-¿Con qué un secreto…?- pensó Harry en alto -vale, acepto, pero tu primero
-León listo -se carcajeó Hydrus- Vale, acepto tus condiciones, te dire yo primero mi secreto. Se supone que yo debería tener un hermano gemelo,llamado Draco, pero en el parto nació muerto. Además mi padre está intentando revivirlo, pero solo podrá si es un Suho Cheonsa pero es muy improbable. - Harry se quedó en shock, un niño muerto antes del parto, había posibilidades de que su Suho Cheonsa fuera el hermano de Hydrus, si hacía bien el ritual para contactar con el seguro que lo descubriría. -Potter, ¿Estás bien? te has quedado embobado
-Em... ¡Sí! Perdón, sí… me toca- exclamó Harry centrándose en Hydrus.- Yo… tengo un Suho Cheonsa…
-¡¿Qué?!- preguntó sorprendido Hydrus -¡E...Eso es imposible! De..debes ser muy poderoso… ¡Él último portador de Suho Cheonsa conocido fue el mismo Merlín!
-Wow... ¿Tan improbable es?
-¡Sí! es más… ¡Es posible que tu Suho Cheonsa sea mi hermano!
-Es lo que estaba pensando, Remus ha encontrado un ritual para poder contactar con él, ¿Quieres ayudarme?
-Obviamente Potter, ¿Qué esperabas?- Hydrus extendió la mano- ¿Qué, tregua?
Harry, esta vez sí que le agarró la mano, firmando así una tregua entre ellos dos. Se despidieron porque ya quedaba poco para el toque de queda, así que decidieron verse al día siguiente frente al lago, cerca del sauce boxeador.
Cada uno fue por su camino hacia su sala común. Ya en la torre de Gryffindor, los gemelos Weasly se acercaron a Harry, para darle las gracias por su maravillosa idea y Harry les dio las gracias por conseguir tiempo para él.
Después, Harry subió a su cuarto compartido, donde se encontró con Neville solo en la habitación.
-Hola Nev- le saludó Harry mientras se comenzaba a cambiar.
-Harry, tengo que contarte algo.
-Adelante- Harry terminó por ponerse la camiseta del pijama y se sentó en la cama mirando a su amigo.
-Ginny, Ron y Hermione tienen planeado usar una poción llamada amortentia contigo.
-En estos momentos me arrepiento el no haber estudiado y prestado atención en clase de Snape. ¿Qué es lo que hace esa poción?
-¿En serio me lo preguntas a mi? - preguntó Neville mientras se metía en la cama.
-Si.. cierto perdón- Harry se rió levemente al darse cuenta de lo estupido que habia sido preguntar a Neville y decidió que al día siguiente preguntarle a Hydrus sobre esa poción. -A sí, Neville. Hicé una tregua con Malfoy, y me va a ayudar a hacer un ritual para contactar con mi Suho Cheonsa.
-Espera, espera, espera… ¡¿Tienes un Suho Cheonsa?!
-E...em...pues si…
-¡Eso es increible! ¡Significa que eres super poderoso!
-Bu...bueno sí… pero eso no era a lo que quería llegar, en el ritual se necesitan algunas plantas y como tu eres el experto en herbología, me preguntaba si querrías ayudarnos- Neville pasó de mirarle con sorpresa a sonreírle dulcemente.
-Claro que te voy a ayudar Harry, ¿Para que crees que estan los amigos?- Harry se levantó de la cama y se lanzo a los brazos de Neville.
-Gracias, muchisimas gracias Nev.
Después de ese emotivo momento, Harry y Neville se fueron a descansar. Esta noche Harry no tuvo sueños sobre ese hombre, en cambio si tubo pesadillas sobre aquella noche en el cementerio, pessadillas que ya hacía un mes que no tenía. En medio de la noche se despertó sudando y gritando el nombre de Cedric, cuando volvió a la realidad se dió cuenta de que se encontraba en su habitación de Gryffindor y no en ese tétrico cementerio. Respiró hondo e hizo un Tempus para poder ver que hora era, las cuatro de la mañana, ya no se podría dormir…
Harry decidió avanzar con los deberes de transformación, pues aun le quedaba unos pocos centimetros para llegar a la largura mínima de la redacción. Se tiró dos horas escribiendo, terminando así a las seis de la mañana, hora a la que se levantó Neville.
-Harry buenos días.
-Buenos días Nev, ¿Quieres ir tu primero al baño?
-Nah, ve tú.
Así, Harry se levantó y entró al baño común para asearse y estar listo para el día de hoy. Por suerte era lunes y tenían a primera hora libre, por lo que solo Neville y él estarían despiertos. Después de que Harry saliera de la ducha, se miró en el espejo observando todas las cicatrices que tenía, las de quidditch, las que consiguio el año pasado por las tareas, las de sus años anteriores y las de algunos golpes de cuando era pequeño. Miro hacia abajo observando su pecho y acarició una cicatriz hecha por el Colacuerno Hungaro, cuando volvió la mirada al espejo, pudo observar en el unos ojos plateados, justo detras de él.
-Lo siento… No pude ayudarte....- Harry pudó oír una voz lastimera detrás suyo, justo donde los ojos de plata estaban, rapidamente se giró pero detras suyo no había nadie, solo la pared del baño. Volvió su mirada al frente y pudo observar que los ojo plateados ya no se veían.
Vestido de nuevo, Harry salió del baño para que después de él entrara Neville. Luego, sentado en la cama, su cabeza estaba llena de preguntas, ¿Qué había sido eso? ¿Ese era su Suho Cheonsa? ¿Cómo era que estaba contactando con él?
Después de que Neville saliera ya preparado del baño, bajaron al Gran Comedor para desayunar, allí estaban algunos alumnos de Ravenclaw, varios Hufflepuff y bastantes Slytherins. Harry miro a Hydrus, que le estaba mirando, y con señas le dijo que hablaban luego. Neville y él se sentaron en la mesa de Gryffindor para comenzar con el desayuno, cuando una pelirroja molesta se acercó y se enganchó al brazo de Harry.
-Hola Harry~ -dijo mientras le enseñaba un vaso con lo que parecía zumo de calabaza- Te he traído un zumo de calabaza.
Harry la miro mal y luego sospechosamente al vaso, pues después de lo que le había dicho Neville anoche no se fíaba de nada de lo que le diera el trío de traidores.
-No me apetece zumo de calabaza, y sueltaté de mi brazo- exigió Harry en un tóno bastante más alto del normal.
-Oh.. venga Harry, después de lo que me hiciste el primer día de clase no vas a decirme no a esto.
Harry se estaba enfadando y estaba a punto de contestarla gritando, cuando vio que Hydrus se levantaba de su sitio y se dirigía hacía donde ellos estaban con cara de molestía, debía de haberle oído o eso fue lo que Harry pensó, hasta que vió un brillo plateado en los ojos grises de Hydrus.