Aoi volvió a levantarse, de la misma terrible manera en el mismo terrible sillón, pero esta vez un sobresalto le recordó lo que supuestamente debía estar haciendo la noche anterior, se sentó de golpe y estuvo a punto de gritar, pero vio como Kai le hacía un gesto para que se callara. A su lado, prácticamente cayéndose del sillón y acurrucado como un bebé, dormía Ruki; Aoi suspiró aliviado y le acarició la cabeza suavemente.
- Temí que había fallado a mi promesa – comentó relajándose nuevamente
- No, no fallaste, pero estuviste a punto, digamos que Uruha los salvó a ambos…
- ¿Dónde está Uruha? – se sobresaltó
Kai tardó en responder, se quedó pensando en la situación y finalmente lanzó un suspiro, señalando al pasillo.
- No me digas que….
- Lo hizo por Ruki – se encogió de hombros Kai – Reita estaba realmente ebrio anoche y creo que ninguno de nosotros quería que se le tirar encima a Ruki, así que Uruha simplemente se dejó…
- No puedo creerlo – musitó Aoi
- Yo tampoco, fue todo muy extraño, tienes suerte de no recordarlo
- ¿Los viste?
- No, sé que Ruki lo hizo, digamos que se arrepintió de enviar a Uruha en su lugar pero cuando llegó ya era tarde… – se rió levemente – Ruki habla como si dormir con Reita fuera la horca, tenías que escucharlo anoche... supongo que realmente le afecta todo esto...
Aoi se quedó mirando a su amigo, dormía de una forma casi perturbada, como si no tuviera paz consigo mismo, le tomó el hombro y lo sacudió levemente, despertándolo. Ruki se le quedó mirando, con el maquillaje corrido por su rostro luego de restregarse los ojos repetidas veces. Kai se levantó del sillón en el que estaba y se dirigió a la cocina.
- Mejor les preparo algo antes de que nos vayamos todos a nuestras casas, ya tuvimos suficiente de la de Reita
Ruki se levantó tambaleándose y se dirigió al baño sin decir una palabra, Aoi siguió a Kai y se quedó estático en la puerta al ver a Uruha sentado a la mesa con sus cigarrillos a un lado y el cenicero bajo el recién encendido. Tenía la frente sobre su mano y respiraba de forma quejosa, varios moretones resaltaban en su cuello y brazos y su cabello estaba realmente desalineado para ser tan lacio. El baterista estaba muy concentrado cocinando y al ver a Aoi le hizo un ligero gesto de que se quedara callado, éste asintió vagamente y se sentó junto a Uruha, acariciándole la cabeza lentamente.
- ¿Estás bien? – le preguntó sinceramente mientras el otro lo miraba casi perdido
- Eso creo, me duele la cabeza, me duele todo… – gimoteó mientras se pasaba las manos por la cabeza
Aoi y Kai no dijeron nada, el baterista terminó de preparar un desayuno rápido y lo sirvió sin tardar en la mesa. Mientras tanto, el otro intentaba con caricias sosegar un poco el malestar de Uruha, que había comenzado a comer como si le costara horrores cada mordisco, denotando así el dolor interno que lo invadía.
- Tengo nauseas – musitó hundiéndose entre sus brazos, acostándose en la mesa
Uruha se quedó oculto entre sus brazos mientras los otros comían, hasta que la repentina presencia de Ruki a su lado lo despabiló, nadie se había percatado de que él había entrado en la cocina, y mucho menos que se había sentado junto a Uruha. Aoi se quedó mirándolos, eran dos entes sin expresión alguna en sus rostros más que el profundo afecto mutuo que expresaban sus ojos. Los miró y los celos carcomieron su interior.