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-Hybrid pet- [TodoDeku] por PandaZorro

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—D-Déjame ver si lo comprendo

 

 

Tras una hora de explicarle, en intervalos por que simplemente era mucho para la mujer, al fin había logrado entender la muy extraña situación que ahora madre eh hijo se encontraban sumergidos.

 

 

—Estaba en nuestra puerta…En la caja que hay en la entrada…no sabes que es exactamente, no sabes de donde salió ni quien lo dejo, solo sabes o crees que se llama Shouto…un niño mezclado con un gato….

 

—Lo sé, suena tan extraño…

 

 

La regordeta mujer se dejo caer por el respaldo del oscuro sofá de tres plazas, su falda de tubo, parte de su uniforme de trabajo, le molestaba un poco, aflojo el listón azul oscuro que usaba junto a la blusa color hueso.

El minino había estado todo ese tiempo en el sillón individual, observándoles, con los grandes ojos bicolores, subiendo los pies y apoyándose con sus brazos en el brazo del mueble, dejando caer su cabeza entre ellos para ver a madre e hijo.

Midoriya Inko tomo una gran bocanada de aire para luego soltar un largo suspiro, buscando calmarse, ser sensible a emociones fuertes no era precisamente algo bueno, con dos desmayos y cuatro colapsos en donde su hijo paraba la explicación.

 

 

—H-Hola amiguito

 

 

Trato de saludar finalmente, la primera impresión de su persona al niño no fue buena y tal vez por eso el pequeño se había sobresaltado cuando volteo a verle, dando un brinquito y saliendo de la cómoda posición en la que estaba recostado.

Inko se sintió nerviosa al ver al pequeño verle con pánico ¿por qué? ¿Era su desalineado aspecto? afuera llovía de forma torrencial, el viento le desordeno el cabello cuando salió de la estación de metros y camino las dos cuadras hasta el bloque de departamentos, se desmayó dos veces y fue recostada en el sillón de tres plazas, su cabello ha de ser una maraña verde con el medio moño que siempre se hace; la blusa estaba medio salida de la falda y esta estaba algo húmeda; la maya de sus pantis tenía pequeñas manchas oscuras por haber pisado charcos con los tacones, precisamente en la pantorrilla.

 

 

—Vamos Shouto

 

 

Izuku se acerco al pequeño quien se encogió en sí mismo bajando las orejas, apegándolas lo más que podía al casco. Extendió ambos brazos en dirección al pequeño, poniéndose a su altura y regalándole una suave sonrisa para tranquilizarlo.

 

Sí, Shouto dudo en acercarse, pero finalmente lo hizo, a gatas se acercó hasta los cálidos brazos de Izuku el cual al tenerlo entre ellos lo apretujo contra su pecho, no evito apoyar su cabeza en el pecho del mayor, sintiendo el calor reconfortante del otro envolverse junto al arrullo de los latidos del corazón, ronroneo feliz ante lo agradable que se sentía.

 

 

—en verdad es muy tierno —Comento Inko mientras veía como su hijo se acercaba con el niño, quien ronroneaba y se aferraba a la playera que usaba Izuku para dormir.

 

—Sí, aunque ahora me esta enterrando las uñas en el pecho — comento mientras tomaba asiento al lado de su madre, hundiéndose en los cojines del sofá de cuero.

 

 

La mujer mayor que quedo un momento viendo al niño, le recordaba en parte a Izuku cuando caía rendido tras jugar varias horas en el parque con el hijo de una amiga, cuando lo cargaba de vuelta a casa después de que se durmiera en el transporte o cuando sus piecitos no daban más del cansancio de corretear por ahí y lo cargaba.

La regordeta mujer mordisque su labio con apenas rastro de labial, labial que se había caído a medida del día mientras mordía su labio o bebía algo, un labial que no duraba mucho, pero era fácil de quitar cuando se desmaquillaba.

 

 

—¿Quieres cargarlo? —le llamo la atención su hijo sacándola de su divagación y recuerdos de años anteriores.

 

—Y-Yo ¿esta bien que lo cargue? —dudosa traba de decidirse, aceptarlo o no, era una cosita tierna, las características felinas le daban un toque tan mono al pequeño.

 

—Claro, aunque…

 

 

Fue en ese momento, cuando Izuku lo alejo de su pecho, que Shouto había despertado del leve sueño que le había embargado en tal arrullador calor, sus pequeñas garritas se aferraron violentamente a la playera grisácea de estampado desteñido eh irreconocible.

Ambos peliverdes abrieron con sorpresa sus ojos, el pequeño era reacio a separarse de Izuku, mientras más trataba de separarlo más se aferraba a la delgada tela. La cola se balanceaba inquieta y las orejas se encontraban firmemente erguidas, los ojos fijos en el punto donde se aferraba con desesperación.

 

 

—N-No se suelta

 

 

Soltó en el aire la mujer mientras veía sorprendida como el pequeño minino batallaba con todas sus fuerzas para no separarse de Izuku, pequeños quejidos salían del niño.

 

 

—S-Shouto suelta mi playera.

 

 

Llamo la atención Izuku, pero no había caso, Shouto no tenia planeado soltarlo; se removía inquieto queriendo volver a su cálida fuente de calor humana, ese calor le había agradado, mucho más que el de aquella bonita mujer peliblanca que solía decirle que le llamara “mamá”.

 

“Mamá”

 

 

El pequeño soltó levemente su agarre, dio una leve mirada por su hombro, atrás estaba esa mujer de mirada suave con leves, casi imperceptibles, arrugas en sus ojos, simples marcas faciales del pasar de los años.

Se alerto al sentir que su agarre cedía, se volvió violentamente dando un salto y cayendo en el pecho del otro, botándole contra el espacio vacío del sillón, mueble que rechino ante el repentino movimiento y caída de Izuku, su madre dio un pequeño gritillo de sorpresa, llevando su mano a su rostro con los ojos bien abiertos.

 

—S-Shouto ¡Eso dolió!

 

Regaño Izuku mientras volvía a tomar al menor por las axilas, sentándose nuevamente y separando al chico.

Abrió los ojos al sentir el tironeo que hizo el cuello de la playera y el sonido de la tela rasgándose, Shouto le había hecho un aguijo a la vieja playera que usaba para dormir. El silencio volvió a instaurarse, como de costumbre, entre los tres presentes.

 

 

—Era mi favorita

 

 

Comento con la voz quebrada y la vista ida, Shouto soltó la tela dejándola caer por el pecho, mostrando el agujero que se había hecho junto a otras perforaciones de sus garras, los brazos de Izuku perdieron fuerzas y dejo caer al niño en su regazo, aún dolido de la perdida de la gastada y vieja playera.

El pequeño minino se quedo viendo un momento al peliverde perdido en sus pensamientos, divagando entre murmullos de dolor su perdida material.

 

 

—¡Shouto No…!

 

 

Pero la advertencia de Inko fue tarde, Shouto había saltado nuevamente al pecho de Izuku sin consideración, acurrucándose sobre este y ronroneando feliz mientras seguía rasgando la tela con sus pequeñas pero filosas uñas.

 

Izuku quería llorar, su vieja playera vuelta un juguete para gastar las uñas del pequeño minino.

 

Inko se cubrió la boca con sorpresa, no sabia si sentirse mal por su hijo o reírse cruelmente porque la escena le causaba una clase de gracia.

 

Shouto amaba el calor que desprendía Izuku.

 

 

—Continuara—


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