Una punzada en la cabeza despertó a un agonizante Aoi tirado en un sillón de cuero bastante familiar. Entreabrió los ojos y rodeó la habitación, Kai dormía sentado en un sillón más pequeño y la mesa estaba llena de botellas y vasos vacíos. Mientras se sentaba, el guitarrista intentó hacer memoria de la noche anterior, poco recordaba realmente y el lugar donde había despertado no era su casa, pero varios objetos de Sex Pistols le mostraron donde estaba. Se levantó del sillón y fue directamente al baño al final del pasillo, pasó por la habitación que estaba entre abierta y asomó la cabeza. Totalmente desparramado en la cama, dormía Reita sobre Ruki y Uruha que tenían las extremidades colgando en los lados del colchón. Aoi los miró, entre molesto y divertido, por un rato y siguió su camino hasta entrar al baño. El sonido de la puerta al cerrarse despabiló al otro guitarrista que se las ingenió para salir de entre los dos durmientes sin resultar herido. Cuando Aoi hubiese salido, se encontró con Uruha en la cocina y se quedaron mirándose un rato, una risa nerviosa del rubio cortó el silencio.
- No recuerdo nada de anoche – comentó Aoi mientras se sentaba a la mesa ocupada simplemente por un cenicero y el recién prendido cigarrillo de Uruha
- No me extraña, estábamos todos realmente borrachos anoche…
- ¿Te acostaste con Reita? – le soltó fríamente
Uruha negó con la cabeza y pitó de su cigarrillo.
- Con Ruki – respondió simplemente mientras soltaba el humo a través de sus marcados labios
- ¿No te resulta extraño? – inquirió Aoi mirándolo confundido
- ¿Tener relaciones con un hombre?
- Con Ruki – negó con la cabeza
- Estoy acostumbrado – pitó de nuevo y lo miró al soltar el humo de forma sugestiva - ¿estás celoso?
- Sí… no…. Sí – confesó corriendo la vista y tomando uno de los cigarrillos de Uruha
El rubio lanzó una risita nerviosa y le encendió el cigarrillo con el suyo.
- De todos modos me parece extraño, yo los considero mis hermanos…
- Pero no lo somos – argumentó Uruha rápidamente
- Aún así…
- ¿Entonces porqué estás celoso? – le preguntó sagazmente
Aoi tardó en responder, fumaba su cigarrillo de forma sistemática y nerviosa, casi violenta, soltaba el humo sin disfrutarlo y se negaba a mirar al otro a la cara.
- Porque yo te quiero… – musitó por lo bajo
- Yo también – confesó Uruha apagando su cigarrillo terminado – pero, ¿no es acaso amor de hermanos?
El silencio volvió a invadirlos y Aoi lo miró fijamente mientras destrozaba su cigarrillo dentro del cenicero, tan fijamente que a Uruha lo recorrió un escalofrío que le erizó los cabellos de la nuca.
- No
Uruha tartamudeó un poco antes de hablar, pero en el momento en que las palabras fueran a salir de sus labios, Kai los interrumpió con su abrupta entrada en la cocina. Caminó hasta las alacenas y empezó a sacar ingredientes.
- ¿Pueden creerlo?, odia mi comida y me despertó para que le cocine, este Reita no tiene remedio…
Aoi y Uruha se miraron y se rieron del comentario del baterista, ayudándolo a cocinar.