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Promesas por Abadon007

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Notas del capitulo:

¿Por qué el gusano se introduce en el capullo virginal, o los odiosos cuclillos incuban en los nidos de los gorriones, los sapos infectan con fango venenoso los manantiales puros, o la demencia tiránica se desliza en las almas nobles, o por qué violan los reyes sus propio decretos? 

05

Probabilidad

 ¿Por qué el gusano se introduce en el capullo virginal, o los odiosos cuclillos incuban en los nidos de los gorriones, los sapos infectan con fango venenoso los manantiales puros, o la demencia tiránica se desliza en las almas nobles, o por qué violan los reyes sus propio decretos?

Jasón se encontraba con Pennyworth recitándole una obra de Shakespeare, el ex mayordomo había sufrido de una embolia después de saber de la perdida de Bruce y Dick y empeoro cuando se entero que el más joven de los Wayne se unió con Superman para la venganza y por si fuera poco solicitando la ayuda de la Liga de Asesinos. Alfred enfermo hasta perder la movilidad de la mitad de su cuerpo, Jasón se encargo de inmediato de él, no iba a permitir que lo internaran en un asilo, sería peor, el tratamiento y las terapias ayudaron para que el Alfred volviera a tener movilidad en sus extremidades, pero su corazón quedo débil al igual que sus huesos.

Pero no hay perfección en sí tan absoluta que no la manche alguna impureza…

El mayor suspira al escuchar dicho fragmento, responde con pesadez recordando la obra.

— “La violación de Lucrecia”. Interesante fragmento joven Jasón.

Jasón sonríe, cierra su libro de las obras de Shakespeare, sonríe porque sabe que mantener la mente ocupada de su querido viejo es importante para la terapia.

— Me alegra que recuerdes el titulo…

Se aproxima a él para acomodar las almohadas que tiene en la espalda, el mayor comprende la preocupación, sonríe con tristeza.

— Joven Todd… no tiene que tomarse la molestia de cuidarme.

El menor muestra un rostro sonriente, trae la mesita donde tiene el almuerzo para Pennyworth.

— Si lo que te preocupa es que te cambiemos los pañales… pft… no hay problema, nos cuidabas en las peores situaciones…

Alfred se escandaliza, con su porte serio lo recrimina.

 — ¡¡¡Muchacho!!! Espero por todos los cielos nunca llegar a eso, aun puedo valerme por mi mismo…

Jasón acomoda una mesita portátil en la cama, muestra la comida que le preparo.

— Al, no tienes que escandalizarte… nosotros ahora estamos para cuidarte, tal y como lo hacías con nosotros… eres como nuestro abuelo…

Pennyworth se entristece, tanto por estar consciente que esos muchachos que sobrevivieron ahora cargan con los deberes de Batman, con los deberes de Bruce.  Inhala con sumo pesar, el delicioso aroma, recuerda a los caídos de aquel día catastrófico.

— Joven Todd veo que ha mejorado el sabor en las comidas…

Jay sonríe, sirve dos tazas de té, el cual el mayor toma con prisa para sorber un poco y alejar el frío que comienza a invadirle por los recuerdos.

— Y… ¿Qué tal el té?

El mayordomo cierra los ojos, sonríe al pasar el cálido líquido.

— Hijo… me has superado… puedo morir en paz…

Jay se sienta a un lado de Alfred, lo mira con tristeza.

— No, no digas cosas horribles Al.

Alfred sonríe, toma otro sorbo.

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Se está presentando una anomalía en el tiempo y espacio…

La computadora de la cueva estaba detectando una señal fuera de lo normal, Drake sonríe triunfante, sus cálculos y la teoría en la que había profundizado después de lo sucedido en ese día habían dado frutos. Arreglo la computadora de la cueva con piezas de la Atalaya de la Liga de la Justicia que se encontraba en el espacio, la cual podía detectar esas anomalías en cualquier parte del mundo. La palabra clave a su teoría era:

“Probabilidad”…

Stephanie Brown  estaba en el mando de la computadora.

— ¿Será posible?

Drake se aproxima a ella, la observa, la joven aun lleva puesta la ropa formal con la que se presenta en Wayne Tech, Cassandra estaba inspeccionando otros territorios en otra de las computadoras, también voltea ante el aviso.

— Es la fecha, mañana se cumple la fecha exacta cuando desapareció Jonathan Kent.

Timothy asiente, se cubre con la máscara de Batman.

— Y adivinen ¿En dónde está la anomalía?

 

Metrópolis

 Recuerdo cuando nos lanzábamos al vacío…

Recuerdo que te subestime…

Recuerdo cuando te robe el primer beso…

Las primeras caricias…

Mi madre nunca entenderá lo importante que eras para mí…

Lo importante que es ser amado y amar…

Recuerdo cuando mirábamos al cielo y sonreías ante nuestro futuro.

Que ingenuo fui.

 

Damián camina precariamente entre las ruinas de Metrópolis, o lo que queda de ella, cenizas, un vasto desierto sin vida, la radiación que impregno el lugar hace imposible que surja. El joven tiene escasos minutos para estar ahí, antes de que sienta los síntomas de la radiación, antes de que sea tarde. Algo en él no le importa su vida, no puede solo salir y disfrutar de la soledad, alejarse de Bagdad, de todos los planes que tenía, pero sobre todo alejarse de Superman. No puede creer que Talía, su madre lo haya ofrecido para ser el compañero de Kal-El, pero sobre todo no puede creer que él mismo acepto ser el compañero de Súper, todo para que no se marchara de la Tierra.

 Semanas antes.     

 — Creo que a tu madre no se le pasa nada…

Kal-El observa con detalle al joven que tiene frente sus ojos, Talía había aceptado sin más que Ibn al Xu´ffasch, el heredero de Ras Al´ Ghul fuera su consorte, los de la Liga de asesinos no tenían problemas con eso, la cabeza del clan siempre buscaba tener a compañeros que estuvieran a su nivel y Superman pasa todas las exigencias y expectativas de Talía.

— Tt… Mi madre ve por el beneficio del Clan, ella nos ayuda con nuestra búsqueda, pero al mismo tiempo aprovecha tu fuerza… piensa que si te marchas mermaras ese poder que le has mostrado al mundo.

Ambos estaban en una habitación amplia con ventanales decorados con cortinas verdes bordadas de oro, el viento se cuela deslizándose en ese rostro tostado del menor, alborotando su cabello negro, lleva puesto su traje de batalla que es rudimentario y tosco, con dos espadas pesadas en su espalda. El hombre mayor estaba sentado en el borde de la cama, observa con detalle como el muchacho con una lentitud se quita las pesadas espadas para dejarlas en uno de los respaldos de los sillones.

— Ustedes no necesitan de mí… siempre han sido fuertes…

Esos ojos verdes esmeralda lo miran como desafiando la verdad ante ese comentario.

— Nos alagas… — Con voz aterciopelada mientras desajusta su ropaje dejando desnudo su pecho y abdomen, mostrando al mismo tiempo sus tatuajes y el  marcado cuerpo, el menor pronuncia el nombre del que tiene en frente: — Kal-El…

Para sus sentidos al cien, el hombre mayor siente como la aterciopelada voz lo recorre de la espina dorsal hasta la nuca, como una caricia que lo invita. Sonríe al sentirse extasiado por esa fuerte y salvaje atracción hacia Damián, quien a pesar de verse seguro de sí mismo actuando como un adulto, seduciéndolo con ese lento andar, su mirada verde y la voz suave, al súper hombre no le puede mentir, se da cuenta que el muchacho tiene miedo, lo escucha, ese corazón late tan rápido. Sabe de antemano que el menor fue educado en el arte de la guerra, pero también en el arte de la seducción, no por nada es hijo de Talía y Bruce Wayne. Ante esto último el hombre se entristece, a quien en realidad amaba era a Bruce y el parecido que tiene su hijo biológico es asombroso.

 — Esto es un crimen…

Se aproxima al menor tan rápido que este da un paso atrás por la repentina invasión a su espacio, siente los labios de Kal en su mejilla.

— Responde Damián ¿Crees que esto es correcto?

Aquellas manos grandes sostienen su rostro, observa la mirada de arrepentimiento en esos ojos azules como el cielo limpio. Aquel hombre se atrevió a besarlo, a invadir su espacio personal, y ahora siente remordimiento, el golpe de la consciencia, lo mira como un chiquillo cuando en realidad ya está cubierto de sangre, de una lista de conquistas como su padre.

— Tt… Eres un cobarde…

Superman sonríe con tristeza, Damián cae en la cuenta que no es arrepentimiento, sino tristeza, pero los labios de aquel hombre chocan con los suyos, reclamando, dominando. El muchacho se deja hacer, lo acepta, pero Kal se separa y lo mira a los ojos.

— ¿Crees que es correcto? En estas tierras es normal desposar a los menores con gente mayor… pero aunque Talía acepte, yo… no puedo concebir que ella te suelte así, sin importarle que su hijo sea tomado, sin saber que será lastimado de la peor forma, sin saber que puede morir en el acto de la consumación.

Damián abre los ojos, Kal aun lo tenía sujeto del rostro, esa mirada azul, reflejaban algo más perverso y peligroso, una conquista, un desahogue y el menor era el medio que Kal buscaba para liberarse y vaciar esa soledad que lo ahoga, alguien en su lecho. Solo que el hombre de acero le está dando la oportunidad de huir, de decir que no quiere nada de eso. Damián tiembla, por su futuro, por la promesa.

Notas finales:

Disculpen la tardanza.

Saludos, besos y abrazos estilo superman. 


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