Tras leer la notita, Harry se preparó rápidamente, aseándose y vistiéndose. Antes de bajar a desayunar espero a Neville mientras jugueteaba con su varita del aburrimiento sentado en uno de los sillones de la sala común. En ese tiempo en el que estuvo esperando a su amigo, vio bajar a Granger y a la Weasly menor, de la zona de las habitaciones de las chicas, la pequeña pelirroja iba bajando con actitud prepotente, mientras que Granger bajaba con la mirada hacia el suelo.
-Mione, ve a despertar a mi hermano- pudo oír Harry como la pequeña Weasly le daba esa orden con voz demandante y Harry sintió pena por Hermione. Mientras que ella subía a la habitación Harry pudo ver como Neville bajaba. Harry se levantó del sillón y se acercó a su amigo.
Los dos bajaron a desayunar, sentándose con los gemelos en la mesa de Gryffindor. Cuando acabaron de desayunar, Harry le comentó a Neville que iba a ir a hablar con el profesor Lupin y que no iba a poder acompañarle al pueblo.
-No te preocupes Harry, iré o con los gemelos o con Hydrus, o puede que me quede a ayudar a la profesora Sprout en los invernaderos- le tranquilizó Neville. Y así Harry fue hacia la clase de defensa contra las artes oscuras, donde Remus estaba desayunando.
-Hola cachorro, ¿qué haces aquí ¿desayunaste ya?- preguntó Remus, mientras se terminaba el café, al ver a su ahijado honorífico entrar a su despacho. Harry se acercó y le dió la nota que Sirius le había mandado para decirle que se vieran ese día en Hogsmeade. Cuando Remus terminó de leer la nota soltó un leve suspiro -no sé en qué está pensando este Canuto, es muy peligroso que venga a Hogsmeade, alguien podría verlo y llamar a los Aurores.
-Ya que está aquí…. vamos a reunirnos con él, ¿verdad?- preguntó Harry, pues realmente quería ver a su padrino, le echaba de menos. Remus le miró y una leve sonrisa apareció en su cara asintiendo, alegrando a Harry. - Entonces vamos, nos debe de estar esperando ya.
Harry y Remus salieron del despacho del hombre lobo y se dirigieron hacia Hogsmeade en silencio, un silencio cómodo, lo que hizo que durante el camino Harry pensara sobre varias cosas. Al principio solo podía pensar en que podría contarles Sirius que fuese tan importante para que tuviese que ser en persona, poco a poco el hilo de pensamientos de Harry acabó en las cartas y en quien podría ser ese misterioso hombre el cual decía ser su padre. Entre pensamiento y pensamiento, Harry decidió que si se acordaba tenía que ir a la biblioteca a revisar los nombres de los sangre pura para ver si ahí encontraba alguno que pudiese ser su padre.
Entre pensamiento y pensamiento llegaron a Hogsmeade, debido a que este año se había adelantado la nieve toda la zona se encontraba blanca, llena de adolescentes lanzándose bolas de nieve. Harry y Remus fueron a la mansión abandonada y cuando entraron se encontraron un perro de gran tamaño que se lanzó sobre Harry haciendo que los dos acabaran en el suelo. Sirius comenzó a lamerle la cara a Harry mientras movía la cola feliz, mientras Harry reía e intentaba apartarle.
-Canuto, para, ven aquí - dijo con voz autoritaria Remus, haciendo que Sirius se apartara de Harry y se sentara delante de Remus, moviendo la cola feliz mientras le miraba.
-Yo también me alegro de verte Sirius.- se levantó Harry mientras se limpiaba un poco la cara de babas.
Sirius miró a Harry y volvió a su forma humana sonriendo y abrazando lo con cariño, haciéndole sentir a Harry algo que muy pocas veces había sentido, cariño paternal. Después se separó y miró levemente a Remus de reojo para después volver a mirar a Harry.
-Venid, vamos a un lugar más cómodo para hablar.
Después de eso, Sirius guió a Harry y a Remus como a una especie de salón destrozado y abandonado con el paso del tiempo. Remus transfiguró uno de los los sillones destrozados de la sala hacia uno con más espacio para los tres y arreglado.
-¿Y bien, qué nos querías decir Sirius?- preguntó Remus mientras se sentaba haciendo que Harry y Sirius siguieran su ejemplo y se sentaran a los lados de Remus. Sirius suspiró, intentando encontrar las palabras para decir lo que quería decir.
-Creo que poco a poco estoy comenzando a recordar lo que aparece en las cartas que estoy encontrando.- comentó por fin después de tirarse unos segundos pensando en cómo dar la noticia. Harry y Remus miraron sorprendidos a Sirius, ya que el que Sirius comenzara a recordar significaba que todo lo de las cartas tenía más posibilidades de ser verídico. -Recuerdo que Cornamenta y Lily nunca estuvieron juntos, que a Lily le gustaba otra persona y solo fingieron salir por parte de un plan, aun no recuerdo que era exactamente… lo siento cachorro.
-No pasa nada Sirius, no te preocupes ya irás recordando con el tiempo supongo. - murmuró Harry, procesando lo que su padrino había dicho. - ¡Lo que no entiendo es por qué Dumbledore, esa vieja cabra, me ha estado obligando a ir a casa de mis tíos y vivir con ellos si ni siquiera son mis familiares! - exclamó Harry comenzando a enfadarse, dándose cuenta de cómo estaba la situación. -¡Seguro que esas protecciones de las que tanto presume ni siquiera existen!
-No te preocupes cachorro, cuando sea un hombre libre conseguiré tu custodia y no tendrás que pisar nunca más la casa de esos muggles de nuevo.- intentó calmar Sirius a su ahijado. - Por que ya me han enviado la fecha del juicio, el 15 de febrero tendré que estar en el ministerio para el juicio, junto con Cissa y desgraciadamente su marido.