Se había hecho de noche y en el interior del auto comenzaba a sentirse la baja temperatura, el cuerpo de Ruki temblaba, esta vez de frío, mientras su aliento salía en forma de vapor de su boca entreabierta. Reita se quedó mirándolo y buscó detrás del asiento, sacando un abrigo y colocándoselo sobre los hombros, mientras buscaba el pantalón del vocalista que era tal vez la única prenda que había sobrevivido a su salvaje arrebato. Se lo entregó sin mirarlo, terriblemente avergonzado, Ruki no tardó en ponérselo y se calzó mejor el abrigo, tiritando aún.
- Será… será mejor que te lleve a tu casa… – murmuró Reita pasándose a los asientos de adelante y volteándose para mirarlo una vez sentado y ya arrancado el auto – Mejor pásate adelante, la calefacción te llegará mejor…
El vocalista lo pensó varias veces hasta que finalmente se pasó y se sentó en el asiento del acompañante, las palabras de Reita eran ciertas, el calor que comenzaba a emanar el auto podía sentirse mejor adelante. El viaje transcurrió en silencio, la tensión pesaba sobre el aire y sobre sus pechos, ninguno se miraba, el bajista concentraba su vista en la ruta y Ruki en el camino que veía a través de la ventana, hasta que se quedó completamente dormido. Reita le acarició la cabeza, sintiéndose cada segundo más culpable, Ruki había querido terminar y él estuvo apunto de violarlo, ¿qué clase de actitud era esa? Ruki no era suyo, no era de nadie, no merecía ese trato.
Estacionó frente al edificio del vocalista y detuvo el auto, no quería levantarlo aún, quería asegurarse que una vez arriba estuvieran completamente solos, tomó el teléfono y marcó el número de la casa de Ruki. Kai lo atendió del otro lado y al escuchar su voz se puso como loco y empezó a gritarle.
- Tranquilízate, estamos abajo, pero quiero pedirte algo, déjanos solos – dijo seriamente mientras salía del auto y se dirigía a la puerta del acompañante
- Olvídalo, ¿quién sabe qué le hiciste al pobre mientras estaba contigo? Seguramente lo traumaste aún más, ¡no voy a dejarlo contigo!
- Entonces tendré que llevármelo a mi casa – siguió hablando Reita mientras tomaba a Ruki con un solo brazo y lo acomodaba en su pecho para poder levantarlo
- Está bien, me iré, pero más te vale que no le hagas nada o yo---
El bajista cortó la comunicación y se guardó el teléfono en el bolsillo, usando la mano ahora libre para cargar a Ruki y cerrar la puerta con la rodilla. Kai le abrió la puerta y lo ayudó a acostar al vocalista en su cama, se quedó observando su cuerpo, probablemente buscando heridas, el hecho de que no tuviera puesta la camisa ya lo había asustado.
- ¿Qué hiciste Reita? – susurró acariciándole la cabeza a Ruki
- Es hora de que te vayas Kai, yo me haré cargo ahora – dijo fríamente mientras lo miraba
El baterista se mostró enfadado y lo maldijo, pero se fue lentamente de la casa, no sin antes advertirle una vez más que no se le ocurriera ninguna estupidez. Reita esperó tranquilamente en el sillón del cuarto de Ruki, mientras se fumaba un cigarrillo tras otro, a que éste despertara. El vocalista no tardó en hacerlo, se sentó en la cama y se quedó mirándolo, lágrimas silenciosas caían por su rostro mientras se enseriaba y miraba a un costado.
- Tenemos que hablar – dijo Reita mirándolo fijamente y erizándole la piel
- ¡¿Y de qué quieres hablar?! – se enfureció Ruki - ¡¿tienes alguna explicación razonable para lo que quisiste hacerme en el auto?! ¡¿tienes alguna excusa para que yo pueda perdonártelo?!
- Te amo – susurró bajando la cabeza
- Eso no es suficiente para mí – dijo fríamente mientras salía de la habitación