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Sálvame por Akashi_Male

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Notas del capitulo:

Hola!! Aqui traigo un nuevo capitulo!!

 

Espero y les guste!! :D

 

Gracias por sus comentarios en el cap anterior, soy muy feliz de que les guste este fanfic!!

 

 

Disfruten!!

Habían pasado varios días, y con cada hora las pistas parecían ir a la nada, las investigaciones se encaminaban a un callejón sin salida.

Los hermanos se recuperaban poco a poco, el proceso era lento, pero iban mejorando.

Los tres habían comenzado a recibir tratamiento psicológico y cada vez iban recordando más y más, juntando todos los fragmentos. Sin embargo, para la policía no era de mucha ayuda, dado que algunas cosas eran confusas y no los guiaban a ningún lado.

 

Ace se recuperaba bien de su herida en el cuello, ya no le costaba tanto hablar y se le entendía lo que decía. Al ver que hacía muchas preguntas respecto a sus padres, Garp se vio obligado a contarle sobre su muerte, siento esto claramente un fuerte golpe emocional.

Lloro durante horas en los brazos de Marco, su novio y compañero inseparable. Este lo consoló hasta que no hubo más lagrimas que soltar, siempre a su lado, sin soltarlo en ningún momento.

Le aseguro que encontrarían al culpable y lo encerrarían de por vida.

 

Sabo, por su parte, seguía afectado por la brutal violación a la que fue sometido, pero estaba feliz porque sus hermanos estaban fuera de peligro.

Cada noche aquella memoria de su niñez aparecía en sus sueños, repitiéndose una y otra vez, al igual que seguía sin poder ver el rostro del niño que lo consolaba.

Le llamaba memoria porque sentía que era eso, y no un sueño constante y repetitivo. Sin embargo, no recordaba haber vivido aquellos sucesos en su infancia.

¿Qué quería mostrarle su inconsciente? ¿Cuál era el mensaje que quería darle? ¿Por qué no se acordaba de esas situaciones?

 

Por otro lado, estaba Luffy, quien, en palabras de la psicóloga, fue el mas afectado de los tres.

Ace y Sabo tenían los suyo, claro está, pero de a poco supieron sobrellevar la situación, ya que eran mas fuertes mentalmente. El pelinegro, sin embargo, poseía una inocencia e ingenuidad que lo hicieron mas vulnerable a todo lo que había visto y vivido aquella fatídica noche.

Los primeros días repetía las mismas frases, como un robot automático, y cuando conoció a la psicóloga no fue nada grato.  Esta quiso tocarle la mano, siendo una reacción totalmente violenta la que recibió, y, cuando entraron las enfermeras para tranquilizarlo, mordió a una, cacheteo a otra, pateo a la que estaba intentando insertarle el suero y rasguño a la que estaba a los pies de la cama.

Niji se llevó un cabezazo en la nariz cuando quiso intervenir para ayudar.

Luffy solo se tranquilizo cuando entro el doctor, Trafalgar Law.

Sorprendentemente, y ante la mirada confusa e incrédula de los presentes, un par de palabras apaciguadoras y una acomodación de almohadas de su parte, fue suficiente para que se calmara.

A partir de aquello se decidió que solo él se ocuparía del pequeño pelinegro, ya que era al único a quien le tenia confianza y no lo atacaba.

Y si, durante las sesiones con la psicóloga también debía estar. Dos ataques, con golpes incluidos, fueron suficientes para que no quisiera atenderlo estando asolas con él.

Law no opuso resistencia en ningún momento.

 

Respecto a los ¨vigilantes¨, o como ellos se llamaban ¨guardaespaldas en conjunto¨, estaban las veinticuatro horas vigilando y velando por el bienestar y seguridad de los hermanos.

Era cansador, demasiado, pero sobre todo para los hermanos Vinsmoke, ya que, además de eso, debían investigar, hacer informes, discutir hipótesis, nombrar sospechosos, descartarlos y dar las razones para hacerlo. Todo bajo las estrictas ordenes de su padre.

Claro que los oficiales de Sabaody y Arlong Park hacían lo suyo, pero, en propias palabras de Ichiji, Judge los subestimaba demasiado.

Estaban agotados, dormían a lo sumo una hora, tanto asi que incluso Yonji comenzó a usar gafas de forma permanente. Estaban seguros que, de lo contrario, la gente se asustaría al verles los ojos.

Decir que tenían ojeras era poco.

 

 

―Me voy a terminar envenenando de tanta cafeína―. Suspiro mientras esperaba que su expreso terminara de hacerse en la máquina―.  Menos mal que a ese mocoso no se le ha ocurrido volver a romperme la nariz.

―Por suerte el mío es tranquilo―. Se giro cuando escucho aquella voz, la cual era muy conocida para él.

―¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en la habitación?― Pregunto al tiempo que miraba el reloj de pared que había allí, comprobando que ya habían pasado varios minutos de la hora del cambio.

―Si, tuve que terminar unos reportes que me pidió padre, Katakuri me va a matar―. En un rápido movimiento, saco el vaso que yacía en la maquina y se giro para ir a la habitación―. ¡Después te lo pago!

―¿Eh?― Se quedo unos minutos mirando el punto por donde se había ido su hermano, hasta que cayo en cuenta de lo que hablaba―. ¡Ichiji!― Tal como sospecho, una vez que miro la máquina de café, comprobó que su expreso ya no estaba ahí―. No puede ser…― Metió otro billete y se sentó en una de las sillas, debía volver a esperar a que se hiciera el bendito expreso.

 

 

Hospital General de Sabaody, habitación 312.

 

Abrió la puerta de forma lenta y sigilosa, estaba completamente seguro que su compañero lo mataría por llegar tarde, así que quería llamar la atención lo menos posible.

No había podido llegar antes, su padre lo agarro a ultimas horas para pedirle que revisara algunos informes y hacer los reportes correspondientes. Intento negarse, diciéndole que debía estar en el hospital en unas pocas horas y no llegaría con tal montaña de papeles, pero Judge no se digno a escucharlo y se marchó advirtiéndole que eso era mucho más importante.

Pocas veces en su vida se había apurado tanto para terminar reportes, incluso juraría que había hecho un récord personal.

Se rio amargamente, Katakuri seguro ni lo escucharía y lo retaría, además de mandar un informe a la estación para que Sengoku y Garp estuvieran al tanto. Y eso significaba, mas regaños.

 

―¿Dónde estabas?― Poco mas y su frente hubiera terminado estampado en el suelo.

 

No se esperaba que el de pelo granate se percatara de su presencia y tirara la puerta con tal fuerza que casi se resbala. Pero, por suerte, el mas alto lo agarro justo a tiempo y detuvo la caída abrazándolo por la cintura.

 

―Ah…― Tardo un poco en asimilar lo que sucedía, girando su cabeza poco a poco hasta quedar con el rostro demasiado cerca del de Katakuri.

―¿Estas bien?― El chico parecía inmutable a pesar de su cercanía.

―Eh… Si…― Sus mejillas comenzaron a arderle y su corazón latía con fuerza―. Lamento la tardanza―. Se disculpo al tiempo que se soltaba del agarre, estaba nervioso, pero no lo admitiría.

―Está bien…― Katakuri carraspeo mientras desviaba la mirada―. ¿Dónde estabas? ¿Paso algo?

―No, no… Mi padre me mando a hacer unos reportes y tarde un poco mas de lo esperado―. Mentira. De haber trabajado a su ritmo normal hubiera terminado en dos días, sin dormir.

―Ya veo, me alegra que terminaras―. Apunto su dedo hacia el bulto que yacía en la camilla―. Esta dormido hace unas horas, es posible que se despierte durante la noche.

―Vale―. Sonrió levemente y se dirigió a la silla que había al lado de la ventana, una vez que se sentó comenzó a tomar su café expreso ante la atenta mirada del de cabello granate.

―Pues… Nos vemos―. Ladeo la cabeza al darse cuenta que se había quedado mirándolo, así que solo se giró y salió de la habitación sin esperar respuesta.

 

 

Estación de Policía de Sabaody, despacho de Monkey D. Garp.

 

―¿Entonces que sugieres?― Inquirió Sengoku mientras terminaba de leer unos documentos.

―Bueno… Estaba pensando en juntarlos a los tres, quizás así recuerden mas cosas y logremos juntar todos los fragmentos…

―Mmm…― El peliblanco saco una bolsita llena de galletas de arroz, comenzando a comerlas mientras pensaba―. Puede ser buena idea, ya que no se han visto entre ellos desde que ingresaron al hospital.

―¿Estas de acuerdo con que hable con el doctor Trafalgar y proseguir?― Aún cuando el solo podía decidir que hacer o no, tomaba mucho en cuenta la opinión de su amigo, sobre todo cuando se trataba de una lucha interna.

―Si, los hermanos Vinsmoke se encargaran de los interrogatorios junto a su padre―. Garp asintió, levanto el teléfono inalámbrico que yacía en su escritorio y marco un número.

 

 

Hospital General de Sabaody, consultorio de Trafalgar Law.

 

Movía sus pies de un lado a otro, estaba inquieto y aburrido.

Hacia unas horas que había llegado al hospital donde trabajaba su hermano, después de haber ido hasta su casa para bañarse y agarrar los libros que necesitaría al día siguiente.

Cuando llego, Law le dijo que estaría dando algunas rondas y que no podría estar con él. Ya había hecho su tarea, estudio unas dos horas y luego guardo todo.

Ahora estaba solo en el consultorio, aburrido y sin nada que hacer.

 

―Law-nii…― Sabia que su hermano trabajaba tanto por y para él, para poder darle lo que necesitaba y más, para que no se preocupara por nada.

 

Luego de que le quitarán su custodia al padre de ambos fue un tiempo de muchos cambios, ya que empezaron a pasar muchas cosas malas: la muerte de su madre, la de su abuelo, dejar su ciudad natal, mudarse a un lugar completamente nuevo y desconocido, pasar horas solo en su departamento.

No se quejaba ni le reprochaba nada a Law, al contrario, estaba eternamente agradecido con él.

Aún con todo lo malo, también vinieron cosas buenas.

Ya no tenia miedo cada vez que volvía a casa, ahora tenia un lugar al cual llamar hogar.

¿Confiaba en Law? Claramente, sí.

Si, si lo hacía… Sin embargo…

Sin embargo, estaba pasando algo realmente grave en su vida, tanto que incluso él se daba cuenta que podía tornarse a algo muy peligroso.

¿Por qué no podía decírselo a su hermano? ¿A que le temía tanto? ¿Le creería? ¿Se lo merecía? ¿Law lo culparía?

Estaba aterrado de lo que sucedería si llegaba a hablar.

 

 

Restaurante Baratie, a quince calles del hospital.

 

―Hoy has venido mas tarde para la merienda―. Dejo un plato sobre la mesa antes de sentarse y quedarse mirando a su amigo.

―Si…― Mordió un pedazo de donut―. Con el tema de la vigilancia empezaré a venir mas tarde, a las tres sigo ahí.

―Vaya, que lastima―. Le sirvió mas chocolatada en la taza vacía―. ¿Y como va el caso? ¿Avanza?

―No mucho…― Suspiró―. Las investigaciones están llevando a un callejón sin salida, los testimonios de los hermanos no ayudan, y los jefes están que se tiran de los mechones.

―Pero ¿los hermanos no son los principales testigos?― Katakuri asintió con la ceja alzada―. Entonces ¿por qué sus testimonios no sirven?

―Porque cada uno quedo con heridas psicológicas que tardaran en curarse, y afectan directamente a sus recuerdos, los cuales quedan distorsionados, sin sentido.

―Bueno, es fue algo muy chocante para ellos…― Tomó un poco de agua―. Supongo que es normal…

―Lo es, pero necesitamos que reconstruyan lo sucedido porque si no estaremos dejando una brecha demasiado grande, aun con las pistas y ADN encontrados en la casa.

―¿Brecha? ¿A que te refieres?― La mirada del mayor se ensombreció.

―No lo sé, pero hay algo de todo eso que no me gusta nada, tengo un muy mal presentimiento.

―¿Mal presentimiento?― No le gustaba nada lo que Katakuri estaba diciendo.

―Sospecho que algo peor esta por venir, algo que se saldrá de control y que los afectará directamente a ellos.

―Hombre, no pienses eso, seguro es por la falta de sueño―. Aun cuando sonreía, estaba asustado por lo que el chico decía.

 

Charlotte Katakuri jamás había fallado en una premonición.

 

―Si, puede ser…― Ladeo la cabeza y se digno a terminar de comer, después le dio un gran trago a su leche achocolatada y volvió a mirar a su amigo―. Sanji ¿hay algo que me recomiendes para comer que sirva para la falta de sueño?

―Pues, Vivi estaba preparado una tarta de chocolate, eso hace bien porque sus sustancias estimulantes levantan el ánimo―. Sonrió en cuanto noto una mirada extraña en el de ojos granate―. ¿Es para ti?― El aludido giro la cabeza.

―Si…― En realidad no era así, pero el rubio no tenia porque enterarse―. Me llevare una porción.

―Vale, ahora te lo preparo para llevar―. Junto los platos vacíos y los puso en la charola, luego se marcho hacia la cocina.

 

Katakuri miro su reloj de muñeca, confirmando que ya era bastante tarde.

 

 

Hospital General de Sabaody, pasillo del tercer piso.

 

Vale, desobedeció a su hermano y estaba dando vueltas por el hospital. ¡Pero estaba aburrido! Un recorrido pequeño por el lugar no haría daño ¿verdad?

 

―Tranquilo, esos policías están para cuidar…― Trataba de caminar normal ante la mirada de los oficiales que estaban en cada esquina.

 

Para su suerte no le daban mucha importancia, así que siguió caminando hasta que vio una figura muy conocida para él.

 

―¡Oh no!― Law estaba acercándose hacia donde estaba mientras leía unas planillas, debía esconderse rápido―. ¿Dónde? ¿Dónde? ¿Dónde?

 

Miro a todos lados, asustado, hasta que diviso una puerta a sus espaldas. Sin más opción la abrió rápidamente y se metió, cerrándola sigilosamente. 

 

―Por po- ¡ah!― Recién cuando se giro se percato de las dos personas que estaban en la habitación: un pelinegro acostado que lo miraba fijamente sin hablar y un chico de cabello verde que estaba dormitando en la única silla que había―. A-a-ah…― Decir que estaba temblando era poco, el muchacho que yacía acostado no apartaba su vista de él.

 

En ese preciso momento escucho como la manija era movida, seguramente su hermano entraría en menos de medio segundo.

 

―¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago?― Miraba a todos lados, paralizado del miedo, si Law se enteraba que lo había desobedecido y encima había entrado a una habitación ajena lo retaría feo.

―Cama… Cama… Cama…― Para su sorpresa el pelinegro le estaba hablando, de forma extraña, como si lo estuviera ayudando―. Abajo… Abajo… Abajo…

―¿Cama? ¿Abajo?― Tardo solo un milisegundo en entender lo que quería decirle―. ¡Claro, gracias!

 

Como pudo se escondió debajo de la cama, haciéndose un ovillo, justo en el momento que la puerta fue abierta.

 

―Hola, Luffy-ya―. Esa era la inconfundible voz de Trafalgar Law―. Yonji-ya, buenas tardes.

 

¿Yonji? Claro, el tipo que estaba dormitando.

 

―Doctor…―Hizo un ruido parecido a un bostezo en respuesta―. Lo siento, me he dormido…

―No se preocupe, nadie ha entrado―. Cerro los ojos, realmente estaba asustado. ¿Cómo saldría de ahí si el otro tipo estaba despierto?

―¿Cómo esta Luffy?― Pregunto mientras se estiraba, algunos huesos sonaron en el proceso.

―Va mejorando, bien hecho Luffy-ya―. Escuchó un sonido que le indicaba que las almohadas de la cama estaban siendo acomodadas.

―Me alegra, por cierto…― Carraspeo un poco antes de mirar al médico―. Hay algo que quiero preguntarle.

―¿Qué cosa?― Inquirió con curiosidad pero sin apartar los ojos del pequeño pelinegro.

―¿Por qué Luffy no me ha atacado?― Esta vez el doctor si desvió la mirada hacia él con confusión―. Digo, a mi hermano le rompió la nariz de un cabezazo, pero a mi no me ha hecho nada, solo se me queda viendo.

―No lo sé…― Ya se había hecho la misma pregunta en cuanto sucedió, pero no encontraba una respuesta―. Pero como hipótesis, diría que actúa por instinto.  

―¿Instinto?

―Los perros pueden sentir cuando una persona no tiene buenas intenciones o han hecho sufrir a sus dueños, por lo que ladran o muerden en consecuencia―. Explico al tiempo que sentía los orbes marrones de Luffy sobre él―. Al mismo tiempo, intuyen cuando alguien es bueno y no pretende lastimarlos, por lo que son cariñosos y juguetones, o no hacen nada.

―Pero… Niji no tiene malas intenciones, aunque a veces es bruto para decir las cosas, y no le ha hecho nada ni a él ni a nadie de su familia, nunca nos había visto hasta ahora.

―Precisamente por eso dije que es una hipótesis, no sabremos el por qué hasta que Luffy-ya nos lo diga.

 

 

Pasaron varias horas hasta que la habitación estaba completamente a oscuras, salvo por la luz que entraba por la ventana.

Cuando dejo de escuchar ruidos dentro de la habitación, salió de su escondite y miro a su alrededor.

Luffy dormía plácidamente, parecía tranquilo así que le agradeció en voz baja por su ayuda. El chico de cabello verde estaba dormitando, nuevamente. ¿Tan cansado estaba que ya iban dos veces que lo veía en la misma situación?

 

―Oh…― Yonji estaba temblando ligeramente, y ahí se percato de que hacia un poco de frío en el cuarto―. Pobre…― No sabia muy bien a que se dedicaba, pero debía ser duro.

 

Recorrió la vista por toda la habitación, hasta que diviso una especie de capa al lado de la ventana, era negra con el numero ››4‹‹ impreso en ella.

 

―Tal vez sirva―. La agarró y la abrió tanto como pudo, después se dirigió al muchacho y lo tapo con ella―. Espero que te tape del frio…― Se dio media vuelta dispuesto a irse, sin embargo, no se espero que una mano lo agarrara de la muñeca, y menos que dos brazos lo rodearan sin posibilidad de escape.

 

Se quedo paralizado, temiendo haber despertado al peliverde, pero se asusto mas al notar que seguía dormido, mas profundo que antes, y lo abrazaba como si fuera un peluche.

Pero, lo que mas le aterro, fue darse cuenta que no podría salir de la habitación sin zafarse del agarre. Y eso implicaba despertarlo.

 

―Oh, oh…― Estaba en un gran problema.

 

 

 

Continuará…


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