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MISSING LOVE por Naglfari

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Notas del capitulo:

PORTADA

—¡BaekHyun, BaekHyun detente!

MoonBin corría a su espalda, él lo sabía, pero no podía escucharlo, nadie se metía en su camino, se abrían ante su velocidad dejándolo pasar, con una mirada de pena en el rostro. BaekHyun se había despertado una hora después de que el viaje de ChanYeol saliera, estaba ligero, feliz por aquel mensaje y a media reunión SeHun entró corriendo, avisando que el avión donde iba su prometido estaba desaparecido.

Fue hasta que las náuseas lo golpearon que se doblegó, cayó afuera de su edificio, a mitad de la calle, llamando la atención y comenzando a llorar tan sólo unos segundos después.

—BaekHyun…—MoonBin quiso tocarlo, pero lo empujó, tocó su estómago y sintió que vomitaría su corazón.
—ChanYeol…Channie…

El desmayo llegó de la nada, y cayó ahí, en el frío pavimento con un último grito en su oído.

 

Al despertar estaba en el hospital, acostado en una cama mientras veía a su compañero fuera de la puerta hablando con su asistente y amigo, SeHun tenía el rostro afligido, por el ruido que captó supo que el resto estaba afuera. Probablemente JongIn con su novio y JongDae con su hermano.

Fue hasta unos segundos después que recordó la razón y comenzó a llorar, agitándose, llamando la atención de las personas de fuera que escucharon como sus sollozos se volvían gritos desesperados.

—BaekHyun cálmate, cariño —sus amigos entraron, él no consiguió responderle, estaba sintiéndose sin aire, no comprendía la emoción, pero sabía que estaba realmente asustado, supo cuando entró una enfermera que estaba teniendo un famoso ataque de pánico que lo llevó a ser sedado.

Cuando volvió a despertar SeHun estaba ahí, MoonBin también. Su padre y la Sra. Park no parecían saber que estaba ahí, o estaban en algo más importante. Como encontrar a su prometido. Volvió a llorar, pero más calmado, con las lágrimas deslizándose y permitiéndose sollozar un poco.

—Hyung…—SeHun no dudó en acercarse y se permitió ser abrazado mientras lloraba.
—ChanYeol-ie, ChanYeol está perdido…ChanYeol…
—Cálmate —exigió un poco duro MoonBin—, él está bien, no han encontrado muertos, sólo está perdido, lo encontraran.

No sonaba convencido, mucho menos comprensivo, BaekHyun sabía que no quería a su prometido, mas era humano y esa la razón para intentar darle fuerza, no le salió bien, pero lo intentó. El miedo en su pecho era tan real, que sintió que todo le pesaba, ChanYeol…¿dónde estará? ¿Estará herido? ¿…Muerto?

Le daba tanto miedo preguntar la posibilidad de que eso fuera verdad así que decidió callarse, por lo menos hasta que su padre o su suegra le explicara lo que se vendría a continuación.

SeHun mantuvo su mano reposando contra su delgada espalda, estaba acariciándolo con dulzura, como un buen amigo brindándole todo su apoyo, hasta que la puerta fue abierta, tras ella entró su padre. El hombre se veía pálido, no podía decir que triste como se sentía él, sino sólo nervioso, vio el miedo en sus ojos, pero no pudo encontrar otra emoción más sincera.

—Necesito hablar con mi hijo —sus amigos se marcharon dejándolo ahí.

Él tembló debajo de la manta, apretó sus manos con fuerza y las lágrimas volvieron a acumularse, ChanYeol, Dios y si en realidad estaba muerto, ¿de verdad lo había perdido? Su padre se acercó, lento, calculando sus pasos y movimientos, temiendo asustarlo si era muy brusco.

El Sr. Byun veía a su hijo como a un pequeño conejito temblando, jamás había visto imagen tan rota de su pequeño cachorro.

—BaekHyun
—Papá…
—ChanYeol está desaparecido —sintió el nudo formarse en su garganta—, iban trescientos pasajeros y hasta donde sabemos han hallado unos cincuenta y seis cuerpos, ninguno de él. Nada de él.

BaekHyun sintió su labio inferior temblar, alzó la mano para morderse los nudillos, su padre estaba parado ahí, serio, mirándolo directamente a la cara diciéndole que la persona de la que estaba enamorada podría estar o no muerta, perdido, ahogado, sólo sabía que no lo tenía cerca, no estaba a su alcance y le rompía el corazón pensar en ChanYeol lastimado lejos. Sin él para cuidarlo.

**

Apenas sentía su cuerpo, todo le dolía, quiso comenzar a llorar, pero le faltaba el aire para si quiera pensar en esa posibilidad, intento moverse y le dolió, con un quejido suave consiguió abrir sus pesados ojos y aunque tuvo el impulso de gritar, de llorar por auxilio no pudo, porque el dolor era paralizante.

Después del llanto que sintió que duró por años se movió, los brazos, la espalda, las piernas, todo parecía suplicar porque se lo arrancaran, que el cuerpo lo abandonara para dejar ese latente dolor, y tras mucho tiempo luchando logró sentarse un poco.

Observando el alrededor vio sus piernas raspadas, su camisa un poco rota con manchas de sangre, partes del avión que estaban cerca de su posición, movió la cabeza y encontró cuerpos a su alrededor, algunos totalmente quietos, muertos. Otros apenas moviéndose, a duras penas dejando que el aire saliera y entrara de ellos, aferrándose con dificultad a la corta vida que se venía.

—Ah…—se paró, cojeando luego de tener estabilidad.

Sostuvo su estómago con la mano que más le dolía, supo que se había quebrado la muñeca, pero el dolor que tenía en la espalda no permitía que se figara en esa molestia, arrastró su cuerpo, buscando a alguien, quien sea.

Primero encontró a un hombre tirado, se acercó intentando ser rápido —falló en el intento— pero se acercó, estaba recostado de lado, lloraba sosteniendo su pierna. Desde donde él estaba parado podía pensar que el hombre tenía una pierna rota.

—¡Hola! —el hombre giró un poco, apenas alzó la con dolor. ChanYeol se acercó a él.

El hombre estaba en un estilo de poza, la arena ahí parecía haberse caído con la presión de cuerpos ajenos, él bajó con cuidado por esa zona arenosa que se deshacía. Un par más de personas estaban ahí, unos cuantos muertos y dos niños que lloraban.

Por la cara del hombre, supo que comprendía que se desviara hacia los pequeños, tenían quizá cinco años, no podían ser más grandes que eso. Eran gemelos, se dio cuenta.

—Hola —ellos giraron llorando, tenían miedo de la situación, podía verlo en sus caritas.
—Hola señor…—le respondió el más pequeño, el otro gruñó, defendiendo la situación, como si no confiara en él para nada.
—Entiendo que tengan miedo, pero ¿están heridos? —preguntó preocupado—, puedo ayudarlos si están heridos.
—Mi hyung se lastimó la pierna —dijo el gemelo menor causando un gruñido en el otro.
—Estoy bien, no necesitó ayuda ¡puedo pararme solo! —intentó levantarse sólo para caer un segundo luego, chillando.
—¡Hyung!
—Me atrevo a decir que tienes el pie roto —el niño siguió llorando, y él tuvo que girarse para buscar entre los restos del avión con que inmovilizar la herida. Le costó varios minutos, pero al final encontró algo que le ayudó a mantener el pie en su lugar.

Lo colocó con cuidado, el niño lloro cuando sintió un poco de presión y su hermano menor se aferró a ChanYeol sintiendo que él era su máxima seguridad, dándole confianza.

Después de arreglarse con los chiquillos ayudó al otro hombre, le costó un infierno, pero consiguió socorrerlo superficialmente, entonces los cuatro se pusieron en la búsqueda de las demás personas. El gemelo pequeño iba agarrado de su camisa mientras cargaba al mayor, no lo diría en voz alta, pero se le dificultaba un infierno poder mantenerlo en los brazos cuando sentía que le pesaba más de lo que realmente hacía. Quizá eran sus propias heridas, pero el pequeño se sentía como una carga muy dura para sus brazos.

Se adentraron a la jungla, sí ChanYeol no estaba confundido habían caído en una isla abandonada alrededor de Japón, tenía miedo, pero no podía demostrarlo pues estaba con unos niños al final.

Arrastrándose por entre las plantas ChanYeol estaba atento a todo sonido que pudiera venir de otro humano vivo y cuando escuchó llantos unidos a murmullos no dudo en guiar a su pequeño grupo hacia ese punto. En medio del lodo e insectos se encontró con restos más grandes del avión, así como el mismo hecho pedazos, había una cantidad mayor de heridos por no mencionar a los muertos, pero lo que trajo a su rostro una sonrisa no fue únicamente que uno de los gemelos corriera hacia una mujer gritando mamá, sino que la menuda figura que se giró ayudando a un hombre era Dara.

—¡ChanYeol! —hubiera querido correr, pero tenía al pobre niño en brazos, por eso se acercó firme, aunque lento, al estar cerca lo suficiente la mujer con el otro gemelo y Dara se acercaron, el herido estiró sus brazos y su madre no dudo en tomarlo mientras le agradecía rápido y torpe, sólo entonces Dara se lanzó a abrazarlo.

Él aceptó el cálido abrazo, con un brazo entorno a su ceñida cintura y la otra mano enredada en el sedoso cabello, aspiró su aroma notando que no era un sueño, sintió las lágrimas llegar a sus ojos y fueron los espasmos de la chica lo que provocó que el llanto se desbordara de él causándole sollozos fuertes, ambos lloraron así, en los brazos ajenos, sintiéndose que todo encajaba porque estaban vivos.

**

BaekHyun estaba por perder la poca cordura que le quedaba, SeHun y JongIn se dieron cuenta de que su hyung se volvía loco poco a poco, se sentían terribles por él, pero no veían como mejorar la situación.

El mayor había estado haciendo cientos de llamadas desde que se había auto-declarado en un estado decente, en el que podía hacer lo que fuera para encontrar a su prometido. Una pena, que sin importar cuánto dinero tuviera, su posición ante la sociedad no cambiaría nada. ChanYeol era un desaparecido. Un cuerpo en búsqueda, esas habían sido las honestas palabras de un detective, no importaba nada de lo que el pequeño Byun hiciera, si Dios había tomado al alto, nada lo traería de vuelta.

—¡No, no, no! —los menores vieron entonces al chico romperse. Su celular se estrelló contra el piso en un sonido sordo, vieron el rostro de BaekHyun pasar de tristeza a furia que terminó volviendo a ser decepción.

El mayor tenía roto el corazón, buscaban cuerpos, cadáveres flotando por ahí, restos del avión. A BaekHyun no le importaba eso ­—por más egoísta que sonara— él quería que dejaran de buscar a un muerto, dentro de él, sentía que ChanYeol vivía. Había algo, quizá su ciega esperanza, pero no podía aceptar la muerte del más alto como algo que ocurrió y ya. ChanYeol no se iría del mundo así, no de chasquido, él no iba a dejarlo.

Por eso gritó, se jaló el pelo y cuando los más jóvenes juraron que había perdido la cabeza se giró a verlos. Tenía esa mirada perspicaz, con un toque de locura, no sabían si asustarse o preguntar que pasaba por su cabeza. Hicieron ambas al final.

—¿Qué piensas? —murmuró SeHun, sintiendo el miedo de JongIn tras suya, aferrado a su camisa.
—Voy a buscar a ChanYeol. Y lo voy a encontrar. Vivo.


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