudar de mi sexualidad? – dijo Miroku en voz alta.

Kagura puso los ojos en blanco.

– Pues hay formas de averiguarlo – contestó Koga acercándose a él para darle un beso en la boca intentando meter su lengua a la boca de Miroku.

– ¡Wow! – gritó Jakotsu – ¡definitivamente esta cacería tuvo sus ventajas! –.

– ¡¿Qué diablos pasa contigo?! – gritó inmediatamente el castaño, empujando a Koga.

– ¿Te gustó? – preguntó el moreno.

– ¡Claro que no! –.

– Bien por ti, entonces no eres gay, con su permiso me daré un baño – dijo Koga despidiéndose de todos.

– ¡Espera Koga, yo también estoy dudando si en verdad soy gay! – gritó Jakotsu.

– Nosotros también nos vamos – comentó Bankotsu jalando a su hermano para salir de aquel lugar con Miroku molesto saliendo atrás de ellos.

– Te dejo para que sigas divirtiéndote – le dijo Kagura a su primo.

– Tenlo por seguro – respondió él cerrando la puerta detrás de la mujer.

.

 

Ya afuera del edificio Sesshomaru se veía pensativo parado frente a su auto sin subirse y esperando a los demás. Antes de acercarse a él Kagura detuvo a los demás.

– Escuchen, es mejor que entre todos tomemos un taxi, Sesshomaru no debe sentirse nada bien – dijo la mujer.

– Tienes razón – contestó Miroku.

– Pero no traigo dinero suficiente – dijo Bankotsu.

– No se preocupen yo invito el taxi – le dijo Miroku palmeando su hombro y sonriendo.

Bankotsu asintió con la cabeza.

Por su parte, Kagura se acercó al peliplata que le daba la espalda.

– Sessh, escucha… tomaremos un taxi para volver a nuestras casas así que puedes irte para que trates de relajarte y pienses bien las cosas –.

– ¿Hace cuánto que lo sabían? – preguntó él.

La mujer soltó un suspiro.

– ¿Eso importa? –.

– ¿Hace cuánto? –.

– … Pues yo lo sospechaba desde que teníamos quince y lo acepté hasta que terminamos nuestra “relación” y Miroku y Koga lo sospecharon desde antes de que nos fuéramos a Inglaterra… –

– ¿Han hablado de esto entre ustedes? –.

– Santo cielo… casi todo el tiempo y siempre que nos veíamos, porque ustedes dos no hacen más que preocuparnos, es obvio que se aman mutuamente y el que no lo acepten frente al otro solo les causa más daño… trata de entender, somos tus amigos y no te juzgamos porque todos tenemos cola que nos pisen, es decir, hoy acudí a una fiesta de lesbianas y al parecer me hice amiga de Kikyo –.

Sesshomaru la miró casi a punto de esbozar una sonrisa, le besó la frente y abrió la puerta de su auto para meterse. Ella le dedicó una sonrisa sincera y se despidió con la mano.

– ¿Estará bien? – preguntó Bankotsu acercándose a Kagura.

– Eso espero – dijo casi melancólica.

 

.

Cuando llegó a casa, las personas de la caseta de vigilancia le informaron que Inuyasha había llegado y que estuvieron marcándole para avisarle, pero en medio de la conmoción había olvidado que su celular estaba en silencio y no lo revisó ni una vez luego de dárselo a Jakotsu. Entró a la casa y se fue directo a la habitación de su hermanito. Tocó la puerta, pero al no haber respuesta decidió llamar.

– ¿Inuyasha? – llamó claro pero no tan fuerte.

No hubo respuesta así que abrió la puerta para darse paso. Y ahí lo vio, tirado en la cama sin pantalones y con el abdomen expuesto pues traía la playera hacia arriba. Dormía plácidamente mientras él andaba por la ciudad buscándolo con desesperación. Al acercarse pudo notar que su cabello estaba húmedo y olía a champú. “Delicioso” pensó Sesshomaru mientras acercaba su mano para luego acariciarle el vientre con mucha suavidad, provocando que el menor se moviera. Inuyasha dio un suspiro y se volteó dándole la espalda a su hermano.

El peliplata pudo observar su perfecta figura de espaldas, su redondo y apretado trasero… no pudo contenerse. Se sentó a un lado de su hermanito, acarició su negro cabello y le susurró al oído.

– Inu… Inuyasha – dijo para después lamer su oreja.

Provocó un sobresalto en el menor.

– ¿Qué rayos haces? – preguntó Inuyasha molesto.

 

FLASHBACK

Abrió los ojos y sintió que algo le martilleaba la cabeza. Inuyasha trató de incorporarse un poco y mirando a su alrededor pudo notar que no se encontraba en su casa. Entró en pánico por unos segundos, no recordaba nada de lo que había sucedido luego de que por la noche intentará besar a Naraku en aquella barra del club. Trató de calmarse y observó con atención su alrededor hasta que se topó con una fotografía de Naraku, era una donde estaba con Kagura. Inuyasha respiró profundamente y también notó que se encontraba en un sillón, al caer en cuenta de ese hecho pensó que si hubiera pasado la noche con Naraku no habría motivo para que estuviera en un sillón ¿o sí?

Se sentó y puso los pies en el suelo. Se llevó una mano a la cabeza para masajear su sien pues el dolor era intenso. También notó que estaba completamente vestido y que no había señales de Naraku cerca de ahí. Se puso los zapatos y mientras lo hacía recordó que en el club había alguien más con ellos, que habían llegado a ese departamento juntos y que probablemente ese otro tipo había pasado la noche con el dueño del lugar. Se alivió bastante y solo quiso salir de ahí antes de que el ex de su hermano despertara y tuviera que sentirse avergonzado de lo que pudo haberle dicho estando ebrio.

Encontró una hoja de papel y un bolígrafo y le dejó una nota a Naraku, “perdón por lo de anoche te debo una, nos vemos” la dejó en la mesa del centro con una taza encima para evitar que se cayera y salió del departamento. Tomó el primer taxi que vio y una vez de camino a su casa un extraño recuerdo llegó a su mente haciendo que de forma impulsiva abriera los ojos como platos “era Koga” pensó.

FIN DEL FLASHBACK

 

Aquí venía otro pleito, Sesshomaru podía estar seguro de eso.

– ¿Por qué estás molesto? – preguntó el mayor.

Inuyasha estuvo a punto de abrir la boca y gritarle que lo vio con Naraku, pero se arrepintió y solo miró hacia otro lado.

– ¿Qué pasa contigo? Soy yo quien debería estar molesto, desapareciste desde ayer, nunca contestaste tu teléfono, estuve buscándote toda la mañana, hasta que fui a casa de Naraku y supe que estuviste ahí… ¿qué rayos hacías ahí? – preguntó Sesshomaru con un tono más irritado.

– No tengo por qué darte explicaciones – contestó el menor molesto.

– Te equivocas, sí tienes porque legalmente soy tu tutor porque aun no eres mayor de edad –.

– Deja de joder –.

– Contéstame Inuyasha, ¿por qué te fuiste sin avisar? Tu no eres así, dime… – Sesshomaru hizo una pausa esperando la respuesta que nunca llegó – ¡contéstame! – dijo más severo.

El menor no dijo nada, simplemente se quedó en silencio.

– Bien, si no quieres hablar yo lo haré, Naraku dijo que nos viste ayer en mi oficina… –

– ¡Cierra la boca! ¡No me importa lo que hagas con Naraku en tus horas laborales! –.

– ¿Por qué te molestó tanto lo que viste? –.

– ¡¿Molestarme?! ¡No te creas el centro del universo! –.

Inuyasha gritaba y si Sesshomaru pensaba que las cosas serían fáciles aclarando el malentendido en verdad se había equivocado.

– Solo fue a verme, tu no conoces a Naraku, suele ser en verdad insistente y solo fue un beso de despedida eso es todo, no significó nada yo no lo amo –.

– ¡No quiero escucharte! – gritó el menor levantándose de la cama de inmediato.

Sesshomaru lo detuvo sosteniéndolo por la muñeca.

– ¿Por qué te pones así? ¿por qué te molestó tanto lo que viste al grado de ir a embriagarte tu solo? – preguntó el mayor.

Inuyasha se soltó se su agarre.

– ¡Te digo que no molestes! – gritó y se dirigió a la puerta para salir de su habitación.

El mayor se paró de inmediato y cuando su hermanito abrió la puerta, él la cerró de un portazo.

– ¡¿Qué diablos pasa contigo?! ¡De nuevo actúas como cavernícola! –.

– Admite que estás celoso – dijo Sesshomaru estando detrás de Inuyasha.

– Vete al diablo –.

– Estoy perdiendo la paciencia aquí y tu no estás ayudando en nada – contestó Sesshomaru con un tono en verdad escalofriante.

El menor se volteó para darle la cara a su hermano.

– ¡¿Que yo no estoy ayudando?! ¡Jodete! ¡Fuiste tu el que me evitó casi por una semana entera luego de besarme en tu habitación! ¡en tu maldita cama! ¡y además cuando tuve pensado hablar contigo te estabas besuqueando con tu ex! – gritaba Inuyasha enojado y visiblemente agitado.

Sus gritos solo lograron enfurecer más al peliplata.

– ¡¿Y qué querías que hiciera?!, ¡tu eres solamente un niño caprichoso que no entiende nada! ¿Cómo querías que aceptara como si nada que he estado enamorado de mi hermanito desde hace mucho tiempo? ¡¿Cómo crees que me he sentido durante tantos años?! ¡¿Por qué mierda crees que me fui después de besarte luego de la muerte de Izayoi?! –.

Sesshomaru se había alterado demasiado, estaba gritando, casi jadeando y una vena de su frente estaba casi saltada. Inuyasha lo observaba con los ojos abiertos, no sabía cómo reaccionar o que decir.

– ¡Fue porque si me quedaba cerca de ti lo más probable era que terminara haciéndote el amor y no quería cargar con eso en mi conciencia! ¡Tenía miedo de hacerte daño cada vez que me llamabas o que me mirabas! ¡¿Crees que me gusta la idea de ser el hermano incestuoso?! ¡Ya es suficiente con saberme gay! –.

El hermano menor no sabía que decir, todo aquello lo había dejado sin habla, al fin lo que buscaba desde hacía días había pasado y ahora no sabía cómo actuar ante eso. Sesshomaru respiraba agitado y se arrepentía de todo lo que había dicho, se llevó una mano a la frente.

– Es mejor que me vaya, discúlpame – dijo para abrir la puerta y salir.

– Follame –.

– ¿Qué? – preguntó el peliplata pues no estaba seguro de lo que había escuchado.

– Quiero que me folles… he estado esperando esto durante días –.

– Te has vuelto loco, no sabes lo que dices – contestó Sesshomaru sin dejar de darle la espalda a Inuyasha.

– Si te vas iré a buscarte y haré que me folles… ¿o preferirías que alguien más sea el primero? – dijo Inuyasha de forma insolente.

Un escalofrío y un sentimiento de furia recorrió el cuerpo de Taisho Sesshomaru al pensar que alguien más pudiera profanar lo que él tanto deseaba.

– A partir de este momento no voy a detenerme – dijo Sesshomaru cerrando la puerta de aquella habitación.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado y que les resultara divertido xD Ya sé que la declaración de Sessh no fue muy romántica pero la sentí necesaria de esa forma dada la reacción de Inu y todo lo que Sessh tuvo que pasar desde que se enamoró de él.

Se esperaban a Koga con Naraku? xD 

 

Nos vemos en el siguiente capítulo ya con sukulencia xD 

 

:)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).