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-Hybrid pet- [TodoDeku] por PandaZorro

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Termino extendiéndose una hora más, donde Katsuki le gritaba por cada error que cometía, obligándole a comenzar todo de nuevo.

Se fue de esa casa arrastrando sus pies, caminando las cuadras que le separaban de su cálido hogar, esperaba que su madre haya llegado ya a casa y que la cena se esté cocinando porque sinceramente estaba muerto.

Termino llegando en una caminata de unos cuarenta minutos, veinte más de lo que se demoraría normalmente pero ahora no estaba en la condición para caminar a su ritmo natural. Saco las llaves de uno de los bolsillos de su mochila y abrió la puerta notando la falta de pestillo, lo que significaba que había alguien en casa.

 

 

 

—¡Estoy en casa! —llamo mientras dejaba a un lado su mochila y desabrochaba sus zapatillas.

 

—¡Izuku! —Pequeños pasos se escucharon venir de la sala, con una sonrisa cálida se giró para recibir al menor, pero este estaba en el marco del recibidor con el ceño fruncido y sus orejas erguidas, sus ojos buscaban por el cuarto algo.

 

—¿ocurre algo Shouto? —Pregunto volviendo a incorporarse, tomando nuevamente su mochila.

 

—Desagradable —Murmuro mientras inspeccionaba el cuerpo de Izuku, buscando aquello que encontraba desagradable.

 

—¿eh? Lo siento por llegar tan tarde —Se disculpo avanzando hasta su cuarto, su madre le saludo por el camino y Shouto le seguía a una distancia considerable.

 

—Olor desagradable —Volvió a murmurar molesto.

 

—¿Olor? —dejando caer su mochila en su cuarto comenzó a olfatear su uniforme, tal vez mientras andaba en modo zombi se le haya impregnado un olor que a Shouto le pareciera desagradaba.

 

 

No recordaba haberse paseado por un basurero o algo, tampoco que le hayan derramado algo, prácticamente no sentía olor en su uniforme algo normal tras llevarlo durante todo el día, pero si tuviese un olor raro lo notaria ¿no?

Se sobresalto al ver a Shouto jalar la chaqueta de su uniforme, no parecía querer destrozarla solo quitarla, tomo asiento separando las pequeñas garras de la tela negra, Shouto se veía molesto y no tenía idea del porqué, comenzó a ponerse nervioso al ver el menor más inquieto por algo que el desconocía.

Finalmente termino retirando su chaqueta, el bicolor parecía más calmado con eso ¿por qué? Sin esperar respuesta alguna se vio invadido con el pequeño, apegándose a su cuerpo, frotándose contra este.

 

 

 

—S-Shouto ¿Qué haces? —pregunto mientras trataba de separar al niño, que continuaba paseando sus cabellos por su pecho, subiendo lo más que podía llegando hasta su clavícula.

 

—El olor de Shouto —Dijo el niño mientras continuaba con su labor.               

 

—¿tú olor? —Sin entender lo que el pequeño se refería se dejo refregar por este, al fin y al cabo, Shouto debía hacerlo por instinto ¿no?

 

 

 

Era algo incomodo para Izuku, Shouto era demasiado persistente y algo brusco, a decir verdad, varias veces sintió como el menor enterraba sus uñas en su camisa sin rasgarla por suerte, daba leves mordidas de las que soltaba leves quejidos de dolor queriendo apartar el pequeño cuerpo, pero este solo enterraba más agresivamente sus dientes.

Fueron un par de tortuosos minutos donde Izuku cada vez iba acercándose al suelo, quedando recostado en este y apoyándose en sus codos para no caer, el menor en cambio ahora más tranquilo se encontraba sentado sobre el estomago del peliverde, satisfecho de haber ocultado el desagradable olor con el propio.

Ahora ante el olfato de Shouto, Izuku olía una mezcla entre menta y cítricos, combinada con el leve olor a pino entremezclado con un olor a lácteo característico de los infantes.

 

 

 

—¿terminaste? —Pregunto ya cansado de la incómoda posición en la que se encontraba.

 

—Sí —Ronroneo a gusto el menos completamente satisfecho.

 

—¿Puedes levantarte? Me duelen los codos y la espalda…

 

 

 

Con un asentimiento el menor se incorporó del estómago del peliverde, dejándole sentarse con sus piernas cruzadas. La cola de Shouto se balanceaba de un lado a otro de manera calma, el bicolor no podía estar más feliz y orgulloso en ese instante, la calidez de Izuku estaba entre mezclada con su infantil aroma.

 

 

 

 

A eso de las siete de la noche su madre se acercó a su cuarto, dando leves golpeas en la puerta antes de hacer ingreso, en el suelo usando como respaldo la cama Izuku se encontraba leyendo uno de sus tantos comics de super héroe mientras en su regazo Shouto veía con interés las paginas que pasaba el peliverde.

Inko no pudo evitar una risita llamando la atención de los dos chicos.

 

 

 

—La cena ya está lista chicos.

 

—Ya vamos —Murmuro Izuku cerrando la revista, sorprendiendo al menor quien estaba más perdido entre los llamativos colores y líneas.

 

 

 

Dejando sobre la cama la revista, Izuku se levanto cuidadoso de no botar al menor que descansaba sobre su regazo para que ambos fueran hasta la cocina donde su madre ya tenia la mesa preparada para que los tres cenaran, un simple omurice para los tres.

 

Fue una cena amena con una conversación calmada entre los tres, con Shouto queriendo hablar más de lo que podía, haciendo pucheros al frustrarse al no poder expresarse correctamente.

 

Izuku realmente se sentía feliz, podía sentir algo cálido brotar de su pecho al ver la escena tan familiar, su madre con una sonrisa que borraba el cansancio de su rostro que se había acostumbrado a ver, a Shouto con un brillo en aquella mirada cristalina mientras saboreaba el arroz especiado junto con el omelet de huevo.

 

La hora del baño fue como siempre, Shouto insistía en entrar a la tina juntos y como era incapaz de negarle algo al bicolor le dejaba entrar, ahora con más precaución con respecto a su pecho y los ataques de curiosidad del otro. Mientras jabonaba el cabello del chico teniendo cuidado con sus orejas, Izuku le explicaba algunos conceptos básicos para este, como conjugar ciertas oraciones y algunas palabras para que pudiera expresarse de la mejor manera posible.

 

Ahora con el secador en su poder Izuku le secaba el pelaje a Shouto, notando como el cabello en las zonas como el pecho y espalda se volvía mucho más fino que el que se encontraba en sus brazos y piernas. Vistió con uno de los pijamas que su madre había comprado, una camisa celeste con líneas blancas y dos huellas de patitas en un costado, un pantalón holgado que no pudo subir por completo por la cola del infante quedando la prenda en el suelo todas las veces que trato de ajustarla, al final decidió dejarlo solo la camisa.

 

 

 

—Entonces Mitsuki-san se estaba viendo su novela mientras tú dormías y ella dio un grito que te despertó, para luego ir corriendo a disculparse contigo ¿eso paso? —Comento mientras terminaba de ordenad sus cosas para el día de mañana.

 

—sí, Mitsuki-san divertida —Shouto veía desde la comodidad de la cama del otro, esperándole para poder dormir.

 

—Sí, a veces Mitsuki-san se le olvida que no esta sola y le grita a los actores —Rio terminado con su labor.

 

 

 

Izuku dejo a un lado su uniforme, cambiando la camisa que Shouto marco por una nueva, y su mochila al lado de la puerta de su dormitorio, dejo el comic que aún descansaba sobre su colcha, guardándolo con el resto en su repisa. Se adentro al calor de las sabanas, sintiendo como con impaciencia Shouto se acercaba a su cuerpo, listo para agarrarse a este como garrapata y dormir plácidamente.

 

Cubriendo a ambos con las sabanas y asegurándose de que el menor estuviera lo suficientemente calentito, ambos se dejaron llevar por el sueño.

 

 

 

—Buenas noches Shouto.

 

—Buenas noches Izuku —Murmuro con toda la dificultad que podía y el sueño ganándole a su pequeño cuerpo.

 

 

 

Izuku no sabría decirlo con certeza, pero desde hace un buen tiempo atrás que no había sentido tan bien, sin ese sentimiento incomodo de vacío que se iba volviendo mucho más persistente en su interior, mucho más molesto, no, ahora no sentía ese vacío, ya no se sentía mal, ya no divagaba por la noche entre sus pensamientos como antes.

Era algo simplemente maravilloso y que podía intuir que era gracias al pequeño infante de cabellos bicolores que se acurrucaba sobre su pecho y que ronroneaba a la mínima caricia que le proporcionaba.

Aunque Shouto en los primeros días era bastante quisquilloso, rompió dos de sus prendas, le hiso llegar tarde, ser castigado limpiando el salón, casi arañar a Katsuki y literalmente decirle apestoso, Izuku no podía estar más agradecido con ese pequeño ser que llego en una caja de cartón frente a su puerta.

 

 

 

—Continuara—


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