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-Hybrid pet- [TodoDeku] por PandaZorro

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Notas del capitulo:

Disfruten~

Trato, jura por todo en el mundo que trato fervientemente hacer que Shouto durmiera en el futón que habían colocado a un lado de su cama, su madre finalmente le había dejado quedarse mientras pensaba en contactar a la madre de Shouto, si tenía una para empezar.

Pero Shouto era testarudo, muy, muy testarudo; se removió, tiro de la colcha azul casi en un frenesí, soltó maullidos desesperados, casi como un llanto, tiro de las telas que le cubría en su cama.

¿Qué demonios tenía Shouto ahora?

 

 

—¿Qué quieres…?

 

 

 

Pregunto con pereza mientras se incorporaba, noto la caja de pañuelos en el suelo con todos los blancos papeles esparcidos ¿Cuándo hizo eso?

El mitad albino se sentó en el futón con el ceño fruncido eh inflando las mejillas, los heterocromáticos ojos le veían fijamente, moviéndose entre el espacio libre en su cama y su rostro; estuvo un momento así, sentía los ojos pesados quería dormir en ese momento pero ahí estaba tratando de comprender que quería el niño.

 

 

—Enserio Shouto quiero dormir ¿Qué quieres?

 

 

Con el cansancio a flor de piel termino de abrir la colcha tomando asiento al borde del colchón, inmediatamente el menor se levantó acercándose hasta sus piernas, posando sus patas en sus rodillas.

Dio leven brinquitos, Izuku no entendió al principio que es lo que quería Shouto ¿Por qué saltaba?

Finalmente tomándole con suavidad por las axilas levanto a Shouto, sentándolo en su regazo, debería preguntarle a su madre que es lo que quería Shouto.

 

 

—Bien ¿Qué quieres?

 

 

En silencio Shouto se removió de su regazo hasta su colchón, recostándose en este y apoyando su cabeza en la almohada color celeste pastel que combinaba con sus sabanas, el pequeño minino palmeo su costado libre mientras mantenía fijamente la vista sobre el desconcertado peliverde.

 

 

—¿querías…dormir en mi cama?

 

 

El menor asintió ante sus palabras mientras se acomodaba en la suave superficie con el aroma a cítrico y menta. Izuku suspiro cansado, no había de otra.

 

 

—Bien, yo dormiré en el futón —iba a levantarle, pero la pequeña patita le sostuvo del brazo llamándole —¿Qué es ahora…?

 

—¡Conmigo! —Exclamo el menor con el ceño fruncido.

 

—¿quieres que duerma contigo, eso?

 

 

El minino asintió apresuradamente, golpeteando con más insistencia su costado, invitándole a recostarse. Con tal de dormir.

 

Termino accediendo por su cansancio, cubrió a ambos con las sabanas y el cobertor, dejo caer libremente su cabeza en la cómoda almohada levemente tibia por haberla usado antes.

Fue mientras se quedaba dormido que sintió en pequeño cuerpo pegarse al suyo descaradamente, pasando su pequeño pie por su estomago y su mano diestra por su pecho, aferrándose a su persona y proporcionándole más calor del que necesitaba.

 

 

 

Durmió horriblemente incómodo, despertando a cada movimiento de Shouto en la cama, en un momento simplemente trato de ignorar las leves patadas del menor y los ronroneos que soltaba, trato de ignorar cuando inconscientemente le enterraba las uñas, trato de ignorar sus quejas entre sueños, pero no pudo, simplemente no pudo.

Y cuando finalmente sintió que podía descansar con calma, que podía dormir mínimo dos horas continuas, su despertador edición limitada que consiguió a base de cupones que venían en sopas instantáneas de cerdo picantes decidió sonar, nunca había tenido tantos de deseos de destrozar algo como ahora.

El niño que ahora dormía plácidamente usándole de almohada se removió ante el repentino ruido, moviendo sus orejas buscando la molesta fuente de sonido.

 

 

—Quiero dormir

 

 

Murmuro en un lastimero quejido Izuku mientras se removía quitando al niño con cuidado, debía buscar pronto la “madre” o lo que sea que haya dejado a ese niño en su puerta.

 

Cuando iba a levantarse, usando toda su fuerza de voluntad en esa acción, sintió la pequeña garrita aferrarse a la pretina de su pantalón, bajándolo al momento de ponerse en pie, voltio rojo hasta las orejas fijándose que el niño seguía dormido, pero aferrándose a la tela de su dañado pantalón.

Soltó apresuradamente la patita de la pretina y subió sus pantalones más arriba de la cintura, prefería eso a tenerlos abajo.

 

Arrastrando los pies, tropezando con el abandonado y desordenado futón en el piso, fue hasta su armario donde por fuera había dejado colgando su uniforme, lo toco buscando que estuviera seco, al no sentir el frio de la humedad lo cogió, dejando a un lado la negra chaqueta del gakuran y llevándose consigo una camiseta blanca que usaba bajo la camisa, la camisa y pantalón negro; los calzoncillos y los calcetines iban envueltos entre las prendas que llevaba en los brazos.

 

Se encerró en el baño mientras escuchaba a su madre vagar por la cocina preparando el desayuno, dejo las prendas sobre el retrete mientras retiraba su magullado pijama, viendo con dolor el agujero más que notorio en la gris playera, sus pantalones bajaron junto a su ropa interior, todo el conjunto fue a parar en la cesta de ropa sucia que había a un rincón del cuarto de baño.

Espero que el agua entibiara para meterse, se sintió dichoso al sentir el tibio calor recorrerle el cuerpo, el sueño que le atormentaba comenzaba a desaparecer o al menos desaparecer hasta las nueve o diez de la mañana. Paseo sus manos por su rostro queriendo desperezarse, tomo el champú echando una pequeña cantidad en su palma para llevarla a la maraña que era su cabello.

 

No sabía que haría con Shouto, no lo había pensado antes, pero hacerlo en la ducha a una hora de partir a su preparatoria no era fácil, era un niño pequeño, algo malcriado o eso quería pensar porque simplemente rasgo su ropa solo por querer separarlo de su persona ¿eso era normal?

Sabia que algunos niños pequeños hacían berrinches cuando sus madres los dejaban en la guardería o el jardín de niños, pero él no era la madre de Shouto, es más ¿por qué Shouto no lloro al momento de verse solo con un desconocido y sin su madre?

Tampoco parecía muy cómodo con la presencia de su propia madre, el ceño fruncido y esas ganas de estar pegado a su persona no eran normales, sea lo que sea debía solucionarlo por el bien del pequeño y de su ropa, que como Shouto siga así terminara destrozando cada playera y pantalón que guarda.

 

Paseo sus manos por los verdes rizos quitando el blanco químico para el cabello que le dejaba una agradable sensación refrescante, no debía demorar mucho, ya había tomado un baño ayer y este solo era principalmente para despertarse.

 

Su madre debía ir a trabajar a eso de las nueve y él debía de ir al instituto donde entraba a las ocho en punto, la lluvia había parado pero las nubes amenazadoras continuaban sobre la ciudad, las calles debían de estar cubiertas de charcos ¿sus zapatillas se habrán secado?

 

Salió tomando una de las toallas que colgaba a un costado de la ducha, seco su cuerpo algo apresurado; se ajusto los calzoncillos mientras continuaba sin saber exactamente que hacer ¿pedirle a algún vecino? No, era una pésima idea hacer eso, es decir ¡Es un mitad gato! Puede que su nación tenga cosas raras, chicas con orejas de animales y tentáculos, pero es que eso era de la ficción, del manga y ya, esto era real, tenia un niño mitad gato que le había arañado la ropa.

 

Se vistió con la playera blanca para luego ponerse la camisa, abotonándola mientras sentía que el ceño se le fruncía cada vez más.

 

Estaba cerca de graduarse, este era su ultimo semestre y ya iba por la mitad, debía de estudiar para los exámenes de ingreso de la universidad, sospechaba que su maestro guía les atiborraría de trabajos finales con un alto porcentaje en su calificación final, muchos de ellos serian en grupo, lo sabia por que Aizawa solía hacer esos trabajos desde que estuvo en primero de preparatoria, obligándoles a trabajar juntos y uniendo a los que obviamente querían matarse a muerte y separando amistades de la clase.

Sí ese era el caso, simplemente no podía ir e invitar a sus compañeros como en otros años, donde simplemente iban a su apartamento ya que era el más cercano a la escuela, y si simplemente se negaba sería extraño.

 

Sintió un leve rasqueteo en la puerta del baño, soltó un suspiro agotado, termino de abotonar su pantalón y meter la camisa dentro de este, salió ya con los calcetines puestos encontrándose el menor con las patas en la puerta llamándole.

 

 

—¿qué ocurre?

 

—Comida

 

 

Le informó mientras avanzaba algo inseguro por los pasillos del departamento hasta la cocina donde estaba la mesa puesta, el minino dio un vistazo por sobre su hombro viéndole, dudoso si cruzar el marco que daba a la cocina.

Avanzo acariciando la pequeña cabeza, los pequeños piecitos le seguían hasta llegar a la mesa, su madre terminaba de servir un vaso de leche tibia para el menor de la casa, Izuku termino ayudándole a tomar asiento.

 

 

—¿Qué haremos? No podemos dejarlo solo

 

 

Comento su madre mientras tomaba una de las tostadas que tenían en un plato frente a ellos, unto algo de mermelada de mora antes de llevársela a la boca

 

 

—No lo sé, es complicado…

 

—no podemos simplemente dejarlo solo en casa ¿y si le ocurre algo?

 

 

Comento preocupada Inko sosteniendo la taza con café instantáneo entre sus manos. Izuku solo pudo resoplar cansado, no se le ocurría nada en ese instante, que debía hacer con un niño que obviamente parece salido de un anime reciente, de quien no conoces sus padres y lo único que se te viene a la cabeza es que alguno de ellos sea un gato y el otro haya cometido un acto de bestialismo para engendrarlo, algo completamente imposible tomando en cuenta que genéticamente no es posible.

 

 

—Yo podría faltar, podría llamar a la oficina…

 

—N-No, Shouto es mi responsabilidad…

 

—Pero Izuku, es un niño, no puede solo quedarse solo y ya.

 

—E-Eso lo sé, pero ¿no están muy atareados en tú oficina?

 

—Sí, pero un día no será mucho, mientras estés en el instituto buscare alguna solución o algo…

 

 

Se lo pensó, mucho, simplemente dejo la comida de lado, sintió a Shouto tirarle la manga de su chaqueta queriendo llamar su atención, con simpleza aún perdido acaricio los suaves cabellos del bicolor, quien ronroneo feliz ante el afecto.

 

 

—Se esta haciendo tarde Izuku

 

 

Le aviso su madre viendo el reloj de pared color verde brillante en la pared; se levanto apresurado, dejo el jugo a medio tomar y un trozo de pan masticado, Shouto se levanto junto a él, siguiendo sus pasos hasta su cuarto, no había arreglado su mochila para ese día y ya se le estaba haciendo tarde.

 

 

—Matemáticas, historia, biología…

 

 

Murmuraba mientras sacaba y metía libretas, libros y algunos lapiceros. El niño atrás suyo veía interesado la espaciosa mochila, finalmente termino en tiempo récord, no importaba si faltaba algún libro le pediría a Uraraka o Lida si podía ayudarle con eso.

Corrió a hasta el recibidor despidiéndose de su madre, quien le había informado que por ese día había pedido permiso, argumentando un leve resfriado.

Se sentó mientras acomodaba sus zapatos dejando la mochila a un lado, Shouto se detuvo viéndole por la espalda.

 

 

—Te veo en la tarde Shouto ¡Ya me voy!

 

 

Se despidió mientras tomaba sus llaves y abría la puerta, antes de poner un pie afuera sintió un tirón en el pantalón, volteo acelerado sintiendo que el tiempo se le agotaba cada vez más rápido. Vio al pequeño con los ojos bien abiertos y las cejas encorvadas en una mueca de preocupación, con las orejas erguidas y la cola quieta, su zurda en su pecho fuertemente apretada mientras su diestra se mantenía firme en su prenda de vestir.

 

 

—¿Qué ocurre Shouto? Tengo que irme…

 

—No…

 

—¿No qué?

 

—¡No!

 

 

El menor parecía que en cualquier momento iba a romper en llorar ¿no quería que se fuera? Sentía el tiempo corriendo y a la vez la culpa comenzaba a emerger en su interior, preocupándose se acerco abandonando nuevamente su mochila en el suelo, se inclinó hasta la altura del pequeño posando su mano sobre el hombro del pequeño.

 

 

—Shouto, debo ir al instituto, volveré en la tarde ¿bien?

 

—No, no, Izuku

 

 

El pequeño se negaba a dejarle ir, cada vez se le estaba haciendo más difícil ¿por qué no le dejaba? ¡No tenia sentido! ¡Era prácticamente un desconocido para ese niño, nadie! Y aun así no le deja ir, un solo día ¡Uno! Y parecía un hijo por lo apegado que era.

 

 

—Mira, Shouto —Tomo aire mientras dejaba su mirada en la cristalina heterocromática del menor, paso con delicadeza su mano por la mejilla del menor —No voy a abandonarte ¿bien? Debo ir a la escuela, volveré lo más temprano que pueda, lo prometo.

 

 

El niño no dijo nada, bajo la cabeza junto con sus manos, apretadas a los costados de su pequeño cuerpo.

Izuku iba a hablar, tratar de convencerle, pero Shouto actuó más rápido, corrió hasta la mochila amarilla abriéndola de golpe, asustando al peliverde en el proceso, el pequeño revolvió las cosas, botándolas al suelo y doblando hasta donde pudo la amarillenta mochila, adentrándose hasta la mitad de su cuerpo quedando con la pierna y cola fuera, el pequeño seguía arrastrándose tratando de entrar hasta el punto en que, con mochila encima, choco con una de las paredes asustando al peliverde.

 

—¡¿S-Shouto?!

 

—¡¿Izuku que ocurre?!

 

—¡No!

 

 

Su madre vio sorprendida la escena, Shouto seguía batallando contra la pared, Izuku le jalaba por la cintura con dificultad, era un niño ¿Cómo le costaba tanto?, libretas y libros esparcidos por el recibidor y su hijo con las zapatillas a medio amarrar.

 

 

—N-No S-Shouto, no caes en la mochila

 

 

 

Forcejeaba Izuku, hasta que finalmente logro sacar al chico, volteando su mochila al tener las garras prendidas al forro interno de esta, botando las pocas cosas que había dentro.

 

 

—Oh dios

 

 

Inko se apresuró a recoger las cosas y echarlas en la mochila de su hijo, mientras este evitaba que Shouto prendiera sus garras a su uniforme. Finalmente, con las cosas guardadas Inko extendió sus brazos hasta su hijo quien rápidamente fue y le entrego el niño en brazos, niño que fue envuelto apresuradamente por la mujer para que su hijo finalmente pudiera terminar de arreglarse e irse.

Shouto no paraba de moverse y sostenerlo se hacia cada vez más difícil, sin mencionar que este se puso más violento al momento en que sus brazos le rodearon, ahora Izuku había cerrado la puerta despidiéndose.

 

 

—Ah~ al fin

 

 

 

Murmuro la peliverde, el violento movimiento se detuvo de golpe, curiosa la mujer bajo la vista para ver al niño en brazos el cual había agachado la cabeza y dejado de luchar dejando colgar sus brazos y piernas.

 

 

—S-Shouto-kun

 

 

Le llamo moviéndolo levemente entre sus brazos, dio un sobresalto al sentir al pequeño comenzar a temblar, leves sollozos comenzaron a salir del niño. Corrió hasta la sala sentándole en el sofá grande, tomándole por las mejillas húmedas ¡Estaba llorando!

 

 

—T-Tranquilo Shouto-Kun, no llores, Izuku volverá en la tarde…

 

—Se fue —lloro el menor con las peludas orejas pegadas al casco, se encorvo quedando en posición fetal en el oscuro sillón, con las rodillas pegadas al pecho y sus patitas cubriendo su lloroso rostro —Ella se fue, Izuku se fue

 

 

El corazón de Inko se rompió, envolvió al pobre niño con calma, acariciándole los suaves cabellos.

 

 

—Él volverá, no llores pequeño —Dio un suave beso en el remolino en la cabeza del chico, donde claramente veía los colores divididos de su…¿pelaje?, el niño entre sus brazos dio un brinco ante el repentino afecto recibido —Izuku volverá y podrás estar con él ¿bien?

 

—Sí…

 

 

—Buen niño — con calma continúo consolando al pequeño hasta que no sintió los espasmos del llanto, alejo levemente el pequeño cuerpo paseando su mano por las mejillas limpiando el rastro de lagrimas —¡Bien! Vamos a buscarte algo para vestirte, aunque estés lleno de pelos.

 

 

La bajita mujer llevo al niño hasta su dormitorio dejándolo en la cama de dos plazas, el pequeño se mantuvo quieto viendo a la mujer rebuscar en su armario algo, finalmente después de un rato Inko salió con una caja mediana que fácilmente podía sostener.

 

 

—Son de Izuku cuando era más pequeño, algo debería quedarte bien.

 

 

Shouto vio interesado aquella caja, tenia aquel agradable olor que desprendía Izuku, aunque era bastante tenue, el menor se acerco viendo las prendas, algunas más grandes otras más pequeñas.

 

 

—Muy bien, veamos

 

 

 

 

—Continuara—


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