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TODO A ESTRIBOR por Yailin

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Notas del capitulo:

Yugioh no me pertenece, así de simple el asunto.

-Capitulo II-

Era el segundo día desde que el comandante Yami salió de Inglaterra, en busca del Pirata Seto, en ese momento se encontraba en su camarote sentado sobre su escritorio, leía con detalle el informe que le habían entregado del Pirata Seto; su desilusión fue grande pues lo único que contenía era todos las muertes y cosas que había robado, no había ni un detalle sobre su pasado, pues era claro que no toda la vida había sido un pirata.

—    ¿Qué fue lo que te llevo a convertirte en pirata? – Se preguntaba Yami, la verdad es que la insistencia de Joey lo había llevado a querer conocer más sobre Seto; un par de golpe leves en la puerta lo sacaron de su pensamiento, — ¿Sí? – preguntó.

—Capitán, hemos llegado a las islas canario – dijo un marinero.

—Bien, enseguida voy – contestó Yami, levantándose de su asiento, había decidió ir primero a ese lugar, pues sabía que ahí se reunían los piratas para pasar el rato; tomo su sacó, sombrero, espada y pistola, saliendo del camarote, se dispuso subir donde el timón para ver la isla, —Joey, no acerques el barco, si está ahí no quiero alertarlo, bajaras conmigo, solo tú y yo daremos el recorrido por la isla –

—Si capitán – dijo Joey, y prosiguió a dar las ordenes – Todos en cubierta, bajen anclas, levanten las velas, preparen el bote –

—Sí, señor – se escuchó al unísono por varios hombres que trabajaban de manera ordenada para cumplir con la orden.

—Todo listo, capitán – dijo Joey, soltando el timón, en cierta forma se alegraba que Yami lo llevará con él, pues si Seto se encontraba ahí y era tan malo como había dicho, temía que se enfrentará solo a él.

Una vez a bordo del bote, Yami se posicionó enfrente, Joey al igual que otros nueve marinos remaron el bote hasta llegar al muelle; Un hombre de apariencia deplorable, se acercó para ayudar a los hombres a amarrar el bote, al ver a Yami y el uniforme que portaba, no hizo más que agachar la cabeza.

—Ustedes quédense aquí, Joey tu vienes conmigo – dijo Yami, escuchando al unísono un “Si capitán”

—Puedo sugerir algo… ¿Capitán? – dijo Joey.

—Joey, no necesitas ser tan formal conmigo cuando estamos solo nosotros, y si puedes hablar – dijo Yami, regalándole una sonrisa sincera a Joey, era su mejor amigo después de todo, además no le gustaba tanta formalidad hacia él.

—De acuerdo, en ese caso vamos a la cantina, de seguro ahí obtendremos información – dijo Joey, con una gran sonrisa, Yami solo asintió con su cabeza.

Una vez cerca de la cantina, las carcajadas, la música y el aroma a licor barato no se hizo esperar; así que ambos se acercaron entrando a la cantina, eran apenas las 10 am y ya había muchos hombres y mujeres ebrios; al verlos entrar poco a poco las risas fueron callando hasta que el lugar quedo en completo silencio, Yami comenzó a caminar hacia donde estaba el cantinero que supuso era el dueño del lugar.

—    ¡Estoy en busca del pirata Seto! Y por su bien más les vale que cooperen y me digan de una vez ¿Dónde está ese criminal? – dijo Yami, su voz intimidante hizo eco en el lugar, y más de un hombre se dispuso a salir del lugar, al ver la acción Yami volteo a ver a Joey, quien de inmediato se posó sobre la entrada para bloquearla, dirigió de nuevo su mirada al cantinero.

 

—    Llega usted tarde, se encontró hospedado en este lugar hace dos días – dijo el cantinero mientras servía con maestría unas cuantas bebidas.

 

—    En ese caso debe de saber su paradero, ¡No le haga repetir lo que dije! ¿Dónde lo encuentro? – dijo Yami, más como una orden.

Ante lo dicho, varias risas de burla surgieron en el lugar, incluyendo al cantinero. 

—    Me temo que nunca encontrará al demonio de los ojos azules, nadie aquí sabe a dónde se fue, y lo encontraras cuando él quiera que lo encuentres – dijo uno de los hombres que estaba sentado en la barra, bebiendo un poco de ron.

 

—    El demonio de los ojos azules – repitió Yami, dibujando una sonrisa en su rostro, se acercó al hombre, le quito el vaso que estaba tomando, lo volteo para que viera sus ojos; el hombre al verlo comenzó a temblar al ver los ojos de Yami, —Dime hacia donde se fue, o me encargaré que sepas lo que es en realidad un demonio – le dijo.

 

—    Hacia el mar atlántico, es todo lo que se, lo juro – dijo el hombre, sin poder dejar de ver los ojos de Yami.  Le devolvió el vaso de ron al hombre, volteó a ver a Joey para dirigirse a la salida, cuando un hombre tomo su hombro para detenerlo.

 

—    ¿Creíste que sería tan fácil niño? – dijo el sujeto, — ¡Son unos ingenuos! ¡Vieron eso! De verdad pretendieron que se podrían ir de aquí como si nada, ¿Qué les hizo pensar siquiera que saldrían de este lugar  con vida?- añadió sacando su espada y colocándola cerca del cuello de Yami, Joey al ver la acción puso la mano sobre el mango de su espada, pero no pudo sacarla, ya que otro sujeto lo apuntaba a él.

 

—    Baja eso infeliz, no querrás lastimarte, además no quiero ensuciar mi ropa con sangré de un ebrio – dijo Yami, bastante sereno.

 

—    ¡Escucharon! Este mocoso, se siente con muchas agallas – río el sujeto a carcajadas.

 

—    Te lo advertí – dio Yami, levantando un brazo, dejo caer el codo en el pecho del sujeto, con un movimiento rápido tomo la espada con su brazo izquierdo, luego desenfundó la él con la mano derecha de un solo jalón; al ver la acción todos los demás hombres se levantaron para hacerle frente, Joey solo pudo sonreír, y con un movimiento rápido también se liberó, sacando su espada para unirse a la lucha.

Joey era muy bueno con la espada, pero no se comparaba con los movimientos de Yami, quien parecía bailar mientras esquivaba y regresaba los golpes que le lanzaban, justo ahí el joven capitán ya tenía a cinco hombres que trababan con todas sus fuerzas de tumbarlo, pero este con una gran sonrisa en su rostro, logró aventarlos a todos, haciendo caer a cada uno de ellos contra el sucio piso mostrando a su paso varias sillas, mesas y vasos rotos a su alrededor.

      —  ¡Él también es un demonio! – Decía un hombre que se encontraba tumbado en un rincón de la cantina

—    ¡Solo había visto semejante fuerza en el Capitán Seto! – gritaba otro hombre; ante los comentarios Yami solo pudo reír con fuerza.

 

—    Si esa es la situación, lo mejor será que paren, les diré lo que pasara, mi amigo y yo nos iremos justo ahora pacíficamente, a la más mínima agresión o si vemos que hozan seguirnos, los voy a arrestar a cada uno de ustedes para llevarlos ante el rey  para que todos ustedes sean llevados a la horca ¿He sido claro caballeros? – sentenció Yami, mostrando un semblante serio, de inmediato los hombres tiraron sus espadas en símbolo de rendición, Yami enfundó su espada, volteo a ver a Joey y salieron del lugar en dirección al muelle, después de todo, debía darse prisa, para poder alcanzar a Seto.

Una vez a bordo del Ragnaraf se escuchó la fuerte orden de Joey, — Leven anclas, icen las velas, todo a estribor, hacia el Atlántico.

Mientras tanto, en medio del Atlántico, navegaba el Blue eyes, siendo dirigido por Mokuba, y al lado de él se encontraba Seto, ignorante del mandato del rey, y de la persecución de Yami.


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