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Sálvame por Akashi_Male

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Al llegar esa mañana a la estación de Sabaody jamás esperó encontrarse con el jefe y padre de la familia Vinsmoke sentado en su oficina como Pedro por el vecindario.

Ese hombre le causaba muy mala espina, había algo en su mirada que le desagradaba, sentía que ocultaba más cosas de las que parecía.

 

―Judge-san―. Saludó con una falsa cordialidad, el mencionado se giró para verlo―. ¿Qué lo trae por aquí? No habíamos acordado alguna reunión, y sus hijos van por buen camino con la investigación.

―Lo sé―. Fue su corta y apática respuesta―. De eso quiero hablarte, de mi hijos―. Levantó la ceja izquierda, intrigado de lo que diría.

 

Se sentó en su silla, quedando frente a frente.

 

―Vengo a avisarte que ya no formaran parte de la causa Monkey-Portgas―. Decir que se quedó sin aire al escucharlo era poco.

 

 

Mansión de la Familia Donquixote.

 

Se mantenía mirando al horizonte, estaba muriéndose de hambre, pero aún no tenían el permiso de comer con la Familia porque todavía no habían sido aceptados como parte de tal.

Su estomago rugía demandando comida, sin embargo, él era orgulloso y jamás suplicaba por nada, ni por su propia vida. Si no se la daban, no se la daban. Si no se la ofrecían, no se la ofrecían. Si debía comer basura lo haría, pero nunca rogaría por algo.

 

―Trafalgar…― La imagen de un chico pelinegro, moreno y con tatuajes asaltó su cabeza―. ¿Por qué nunca pudiste corresponderme?― Arrancó un pedazo de pasto, tirándolo con molestia.

 

Se habían conocido hacia años en Flevance, lugar donde ambos vivían. Él era un chico bastante problemático, siempre se metía en peleas y no podía controlar su ira, razón por la cual la mayoría de las veces terminaba algunos días tras rejas.

Law realizaba sus practicas en el hospital principal de la ciudad, lugar donde iba a parar cuando tenía heridas graves, como apuñaladas o disparos, y se enamoró de él desde el primer momento que lo vio. Su personalidad fría, distante y variablemente socarrona le llamaron tanto la atención que no pudo evitar provocar que lo lastimaran seriamente en las peleas para poder verlo.

De alguna u otra forma, que todavía le costaba entender, se hicieron amigos. Lo iba a ver todos los días a la puerta de su casa, una mansión ubicado en el centro del vecindario más elogiado ―y donde solo vivían los ricos―.

Nunca le dijo sus sentimientos, siempre algo lo detenía. ¿Miedo al rechazo? Quizás.

Un día fue a buscarlo, solo para enterarse que ya no vivían ahí. Se fue junto a su hermano a otra ciudad, y jamás lo volvió a ver.

 

Hola, Kid―. Se sobresaltó al ver un papel escrito sobre su regazo, volteando su cabeza hacia el costado.

―Hola…― No tenía ganas de hablar con nadie, entre sus pensamientos y el hambre que lo rodeaba solo le causaba mas fatiga―. No te ofendas, pero quiero estar solo.

Me enteré lo que pasó con Vergo, debes tener cuidado―. Apretó los nudillos. ¿Qué parte no entendía?― Es una persona fuerte, no estas a su nivel. Ha estado con la Familia desde que era niño, créeme que tiene mucha experiencia y sabe pelear demasiado bien. No lo parece, pero tiene un temperamento extraño, si no haces lo que dice no dudará en matarte, sobre todo que ustedes no son parte de la Familia de forma oficial.

―¡¿Qué parte no te entra en la cabeza?!― Se levantó con el cejo fruncido, estaba enojado y Rosinante lo notó―. ¡Me importa una mierda eso ahora! ¡Quiero estar solo, no me jodas más!― Se marchó a grandes pasos, la molestia lo corroía por todo el cuerpo.

 

Por su parte, el rubio se quedó mirando el punto por donde se fue, soltando un suspiro triste. Lo había estado observando varios minutos, dándose cuenta que se estaba comiendo la cabeza con algo que lo ponía mal, por lo que quería que se distrajera con cualquier otra cosa, aunque fuera un rato.

Solo logró enfurecerlo más, y que se enojará con él.

 

¿Por qué tuve que enamorarme de ti?― Fue lo único que pasó por su cabeza, una pequeña lagrima bajó por su mejilla, perdiéndose entre su cuerpo y el verde césped.

 

 

Penthouse de la familia Monkey-Portgas.

 

Se preparaba para irse a la estación, hacia un rato Ace se había marchado con Marco, y Luffy seguía durmiendo. No le agradaba para nada dejarlo solo, pero debía ir a trabajar, no podía detenerse hasta encontrar a la persona que iba tras sus nietos.

Se colocó su saco blanco, disponiéndose a ponerse los zapatos, pero el ruido de la puerta de entrada siendo abierta despertaron sus sentidos de alerta.

 

―¿Quién anda ahí?― Interrogó en pose defensiva, notando un cabello rubio entrando al lugar. Inmediatamente pasó a estar sorprendido, su nieto de en medio estaba parado ahí, mirándolo con los ojos hinchados―. ¡Sabo!

―Garp-san…

 

Ambos estaban estáticos, no sabían que hacer. Garp dudaba en abrazarlo, temiendo su reacción. Sabo se sentía tan avergonzado por todo lo que dijo e hizo que pensaba que su abuelo se tomaría mal si llegaba a pedirle perdón, por más sincero que fuera.

 

―V-ven…― Le hizo una seña con la mano para que se sentarán en el living, él obedeció sin decir palabra alguna―. Tomémonos un café…

 

Garp fue a la cocina y sirvió el café en dos tazas, poniéndolas sobre una bandeja junto a un tarro que tenía azúcar y una especie de lechera pequeña. Luego volvió al living, dejando la charola sobre la mesa frente a las sillas.

 

―Sabo, yo…― El rubio negó con la cabeza, haciendo que el mayor se callará.

―Por favor, déjame hablar a mi primero―. Asintió, Sabo tragó saliva y pensó un poco como comenzar―. Primero que nada, quiero pedirte perdón por todo lo que dije, no tenia derecho a decir esas barbaridades… Es solo que la revelación me pegó de lleno, y no sabía que pensar.

››Estaba tan confundido, dolido y trataba de entender porque mamá y papá ocultaron algo así, pero mis hermanos y tú no tienen la culpa de nada. Fuiste honesto con nosotros cuando te lo pedimos, y entendí que si no nos lo dijiste en cuanto te enteraste fue porque no querías crearnos más dolor.

Gracias a una persona logré comprender que en este caso el lazo sanguíneo no importa, porque ustedes son mi familia. No quiero perderlos, los amo y no quiero que la relación que tenemos se rompa. Tal vez no somos abuelo y nieto biológicos, no tengo los mismos genes con Ace y Luffy, pero los quiero como mi abuelo y mis hermanos, así como Dragón y Rouge eran mis padres.‹‹

 

Garp se levantó de su asiento, abrazando con fuerza al joven. Unas cuantas lagrimas bajaron por su rostro, sentía que el alma había vuelto a su cuerpo.

 

―Por supuesto que te perdono, y claro que somos tu familia, el lazo que nos une nunca se romperá.

 

 

Departamento de Charlotte Katakuri.

 

―¿Sengoku no ha dado ningún reporte?― Preguntó mientras ponía en orden los documentos del Germa, su hermano negó con la cabeza.

―Y eso que según él mandó a alguien a investigar en el Bajo Mundo―. Manami y Daiki se mantenían sentados sobre sus rodillas, callados y obedientes―. Supongo que cuando tenga algo nos lo dirá, ahora lo importante es averiguar sobre Ace y Sabo.

―Si, pero el problema es por donde empezar―. Observó como estaban su hermano y los niños, sentía que una conexión bastante fuerte se estaba formando entre ellos―. Pensé que tal vez podamos comenzar por Ace, sabemos quien es su madre. Tratar de seguir por ese lado, quizás encontremos algo.

―Es posible―. Suspiró―. ¿Sabes si Yonji ha podido hablar con Trafalgar?― Negó con la cabeza.

―Aún no, intentará hacerlo hoy para que le den el alta―. A pesar del ambiente pesado que se formó al empezar a hablar sobre eso, una sonrisa apareció en el rostro de Reiju―. En lo que arregla eso, y siendo que las investigaciones debemos hablarla entre los cuatro, ahora haremos algo―. La miraron extrañados―. ¡Iremos de compras! Manami-chan y Daiki-kun necesitan ropa y demás cosas, así que nos vamos ahora.

 

A los tres les bajó una gotita por la cabeza al ver su repentina emoción.

Ellos habían crecido en un entorno muy tosco y sin una pizca de amor, siempre importando el dinero y poder, el ser útiles para su padre, nunca un abrazo o una muestra de cariño. A pesar de que los cuatrillizos eran menores que la pelirroja, no solían tener mucho contacto, por lo que supuso que esa alegría hacia los dos niños se debía a eso. Poder consentirlos como no pudo hacerlo con ellos.

Luego de las compras los llevaría al hospital, para que fueran revisados y saber que tan deteriorados estaban de salud, ya que incluso él solo se daba cuenta que Manami y Daiki estaban desnutridos. Quería asegurarse de cualquier otra complicación, o en caso de que tuvieran que tomar alguna medicina.

 

 

Hospital General de Sabaody.

 

Miraba el reloj de pared cada dos por tres, estaba ansioso y emocionado. Su corazón palpitaba fuertemente, la pierna no dejaba de temblarle y no podía evitar ver la puerta de forma seguida.

 

―¿Qué te pasa que estas así?― Inquirió Niji dejando la revista sobre su regazo, ya estaba cansándose de los movimientos involuntarios de su hermano.

―Nada―. Respondió sin mirarlo, el peliazul giró los ojos mientras negaba con la cabeza.

―¡Entonces deja de moverte!― Exclamó, ya estaba pensando en ponerse los audífonos para no prestarle más atención.

 

Toc. Toc.

 

Yonji se levantó tan rápido que casi tira la silla, provocando que su hermano se asustara.

 

―¡Diablos, sé más delicado!― No lo escuchó, estaba mas concentrado en abrir la puerta con una gran sonrisa.

―¡Mi am-!― Niji se quedó sorprendido al saber lo que el menor estaba por decir―. ¡Chopper!― Abrazó a su novio tan fuerte que el pequeño castaño sintió que lo dejaría sin aire.

―H-hola, Yonji―. Saludó de vuelta, trataba de respirar ante la fuerte presión del chico.

―¡Lo estas asfixiando!― El peliverde lo miró feo antes de soltar al castaño―. Hola, cuñado. ¿Cómo estás?

―Bien, gracias por preguntar―. Vale, demasiado formal para su gusto―. ¿Y usted, Niji-san?

―Igual―. Sonrió―. Y trátame de tú, ni que tuviera la edad de tu hermano.

 

Yonji se palmeó la frente cuando escuchó eso, Chopper se quedó quieto sin entender. A veces el segundo hijo varón de la familia Vinsmoke podía ser un poco desubicado, aun sin quererlo.

 

―E-esta bien…― Sonrió levemente, luego se giró para ver al peliverde―. ¿Cómo esta Ichiji-san?― Preguntó con un dejo de preocupación.

 

La noche pasada, mientras Niji dormía plácidamente, Yonji llamó a su novio para contarle lo sucedido, aunque ocultó que fue su propio padre el que mando a hacer tal cosa. Claramente el menor se preocupó un montón, queriendo ir a verlo de inmediato, pero el cuarto hijo de los Vinsmoke se negó, porque era peligroso que saliera a esas horas solo.

Como no logró convencerlo, prometió que al otro día iría a primera hora.

 

―Recuperó el conocimiento, ahora debe estar con Reiju―. Con una expresión de vergüenza y las mejillas sonrojadas, Yonji se acercó a Chopper y le plantó un delicado beso en los labios.

―Primer mandamiento―. Ambos miraron a Niji―. ¡No comer delante del hambriento!

―¡Sigue leyendo tu revista y déjanos!― Los Vinsmoke se miraban con ojos filosos, el castaño solo atinó a reírse bajito al ver como se peleaban.

 

 

Estación de Policía de Sabaody, despacho de Marco y Thatch.

 

Se mantenía sentado en una de las sillas del lugar, su novio tuvo que irse por pedido de Sengoku, por lo que se quedó solo.

No le molestaba, para nada. Ahora podía pensar un poco sobre todos los hechos ocurridos en el ultimo tiempo. Una tras otra, sin parar.

 

―De verdad que ya me tienen harto―. Desvió sus ojos al escuchar esa queja, encontrándose con un hombre grande, pasado de peso y cabello negro―. Un día me las van a―. Cerró la boca al notar la presencia de Ace, quien lo miraba fijamente―. ¡Oh! ¡Ace-sama, lamento irrumpir de esta manera!

―No te preocupes―. No corrigió su forma tan formal de hablarle, como solía hacer con las personas, porque cuanto menos hablará con él seria mejor. Ese tipo le caía como patada al hígado, había algo en esa persona que le causaba total rechazo.

―Vengo a dejar unos papeles que me pidió Thatch―. Iba a apoyar la carpeta sobre la mesa, pero en un mal cálculo, estas cayeron al suelo―. Demonios…― Iba a agacharse para juntar todo, sin embargo, Ace fue más rápido y las tomó. Una imagen en una de las hojas llamó su completa atención.

 

Ante la atenta mirada del pelinegro, comenzó a leer. A cada letra que veía, frase a frase, su frente empezó a transpirar frio y fruncía sus labios inconscientemente.

 

―¿Ace-sama? ¿Se encuentra bien?― Preguntó el hombre al verlo en ese estado, el otro no lo escuchó.

―Alguien se le ha adelantado a Marco―. Fue lo único que dijo antes de salir, dejando las hojas sobre el escritorio.

 

 Marshall D. Teach lo vio irse totalmente confundido, tomando la carpeta. Cuando terminó de leer frunció el entrecejo y una sonrisa malvada apareció en su rostro.

 

―Así que Thatch encontró los orígenes de Ace ¿eh?― Río fuertemente―. Sería una lastima que no pueda completar su investigación y contar lo que encontrará en ese lugar, porque los muertos no hablan.

 

 

 

Continuará…


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