Lo despertó la suave brisa matinal que entraba por la ventana, que, a pesar de ser leve, le había vuelto la piel de gallina. Se sentó molesto y se quedó viendo el paisaje desde su habitación, la mañana se veía tan nublada e inestable. Se tomó su tiempo para salir de la cama y asomarse a la cocina, notando que aún estaban los vidrios de la botella que hubiese roto el día anterior contra la pared. Por primera vez en su vida no tuvo deseos de limpiarlos, su obsesión por la limpieza no le afectaba esta vez. Siguió su camino y se dirigió al baño, decidido a ducharse.
Dejó el agua correr por todo su cuerpo, se mantenía de ojos cerrados y con la cabeza gacha, dejando que todo su cabello se esparciera por su rostro y sintiendo el agua golpear en su nuca y caer suavemente por su espalda. Un repentino ruido en la sala lo sacó de su ensimismamiento, levantó la cabeza y se quitó el cabello del rostro tirándolo hacia atrás. Cerró suavemente la ducha para escuchar con más atención, le pareció oír voces, hizo más silencio en el baño y se pegó a la puerta, su cuerpo temblaba, tal vez de miedo o tal vez porque comenzaba a sentir la temperatura exterior. Sin darse cuenta había dejado momentáneamente de respirar para poder oír aún mejor, pero un suspiro de alivio se escapó de su cuerpo cuando reconoció perfectamente la voz de Kai. Pero escuchó otra voz, no era sólo Kai.
- Presiento que va a matarnos si nos ve… - comentó Aoi sin moverse de la puerta del departamento
- ¿Y si está herido y necesita ayuda? Seríamos unos idiotas de no ayudarlo… - dijo Kai sin prestarle real atención, buscando por los rincones señales de violencia, hasta que se dirigió a la cocina y ahogó un grito
Aoi se precipitó a seguirlo, realmente asustado, se quedó en la puerta, observando petrificado como Kai levantaba un trozo de vidrio del suelo y lo miraba con horror.
- No crees que Reita haya…
- Lo mejor será encontrar a Ruki – sentenció intentando mantener la calma
- Sabía que había hecho bien al llevarme las llaves – musitó Kai mientras se dirigía a la habitación
En ella solo estaba Sabu-chan durmiendo sobre la cama y no parecía haber señales de violencia en ella o alrededor. Kai pasó su mano por las sábanas suavemente, lanzó un pequeño suspiro al recordar a Ruki quebrado en ellas, como tantas otras veces lo había visto. Como maldecía el día en que Reita posara sus ojos en él, ¿por qué no podía dejarlo en paz? Ruki merecía algo mejor.
- Kai… - lo llamó lentamente Aoi, observando odio y dolor en sus ojos
- Será mejor que sigamos buscando…
- Sólo nos queda el baño – señaló sonriendo levemente, tenía la esperanza de que Ruki estaría ahí en perfecto estado, no quería creer en lo peor como Kai lo hacía
Se dirigieron juntos, pero no se atrevieron a abrir, hasta que Kai estiró su brazo para golpear la puerta, pero esta se abrió antes de que pudiera siquiera rozarla, mostrándoles a un Ruki en buen estado, sin ningún tipo de herida física más allá de las que Aoi le hubiese echo aquella vez. El guitarrista evitó mirar las marcas en el pálido abdomen de su amigo y sonrió suavemente al verlo bien. Kai, sin embargo, se lanzó a sus brazos y lo abrazó como siempre había deseado y nunca se había atrevido a hacer, besándole la cabeza dulcemente y presionándolo contra su pecho, sintiendo las manos de Ruki acariciando su espalda y presionándolo también. Aoi volvió a dirigir su mirada al vocalista en el momento en que este lo miraba también, un leve sonrojo por parte de ambos les hizo desviar la mirada hacia un lado. El baterista permaneció ajeno a ese sonrojo, ya que no lo había visto, y entusiasmado se lanzó a cocinarle a su amigo.