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*UNA VIDA COLOR DE ROSA* por Akatsuki-san

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Cuando Doflamingo llegue me dejaras hablar primero y luego te presentarás. Si hay alguna pregunta que él no quiera contestar te brincas a la siguiente. —

— Entiendo. Uhmm a qué hora llega el señor Doquixote. —

— Suele llegar a las 8 de la mañana. —

El elevador estaba punto de cerrarse cuando alguien corrió y subió lo más rápido que pudo a dentro.

El elevador comenzó a subir y dio paso a un hombre extremadamente alto para el promedio. 
Parecía un gigante.

— Señor. Buenos días, permita me presentarle al joven que hará las preguntas para la revista Forbes. —

— Oh! Así que tú eres el chiquillo que ellos enviaron. —

El joven de pelo rosado tembló ante la espeluznante sonrisa del hombre. No podía ver sus ojos debajo de esas extrañas gafas, pero ni siquiera estaba seguro que querer verlo a los ojos.

— Así es señor Doquixote, mi nombre es Cobby y vengo del departamento de sociales para su entrevista. —

— Ya veo. Sí no te molesta esperar un poco más... Hay alguien que vendrá a esta entrevista, pero se demorará un poco más. —

El joven miro su reloj y dio un repaso mental a los demás pendientes que tenía, pero Doflamingo no le permitió negarse.

— Bien, ya que no tienes inconvenientes toma asiento eres libre de acomodarte donde quieras. —

El de abrigo emplumado comenzó a revisar sus archivos y su portátil... Tenía muchas cosas que hacer si quería salir rápido de la entrevista y sus otros pendientes.

Después de casi una hora el ascensor volvió a abrirse y de él salió un hombre de aspecto... Bueno no sabría cómo definir al hombre que acaban de salir del ascensor.

Tenía el cabello negro un poco por debajo del hombro, lo llevaba peinado hacia atrás con bastante goma y dejaba unos mechones caer por el frente enmarcando su rostro.
Tenía unos ojos inexpresivos de color entre verde y dorado bastante hermosos a decir. Las pestañas eran largas y rizadas... Bastante negras y hacían un trabajo espectacular al enmarcar aquella mirada. 
Los labios eran pequeños, llenos y finos a su vez... La piel lucía bastante pálida y contrastaba perfectamente con el traje de sastre negro que llevaba al igual que el pesado abrigo de piel que traía encima y aquella pajarita verde atada a su cuello. Algo más que llamaba su atención, era que si bien, sus ojos parecían inexpresivos... Sus cejas le daban cierta mirada triste y nostálgica.

— Croco-chan! —

El hombre más alto llegó al pelinegro de dos zancadas. Al verlos juntos la diferencia se hizo bastante abismal.

Uno moreno, el otro blanco.
Uno alto, el otro bajo.
Uno rubio, el otro azabache. 
Uno parecía estar loco, mientras el otro parecía ser bastante sobrio.

Cobby no sabía a donde había terminado a parar.

— Comportarte pajarraco. —
— Sí, Sí. Lo que tú digas cariño. —

Crocodile suspiro y se sentó en la silla grande tras el escritorio.

Miró aquella mesa y a Cobby le pareció ver una sonrisa por un instante. Pero el rostro del tal “Croco-chan” volvió a ser el de mirada triste. Tal vez solo lo alucinó.

— Bueno chico, por qué no comienzas. —

El de cabello rosado asintió algo desorientado y miro la paleta con preguntas que llevaba.

— Bien, señor Doquixote, sabemos que parte de su fortuna fue gracias al estatus de su familia la cual perteneció a la corona española. Su padre Doquixote Homing renunció a ser rey cuando usted y su hermano tenían tan solo 5 años. Esto lo afecto a usted de alguna manera. —

Doflamingo pareció meditarlo un poco. En un principio se encontraba con su padre, él era un niño muy mimado y consentido... Sabía los beneficios de una vida llena de lujos y todo eso... Cuándo su padre renunció a su título de realeza pasando la corona a su tío. Se enojó tanto que casi huye de su casa. Luego conoció a cierta persona y le pareció que la corona sé podía ir por la mierda.

— No, en definitiva, no me afectó... Es más, creo que me beneficio en muchos sentidos y fui muy bien recompensado. —

— Su fortuna se estima alrededor de 55 340 millones de dólares, lo que nos indica que aumentos 4. 6% más que el año anterior, así que... —

— Esto es acerca de dinero... Creí que era una entrevista para sociales no para finanzas. —

— Bueno... Yo... Mi jefe me dio las preguntas y... —

— Trae acá. —

Doflamingo arrebató la paleta del muchacho y comenzó a leer de manera rápida las preguntas... Malditos idiotas... Que se metan su entrevista por el culo.

— Tienes donde anotar. —

— Sí señor. —

— Bien. —

Crocodile rodó los ojos... Esto iba para largo así que pidió amablemente a Monet un café a lo cual ella negó con una sonrisa y entonces pidió té y galletas muchas galletas las cuales si le fueron concedidas.

Se dirigió al sillón más largo y acurrucó con cuidado de no aplastar su abdomen.

— Bien, después de que nos mudamos del palacio a la nueva casa no en quedó de otra que resignarme... Entonces estaba recorriendo el vecindario cuando vio lo que según yo era una chica de cabello negro lanzado piedras al río... Entonces Crocodile se enojó y me dio un puñetazo en la mejilla que recordaré toda mi vida... Comenzamos a salir cuando están en segundo de secundaria y luego... Entonces mis padres nos dieron la noticia de que nos mudábamos a Alemania por el trabajo de papá, creo que fue el momento más desgarrador que viví... Tenía 25 años cuando me encontraba rodeado de damas de compañías en un bar de España había regresado por asuntos de negocios cuando vi un trasero más hermoso de mi vida, era enorme y redondo... Se encontraba parado como si me guiara hacia él en esos apretados pantalones negros y me dije a mi mismo que tenía que tocarlo, así que me levanté y le di un fuerte agarre a esas nalgas fue así como me gane el segundo puñetazo en mi otra mejilla.
Era Croco-chan... Me casé dos meses después... y dos semanas después de la boda recibí una linda noticia. —

Cobby quien se veía claramente muy contento de esta entrevista miró curioso a al rubio.

Mientras tanto, Crocodile iba por su segunda bandeja de galletas cuando sonrió y pasó suavemente las manos por su pequeño, pero ya abultado vientre. 

— Cuál es? —

— Te lo diré si no lo anotas... es por seguridad y comodidad. —

Cobby miró la entrevista y al hombre que tenía frente a él. Dejó el lapicero de lado y miro atentamente al hombre que se acercó y susurró algo a su oído.
Sus ojos se abrieron grandes y brillosos mientras miraba disimuladamente al pelinegro.

Al despedirse no pudo evitar abrazar a ambos adultos.

Esta era la parte que amaba de ser entrevistador.








 

 

 


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