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Flower Road por Cazadora de Artemisa

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Notas del capitulo:

Advertencia: Está bien largo.




La película no había empezado, y ya llevaban casi veinte minutos de malditos comerciales, la mitad de esas cintas Hollywoodenses ni siquiera llegarían o a nadie le importaban de lo malas que se veían. Odiaba que apagaran las luces y los hicieran pensar que ya iba a comenzar, pero nada, más y más anuncios.

Ya había arrasado con más de la mitad de sus enormes nachos, y un tercio de las palomitas, si bien aún le quedaban papas fritas, el hot dog y los M&M's, el maldito de SeungHyun tenía razón, sí se lo iba a terminar. Y si el otro se atontaba, hasta se comería lo suyo. De repente tenía un hambre voraz, y ya se imaginaba cara de sabelotodo del alfa, burlándose con su sexy voz "¿Ves que sí te lo ibas a acabar todo, mi amor?". 

Estaba perdidamente enamorado de él, pero no soportaba que tuviera razón, menos cuando estaba insinuando que era un cerdo con la comida chatarra.

Bueno, el alfa no había dicho eso, pero lo vio en sus ojos. "Come, cerdito, come". Seguramente quería engordarlo para que nadie lo volteara a ver, o... Tal vez era porque lo quería listo para cuando lo dejara embarazado. Había estado muy insistente con eso de tener doce hijos

Sabía que no estaba bromeando del todo, porque cuando eran niños, habían pactado tener veinte hijos. Gracias a Dios ya habían disminuido, pero no creía que el alfa fuera a dar su brazo a torcer muy fácil, con eso de tener muchos cachorros.

Pero no había manera de que él y SeungHyun tuvieran veinte hijos. Ni doce, ni seis... al menos le daría dos. Sí, habían pactado tres en su trueque, pero ya encontraría la manera de zafarse. Tenía suerte de que el futuro padre de sus criaturas, era dulce y manejable, definitivamente habría alguna forma de convencerlo. 

Aunque si el parto era tan horrible como su madre les había contado a su hermana y a él años atrás, tener un hijo único sonaba mejor. Estaban de moda ¿no?

-Ni ha empezado tu película, y ya casi te lo embutiste todo, bebé.- SeungHyun le había susurrado al oído, antes de rodearlo con su brazo, y acercarlo un poco a él. Había quitado el reposa brazos de en medio, para que no hubiera ninguna barrera entre ellos. 

-No empieces, o te haré ir a comprar más- Lo amenazó, aún con la boca llena de nachos.

-Haré cualquier cosa que me libre aunque sea por unos minutos de ver gente bailando en una isla griega.- Besó su sien.

-Ya no me alimentes, me vas a dejar obeso.- Hizo un mohín en la oscuridad, y supuso que el mayor lo había visto, ya que soltó una risita.

-Yo fui obeso por muchos años, y nunca te quejaste. Quiero saber lo que es tener un novio gordito, parecía encantarte.

Se rió.- Eso es porque tu eres guapo, si me pongo gordo me veré horrible, y ya basta, déjame ver que he esperado años por esto.- Seguía comiendo palomitas, el más alto sólo lo apretó más a su lado, y no siguió hablando.

Al menos vería la película en paz.

-


Algo le debió haber dicho que no vería la película en paz. 

Aunque las segundas partes nunca eran buenas, esta estaba siendo bastante decente. Divertida, mucho sol y romance, además de que las canciones estaban hermosas. Se la estaba pasando bien, si no fuera porque SeungHyun no dejaba de molestarlo

Bueno, no lo estaba molestando, más bien era ¿tierno? Sí, digamos que era tierno. 

Acariciaba distraídamente su hombro con el pulgar, de repente besaba su mejilla, y le decía cosas en el oído para hacerlo reír. Era algo lindo, pero en serio quería ver a Meryl Streep contando su bello verano con Pierce Brosnan y sus otros galanes.

¿Qué diablos le ocurría a SeungHyun? Él era de los que a regañadientes lo tomaba la mano, y lo empujaba si intentaba besarlo en público. Digo, era como su sueño hecho realidad, pero no precisamente en este momento. 

-Hyung, ya para- Susurró.- Me distraes...

-¿Por qué? ¿Qué hago?- Preguntó el alfa confundido.

-Pues no sé, estás siendo un príncipe azul y todo eso, pero ahora sólo quiero una estatua, quédate quieto por favor.- No le dio ni una mirada, necesitaba leer los subtítulos para entenderla, así que veía fijamente la enorme pantalla.

-Carajo JiYong, quien te entiende. Quieres que sea romántico, y cuando lo soy me dices que no.- Susurró, se notaba algo molesto.

-Claro que quiero que seas romántico, amor, pero intento ver esto y tus caricias me desconcentran.- Seguía aferrado a la película.

-Bien.- Se separó de él, y de repente sintió frío, la sala se puso helada casi al instante, ahora que no tenía el calor de su prometido.

Pasaron los minutos, y se estaba congelando, maldito lugar de mierda, ¿Por qué ponían el aire acondicionado a esa temperatura tan baja? Ahora tendría que tragarse su orgullo y decirle a SeungHyun que lo abrazara porque tenía frío.

Se sintió tan ridículo.

-¿Quieres?- El mayor le extendió sus papas fritas con mayonesa, esa asquerosidad que no entendía cómo disfrutaba.

-Gracias- Esperaba que su novio no notara el temblor de su voz. Tomó un par, y se las llevó a la boca. Sabían chistoso, pero aún así se las comía gustoso siempre que él le invitaba.

-¿Tienes frío verdad?- Le preguntó neutro. No se veía ni burlón ni molesto, solo indiferente.

Tomó su orgullo, lo sirvió con kimchi a un lado, y procedió a embutírselo todo.- Sí.

-Pues chíngate, no voy a andar aguantando tus desprecios.- Siguió comiendo papitas, sin siquiera darle una mirada, valiéndole un carajo su cuerpo en estado de hipotermia.

Hijo de... No, su suegra no se merecía eso. Que se jodiera el imbécil ese, no lo necesitaba. Si perdía sus extremidades, lo haría pagar por negligencia conyugal o algo así.

-No es cierto bebé, ven acá.- Lo abrazó nuevamente por lo hombros, y lo recargó completamente en su fuerte pecho. Se había girado un poco en su asiento, para poder rodearlo mejor, y así sintiera su reconfortante calor de alfa.

Lo odiaba.

-¿Cómo crees que voy a dejar que te congeles, mm?- Besó su cabeza.- Debes de decirle a tu alfa lo que necesitas bebé, niño que no llora no mama.- El tono ahora sí era muy burlón, y le estaban entrando ganas tremendas de arrancarle la cabeza.- Aunque no me lo digas así de feo, hieres mi corazón.

-A veces quiero de matarte, hyung.- Quería golpearlo al menos, pero era demasiado rico estar entre sus brazos. 

Tal vez cuando salieran del cine.

-Yo también te amo, anda, sigue viendo tu película.- Le dejó un último beso en su sien, y trató con todas sus fuerzas de regresar su atención a la enorme pantalla.

Debía hacerse a la idea de que esto sería su pan de cada día, por el resto de su vida... 

Esperaba que no estuviera cometiendo un error.



-


Increíblemente, sí pudo agarrar el hilo de la película otra vez, y se metió por completo en ella. Había reído, cantado algunas de las canciones que se sabía, en fin, estaba pasándolo chido. Sobre todo, porque después de su mini discusión, el alfa se había comportado bastante decente. 

Pero algo inesperado había ocurrido, algo que jamás creyó que SeungHyun haría, ni mucho menos que JiYong le permitiera hacer. Le había estado dando de comer. 

Bueno, no era el típico dar de comer, claro.

Cuando sintió la enorme mano de SeungHyun intentando que comiera un par de palomitas, quiso reír. Es decir, lo hizo, y después dejó que el alimento entrara a su boca. Reía felizmente por lo tierno del gesto, mientras masticaba a gusto.

Pero cuando lo hizo otra vez, e incluso fue alternando entre los nachos, el hot dog y su refresco, cayó en cuenta de lo que en realidad estaba pasando.

Choi SeungHyun lo estaba proveyendo.

Siempre le habían hablado sobre ese instinto de macho alfa, que te hacía querer cumplir todas las necesidades de tu omega y de esa manera asegurarte de que éste estuviera bien en todos los aspectos posibles; pero nunca se imaginó que sería él el receptor. Estaba entre complacido y avergonzado, esa mañana había notado que el mayor se había preocupado mucho cuando le dijo que tenía hambre, pero nunca esperó que fuera por esto en específico.

La película estaba a nada de terminar, y ya sólo quedaban los M&M's, que metía de uno a uno en intervalos de algunos segundos a su boca. Tenía tentación de joderlo un poco, pero en el fondo, su corazón estaba vuelto loco. Sabía que era sólo un reflejo muy primitivo, y que no debería sentir esas cosquillas en su estómago, pero no lo podía evitar. Posiblemente ni SeungHyun estuviera consciente de que estaba proveyéndolo, pero no le importaba realmente, era tierno por donde sea que lo miraba. 

-Hyung- Susurró.- ¿Puedo tomarnos una foto?- Sacó su iPhone del bolsillo de su pantalón sin esperar respuesta, sabía que le diría que sí.

Abrió la aplicación de la cámara frontal, aunque había poca luz podía ver a SeungHyun que tenía una cara seria. Tomó la primera, y los iluminó el flash.-Hyung, sonríe un poco, anda.- Seguía susurrando y tomó la segunda. Había sonreído, pero muy leve.- Hyung, lo digo en serio, sonríe, es nuestra primera cita.- Escuchó un gruñido, y tomó la tercera foto, no podía estar sacando muchas, ya que el flash era muy fuerte y no era su intención molestar a los demás en la sala que seguían viendo la película.

Observó la última, y vio que hizo una mueca rara con el labio, como molesto, se rió.- Coño SeungHyun, dame una sonrisa o no te vuelvo a abrir la piernas.

Sintió como lo abrazaba más por los hombros, y la mejilla del alfa se pegó a la suya.- Pues por ahí hubieras empezado, mi amor- Susurró en su oído.

Se tragó una carcajada, por supuesto que eso funcionaría. Puso el teléfono en posición tomando otra fotografía, y sintió cómo lo besaba en la mejilla, así que una sonrisa enorme brotó de él, y tomó la última. Esa había quedado muy bonita.

-Bueno, deja que duerma un ratito más.- Le susurró antes de besar su sien y regresar a su posición anterior. Para variar, a los segundos recibió más M&M's.

Era extrañamente placentero tener esos momentos con el mayor, es decir, nunca pensó que alguna vez tendría a su hyung -o a nadie la verdad- proveyéndolo, y aunque a SeungHyun no le gustaban las fotos, se había estado prestando para ellas. Se preguntó, ¿Qué tan agudo sería ese instinto? O sea, siendo pareja destinada la intensidad podía ser mucho mayor que una pareja normal ¿no? 

¿Podría escuchar sus pensamientos telepáticamente?

-...Sí.

-¡¿QUÉ CARAJO?!- Se levantó asustado, tirando al suelo la bandeja donde estaban los recipientes vacíos de la comilona que había tenido.

-¿Qué pasó, bebé?- El alfa lo miraba confundido.

-¡No te hagas al que no sabe!- Le recriminó. Gente en la sala los empezó a abuchear, estaban en el puro final de la película.

-¿De qué hablas?- No podía verse más confundido, e intentaba tomarlo del brazo para sentarlo pero JiYong se soltaba, mientras inclinaba su cabeza en señal de disculpa.

-¡Escuchaste lo que te dije! ¡Leíste mi mente!- Trataba de no gritar, pero era imposible, estaba aterrado.

-¿Qué?- Oyeron un "Cállense" que alguien gritó detrás de ellos. Le valía mierda, estaba cagado de miedo con este nuevo poder de su enlace.

-¡Ya no finjas!- SeungHyun lo tomó de la cintura, y lo obligó a sentarse a su lado, estaba a nada de que les aventaran palomitas para que bajaran la voz.

-Bebé, te pregunté si podía tomar de tu refresco, el mío ya se acabó, y no sabía si tú aún querías, y como no respondiste, supuse que sí.- Lo había rodeado por lo hombros y le susurraba al oído.

-¡No! O sea, yo te pregunté en mi cabeza si podías leer mi mente y dijiste que sí.- Ya había bajado la voz, pero no lo suficiente.

-Bebé, bájale, ya va a terminar tu película.

-Eso no importa, ¿Cómo lo hiciste y por qué yo no puedo? ¿Es cosas de alfas?- Otro sujeto gritó "Ya cállate a la verga" era el número final y pero ya le valía chorizo perdérselo, que se jodiera ese pendejo.

-Amor, no te leí la mente, ¿estás loco?- Sonaba un poco desesperado.

-¡Pero--!

-Bebé- Lo tomó de las mejillas, y lo miró directamente a los ojos, con la luz de la película alumbrándolos muy bien.- No te puedo leer la mente, ojalá, pero no, fue una coincidencia, ¿okay? 

-¡Pe--!- Le plantó un beso, y le giró la cabeza, para que regresara la vista a la pantalla. 

-Te lo juro bebé, no te leí la mente, eso no es posible.- Lo rodeó por los hombros y se pegó a él.

-Yo tampoco lo creía posible, pero fue demasiado preciso para ser coincidencia, lo dijiste justo cuando me pregunté si me leías la mente.- Ahora más que asustado, estaba emocionado igual, era tan genial que pudieran compartir un vínculo así.

-Sí amor, pero la vida sería más fácil así ¿no crees? O sea, no te lo diría por supuesto, porque perdería el chiste pero--

-¡Por eso lo digo! Me lo estabas ocultando- Lo interrumpió, estaba logrando que lo admitiera.

-No, quiero decir, ¿por qué me delataría tan fácilmente? ¿Me crees así te tonto?- Preguntó, ahora sí un poco irritado, estaba perdiendo la paciencia.

-¡Claro que no! Pero fue involuntario! ¡Ves! ¡Tengo razón!- Había vuelto a levantar la voz.

Jamás había escuchado que las parejas destinadas enlazadas tuvieran esto de la telepatía, pero supuso que era porque nadie quería admitirlo, era fabuloso y seguramente así mantenían el control los alfas de sus omegas, sí, tenía que ser eso.

-Amor, en serio, tienes que creerme- El tono de súplica del mayor le dio aún peor espina, él nunca suplicaba. 

-Bien, voy a pensar en un número, y si no lo dices bien no tendremos más sexo, hasta que salgas del servicio- Listo, con esto le sacaría la verdad.

-¿¡Qué!? ¿Te volviste demente?- Gritó, y ahora sí les tiraron palomitas.

-Sí, dime cual, o te juro que lo cumplo de todas formas- Dijo rotundo, sacudiéndose la comida que había caído en su cabeza, ya luego se encargaría del imbécil ese que los había atacado.

-¿Es broma verdad?- También se estaba quitando las palomitas, y apenado, seguía dando gestos de disculpas.

-No sigas fingiendo, dime y se acabó.- Tomó un trago de su refresco.

-JiYong, ¡No sé cual es! Dame una pista- Se revolvió el cabello desesperado, se iba a casar con un tarado.

-¿Qué pista? Sólo léeme la mente y ya- Dijo desinteresado.

-¡Ya te dije que no puedo!- El alfa se levantó, y caminó rumbo a la salida. Ya tenía suficiente de esta locura.

JiYong miró a la pantalla, y como ya no sabía qué ocurría, salió detrás de él, no sin antes terminarse lo que quedaba de su coca-cola y sacarle el dedo de en medio a los idiotas de la sala. Dudaba que lo hayan visto, pero se sintió mejor.

-¡Hyung! No camines tan rápido, dime- Corrió para alcanzar a su novio.

-JiYong, es neta, dime, ¿Crees que si pudiera leerte la mente no lo usaría en tu contra? Además de que sería muy útil en estos momentos, porque en serio no sé que diablos te pasa por la cabeza- Sonaba molesto, y muy resignado. Bien, iba a confesar, seguro.

-¡Sólo dilo hyung!- Se colgó de su brazo.

SeungHyun tenía una expresión de completo fastidio, parecía contenerse de arrancarle la cara o algo.- Bien, dieciocho.

-¡Mierda!- Se soltó de él, y lo señaló con el dedo, tenía los ojos muy abiertos.

-¿Le atiné?- Lo miró con completo horror.

-No- Se rió.- Y como sé que jamás sacrificarías nuestra vida sexual, aún por tus súper poderes, te creo.

-Cada vez haces que me arrepienta más de haberte propuesto matrimonio, lo digo en serio- Se tallaba el puente de su nariz, seguramente diría que le estaba causando migraña.

Se tomó la barbilla, pensativo.- Aunque puede ser que leyeras mi mente y supieras que era una prueba que debías fallar, o tal vez no lees pensamientos muy profundos.

-Tú no tienes pensamientos profundos- Tenía que encontrar una manera de cambiar de tema.

-¡Oye!- Lo golpeó en el brazo.

-Que seas predecible es diferente a que tenga poderes, cariño.

-Está bien amor, sé que eres telépata, pero yo guardaré tu secreto.- Se colgó se su brazo derecho, y el mayor sólo blanqueó los ojos. 

Por supuesto que el alfa tenía poderes telepáticos, nadie podía engañar al gran Kwon JiYong.


-

Caminaron un poco por el centro comercial, siguió fastidiándolo con lo de su telepatía y lo culpó por haber hecho que se perdiera el final de la película.

-Yo te advertí, pero tú dijiste que no te importaba, ahora no me vengas con esos reclamitos, eh- Iban de la mano, viendo tiendas por fuera, hasta que encontraran una que les llamara la atención, pero era pura ropa y no le apetecía. Por el momento.

-Eres un pésimo novio- Hizo un mohín.

-Prometido- Lo corrigió.- Y sí, soy el peor de todos.

-Eres nefasto, te odio- Se soltó de él y se cruzó de brazos.

-No me odias.

-A veces sí- Sintió como lo rodeaba por los hombros y lo acercaba al cuerpo más alto.

-Ven, te invito un helado.- Le señaló un local, a unos metros de ellos.

-No quiero- Se separó de él. Estaba poniéndose muy irritado, y muy rápido.

-Anda mi amor, no te enojes- Sintió su cintura siendo rodeada y su sangre se calentó aún más. No entendía qué ocurría.

-Te dije que me dejes en paz- Dijo más molesto de lo que pensó, soltándose bruscamente de su abrazo y alejándose de él.

-Me lleva el carajo, JiYong ¿ahora qué te pasa?- Sonaba confundido y algo fastidiado. 

Caminaba sin rumbo fijo, y SeungHyun sólo lo seguía de cerca, pero sin hacer contacto alguno.

-No lo sé.- Y lo decía en serio, sí quería un helado, pero se había encabronado sin razón aparente.

-Bueno, pues cuando te calmes, ya sabes donde estoy- Se dirigió a la tienda de helado que le había mostrado, y lo dejó ahí, solo como pendejo.

¿Tenía que ver esto con ser omega? ¿Iba a ponerse así de inmamable de la nada, por el resto de su vida?  

¿O a qué chingados se debían esos cambios de humor?

Inhaló y exhaló profundamente muchas veces, hasta que sintió su cuerpo relajarse poco a poco; después de unos minutos, caminó en dirección a dónde debía estar su novio. Entró y lo primero que vio es que estaba en la caja pagando. Se avergonzaba de su comportamiento, o sea, estaban riendo tranquilamente y de repente se ponía insoportable. Mañana que fueran al médico le preguntaría si era normal todo esto, aunque supuso que sí, pero era muy incómodo la verdad. Se acercó lentamente a su hyung, y lo vio recibir dos conos de helado. Maldito cursi. Lo amaba.

SeungHyun dejó de darle la espalda, y abrió los ojos en sorpresa cuando lo vio, a sólo unos pasos de distancia. JiYong le sonrió levemente, para que supiera que estaba arrepentido y lo lamentaba, no había sido su intención comportarse como una perra, pero no lo pudo evitar.

-Supuse que querrías vainilla- Le extendió el cono, y lo tomó.- No, no te leí la mente, sólo que siempre pides este sabor.

Soltó una risita, no merecía a este hombre.- Gracias, y lo siento- Susurró lo último. 

-De nada.- Le pasó por un lado, rumbo a la salida, pero se detuvo antes de atravesar la puerta.- Siento que ya no vieras el final de Mamma mia...

-Hyung- Se acercó a él y tomó su mano libre.- Fue mi culpa, discúlpame por ser así.

-Está bien bebé, a veces olvido que eres un omega nuevo...-Le sonrió mostrando sus hermosos hoyuelos, y empezó a comer su helado de chocolate.- Es mejor que te lo comas rápido, quiero llevarte a un lugar.

Salieron de la tienda, y caminaron un poco, en silencio, mientras devoraban sus conos. Tenía tiempo que no comía uno así de bueno, SeungHyun era el obsesivo que tragaba litros y litros de helado, e inevitablemente él terminaba haciendo lo mismo, pero desde que se había ido al servicio, la verdad no había tenido ganas ni de verlo, lo deprimía.

Pasaron los minutos, y entonces lo vio, donde seguramente quería llevarlo su hyung.

-¿Me vas a sacar un pikachu de las maquinitas?- Sonó más ilusionado de lo que quería.

-¿Qué? No. Quería que jugáramos carreras en las motos- Dijo como si fuera lo más obvio del mundo.

-¡Pero hyungie!- Bien, era momento de usar su voz.- ¡Siempre he querido uno!

-¡Mentiroso!- Lo señaló acusadoramente con la mano que tenía aún un pedazo de barquilla, ya que con la otra seguían agarrados.- ¡Siempre te pedí que me sacaras uno y me decías que no!- Le reclamó indignado.

-¡Porque soy malísimo!- Ya había terminado su helado, así que puso una mano su pecho, exagerando miseria humana.

-¡Yo también!- Casi gritó, llamando la atención de los que pasaban a su lado.

-¡Eso no es cierto! ¡Nunca lo has intentado!- Lo arrastró a los saca peluches que estaban al fondo del arcade.

-¡Pero soy terrible con la tecnología!- Intentaba no ser llevado al mismísimo infierno, malditas cajas de porquería, sin intentarlo ya sabía que fallaría.

-¡Pero yo soy peor! Ahora sé por qué, era el universo diciéndonos que tú eres el macho alfa, viril y capaz de sacarme un pikachu a mil won, demuéstrame tu hombría, hyung.- Lo dejó en frente de la susodicha máquina.- Anda, restriégame en toda la cara tu poder de alfa.

-Pe--

-¡Sólo hazlo, hyung! ¿Qué no me amas? - No quería caer tan bajo y usar la carta del amor, pero tenía muchas ganas de joderlo. Además, su papá decía que por ser alfa, ellos podían hacer todo bien, incluyendo eso de sacar muñecos kawaii de la máquina garra, él lo hacía todo el tiempo para su mamá, pues ahora era el turno de Choi.

-Me lleva- Se metió todo lo que quedaba del cono, y buscó en su bolsillo monedas.- No tengo.- Dijo con la boca llena y le mostró en su mano un billete de cinco mil won.

-No te vas a salvar, hyung- Le arrebató el dinero y fue a buscar la máquina que te cambiaba los billetes a monedas de quinientos. 

SeungHyun tenía una expresión de cansancio y horror, era un exagerado, ni que le estuviera pidiendo la gran cosa, solo era una pequeña muestra pública de virilidad. ¿Quería hacerle doce hijos y no podía conseguirle un maldito y barato peluche hermoso? 

Metió el billete a la maquina y recibió las diez monedas que correspondía. No podía con la sonrisa en su cara, por alguna razón estaba muy emocionado, y su hyung, sólo estaba inspeccionando el aparato, apostaba a que era la primera vez en su vida que usaría una.

-Amor, no voy a poder.- Abrió la mano, para recibir el dinero.

-Claro que sí, eres el alfa perfecto.- Le besó en el hombro.

-No importa que andes de lambiscón, eso no va a cambiar nada.- Se agachó y metió las dos monedas que pedía.

-Pero hyung, ¿me amas, no?- Hizo un mohín, sí, era un manipulador de mierda.

-¿Eso qué tiene que ver?- Tenía una cara de concentración, mientras movía las palancas y la garra se ponía encima de uno de los preciados y amarillos premios.

-Mi papá le saca peluches todo el tiempo a mamá, porque la ama.

-No, eso es porque es un chingón con práctica.- Se le estaba acabando el tiempo y no sabía si ahí estaba en el lugar correcto.- Esto no te lo enseñan en el ejército.

-¿Seguro que ahí?- Preguntó inseguro. Estaba aun lado de él, mordiéndose las uñas. Literal.

-¡No me pongas más nervioso!- Le oprimió el botón, y el gancho bajó, hasta agarrar el cuerpo de uno de los pikachu.

-¡Hyung!- Gritó de emoción, al ver como se levantaba,  y todo parecía estar.- ¡Coño no!- Gritó.

-¡NO!- SeungHyun golpeó el vidrio, mientras la tenaza avanzaba vacía, hacia el conducto donde los despachaban.- ¡Carajo!- Se tomó el cabello.

-¡Ya estaba! ¿Qué pasó?- Preguntó angustiado, había estado muy cerca.

-¡Es la mierda esta! ¡Cuando llega hasta arriba, los sacude y los tira!- Sonaba frustrado, y eso que era su primer intento.

-¡Pero casi lo logras, hyung!- Se abrazó a su costado.- ¡Yo creo que quedó en buena posición!

-¿Tú crees?- Ya estaba metiendo más dinero, para otra ronda.- No es tan difícil, pero es que están amañadas para que los sacudan al estar arriba y como no pesan, los avienta.

-¡Lo hiciste increíble! ¡Y a tu primer intento!- Vio emocionado como la garra se movía otra vez, iba a resultar que su papá tenía razón.

-Sí, la verdad no es tan difícil.- Dijo el alfa, mucho más seguro de sí mismo.

-

Sí, claro. No es tan difícil. 

De haber sabido que iba a desencadenar esto, no lo hubiera hecho. Llevaban más de veinte minutos intentándolo, y ya estaba harto.

-Hyung, ya déjalo, no puedes.

-¿Pues no que lo querías? Maldita sea JiYong.- Estaba muy concentrado, y ya ni lo miraba.

-O sea sí, pero ya llevas como cincuenta mil, hyung, ya me hubieras comprado uno más grande en la tienda.

-¡Te dije que te compraba uno en Myeongdong y dijiste que no! Ahora te jodes, hasta que te lo saque nos vamos.

-Ya no tienes efectivo, eso que te di fueron tus últimos cinco mil...

-¿Tienes...?- Preguntó, esperanzado.

-¡No! Bueno, sí, pero no te lo voy a dar.

-Carajo, ¿puedes ir a sacar más?- Dijo, después de que golpeó por enésima vez el aparato, que simplemente no cooperaba con él.

-Ya hyung, ¡Ríndete! Mejor llévame a jugar algo...

SeungHyun se acuclilló tomándose la cabeza entre sus manos, derrotado.- Soy un pésimo alfa.

-No, mi amor, sólo eres nuevo, estaba bromeando con eso de que no me amas.- Buscó en su bolsillo, y literalmente sólo tenía una moneda de quinientos, maldita pobreza. Era todo lo que podía darle, ya que el otro dinero que tenía era para otra cosa. Se agachó enfrente de él.- Ten, vamos a jugar ese de menos, los chiquitos.- Le señaló otra máquina, en dónde habían peluches más pequeños que servían de  llaveros.

-No, sólo haré que pierdas tu dinero- Sonaba muy decepcionado, genial, había deprimido a su hombre con sus mamadas

-No importa, anda, vamos.- Se levantó, y ayudó al alfa a hacer lo mismo.- Ya verás que te volverás un experto, sólo necesitas tiempo y práctica.

SeungHyun se veía decaído, y culpable; no era muy bueno para soportar la derrota. 

Caminaron de la mano, rumbo a las otras garras, pero antes de llegar su hyung se detuvo.

-Ven, mejor estas.- Lo arrastró en otra dirección, y vio unas máquinas amarillas.- Al menos te puedo conseguir algo seguro.

Sonrió.- ¿Recuerdas cuando me ayudaste a conseguir todos los llaveros de EXO en esa feria?- Le dio la moneda a su hyung.

-Sí- Se rió, mientras buscaban un dispensador bonito, y al que pudieran acceder con su limitado presupuesto.- Estaban locas esas tipas, pero al final les ganamos.

-Una casi me arranca la cabeza cuando vio que había sacado el último y era Xiumin- Sonrió, ah, que buenos tiempos, cuando eran doce miembros. 

SeungHyun solo recorría los dispensadores, pero todos eran de mil. No les alcanzaba para ninguno.

-Lo siento, bebé, no nos da para ninguno- Dijo triste, seguía escaneando con detenimiento e incluso dos veces, para que no se le fuera a pasar alguna.

-Pues arriesguémonos con los llaveritos.- Le restó importancia.

-¡Sí, este es de quinientos!- Vio a su novio abrazar la caja metálica amarilla.- Sólo que disque es joyería, ¿No te molesta?- Preguntó inseguro.

Se sentía culpable por esa inseguridad, así que no tuvo más que aceptar.- Claro que no, igual y sale algo padre, ¿No?

Estaba seguro que sería un pedazo de lata, pero la emoción en su prometido, le hizo ignorar eso por completo.

Metió la moneda en el dispensador, y tras girar la perilla tres veces, salió una cápsula de plástico mitad verde y mitad transparente.

-No tengo idea de qué es, ¿Quieres hacer los honores, JiYongie?- Le extendió la esfera para que la tomara de las enormes manos.

Giró la parte transparente, y la abrió. Había una bolsita opaca con algo plateado dentro.

-¿Es un collar?- Tomó la bolsa y la rompió. No, era un anillo.

Un chafa anillo con un corazón en la parte superior.

-Oye, ¿dice algo?- SeungHyun se lo quitó de la mano, y lo analizó. Soltó una carcajada.- Jodida suerte.

-¿Qué tiene?- Se lo arrebató al mayor y leyó lo que decía, "Sex".- No mames.- Se rió.

-¡Lo sé! Pinches chinos.- Le volvió a quitar el anillo.- ¡Y mira! ¡No me entra ni en el meñique!- Intentó ponérselo en dicho dedo, y en los otros, obteniendo el mismo resultado. Era muy pequeño.

-Pero es mío, a ti no te tiene porqué quedar.- Zafó el pedazo de metal de la falange del índice derecho de su hyung, que era en donde se había "rendido".

Se lo probó en todos sus dedos, y sólo le había entrado en el chiquito de su mano izquierda, porque ahora resulta que estaba deforme, y su mano derecha era más gorda. 

-Mierda cariño, tus manos son diminutas.- Tomó la mano más pequeña y acarició su anillo de compromiso, mientras reprimía una risa al ver el corazoncito que decía "Sex" al lado.

-No, es que las tuyas son manoplas, no es mi culpa ¿okay?- Inspeccionó su nuevo anillo. Su hyung le seguía sosteniendo la mano.- Pues mal, mal, no está, pero ojalá no se ponga negro tan rápido.

-Sólo no lo mojes.- Llevó su mano a sus labios para besarla muy cerca de su anillo de compromiso, y después entrelazar sus dedos.- Hasta es un poco lindo.

-Es súper corriente, y más por lo que dice.- Se rió, y se inclinó para besar su hombro.

-Podría ser peor.- Levantó lo hombros, para quitarle importancia a la situación.

-¿Qué es peor que un anillito de lata chino, con un corazón que dice "sex"? Ilumíname, por favor.

-Haber perdido esos quinientos won en otro intento fallido de tu hombre.

-¡Ja! Es cierto- Se soltó de su agarre, para entrelazar su brazo con el otro más fuerte del alfa.- Lo bueno es que tienes buen ojo para lo corriente.

-Claro, comencé conti-- ¡Auch!- El omega lo golpeó en el pecho.

-No te atrevas a terminar eso.- Lo miró rencoroso.

Se sobaba en dónde lo había golpeado.- ¡Ni sabías qué iba a decir!- Intentó defenderse, pero su sonrisita de satisfacción, con hoyuelos incluidos, lo delataba. 

-Ay amor, ya cállate. Mejor llévame a jugar o algo.- Lo arrastró a otra área en donde estaban los juegos.

Ahora sí, que comenzara la diversión.

-


Después de comprar una tarjeta -que había ido directamente a la cuenta de sus suegros- para los demás aparatos del arcade, por fin tuvo la cita que creyó que tendría desde el principio con SeungHyun. Llevaban horas jugando, entre el hockey de mesa, las dichosas carreritas que quería su hyung -que humillantemente había perdido, no le gustaban las motocicletas-, la realidad aumentada combatiendo zombies, nazis, dinosaurios, en fin, lo que sea que se pudiera matar. Y por último, en dónde llevaba cobrándoselas todas al alfa, Dance Dance Revolution.

-¡Dios, hyung eres pésimo!- Saltaban sobre la máquina, intentando llevar un ritmo. Él era bueno, pero SeungHyun...

-¡Es muy rápido! Además así ni se baila.- Estaba sudando mucho, aún con el aire acondicionado a todo lo que daba.

JiYong estaba un poco agitado, pero parecía estar en un día de campo, apenas y parecía sudar.

-¡Ya cállate, perdedor!- Alternaba la vista entre la pantalla, sus pies en el tablero y su hyung, que apenas y podía hacer dos pasos seguidos.

-¡Cállate tú, me desconcentras!- Estaba increíblemente concentrado, pero no daba resultado.

-¡Apenas te mantienes en píe!- Soltó una carcajada, mientras seguía bailando.

-¡Es que, es esta cosa!- Dio un último pisotón, y se rindió.- Bien tú ganas, hagamos otra cosa- Se recargó ligeramente en la barra de metal detrás de él, ya no quiso seguir fingiendo que podría ganarle a JiYong. Se llevó una mano a la frente, para quitarse un poco de sudor.

-¡Ja!- Seguía moviéndose ágilmente, dando un par de vueltas, y terminando la canción con un puntaje casi perfecto.

-¿Cuándo diablos te hiciste tan bueno?- Se bajó de la plataforma y se puso a un lado del omega, que seguía arriba saboreando sus estadísticas.- Casi no jugábamos esto.

-SeungRi ama esta cosa, casi todos los días después de la escuela íbamos a jugar al arcade de ahí cerca.- Sus ojos brillaban de emoción, al haber derrotado aplastantemente a su hyung en algo.

-¿En serio?- Se acercó un poco para abrazar por la cintura al menor y éste le rodeo los hombros con sus brazos, quedaban casi a la misma altura, gracias al dichoso juego.- ¿No crees que has pasado mucho tiempo con ese cachorro?

-Bueno, si no me hubieras dejado--

-Okay, ya entendí- Lo  interrumpió, antes de que usara la vieja confiable del abandono.

-A mí no me puedes ganar, mi amor, es mejor que ya te grabes eso en la cabeza- Le dejó un beso en la sudada frente y agitó su cabello.- Espero quedar de este tamaño, es bastante útil.

-Sí, a veces me duele el cuello de tanto mirar hacia abajo- Lo cargó y lo bajó del aparato.- Pero me gusta más que estés así, chaparrito.

-¡Oye! No estoy chaparro.- Lo miró acusadoramente. 

-Claro que no- Lo rodeó por los hombros y besó su cabeza; empezaron a caminar a la salida del arcade.- ¿No se te antoja un café? Y ya me está dando un poco de hambre.- Se acarició el vientre.

-Sí, a mí igual, ¿qué hora es ya?- Sujetó la mano que colgaba de su hombro izquierdo.

Sacó su celular del pantalón.- Casi van a dar las seis.

JiYong tenía que apresurarse, si iba a continuar con su plan maestro. Plan que SeungHyun parecía haber olvidado.

-Vamos por el café, y después al río, ¿qué dices?- Le sonrió, y preguntó más por formalidad, porque ya sabía la respuesta.

-Claro, ¿Pero no quieres comer antes?- Ahí iba su instinto otra vez.

Soltó una risita y negó con la cabeza.- Nah, no te preocupes, compremos algo ahí, y mejor vamos a cenar algo en Itaewon.

Se preguntó si sería un buen momento para hablar de su lindo instinto proveedor. 

-¡Sí! ¿Un kebab?- Cuestionó sonriente, y sus hoyuelos le hicieron temblar las piernas.

-Sí, hay un nuevo lugar de comida turca al que no he podido ir.- Recordó, estaba muy cerca del lugar al que debían ir. 

-Pues no se diga más.

Tom N Toms, era la cafetería que estaba más cerca, y era bastante bueno. Así que entraron y él pidió un caramel macchiato, por dos razones. Uno, porque su hyung odiaba cualquier cosa que no fuera café puro sin azúcar, y dos, porque estaba bien rico. SeungHyun como el buen anciano que era, ordenó un expreso doble, ambos fríos.

-Si no te gusta el café, mejor no lo tomes, carajo.- Dijo una vez salieron del establecimiento.

-Ay, hyung, no seas un amargado como la cosa esa que tomas.- Iban de la mano, rumbo a la salida.

-Esto es café, y es amargo como la vida.- Le dio un trago largo. 

-¡Ay, cállate! Que deprimente eres a veces, por Dios.- Bebía tranquilamente, estaba delicioso.

-Esa bomba de azúcar, sólo es una ilusión del consumismo, te va a dar diabetes.

-Déjame, ¿qué no ves que estoy en engorda para tus hijos?- Intentó bromear, aunque sabía que para SeungHyun era muy serio este tema.

-Eso sí me suena bien, para que veas. Hay que subirte un poco de peso para que empecemos a producir cachorros cuanto antes.- Le sonrió malicioso.

-¿Voy a ser tu fábrica o qué?- Trató de sonar indignado, pero no tuvo mucho éxito, su sonrisa lo delataba. 

-Pues tanto así no, sabes que te respeto y eso, pero sí que me interesa eso de la producción en masa de bebés.

-Lo que te gusta es la práctica...- Usó un tono sugerente. 

-Eso también, no lo voy a negar. Pero digo, si te puedo dejar embarazado una vez al año, hasta llegar a la meta, estaría satisfecho- Le guiñó un ojo y se sintió avergonzado al excitarse un poco con la idea. 

Habían salido del centro comercial, y caminaron a la estación de metro más cercana, al ser domingo y pasando de las seis, había un tráfico fuerte, así que tardarían horas en llegar en taxi. La estación igualmente estaba llena, pero de gente que estaba llegando al lugar del que ellos ya se estaban quitando o iban rumbo más al "centro" de la ciudad. Seguramente sería una pesadilla el trayecto a Itaewon más tarde.

Llegaron al andén donde tomarían la línea que los dejaría a la altura del parque Banpo, estaba algo retirado, pero querían atravesar el río caminando por el puente; esto que harían era súper romántico y cursi. Pero la ocasión lo ameritaba.

Llegó su tren y entraron al vagón, se sentaron cómodamente cerca de la puerta en la que saldrían;  y tal cuál lo predijeron, no estaba ni un poco abarrotado, a diferencia de los que estaban del otro lado de la vía, que parecía literalmente una lata de sardinas humanas. 

-Qué bueno que no vamos a Myeongdong.- Comentó el omega, porque odiaba un poco el silencio del lugar.

-Sí, pero quieres ir a cenar a Itaewon, un domingo en vacaciones de verano, JiYong.- Dijo burlón, sabía que sería toda una odisea, pero le cumpliría cualquier capricho que éste quisiera. 

-Para eso tengo a mi macho alfa, que va a evitar que me aplasten, ¿verdad?- Desde que habían dejado el arcade no se habían soltado de las manos, eso ponía de un estúpido y buen humor al menor.

-Claro, mi amor, lo que sea por ti.

Tomaron un tiempo para ver sus teléfonos, no los habían revisado en todo el día.

-Tengo dos llamadas perdidas de mi mamá, y tres de la tuya.- Dijo JiYong cuando vio las notificaciones, había puesto por error el modo de "no molestar".

-Mierda, y a mí me llamaron los abuelos.- Suspiró cansado.

-Deberías regresarles la llamada.- Comentó, sin quitarle la vista a su iPhone.

- Cuando lleguemos a la casa mejor- Seguía viendo su celular, hasta que levantó la mirada y lo enfrentó.-¿Tú le quitaste la vibración? No sentí nada.

-¿Por qué le quitaría la vibración?- Respondió un poco indignado, ahora sí mirándolo. 

-Eso o ya no sirve.- Levantó los hombros, resignado. Tal vez ya debería cambiarlo, iba a cumplir dos años en noviembre.

-Pégale, una vez eso me pasó cuando se me cayó, dejó de vibrar y lo golpeé otra vez y se compuso.- Su hyung le dio una mirada de confusión.- No me veas así, es verdad.

-Sí corazón, te creo.

-No me tires a loco.- Lo mordió en el hombro, porque tenía las manos ocupadas.

-Auh, auh, auh, no, no, lo digo en serio- Se separó un poco del omega, pero sin soltarlo, cada vez se volvía más salvaje. Hizo lo que le dijo, y aporreó su iPhone contra su muslo, no quería que lo volviera a morder, al menos no así.

-Vas a ver que sí funciona.- Dijo satisfecho.

-Vale.

-Sonríe.- Ya que tenía el teléfono en la mano, lo mejor sería hacer algo útil, abrió la aplicación de la cámara, y tomó una foto.

-¿Por qué tanta foto?- Le dio una sonrisa, antes de rodearlo con un brazo por lo hombros.

-Porque es nuestra primera cita comprometidos- Sonrió y se vieron en la pantalla, estaban muy apuestos, apretó el botón unas cuantas veces más, con distintas muecas y poses; guardó el aparato otra vez en su bolsillo, cuando se sintió satisfecho.

-No me gusta como me veo en las fotos.- Susurró bajito, inseguro.

-Oh, pero si te ves tan guapo.- Le besó la barbilla, y se abrazó a su pecho.

-Lo dices porque tú te ves hermoso.- Le regresó el beso en la frente, y se acomodaron un poco más cerca, los asientos del vagón estaban muy fríos.

-¿De verdad crees que soy hermoso?- Preguntó después de unos segundos se silencio, delineaba las letras negras en la camisa de su hyung.

-Claro que sí, eres el ser más hermoso del mundo, JiYong.

-Eres un cursi, y mentiroso.- Trataba de evitar la sonrisa que quería brotar, ocultando su rostro en el cuello del mayor.

-¿Por qué mentiría? Ya eres mi omega, no tengo porqué darte falsos halagos para meterme en tu cama o algo.

-Sí que sabes como arruinar un momento romántico, eh- Blanqueó los ojos y se intentó separar del mayor, pero este no lo dejó, abrazándolo más a él, mientras reía.

-Sabes que sólo te estoy jodiendo.- Besó fuertemente su mejilla, y se separó haciendo un "muah". Trataba de hacer reír al menor.

-Pues porque sé que me estás jodiendo es que me molesto.

-Estoy jugando, mi amor, eres hermoso y lo sabes. Además hoy te ves increíble, te queda muy bien ese pantalón.

JiYong intentaba no emocionarse, pero no podía hacer mucho, era muy raro que su hyung lo halagara por como se vestía. No había quedado conforme con su outfit, porque con las prisas fue lo mejor que pudo tomar de su clóset, pero si SeungHyun decía que se veía bien, le creería.

-Tú igual te ves bien. ¿De dónde sacaste esa ropa?- Preguntó curioso.

No era nada ostentoso, sólo una camiseta negra de manga larga arremangada a tres cuartos, arriba de esa tenía otra camiseta blanca de manga corta que decía "N.Y.C.", un pantalón negro de mezclilla, solo un poco ajustado, y sus Vans blancas. Se veía muy bien, pero no solía usar ese tipo de cosas, era más de ropa enorme que lo hacían parecer un raperillo de la década pasada.

-Pues, prácticamente toda mi ropa ya no me sirve, o me queda muy grande o los pantalones me quedan cortos, así que antes de ir al ejército la abuela me llevó a comprar unas cuantas prendas.

-La abuela Seo tiene muy buen gusto.

-Más le vale, no me dejó comprar mis playeras y pantalones en onda.- Dijo, antes de soltar un suspiro derrotado.

-Ya no están en onda, bebé, no desde que BIGBANG las dejó de usar.

-Eso no es justo, ¡Es el mejor estilo!

-Ahí sí que no te puedo apoyar...- Se rió cuando vio a su novio gemir en derrota, recargando su cabeza en la ventana detrás de él.

-El punto es que igual me gusta cómo te ves.- Dijo, cuando regresó su mirada y lo escaneó entero. 

Él sólo usaba una polo negra, con un par de franjas verdes y blancas, en el cuello y las mangas; un pantalón blanco muy pegado y sus Vans negras.

-Casi combinamos.- El omega soltó una risita.

-Casi -Rió .- Pero para que siempre lo hagamos, te regalé esto- Extendió su mano izquierda frente al menor y le mostró sus pulseras, habían elegido cada quien tener una de cada color.

JiYong sonrió.- Es verdad- Sujetó la muñeca más gruesa, para examinar las pulseras.- Son perfectas, hyung, no voy a dejar de agradecerte por esto.

-No tienes por qué, pero no me molestaría que me dieras un beso.- Se señaló su mejilla derecha con el índice.

-¿Ah, sí? ¿Lo crees prudente, aquí en público?- Le dijo burlonamente.

-Ya estamos enlazados, no veo porqué no.- Le guiñó un ojo.

-Bueno, si tu lo dices- Se acercó para besar su mejilla y a último segundo el alfa se giró, provocando que se besaran en los labios.- ¡Oye!- Se cubrió la boca, espantado.

-Ay, no exageres.

-¡Hyung!- Después del asombro, intentaba contener su sonrisa.

-Tú eras el que siempre andaba de rogón para que lo besara y se la pasaba me manoseándome en público, ¿Y ahora te pones de puritano? No te queda, corazón.- Sacó su celular para ver cuanto faltaba, y ya era la siguiente parada al parecer.

-¡Eso era antes!- Se cubría su rostro con ambas manos, sentía caliente sus mejillas.

-Y esto es ahora, si te quiero besar, pues lo voy a hacer.

-Hazlo, pero avísame, me da vergüenza.

-Ay, cariño, eres el ser más descarado del mundo, ¿te recuerdo lo que hiciste--?

-¡Ya! Entendí, pero para la próxima no me pongas una trampa.- Lo cortó, se ponía más y más rojo.

-No era trampa, sólo se me antojó de repente, te veías muy tierno con tu boquita--

-¡Bien! Te creo, Dios, no sé por qué me da tanta pena- Había cambiado de escondite, y ahora abrazaba el brazo derecho de su hyung, ocultando su cara en su hombro. 

-Porque eres una cosita preciosa, por eso- Lo jodía más, desde su posición podía ver sus orejas completamente rojas.

-Ya, hyung, para- Dijo, inseguro de si el mayor lo había escuchado, ya que seguía oculto y no había levantado mucho la voz.

-Okay, pero sólo porque esta ya es nuestra estación, anda- Se levantó y caminó a la salida, guiando a JiYong de la mano, porque no se atrevía a levantar la mirada.

Estaba muy avergonzado, y seguía sin entender muy bien porqué.

-

-A veces no entiendo qué me pasa, hyung.- Susurró el omega, una vez ya estando en la avenida.

En los pocos minutos que les había tomado salir del metro, el mayor no había insistido en molestarlo, pero él simplemente no lo podía ver a los ojos. Malditas hormonas.

-Bueno, es que tienes menos de dos días de ser un omega corazón, ya habíamos hablado de esto. Tu cuerpo está cambiando aún.

-¿Y si es otra cosa, hyung?- Preguntó preocupado.

-Hay mi amor, no creo, tranquilo- Iban de la mano caminando por la acera, desde ahí podían ver el susodicho puente y el parque al que irían.- ¿Te acuerdas cómo estaba todo loco el día que nos vimos, antes de que me fuera al ejército? Estaba todo pendejo, y ya llevaba una semana cambiado, imagínate tú, todavía--

-¿Me llamaste pendejo, pendejo?- Interrumpió, muy encabronado.

-¿Qué? ¡No!- Lo miró confundido.

-Dijiste--

-Yo soy un pendejo, mi amor, tú eres perfecto- Soltó, antes de que siguiera por ese rumbo. Él no estaba dispuesto a pasar por ahí, otra vez.- Sólo se está estabilizando tu bello cuerpo, dale unas semanas y verás como estarás igual que siempre.

-Pero soy un omega...- Dijo inseguro, reprimía la sonrisa que había querido salir cuando el mayor lo halagó. 

-Mira, mañana vamos al médico, ¿recuerdas? Nos van a hacer exámenes creo, puedes preguntarle a él, y así te quedas más tranquilo. Es más confiable que el internet- Le sonrió, tratando de tranquilizarlo.

-Sí, ya había pensado en eso, pero es que me desespera.- Trataba de no sonar como un niño caprichoso, pero el tono que usó no lo ayudó en nada.

-Dale tiempo al tiempo, cariño.- Hizo un gesto con la cabeza, para que regresara su atención al frente.- Llegamos, su majestad, a su puente mágico.

-Sólo prende luces- Se rió.

-Ah pero que bonitas son, ¿no?- Le guiñó un ojo.- ¿Y qué se supone que se hace aquí o qué? No sé mucho de la leyenda urbana.

-No es leyenda urbana- Se cubrió la sonrisa con el dorso de su mano libre.- Sólo debemos recorrer juntos todo el puente, eso es todo.

-Bien, espero llegar al otro lado antes de que se oculte el Sol.

-Todavía tenemos tiempo.

Empezaron a caminar lentamente por el puente, había una cantidad normal de tráfico que iba y venía de los cuatro carriles que habían a un costado de ellos. El Sol les daba de su lado derecho, pero era agradable, estaba atardeciendo bellamente en el río Han. Había un poco de calor, pero no excesivamente como hace unas horas. Tal vez era la magia del momento, pero todo le parecía perfecto y no podía pedirle nada más al momento.

No habían hablado en todo ese trayecto, solo observaban su alrededor, la gente que pasaba corriendo, las familias que iban juntas seguramente al parque, los autos, camiones, taxis, el río; y se lanzaban miradas de vez en cuando, sonriendo como bobos. No tenían la necesidad de acabar con el agradable silencio.

-¿Tienes hambre?- Preguntó el alfa, cuando ya iban a mitad del puente. Bueno, no hasta ese momento.

Soltó una risita antes de contestar, ahí iba su agudo instinto proveedor.- Un poco, pero es más la sed.

-Al otro lado debe haber alguna tienda.- Sonaba más angustiado de lo que debería.

-No te preocupes tanto hyung, solo es sed.

-Te puedes morir de deshidratación.- Dijo alarmado.

-Gracias por tus buenos deseos...- Lo miró falsamente molesto, era su turno de joderlo.

-Sabes que no dije eso.

-Pero casi...

-Es sólo que me preocupas, JiYongie, no lo puedo evitar.

Se preguntó si era buen momento comentarle.- ¿Ah, sí? ¿Y por qué?

-No sé, desde que nos enlazamos tengo ganas de obedecerte en todo.

Soltó una carcajada, que hizo que un par de personas que pasaban a un lado, se les quedaran viendo raro.

-¡De qué diablos hablas! El omega soy yo, el que debe obedecerte en todo soy yo.

-Tal vez legalmente, pero no en la vida real. A ver, ¿Te he negado algo? Si quieres que salte del puente, creo que lo haría.

-Eso no tiene sentido, los alfas no obedecen a los omegas...

-Yo no hablo por los demás hablo por mi.- Dijo firmemente, lo estremeció un poco.

-¿Por eso me estuviste proveyendo?- Preguntó tímido.

-¿Qué? Yo no hice eso...- Respondió confundido.

-En el cine.- Susurró, insinuante.

Se quedó un momento callado, y se detuvo bruscamente.- Mierda, es cierto.

-No te había querido decir...

-¿Por qué?- Preguntó extrañado.

-Supuse que no lo habías notado.- Levantó los hombros, para quitarle importancia. 

-Sí, no es algo que me hubiera gustado hacer en público.

-Estaba oscuro, además de que no tiene nada de malo.

-Lo sé, pero no sé, me incomoda un poco eso de que ni siquiera me dé cuenta.- Suspiró abatido. 

-Bueno, al menos no haces berrinchitos como los míos.

-Eso sí-- ¡Auch!- Se acarició el hombro, dónde había recibido el impacto del pequeño pero firme puño.

-No te pases.- Lo miró rencoroso.

-¡Tú lo dijiste!- Intentó defenderse, ese último golpe sí le había dolido.

-Pero yo soy yo.

-Sí, mi amor.- Aceptó resignado.

-Entonces, ¿ahora quieres alimentarme?- Preguntó burlón. 

-Sí.- Asintió rotundo.

-Quiero ramyeon.- Era divertido esto de demandar.

-Okay.

-Y una coca-cola.- Añadió.

-Así será.

-Pensé que ese instinto, era sólo para comida y sexo.

-No estoy muy seguro de hasta dónde llega su alcance, pero sé que debo mantenerte feliz, gordito y a salvo.

-Ya te dije que no quiero ser gordo.- Lo miró feo.

-Eso lo veremos- Lo rodeó por los hombros, acercándolo más a él.

SeungHyun señaló una tienda que se alcanzaba a ver en la distancia, tenían que bajar unas escaleras y entrar al parque.

-Se me antojó un cupcake.- Dijo pensativo.

-¿Qué?- Caminaban rumbo a la susodicha tienda de conveniencia.

-Sí, se me antojó un cupcake, de chocolate, ¡No! De durazno.- Sus ojos empezaron a iluminarse y su boca a salivar. 

-No creo que hayan esas sofisticadas cosas en el GS.- Levantó una ceja.

-Lo sé- Hizo un puchero.

-Pero debe haber duraznos y pan, ¿crees que con eso sea suficiente?- Le sonrió, tratando de animarlo.

Soltó una carcajada, su futuro esposo era bellísimo.- No creo bebé, pero ahora que lo dices, igual y sólo quiero duraznos.

-Dios, no puedo esperar a cumplirte todos tus antojos de embarazo.- Se inclinó y besó sonoramente su mejilla.- Estoy listo para pasar más de una década complaciéndote, mi amor.

SeungHyun estaba a nada de provocarle una sobredosis de ternura, hasta que entendió a qué se refería.- Ya te dije que no vamos a tener doce.- Lo fulminó con la mirada.

-Claro que no, mi amor, claro que no.- Lo siguió tirando a loco.

-

Después de comprar dos botes de ramyeon, un paquete de donas de chocolate, dos duraznos, un par de coca-colas y una bolsa de frituras sabor calamar, caminaban por el parque, buscando un lugar más privado para su banquete improvisado.

-¿Ahí está bien?- JiYong llevaba los vasos de ramyeon, que seguían cocinándose tapados por los palillos que servían de pinzas. Señaló un árbol de mediana estatura que estaba a unos metros, tenían que subir una pequeña colina, pero estarían mas alejados de todas las familias con niños que jugaban a perseguirse y gritaban escandalosamente. 

-Está bien, ¿Necesitas que te ayude? Está muy empinado- SeungHyun cargaba la bolsa con las demás cosas.

-Puedo solo, gracias.- Le sonrió, tranquilizándolo.

-Va.- El alfa solo se quedó parado, viendo como al menor, teniendo sus manos ocupadas, le era un poco complicado hacer equilibrio para subir la pendiente, más si tenía dos vasos de cartón delgado con agua hirviendo.

SeungHyun vio como al dar un paso, el omega resbaló con algo, y sus reflejos lo hicieron dar un par de zancadas, para llegar a su lado y tomarlo de la cintura, estabilizándolo. 

-Te lo dije...- Al momento que terminó de decir eso, se mordió la lengua, oh, no.

-Ay, no importa, para eso tengo a mi fuerte alfa para que me proteja ¿no?- Rió y se inclinó para besar su mejilla.

-Ahm, sí, claro.- Dijo, no muy seguro.

Quería soltar una carcajada por la cara de confusión que tenía el mayor. Claro que él no era una damisela en peligro, pero tenía un plan maestro en plena acción, del que SeungHyun no estaba al tanto, o al menos eso creía, ya que era un olvidadizo de primera.

Siguieron su camino, pero su hyung ya no lo soltó, lo mantenía firmemente agarrado de la cintura, y lo ayudaba para que no fuera a sufrir un accidente.

-Ojalá tuviera un suéter o una manta, para que no te sientes en el pasto.

-Hyung, no actúes como si fuera una mujer de repente, siempre hemos sido muy cochinos y sabes que no lo digo de manera sexy.- Le lanzó un guiño.

-Eso sí, pero ya sabes como es la gente medio puerca, seguro hay mierda o pis de perro por todas partes.

-Un poco de bacterias no nos harán mal.- Le extendió su bote de ramyeon, para que pudiera sentarse sin problemas.

-Oh, pero sí da asquito.- Hizo una mueca de disgusto.

-No seas exagerado- Apoyó su mano libre, y se sentó sobre el césped en posición de loto, sin derramar el líquido caliente que tenía en la otra. Hizo un gesto con los ojos para que el alfa hiciera lo mismo.

-Si me enfermo te harás responsable.- Lo miraba feo.

-Sabes que sí, bebé, anda ya siéntate.

SeungHyun suspiró resignado, antes de asentar la bolsa de plástico con el resto de su comida y hacer lo mismo que su novio, sentándose en la misma posición cerca de JiYong. Al no saber qué hacer para que su comida no se "contaminara" en el suelo, le extendió su ramyeon, para que pudiera sacar las bebidas. El menor blanqueó lo ojos, pero lo tomó de todos modos, observando como su novio buscaba entre las cosas las dichosas coca-colas y así empezar a comer, no debían pasar de las siete. Aún tenían suficiente tiempo, antes de que anocheciera.

Sintió algo frío en su mejilla, y saltó un poco en su lugar.

-Llevo una hora con esto frente a ti, y tú ni en cuenta ¿en qué tanto piensas?- Le sonrió, con sus hoyuelos mostrándose hermosamente.

-Pudiste dejarlo en el pasto.- Respondió neutro.

-Jamás podría hacer eso, no quiero que te enfermes.- Puso el refresco en sus piernas cruzadas.

-Ya deja de mamar con eso, no me voy a enfermar, ni tú.- Le entregó bruscamente su vaso de ramyeon. Tomó su lata abriéndola para darle un largo trago, y la clavó a su lado sobre el pasto.

-Cuando nos toque pasar nuestra luna de miel en el hospital, porque nos dió salmonelosis por andarle jugando al verga--

-Mi amor, ya cállate y come.

-Sí, mi amor.- Bajó la cabeza, y quitó los palillos del bote, para empezar a comer. 

JiYong reprimió una risa, parecía un niño chiquito, se rehusaba a poner su refresco en el pasto, como él, y lo tenía sin abrir en su piernas cruzadas. Era un niñito mimado. Hizo lo mismo con su rameyeon, y procedió a comer.

Mantenían un silencio agradable, con los niños gritando de fondo. Adoraba a los niños, pero necesitaba un poco de privacidad para convencer a su hyung para lo que tenían planeado hacer más al rato.

-¿Te gustan mucho los niños verdad?- Dijo su hyung, con la boca llena, sonreía detrás de su baso, y tomó un poco más de caldo.

-¿Mm?- Salió de su trance.

-Que se ve que te gustan mucho los niños, bebé, no sé porque te resistes tanto a la idea de nuestros inevitables doce hijos.

-Me encantan, pero no creo que sea muy bonito andarlos pariendo, la verdad.- Respondió después de tragar un gran bocado de fideos.

-¿No te gustaría adoptar?- Preguntó ilusionado, después de pensarlo unos segundos.

Eso lo descolocó un poco.- Bueno, jamás lo había pensado.

-Es que por subrogación no es muy bonito.

-Y es muy caro.- Añadió el omega.

-Es muy caro, sí.- Asintió, y se llevó más ramen a la boca.

-Adoptar sería lindo, y no sufriría.- Sonrió, no era una mala idea.

-Sí, ¿te imaginas? Tener muchos niños jugando, y así cuando seamos viejitos nos van a mantener un montón, y no tendremos que vivir en un asilo.

Soltó una carcajada.- Primero hay que ver cómo diablos piensas mantenerlos a todos.

-Vamos a mantener- Corrigió.- porque somos una pareja moderna que dividirá los gastos y todo eso.

-No, yo no quiero trabajar, quiero que me mantengas.- Dijo firme. Terminó su comida, y dejó el envase a un lado.

-Ah, ya salió la reina, ¿Y cómo crees que voy a hacer eso, ah? Ni que fuera a ser doctor.- Dijo indignado.

-Podrías estudiar medicina.- Respondió como quien no quiere la cosa, tomando un poco más de su refresco.

-¡Tú fuiste el que me estuvo alentando ayer para que siguiera mis sueños y fuera artista!

-Bueno, el arte es muy caro hoy en día, podrías juntarte con esos multimillonarios y venderles piezas a billones de won.

SeungHyun se rió, antes de tomarse todo el resto de su vaso.- Sí, igual y conozco a tu amado Top, y nos hacemos beffos.

-¡Sí, Dios, por favor! Y hacemos un trío, pero sin ti.- Soñar no costaba nada.

-¡Oye!- Le reclamó, empujándolo con el hombro.

-¿Qué? Tú me diste la idea.- Levantó los hombros, indiferente.

-¡De conocerlo! ¡Nunca dije que te lo cogieras!- Su voz sonaba muy ofendida. Tomó su refresco y lo abrió.

-Así es la vida, una cosa lleva a la otra.

-Además, todos saben que si alguien tuviera posibilidades de cogérselo, sería yo, a él no le gustan los omegas.- Lo contraatacó, llevándose la lata a los labios para darle un trago.

-¡Ay, cállate, envidioso! Él no es gay.- Lo miró feo, era su favorito de BIGBANG, y solo eran rumores sin fundamentos de los medios.

-¡Ja! Díselo a GD, él es quien se come todo ese bistec.- Dijo levantando sus cejas burlonamente.

-¡GD ha tenido muchas novias omegas!- Intentó defender al líder alfa de su grupo favorito.

-Dicen que todas eran alfas, y que le encanta que se lo--

-Ya basta, eres un monstruo.- Lo cortó, no quería seguir escuchando.

-Solo te digo lo que cuentan.- Respondió restándole importancia.

-Tú y yo íbamos a ser homosexuales, ten un poco de respeto.- Lo golpeó en el hombro.

-Los respeto, se ven bien kawaii juntos, pero no sé a quien intentan pendejear. Que ya lo digan y dejen de andar usando omegas para taparle el ojo al macho.

-Ya sé, son mi modelo a seguir. ¿Crees que sean pareja destinada?- Preguntó ilusionado.

-Puede ser, pero sería muy triste ¿no? Porque aunque nosotros los aceptamos, ya sabes como es este jodido país, les harían la vida imposible.

-Yo tenía la idea de que si se ponían feas las cosas aquí, nos largáramos.- Se acercó más a su hyung, y se recargó en su hombro.- Fuimos muy afortunados, pero no todos tienen la misma suerte.- Suspiró.

Es cierto, no eran los más ricos -y dudaban que algún día lo serían- pero estaba seguro que conseguirían buenos empleos, y tendrían una vida hermosa. Los padres de ambos habían trabajado lo suficiente como para ayudarlos si tenían problemas económicos, y sabían que si se esforzaban trabajando duro, lograrían lo que quisieran.

-Lo sé, tuvimos mucha suerte.- SeungHyun se inclinó un poco para besar su frente.

Se quedaron otro tiempo así, meditando, mientras terminaban sus bebidas altas en azúcar.

-No sé como pasamos de hablar de nuestros hijos, a un trío con Top, a este ambiente de funeral.- Susurró el alfa, antes de aventar su lata vacía a un lado de ellos.  

Él estaba dando el último trago cuando lo dijo, y de la risa, provocó que escupiera un poco y le saliera igual por la nariz.

Estúpido SeungHyun, que lo hacía reír sin razón.

-¡Bebé! ¿Estás bien? -Lo palmeaba suavemente en la espalda, no lo veía, pero por su voz, podía notar que reprimía su carcajada. Lo odiaba.

Seguía tosiendo, tratando de respirar, el maldito gas estaba provocando que le costara respirar. 

-Tranquilo, anda, respira.- Le sobaba el pecho.- Inhala, exhala.

-¡Casi muero!- Logró decir después de unos segundos, cuando por fin recuperó el aliento, estaba llorando, tosió un poco más.- No, ¡Casi me matas!

-¡No lo hice a propósito!- Podía ver como se mordía el interior de su boca, para no reír.

-¿Y eso qué importa? ¡El resultado iba a ser el mismo!- Se alejó del mayor, no quería que lo tocara. 

-Pero no me iban a juzgar por homicidio.- Ya que el menos estaba respirando normalmente, pudo reírse libremente. 

Eso lo enfureció.

-¿Ah, sí? ¡Pues a mí sí!- Se lanzó sobre el alfa, y lo tiró al césped.

-¡Ayuda! ¡Un gato loco me ataca!- Gritaba y reía, intentando que el omega no lo golpeara.

-¡Ahorita vas a ver a tu gato loco, imbécil!- Realmente no sabía qué intentaba hacer, quería vengarse, sí, pero no tenía la fuerza para hacerlo la verdad.

-¡Ayuda!- Seguía riendo, sujetando sus manos para que se detuviera.- Ya bebé, me vas a lastimar con tus garritas.

-¡Eso intento!- Tal vez si pudiera acercarse a su cuello y lo apretaba el tiempo suficiente, podría matarlo. 

-Ya, estuvo bueno, respeta a tu alfa.

No supo bien cómo pasó, pero en un segundo, fue rodeado por los fuertes brazos de su novio, y quedó estampado en su pecho.

-¡Suéltame!- Intentó soltarse, pero era inútil. SeungHyun era demasiado fuerte, maldito.

-No, perdóname bebé, obvio no te quería matar ¿Qué haría yo si te pasa algo? ¡Me muero!- La exageración en su voz, sólo lo encabronaba más. 

-¡Eso quiero que hagas!- Se seguía removiendo, no se iba a rendir sin dar pelea. 

-Claro que no, ¿quién te va a mantener si me muero, ah?

-¡Dijiste que me ibas a poner a trabajar!

-Pues por casi matarte, accidentalmente claro, te voy a mantener ¿qué dices? Como toda una reina.- Besó su cabeza.

-Cállate.- Eso último lo hizo reír, aunque no debía.

-Ya bebé, ¿me perdonas? -Volvió a besarlo, ahora en su frente.- ¿Sí? ¿Me perdonas? 

Levantó la mirada, y se vieron directamente a los ojos.  Y no supo porqué le dieron ganas de llorar. 

Bien, se rendía.

-Aw, bebé, no llores.- Lo puso más a su altura, y se acercó para besarlo en los labios.- Fue un accidente, prometo quedarme callado cada vez que estés bebiendo algo, ¿sí? Lo haré por el resto de mi vida, ¿qué dices?- Besó su nariz.

Le ardían un poco los ojos.- No sé por qué te amo tanto, imbécil.

-Yo sí, es porque soy tu alma gemela, y tú eres la mía.- Le sonrió mostrándole sus hoyuelos, y se inclinó una vez más para besarlo, pero ahora lentamente.

Era tan diferente este SeungHyun, y a la vez tan igual. Sentía que lo amaba de otra manera, pero al mismo tiempo todo era tan familiar. Estaba abrumado por todo el amor que sentía por el hombre-niño.

Se separaron y ahora sí le devolvió la sonrisa.- Te amo.- Susurró.

-Yo también te amo, aunque seas un ocelote.

-¡Ya basta! Cómo sabes arruinar un momento- Se separó un poco, y se recostó mejor en su pecho.

-Es mi súper poder, mi amor, eso y hacerte reír como loquito.- El alfa acarició suavemente su cabello, para por fin calmarlo.

Se rió y lo golpeó en el pectoral derecho.- Me gustabas más cuando eras omega.

-Oh, pues si nunca lo he sido, ni que me hubiera cambiado de sexo.- Dijo con un tinte de indignación.

-El padre de mis hijos va a ser otro niño, no sé que carajo estoy haciendo.- Suspiró dramáticamente.

-Pues según tú, pedofilia.

-¡Cállate! ¡Ya! ¡Un minuto, por favor!- Se levantó y ahora sí logró ahorcarlo, pero no muy fuerte.

-¡Ayuda! ¡Policía!- Se carcajeaba, sujetándolo de las muñecas, para separarlo y que no lo asesinara.

-Es que tú no eras así- Lo soltó, y se recostó, recargándose ahora en su hombro izquierdo, abrazándolo sin recargar tanto su peso en el mayor. 

-Ay mi amor, siempre he sido así, sólo que antes eran tantas tus ganas de cogerme y como no podías, ni te fijabas en mis defectos.- Besó su cabeza.- Ahora que ya probaste la mercancía, pues ni modos, te jodiste, no hay cambios ni reembolsos.

-Dios, el ejército te ha cambiado.- No quería reírse, no quería darle esa satisfacción.

-Obvio, ahora soy un hombre.- Flexionó su brazo derecho, para "presumirle" su bíceps. 

Giró los ojos.- Antes eras tan maduro, ¿qué hacen ahí en la policía? ¿Juegan Mario Party todo el día?

-Por supuesto que no, es Mario Kart. Auch, ¡Tú empezaste!- Se sobó el pecho, donde lo había agredido el omega, otra vez.

-A veces no puedo contigo.

-Tú empiezas y luego no sabes cómo calmar a la bestia.

JiYong se restregó sobre su camiseta, y se mordió la lengua para no continuar. No estaba haciendo nada, de lo que tenía planeado. Ahora no sabía cómo abordar el tema que de verdad quería tratar.

-Te va a dar salmonelosis- Dijo indiferente, al menos lo jodería un poco.

-¿Qué?- Respondió confundido.

-Que estás acostado en el pasto lleno de mierda y orín de perro.

-¡Ay, asco!- Hizo el intento de levantarse, pero el omega no lo dejó, usó todo su peso y fuerza para detenerlo.

-No, me gusta estar aquí.- Se abrazó más a su pecho.

-Pero--

-Te perdono por casi matarme, si me dejas acostarme un rato aquí.

-Pero bebé--

-No te perdonaré jamás si me quitas- Dijo rotundo, aguantándose la carcajada, el mayor no podía verlo desde su posición.

-Eres malo.- Suspiró, derrotado.

-Sí.

-Pues ya qué- Se acomodó un poco, y le puso una mano en la espalda.- Sólo porque quiero tu perdón.

-Así me gusta, flojito y cooperando.

SeungHyun suspiró otra vez, terminó rodeándolo por completo, estaba seguro que no quería tocar innecesariamente el césped contaminadoahora que estaba consciente. 

-Ya que te calmaste, pásame los duraznos.

-Pero yo no puedo--

-Ya sé, o sea, me refiero a la bolsa- No sabía por qué se le antojaron de nuevo las dichosas frutas, tal vez por el olor del alfa.

El mayor se levantó un poco y estiró su brazo derecho, para alcanzar lo que quería.

-Ten, aunque no te lavaste las manos...- Dijo como quien no quiere la cosa.

-Ya te dije que un poco de bacterias no le hacen mal a nadie.- Rebuscó en la bolsa, hasta que encontró el envoltorio de papel que tenían los duraznos y tomó uno, y se lo llevó directamente a la boca, para darle una enorme mordida.

-¿Están ricos?- Preguntó ilusionado, sabía que le encantaban, pero debía tener cuidado al comerlos.

-Shí, mu' bueno- Dijo con la boca llena, riendo al ver la cara de hambre del alfa.- ¿Quieres?

-Sí, porfa.- Vio la súplica en sus ojos.

-Pues jódete, por homicida.

-Bebé...

-No es cierto, deja me como la cáscara.- Rápidamente fue comiendo la suave piel del durazno, estaba acostumbrado a hacer eso, o a pelarlos, ya que su hyung era alérgico, aunque era su fruta favorita.

-No te merezco, eres un sol- Se inclinó para besarlo.

-¡No!- Se alejó brusco de su hyung.- Me tengo que enjuagar la boca antes de que me beses.

Hace unos años, el mayor tuvo una reacción alérgica por besarlo después de que él se comiera la cáscara del durazno, no había sido mucho, pero sus labios se habían hinchado muy feo.

-Ah, sí.- Se dirigió mejor a su frente y dejó el beso ahí.- No sé que haría sin ti cuidándome, JiYongie.

-Ya no andes de empalagoso.- Llevó la fruta a sus labios, para que le diera un mordisco, una vez la dejó libre de la suave piel.

SeunHyun dio un gemido de felicidad.- Mierda, ya casi olvidaba lo rico que saben.

-Ya sé, igual tenía mucho que no los comía, pero desde ayer tengo antojo.- Dio una mordida más, y dejó que el alfa le diera otra.

-¿Desde ayer?- Dijo después de tragar. 

-Sí, ¿Te dije no? Que hueles a durazno.

-No, no me habías dicho.- Respondió extrañado.

-También a tabaco y café, ¿sigues fumando en la policía?- Este era el momento para reclamar una explicación.

-Bueno, sí, pero poco.

-Ayer apestabas a cigarro.- Lo sintió tensarse debajo de él.

-Porque me había fumado un par de cigarros en el camino a casa, pero te juro que no lo hago seguido.

-No me gusta que fumes.- Sonó rencoroso, pero en el fondo lo ponía triste.

-Pues a mí me relaja un chingo.

-No quiero que te de cáncer de pulmón.

-Te prometo que no me dará nada.

-Más te vale, o te mato- Lo golpeó en el pecho, y se estiró para dejar la semilla en la bolsa y tomar la otra fruta.

-Sí, mi amor- Le acarició la espalda, calmándolo. 

JiYong hizo lo mismo con el nuevo durazno, y le dio a SeungHyun, que disfrutaba del jugoso sabor.

Ya estaba anocheciendo, y tal vez sería el único momento para ejecutar su plan.

-Hyung, ¿Me amas?- Susurró después de unos minutos de siencio.

-¿Qué?- Tosió un poco, estaba tragando un pedazo de la fruta cuando recibió la pregunta.- Claro que te amo, ¿qué clase de pregunta es esa?

-Pues, porque me amas quería decirte, que me siento muy afortunado de que seas mi alfa, aunque sea todo muy--

-Es por lo del tatuaje ¿verdad?

-¡Hyung!

-Contesta Kwon JiYong.- Exigió rotundo. 

-Pues sí.- Aceptó, derrotado.

-Ya te dije que no es buena idea, mi amor.- Suspiró.

-Pero es mi cuerpo.

-Sí, pero legalmente también será mi cuerpa.

-¡Hyung!- Lo golpeó en el pecho, riendo.- No le digas cuerpa.

-Sabes a lo que me refiero. No quiero que nada más que mi marca esté en tu preciosa piel.

-¿Entonces es por ti, verdad? ¡Lo sabía! ¡Mi mamá era una excusa!- Se alejó del mayor, y se sentó.

-Es que nunca me han gustado los tatuajes, cariño...-Suspiró cansado, igual se incorporó a su lado.

-Pero hyung, tengo derecho a hacerlo. Tenía una cita programada para la otra semana, pero me llamaron para decir--

-Espera, ¿Cómo que tenías cita?- Preguntó confundido.

-Pues sí hyung, hay que hacer cita, es con el tatuador chido que te mencioné y nunca tiene espacio libre, pero dijeron que si podía cambiar la sesión par hoy--

-¿Hoy? ¿O sea, hoy, hoy?- Lo interrumpió alarmado.

-¡Sí, hoy!

-Estás bromeando- No preguntó, afirmaba.

-No hyung, va a ser hoy, en unas horas, mi cita es a las nueve.

-¡Pero eso es ya!- Señaló su muñeca, como si tuviera un reloj ahí, cosa que no era así.

-Pues sí...

-No, aún ni nos hemos casado, tu mamá nos va a matar.

-Dijiste que aceptabas lo de un tatuaje por hijo, y que si me tatuaba hoy, aceptaba tres.- Lo señaló acusadoramente.

-¡Ya hasta se me había olvidado! Y no es justo, tú me obligaste a aceptar.- Negaba constantemente.

-Pero lo prometiste, hyung, hicimos un pacto.- Levantó su meñique frente a su cara, recordándole que lo habían sellado y con copia.

-Sí, pero creí que era broma eso de que lo querías hoy.

-¡Sabía que me estabas tirando a loco! Pues no, era muy en serio. Vamos, o se nos hará tarde.- Se levantó de su lugar, y sacudió su ropa. 

-¿Dónde rayos es?- Preguntó resignado, antes de igual levantarse y recoger la basura que habían tirado.

-En Itaewon...- Susurró, bajando la cara.

-Ah, canijo, para eso querías ir ¿verdad? Qué kebab ni que chingados, era todo tu plan.

-Hyungie- Intentó tomarlo de la mano, pero SeungHyun se alejó.

-No uses el "hyungie"- Imitó su voz aguda.- Contra mí, no te va a funcionar, además de que ni te has lavado, vas a hacer que se me hinche la mano.

JiYong hizo un puchero, bajó la cabeza otra vez, y empezó a caminar rumbo a los baños. Este era su último recurso, la culpa. Llegó a los lavabos, y puso mucho jabón en sus manos, lavándose incluso debajo de sus cortas uñas, lo último que necesitaba era tener que ir al hospital para que le dieran algo a SeungHyun para la alergia. Se inclinó, y enjuagó repetidas veces su boca y labios, eso era lo más importante, porque mínimo con un besito -y mucho sexo, claro- lograría calmar a su hombre, si la noche no terminaba como esperaba.

Estaba confiando mucho en que su tatuaje de verdad le gustara a su hyung, al fin de cuentas, estaba inspirado en él.

Salió de los baños, y buscó a su hyung con la mirada, que estaba hablando con grupo de niños y los que supuso eran sus padres. Les estaba entregando la bolsa de frituras de calamar y las donas, que no habían abierto, sonreía enternecido por la emoción de los pequeños. 

Iba a ser un increíble padre.

Vio a SeungHyun despedirse de la familia, y caminar hasta llegar a su lado. Estaba serio, muy diferente a como había estado hablando con las otras personas.

-¿Les diste lo que quedaba?- Preguntó inseguro. 

-Sí, no quería cargar la bolsa, y los niños se acercaron a platicar conmigo, porque me veía triste.

-Hyung...

-Se los regalé, porque fueron muy tiernos conmigo, y me hicieron reír.

-Lo siento...- Susurró, ahora él era el que sentía culpa.

-No lo hagas, tienes razón, es tu cuerpo, tú decisión, y yo no soy nadie para impedirlo. Además de que te hice una promesa. Vamos.- Hizo un gesto con la cabeza, para hacerlo caminar.

-Pero hyung--

-Ya no discutas JiYong, vamos, no puedo estarte dando la razón en todo. Tomaste tu decisión, y sólo me queda aceptarla.- Se alejó de él, y caminó rumbo a la salida del parque, supuso que en dirección al metro.

Caminó detrás de él, y sentía una opresión en el pecho. Había ganado, pero no se sentía correcto.

-Quita esa cara fúnebre, no estoy molesto, pero tampoco me pone muy contento que hayas tenido que recurrir al chantaje. Mucho menos cuando te diste cuenta de que se me había ido la onda, e intentaste manipularme otra vez.- Giró, y le sonrió un poco.- Seré tu esposo JiYong, no tu carcelero, tienes que hablar conmigo las veces que sean necesarias, no importa si soy necio, siempre te voy a apoyar. Ahora ven.- Le extendió su mano para que la tomara y el menor corrió hasta llegar a su lado, pero prefirió entrelazar sus brazos.

Se tragó muchas cosas que quería decirle, tal vez en otro momento.- Gracias hyung.

-No tienes porqué, aunque tú te encargarás de decirle a tu madre, o mejor, no se lo muestres hasta que tengas treinta.

-Aún así, gracias, porque sin ti no podría hacerlo. Y sí, yo le diré a mamá cuando sea el momento- Le regaló una última sonrisa.

SeungHyun sólo asintió, tenía el presentimiento que él recibiría el regaño, pero prefirió tragárselo, y siguieron caminando en silencio hasta llegar a la parada del autobús que los dejaría cerca del metro, que estaba un poco lejos.

Después de unos diez minutos llegaron al subterráneo que estaba llenísimo, pero era más por gente haciendo fila para comprar boletos o recargar sus tarjetas. JiYong le mostró la dirección al local de tatuajes desde su teléfono, y la ruta recomendada, así que se dirigieron al andén que les correspondía. Sólo necesitaban hacer un transbordo, y los dejaría cerca del lugar.

Y tal como lo predijo el mayor, el tren venía saturado de personas que venían de otras estaciones, pero todos se dirigían para Itaewon, ya que estaba abarrotado de bares, clubes y restaurantes exóticos. No tenían exactamente mucho tiempo para esperar que el tráfico de gente se calmara, así que tomaron valor, y se metieron al vagón/lata de sardinas.

SeungHyun lo sujetó de la cintura, y lo guió hasta el otro lado, dónde sería su salida. Era una suerte que fuera lo suficientemente alto y fuerte como para empujar -suavemente- a los demás, para llegar a donde querían estar. El alfa se sujetó del barandal a un lado suyo y apoyó su brazo en la puerta, dejándolo a él en medio.

-Eres como esos protagonistas de doramas, que protegen a su amado--

-Por favor JiYong...- Lo cortó, y bajó la mirada para ver al menor.

-Es que sí, nunca me había puesto a pensar en lo bonito que es que te cuiden- Rodeó la cintura del mas alto y se recargó en su pecho, SeungHyun desvió la mirada.- Que no tenga que ser yo quien aguante los empujones, ni que abra las puertas, ni siquiera ser el que pague.

-Creí que te molestaba que hiciera eso- Hizo una mueca, cuando llegaron a otra estación y entró más gente, que obviamente no cabía.

-Nah, o sea, sí tiene sus inconvenientes, pero me agrada.- Sonrió coqueto.

-Hasta que tengas que parir.- Dijo burlón.

-Hasta que tenga que parir.- Se puso de puntillas, y dejó un beso debajo de la mandíbula del alfa.

-No hagas eso.- Susurró con voz grave.

-¿Qué? ¿Esto?- Se levantó otra vez, y besó el mismo lugar.

-Sí. Eso.- Recalcó las palabras.

-¿Por qué? No me digas que te estoy prendiendo- Susurró, no quería que lo escucharan los demás pasajeros.

-No colmes mi paciencia, JiYong, que no ando muy de humor para tus chingaderas.

-Aw, y yo que quería agradecerte por dejarme tatuarme.- Dijo lamentándose falsamente. Una de sus manos bajó hasta donde debía estar el pene del alfa, y le dio una suave caricia sobre el pantalón. Estaba algo duro.

-Hey, no, nada de eso- Alejó su pelvis del escurridizo omega, y empujó a unas personas que estaban detrás de él. Giró un poco su cabeza para disculparse.

Tomó de la nuca al mayor e hizo que quedara a su altura, para susurrarle al oído.- Anda hyung, así estarás feliz cuando lleguemos al local.

Se estremeció, y tragó saliva, su garganta estaba de repente muy seca. Después de unos segundos de inhalar y exhalar, le pudo responder igualmente al oído.-No, voy a estar todo pegajoso, o peor, nos van a llevar a la cárcel por indecentes.

-No se darán cuenta, hyungie, sólo necesito darte la espalda, y tú te restriegas sobre--

-Ya, basta.- Se separó todo lo que su cuerpo le permitía, y prefirió mirar al techo del vagón.

-Eres un aburrido.- Bufó molesto.

-Cómo digas, mi amor.- No le dirigiría la mirada por el resto del viaje. 


-



Después de unos quince tortuosos minutos, llegaron a su parada, y con mucho esfuerzo lograron salir completos. Era un infierno ir a esos barrios el fin de semana, y más ahora en vacaciones, pero quería estar tatuado antes de que finalizara la noche.

-¿Seguro que es por aquí?- Preguntó inseguro SeungHyun, lo tenía rodeado de los hombros, porque decía que todo el lugar se veía de "mala muerte". Exagerado.

Ya llevaban otros diez minutos caminando, entre las irregulares calles, y aunque su hyung estaba más acostumbrado al ejercicio, seguía siendo molesto para él. Más si ya había recorrido todo el centro comercial en la mañana, y el puente Bampo en la tarde. Era toda una asaña para él.

-Sí bebé, estoy siguiendo lo que dice Maps, no te preocupes.

-Pues ya ves que no es muy confiable...

-Pero estamos bien, vine una vez con SeungRi, aunque era de día, pero sí reconozco estas calles.

Vió a SeungHyun blanquear los ojos antes de susurrar "alcahueta". Le hizo reír, porque sí, desde que conocía al cachorro, se había vuelto su compinche para todo. No era como el santurrón de YoungBae.

Escuchó un tono de celular, y volteó a ver al alfa.- ¿Es el tuyo?

-Ah, sí- Sacó su iPhone del bolsillo y leyó el nombre que decía con gran asombro.- Está llamando DaeSung.

-¿Neta? ¡Contesta! Llevo siglos sin saber de él.- Se emocionó más de lo que quiso.

-¿En serio? Qué cabrón, le pedí que te cuidara y siempre me escribía que estabas bien.- Miró con rencor la pantalla, como si ahí se encontrara su joven amigo.

-¡Qué me va a cuidar! Solo fuimos a misa una vez y ya de ahí apenas y lo he visto.- Se rió de sólo pensar que su prometido había confiado en el fantasma DaeSung para que lo vigilara. 

-Me va a escuchar este traidor.- Deslizó el dedo sobre la pantalla, y contestó.- ¿Explícame, cómo es que estabas cuidando a mi bebé desde tu pinche guarida de Legos, DaeSungie?- Uso la voz más aterradora que pudo, pero ni eso había intimidado a su amiguito, estaba seguro.

JiYong soltó una carcajada, no alcanzaba a escuchar la suave voz del cachorro al otro lado de la línea, pero deducía que le debía estar valiendo madres. Así de imperturbable era el menor.

-Ajá. Sí, seguramente.- La sarcástica voz de su hyung sólo lo hizo abrazárse más a él, pobre iluso que creyó que algo lograría que DaeSung saliera de su refugio más que para la escuela -a la que no asistían juntos desde luego-.

Seguían caminando hasta que pudo divisar el letreo iluminado rojo, que decía "Seoul Ink". Su estómago dio un vuelco.

-Hyungie, ya llegamos, cuelga.

-Espera traidor, tengo que irme, ajá, sí, te marco mañana. Claro que estás invitado a la boda, a ver si eso sí logra que te de un poco el sol. Despídete JiYongie- Le puso el teléfono en su oreja.

"...Hyung, ya te dije que sí salgo". Después de semanas sin verlo, la voz rasposa y dulce del menor le dio nostalgia.- Sólo sales una vez a la semana a la iglesia, DaeSungie.

"JiYong-hyung, dile a tu esposo que los veo en la boda, y que sí te estuve cuidando" Dijo en un tono tranquilo, casi podía ver la sonrisa un poco creepy que siempre tenía en su rostro, y que a veces lo ponía nervioso.- Lo siento, pero no puedo mentirle a mi alfa, ¡Nos vemos DaeSungie! Ojalá no sea otra de tus calumnias y sí vayas a mi boda.- Le colgó sin esperar su respuesta, le encantaba joder al más joven.

-Que dice que todo el tiempo estuvo al pendiente.- Dijo SeungHyun, mirando inseguro si debían o no entrar al local.- ¿Seguro que es este lugar?

-Que sí hyung, ya vine. Ven, vamos.- Se separó de él, y entró sin esperarlo. Sabía que lo seguiría sin dudar.

Bajaron por unas escaleras, ya que el lugar era subterráneo, y estaba un poco oscuro. Era la vibra del lugar.

-A cuanto que te equivocaste y sólo venden drogas.- Susurró, una vez estuvo a su lado, al pie de las escaleras.

-Que no hyung, ya deja de andar de mamón, o te quedas afuera.

-Me da más miedo estar afuera, así que me callo.

Atravesaron una cortina de hilos negros y rojos muy "mística", para toparse de frente con la recepción, en donde estaba una bonita beta que les sonrió. Tenía el cabello azul y una camisa de tirantes morada, que le dejaban los brazos expuestos, que estaban cubiertos de tatuajes.

-Hola, ¿Tienen cita?- Le regaló una sonrisa. 

-Sí, con Delusion, a las nueve. A nombre de Kwon JiYong.

La mujer tecleó en su computadora y afirmó con la cabeza.- Correcto, y disculpa que te hayamos llamado de improvisto, pero un cliente canceló y como señalaron esta cita como urgente, creí que--

-Sí, no te preocupes, está bien.- La interrumpió, restándole importancia.

-Delusion fue a fumar un cigarrillo afuera, no debe tardar, es muy puntual. Pueden tomar asiento si gustan.- Les señaló un sofá de cuero negro detrás de ellos.

Ambos asintieron e hicieron lo que les dijo la chica.

Habían llegado un poco antes de la hora, y SeungHyun se estaba poniendo muy nervioso. Lo podía oler.

-Hyung, cálmate- Le tomó de la mano, que estaba posada sobre el muslo del omega, movía nerviosamente su pierna izquierda.

-No me gusta este lugar- Susurró, tratando de que no lo escucharan, pero fue inútil.

-Es porque estuvimos atendiento alfas todo el día- Dijo una voz desde la entrada. 

Giraron su vista, y vieron a Delusion. SeungHyun se tensó, ya que no sabía quién era. Apretó un poco más su mano, tratando calmarlo.

-Hola, señor Delusion.- Se levantó de su lugar e hizo una ligera inclinación de saludo. El otro regresó el gesto.

-No se preocupe, pondremos el neutralizador de olor, lo último que queremos hacer es incomodarte mientras te tatúo.

-El tatuaje no es para mí- Respondió hoscamente su hyung, porque el tatuador lo había estado viendo a él.

-Es para mí.- Levantó tímidamente la mano, no había hablado personalmente con Delusion, pero le gustaba mucho su trabajo así que sabía como era.

-Ah, disculpen.- El tatuador era alfa, alto, pelirrojo, su piel blanca resaltaba mucho en el oscuro lugar, y aún así su coreano era fluido, sin acento. Por su ropa, no se apreciaba ningún tatuaje, pero tenía muchísimos.- Es que vi que en mi agenda sólo estaban anotados alfas, ¿eres su amigo...?

-Soy su pareja.- Respondió amenazante. Oh, no, SeungHyun se estaba poniendo loco.

-Ah, claro, no hay problema, sólo que sabrán que es un poco complicado para mí trabajar con tu pareja respirándome en la nuca.- Intentó bromear.

-No lo voy a dejar solo.

-Oh, no, pero puedes verlo desde la puerta, así me relajo y él también. No estaba preparado para recibir a un omega, o habría tomado mis supresores.

JiYong vio como su novio se estaba tensando, mierda, al final iba a resultar que no era buena idea haberlo traído.

-Tranquilos, si me dan unos minutos, voy a tomar mis pastillas y regreso ¿Les parece bien? Vivo aquí arriba- Señaló con el pulgar hacia la salida.

-¡Sí! Haz lo que tengas qué hacer, nosotros esperamos.- No quiso sonar tan desesperado, pero lo estaba, mientras el abrazaba a su hyung para relajarlo.

-Perfecto, mientras puedes ver mi catálogo, ¿o ya tienes algo en mente? ¿Un diseño?- Dijo amable. Era un encanto de hombre.

-Sí, ya sé que quiero, sólo son letras.

-Excelente, puedes ver los estilos o si te animas por otra cosa. Regreso en seguida.- Salió disparado por las escaleras.

-Chicos, lo siento mucho, no sé por qué estaba puesto aquí en sexo que eras alfa. Creí que el tatuaje era para tu novio.- Se acercó apenada.

-Ah, no hay problema. Seguro el muchacho que me agendó no me escuchó bien.

-Eso debió ser- Le extendió una tablet, en donde estaba el dichoso catálogo de fuentes y de otros tatuajes.- Míralos con calma, y si tienen alguna pregunta díganme. Por cierto, necesitamos que firmen unos papeles, bueno, en realidad usted- Se dirigió a SeungHyun.- Veo que están enlazados, así que usted debe firmar como responsable y de acuerdo con el tatuaje.

-Por supuesto, él lo hará, prepare todo- Le sonrió a la chica, y esta sólo se dirigió a su escritorio para trabajar el papeleo. Se sentó nuevamente en su asiento, y jaló al mayor para que hiciera lo mismo a su lado.

-Me estoy arrepintiendo segundo a segundo.- El olor era muy fuerte, y estaba seguro que la beta en la habitación también lo sentía. Se veía nerviosa, debía encontrar la forma de calmar a la bestia.

-Hyung, por favor...

-No me dijiste que era alfa.

-Claro que te dije...- No le había dicho, pero esperaba que no lo notara.

-Aún así, no lo recuerdo, debiste repetirmelo en el camino, para que viniera preparado.

-Lo sé, y lo siento mucho.

-Ya déjalo mi amor.- Suspiró y se recargó en el sofá, derrotado. Lentamente podía sentir su estrés disminuyendo.

-Cuando lleguemos a la casa, te la voy a mamar bien rico- Se inclinó para susurrarle al oído y besar su mejilla. Sonrió internamente cuando sintió el hoyuelo derecho formarse bajo sus labios.

-Más te vale que valga la pena.- Le dijo, girando para besarlo ligeramente en la boca.

-Oh, lo prometo y después, igual y te dejo que me embaraces de una vez- Le guiñó un ojo, antes de regresar la atención a la tablet.

-Eso se me antoja más que una mamada- Se acercó más a él, y lo abrazó de la cintura, y besó su marca. Si no le paraban ahí, iban a terminar cogiendo en el sofá.

-Te daré lo que quieras, pero primero hay que terminar con esto, ¿va?- Susurró y le besó el pómulo. Listo, ya estaba de vuelta su dulce alfa, que sólo se restregaba para marcarlo con su olor. 

Pasaron unos minutos más, pero su tatuador regresó cambiado de ropa, y con su cabello húmedo.- Disculpen la demora, es que llevaba todo el día con esa ropa y apestaba a mis otros clientes, ¿Ya estás listo, amiguito?- Le dio una sonrisa.

SeungHyun gruñó a su lado.- Sí, ya estoy listo.- Se giró para dejar un último beso en los labios de su hyung, y levantarse de su lugar.- En realidad es algo muy sencillo, hasta me da un poco de pena molestarte con esto.

-Claro que no, no hay trabajos sencillos, y si me elegiste como tu tatuador, es un honor, ¿tienes más tatuajes?- Preguntó animado. 

-Oh, no, es el primero.- Sonrió nervioso, rezó para que su novio no dijera "y el último" con su hermosa voz.

-¡Mucho más halagador! Me encanta tatuar primerizos, tiendo a tatuar lento y delicado, y eso a muchos que se creen rudos les desespera- Poco a poco, Delusion, hablaba con más y más entusiasmo.

-He admirado por mucho tiempo tu trabajo.- Trataba de controlar a su fan interior, y no quedar muy en evidencia, más porque SeungHyun estaba atres pasos, y se podía poner loco de repente.

-Oh, basta cariño, no me adules que luego me lo voy a creer.- Le hizo un gesto, nada masculino con la mano, restándole importancia a sus palabras. Sí, ojalá con esto, su hyung notara que era gay, y no había peligro.

No quería recurrir a los estereotipos, pero sí, este alfa era muy gay, y decían que tatuaba como "omega" -no era un insulto ni nada- porque tendía a ser muy suave, perfecto para primerizos como él. Es más, estaba seguro que había escaneado de pies a cabeza a su hombre, y no por eso había armado un escándalo.

-No es adular, es sólo la verdad- Añadió con una sonrisa más grande, cuando volteó a ver a SeungHyun y estaba un poco rojo. Bien, al menos los celos estaban calmados.

Ahora sólo tenía que aguantar el dolor.


-


-Carajo JiYong, ya te había escuchado gritar como niña, pero esto es otro nivel.- Dijo SeungHyun cruzado de brazos, aguantando la risa.

Bien, no estaba siendo lo que él creía. 

Quemaba como el puto carajo. Sentía que le estaban desgarrando la piel, con un cincel ardiendo y además, no podía detener sus gritos.

-¡En lugar de que vengas a consolarme, pendejo!- Le salían un par de lágrimas por los ojos, que caían lentamente en sus mejillas.

-Ya está cariño, sólo me falta rellenar una letra y el punto. Sé fuerte.- Trató de tranquilizarlo Delusion. Al menos él no se reía de su miseria.

-Tú querías esto, no yo.- Respondió por fin, cuando soltó otro grito de dolor.

-¡Se supone que debes de protegerme de todo!

-No, esto no me afecta en lo más mínimo, porque tu cuerpo lo pidió.- Seguía cruzado de brazos, en la entrada de la sala, por la seguridad de todos es mejor que no se acercara mucho.

-Sí cariño, lo mismo pasa cuando parejas enlazadas tienen sesiones de sadomasoquismo, dicen que se pueden torturar todo lo que quieran y el alfa no pierde el control.- Añadió para distraerlo, ya iba a terminar. 

-¡Pero me duele mucho!

-En el fondo no, si no ya me hubiera puesto loco.

-Es verdad.- El tatuador seguía clavando la aguja en la piel del omega, tranquilo, sin importarle lo que pasaba a su alrededor.

-Eso quiere decir que eres un masoquista mi amor, ¿Quieres que te de nalgaditas esta noche?

Delusion reprimió miserablemente una carcajada.

-Ya, hyung, no te burles...- La máquina se detuvo, y con ella su suplicio.

-Listo, terminamos.- Puso un líquido para limpiar el exceso de tinta, y lo secó suavemente.- Míratelo al espejo, para que veas como quedó.

No había mucha necesidad de eso, ya que los tatuajes, que estaban en sus antebrazos, eran dos fráses que quedaban a la misma altura. Pero quería ver como se veía de lejos.

-Paraste de sufrir muy rápido.- El alfa se acercó a su lado, y besó su cabeza.

-Y no gracias a ti.- Sentía frías las mejillas, por las lágrimas que se estaban secando, debía verse ridículo con los ojos rojos y su cara de satisfacción.- Olvídate de lo que te prometí hace rato.

-Tu sí que no tienes honor.- Respondió su hyung, veía detenidamente su reflejo.- ¿Qué dicen?

-¿No sabes?- Se giró para quedar se frente y mostrale sus tatuajes más de cerca.

-¿"Moderato"?- Lo miró confuso, y el omega asintió entuciasmado.- Y este, ¿"Vita dolce"? ¿Qué significa?

-¡Hyung! ¡Son por ti!- Tenía toda la indignación plasmada en su cara y voz.

-Yo no me llamo moderato--Auch, ¡Hey!- Lo golpeó en el hombro, pero se veía igual de confundido que antes, no parecía estar bromeando.

-Hyung, ¡es por esa película que te gusta!

-¿Cual?

-La italiana, esa viejita.

El alfa se puso a pensar, estaba muy sacado de onda.- ¿La Dolce Vita?

-¡Sí! ¡Esa!- Afirmó con entusiasmo.

-Pero se llama "La Dolce Vita", no "Vita Dolce".

-¿Y...?- Preguntó sarcástico.

-Mi película favorita es Odisea en el Espacio.

-En esa me dormí.- Le hizo un gesto con la mano, de que no le importaba. 

-Dos veces.- Recalcó.

-Sí, dos veces, en cambio esa de la "Dolce Vita" sí la vi, y me gustó hyung, me recuerda a ti--

-¡En esa igual te dormiste!- Lo cortó, estaba tratando de no gritarle, su novio era un bobo.

-¡Pero vi esa escena de la fuente! ¡Y el final!- Extendió sus brazos, eufórico.

-¡Ni si quiera la entendiste!- Lo atacó.

-¡Sí la entendí!- Se defendía como podía.

-Porque leíste un análisis, te dormiste en casi toda la película, y sólo viste eso.- Ahora que lo pensaba, trataba de reprimir la risa que quería salir. 

-Eso no importa, el punto es que me gusta, me recuerda a ti, y quiero tener eso hyung, una vida dulce contigo.

-Es mucho más que eso--

-Calla.- Lo interrumpió.

-¿Y lo de "moderato"? ¿Es por la banda...?- Recibió otro golpe en el hombro.

-¡No, imbécil! Moderato significa moderación, o sea, es para recordame que debo de disfrutar de la dulce vida, pero sin excesos y con prudencia.- Explicó orgulloso.

-Pero mi amor, somos pobres, claro que tenemos que vivir con moderación, ¿Necesitabas un tatuaje para que te lo recordara? Nuestra cuenta bancaria podía haber hecho eso- Salió corriendo del cuarto, cuando vio que recibiría una patada, directo a sus preciadas joyas familiares. 

-Hijo de--

-Son muy lindos ustedes.

Saltó, al recordar que no estaban solos en el lugar.- Ay, no que vergüenza.- Se cubrió el rostro, que empezó a ponerse caliente, maldito SeungHyun que lo hacía olvidarse de todo.

-Que va, son adorables, ¿Y te gustó?- Preguntó con una sonrisa.

-¡Me encantaron! Son exactamente como los quería, muchas gracias.

-Es mi trabajo, qué bueno que cumplí con tus expectativas. 

-Las superaste ¡y con creces! Lástima que mi novio sea un tarado.

-Es encantador, y se ve que te ama. Disculpa por haberlos incomodado hace rato.

-No te preocupes.- Le restó importancia. 

-Es muy apuesto y me alborotó un poco, cuando creí que era a él al que tatuaría.

-Sí me di cuenta, pero no hay problema. Inconvenientes de tener esposo guapo.- Sonrió tranquilizándolo, pero marcando territorio con un título que aún no poseía.

-Me alegra ver que son una pareja sólida-Le hizo un gesto para que se acercara.- Ven para que te cubra los tatuajes, no debes dejar que les de el sol, ni les caiga sudor o agua en exceso, al menos por dos semana, y ni se te ocurra ir a la playa o a piscinas. Cuando te bañes o ejercites, sécalos rápidamente con un trapo limpio, y sólo lávalos con jabón neutro y con movimientos suaves, no talles. 

Eran muchas instrucciones para él, y definitivamente debió hacer que el alfa lo escuchara también, para que no se le pasara nada. 

-De todas formas, HaNa te dará una papel con las instrucciones, para que no lo olvides.

-¡Muchas gracias!- Dijo, abrazándolo una vez tuvo sus tatuajes cubiertos con un papel transparente.

-Déjate los vendajes unas tres horas, y después quítatelo con cuidado. Cualquier cosa que necesites, que no esté especificado en las instrucciones, no dudes en llamar, y te orientamos. 

-Eres lo máximo Delusion.

-Tú lo eres más, pequeño.- Salieron juntos a la recepción, en donde estaba su hyung hablando con la chica, asentía mucho, así que tal vez le estaban diciendo lo mismo.

-Bueno, vamos, que me muero de hambre.- Dijo sin sutileza su novio, señalando la salida. 

-Aún tengo que pagar, tarado.

-Ya lo pagué, y me dieron tu papel, vamos. 

-Hyung, tómame una foto con Delusion.- Dijo alegre, extendiéndole su iPhone.

-No.

-¡Pero hyung!

-Bien, ponte.- Gruñó, arrebatándole el celular. Los vio acercarse uno al lado del otro, y sonreír en su dirección. JiYong mostró sus antebrazos, para que se vieran los tatuajes vendados.- Listo, vámonos.

-Muchas gracias, Delusion, fue un placer que me tatuaras.

-El placer fue todo mío.- Le palmeó suavemente el hombro. 

-Un gusto amigo, ojalá no nos volvamos a ver- SeungHyun se acercó, y le dio un fuerte apretón de manos a su tatuador.

-¡Hyung, no seas grosero!- Lo fulminó con la mirada. 

-Está bien, es obvio que no le gustan los tatuajes, pero no hay problema. Fue un gusto guapo- Le guiñó un ojo, antes de soltarlo.

-Estuve viendo, y hay una buena barbacoa cerca.- Dijo SeungHyun, regresándole su teléfono.

-Les recomiendo que no vayan a una, hace mucho calor, y no es bueno para el tatuaje porque vas a sudar mucho.- Comentó tímidamente el tatuador. 

-Oh, es cierto hyung.

-Bueno, ya veremos que hacemos. Hasta nunca.- Lo tomó de la cintura y lo guió a la salida.

Se despidió del tatuador y su recepcionista con sus manos lanzándoles besos a ambos, y esperó que de verdad Delusion no lo haya odiado, y aceptara a hacerle otro tatuaje, SeungHyun se había comportado como un cretino la mayor parte de la sesión.

Fue arrastrado hasta la calle, y el alfa lo soltó para estirarse, como si el que hubiera estado tatuándolo por una hora entera, fuera él.

-Creí que dijiste que no me pagarías el tatuaje.- Dijo burlón.

-Quería ahorrar tiempo.- Le restó importancia.

-Pero yo traía el dinero...- Hizo involuntariamente un mohín, no quería que en el futuro el mayor le reclamara.

-Paga tú la cena, y hagamos como si nada.

-Vale.

Lo volvió a tomar de la mano, y caminaron sin un rumbo fijo. Sólo sabían que necesitaban alimento. De preferencia rápido.

-

Pues el macho alfa de su novio, tampoco lo había dejado pagar la cena, ni la "pócima" contra la borrachera, y seguramente ni el taxi a su casa temporal.

Habían ido a la comida turca que había planeado en un principio, y aunque SeungHyun decía que "había sido engatusado" para ir, al final terminaron cenando ahí. 

Cenando, bebiendo y cantando.

Era un lugar muy animado, y en muy poco tiempo terminaron alcoholizándose, pero ahora sí los dos. Debía aceptar que no era su más grande idea, pero se la había pasado bien.

La cerveza, los kebabs, y más cerveza, habían llegado sin parar a su mesa. La comida era deliciosa, pero el ambiente era lo mejor. Había subido muchas stories a su Instagram, para que vieran lo bien que se la pasaba con su futuro esposo, e igualmente compartió la colección de fotos que había tomado en toda su cita, añadiendo unas más de su cena. Obviamente había omitido las que se tomó con Delusion antes y después de que lo tatuara -no era pendejo-. Ahora que lo recordaba, había visto a SeungHyun tomarle algunas -estaba casi seguro que incluso había grabado- mientras lloraba de dolor en la silla, iba a asegurarse de borrarlas luego, si existían claro.

Pero aún así, había sido la cita perfecta.

Ahora que estaban de camino a su casa en taxi, y aunque no había funcionado el "tónico" para quitarles el alcohol en la sangre, estaban más despiertos que cuando salieron del restaurante turco. 

De igual manera, habían despertado su libido

-Cuando lleguemos, ni tiempo te voy a dar para que me la mames, te la voy a enterrar toda- SeungHyun lo abrazaba, y susurraba cosas muy puercas, que lo estaban excitando.- Esta noche te hago a nuestro primogénito, me importa un carajo que estemos morros.

-Hyung...-Dijo bajito, su taxista los iba a bajar antes de llegar, estaban apestando el auto con sus feromonas.

-Te lo voy a hacer tan rico, bebé, que nos va a salir precioso el cachorro, va a ser idol y nos sacará de pobres.- Aún en esas circunstancias, su hyung no dejaba de decir mamadas. Se sentía avergonzado de que lo prendiera igualmente. 

SeungHyun le acarició la parte interna de su muslo derecho, y subió un poco, para tocarlo en su muy despierto miembro. Sujetó su muñeca y lo alejó, no quería que no lo manoseara mucho, o terminarían cogiendo ahí, y siendo arrestados, por supuesto.

-Listo jóvenes, servidos.- El hombre se veía más molesto que cuando se subieron a su taxi hace veinte minutos atrás. 

Ahora sí habían dado la dirección correcta, y estaban frente a la casa de los abuelos de su novio. Abrió la puerta de su lado del vehículo, y le guiñó un ojo antes de salir. Esperó un poco en la entrada, porque el mayor había tenido que pagar con tarjeta y tendía a tardar un poco.

Estaba muy nervioso, sin razón. Bueno, más bien ansioso, se sentía muy mojado, y su erección empezaba a ser incómoda.

Sintió algo duro, rozar su trasero.

- Si quieres cogemos aquí mi amor, o en el patio, como gustes.- Besó su marca, y una mano se intentó colar en sus pantalones.

-No, vamos a la cama- Dijo en un susurro.

El alfa usó la llave y entraron a la propiedad. De repente tenía una sensación rara.

-Hyung--

-Ya sé bebé, hoy quieres que sea un poco rudo ¿no? Descubrimos que eres medio masoquista, así que prometo parar cuando me lo digas.- Cerró la puerta, y se inclinó un poco para tomarlo de los muslos y cargarlo.

Cuando comenzó a besarlo, JiYong se olvidó de todo. El alfa avanzaba increíblemente sin ver el camino, pero sin tropezarse. Subió los tres escalones de la entrada, y lo apoyó suavemente contra la madera de la puerta principal, dejando de besarlo para buscar la llave y por fin ingresar a la casa. 

Tuvo que a usar la llave maestra de nuevo, porque se habían olvidado de cambiar el código en la mañana; mientras el alfa ingresaba la correcta a la cerradura, él no podía dejar de tocarlo, besar su cuello y todo lo que estuviera a su alcance.

Lo volvió a sostener, antes de girar la manija y empujar la puerta con su pierna izquierda, le sonrió traviesamente, mostrándole sus adorables hoyuelos. 

Rezaba para que todos sus hijos tuvieran esos hoyuelos. 

Volvieron a besarse, entrando a la seguridad de su hogar, y volvió a ser apoyado en la madera, mientras se restregaban bruscamente sobre la ropa. Estaban demasiado excitados, no entendía porqué SeungHyun no lo había llevado directamente a la cama.

De repente algo extraño pasó, la luz se prendió. 

No recordaban haber activado las luces automáticas.

-Eres más hermoso con luz, JiYongie- Susurró suavemente su hyung, y él sólo acarició sus mejillas, y se puso blanco al ver lo que estaba detrás de su novio.

Bueno, era más bien un quienes estaban detrás.

De haber sido sus papás, habría sido el momento más vergonzoso de toda su vida, pero lo habría aguantado como los machos.

De haber sido sus padres y sus suegros. Estaba seguro de que no podría haberlos visto a los ojos durante muchos años, pero eventualmente lo superaría. Sí, definitivamente con terapia lo superaría

Pero esto, no. 

Ver a sus padres, sus suegros y los abuelos de su futuro esposo, todos con cara de asombro combinada con enojo y/o pena ajena, oficialmente lo habían dejado con un trauma irreparable.

-Dime que no son mis papás.- Susurró el alfa, por la cara petrificada de su omega.

-Sí, y los míos.- Apenas pudo decir, el mayor casi no pudo escucharlo.

-Aún podemos salir corriendo.- Dijo con convicción. 

Del susto, se les había bajado la borrachera.

-Nadie va a salir de aquí, SeungHyunnie.- Ese había sido el abuelo Seo.

-No me digas que es mi abuelo- Se intentó esconder en el pecho del omega, que sólo pudo acariciar su cabello, tratando de transmitirle la seguridad que él no tenía.

-No, son los dos.- Estaba tan shockeado, que sentía nada. Estaba en trance

-Me puedes explicar, Choi SeungHyun, ¿quién carajo fue el que se tatuó?- La profunda y aterradora voz de su suegro, habló al ver que ninguno parecía querer moverse ni iniciar la inevitable discusión.

Era imposible, él había sido muy cuidadoso de no mostrar su tatuaje, ni el lugar, absolutamente nada. ¿Cómo diablos...?

-Mierda, la tarjeta- Susurró su hyung, y si no hubiera estado sosteniéndolo, seguramente se habría jalado el pelo en frustración. Bien, al menos no la había cagado él.

-En algo tuviste razón, hyungie, la bronca sí te la van a echar a ti.- Le susurró cerca de su oreja, no era su intención hacerlo sentir mal, pero estaba muy aliviado, porque no había sido su culpa.

-Debí de dejar que pagaras.- Suspiró derrotado, dejándolo por fin en el piso, para encarar a la familia de ambos, como el buen alfa de la relación.

Sí, debió dejar que pagara.



-


 

Notas finales:

Tardé mucho más de lo que me imaginé, pero fue más extenso s_s 

Gracias por leer :D y nos leemos pronto, esperemos ^_^


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