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Sálvame por Akashi_Male

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Estuvo todo el tiempo pensando en Sabo, no podía evitar estar preocupado. ¿Estaría bien? Que pregunta tan estúpida, por supuesto que no lo estaba.

 

―¡Demonios!― Tiró la revista que tenia entre sus manos con enojo―. ¿Dónde estás?― Yonji prometió que lo mantendría al tanto de todo, pero las horas pasaban y no recibía información alguna.

 

No podía evitar que su corazón se estrujará al pensar cuanto debía estar sufriendo en esos momentos, la noche caía lentamente y nadie sabia nada de él.

 

Clack.

 

Se giró hacia la puerta cuando escuchó como se abría violentamente, encontrándose con la única persona que menos creyó que iría a verlo.

 

―Con que aquí estabas, Niji―. Su rostro empalideció, sus manos comenzaron a temblar, la voz se le fue de un segundo a otro―. Nunca creí que fueras tan estúpido y débil, pero veo que sí.

―…― Su padre lo miraba con ira, sus puños estaban cerrados hasta el punto que sus nudillos se volvieron blancos.

―¿No vas a decir nada? Cobarde―. Quería hablar, reprocharle un montón de cosas, pero no podía. Estaba estático, paralizado―. Eres un cobarde, tan débil como lo era Sanji.

 

Una exclamación de enojo se le escapó. ¿Cómo se atrevía?

 

―Si hablamos de cobardía, tu eres el menos indicado para decir algo―. Sus ojos se volvieron temerarios, no permitiría que hablara de esa manera de su difunto hermano menor―. Eres un maldito hijo de puta, usando a tus propios hijos como conejillos de indias, inculcándonos valores totalmente equivocados.

―Cuida tus palabras―. A ese punto no sabía cuál sería el próximo movimiento de Judge si seguía hablando, sin embargo, ya no le importaba.

―Alguien tiene que decírtelo, y parece que me ha tocado a mi―. Sonrió de medio lado―. Siempre viéndonos como maquinas, utilizándonos, sacando provecho de nosotros. ¡¿Qué clase de padre se supone que eres?! ¡Eres una maldita escoria!

―¡QUE TE CALLES!― El hombre hizo un rápido movimiento, claramente para darle un doloroso puñetazo.

 

Cerró los ojos, esperaba el golpe sin una pizca de miedo, pero el mismo nunca llegó.

 

―¿Qué crees que estas haciendo?― Abrió los ojos al escuchar la voz de Ichiji, encontrándose al pelirrojo sosteniendo el puño de Judge.

―No te metas, Ichiji―. Su padre se giró hacia su hermano, mirándolo con total enojo.

―Claro que me meto, no voy a permitir que le pongas una mano encima―. El joven lo observaba con total desprecio―. Deja de creer que eres el rey, que eres intocable, porque no lo eres―. Al segundo siguiente, se escuchó un fuerte ruido: su padre le había dado una cachetada―. Niji tiene razón, eres una basura. Como padre, como humano, no vales nada―. Volvió a levantar la mano, pero el chico solo sonrió―. ¡Vamos, pégame! Tus golpes no me duelen, Judge.

―…― La vena en la frente del mayor se intensifico, estaba realmente furioso.

―Todos estos años te he seguido, obedeciendo todas tus ordenes, nunca me opuse a ti―. Una mueca de desprecio apareció en su rostro―. Pero, ya no más. No dejaré que eches a perder a mis hermanos, no permitiré que se vuelvan monstruos como tú.

―Se van a arrepentir, se los juro―. Ichiji rio con burla.

―Lo dudo, y que sepas que tampoco cuentas con el apoyo de Reiju y Yonji―. Levantó el mentón con superioridad―. Estas solo.

 

El rubio arena frunció el entrecejo, las venas marcadas en su frente no desaparecían. Le hecho una ultima mirada a sus hijos antes de salir de la habitación, dando un sonoro portazo.

 

―¿No crees que te has pasado?― Su hermano lo miró confundido―. No me malinterpretes, me refiero a que no llegue a sospechar de nuestra investigación al Germa 66.

―No te preocupes por eso, no se le debe ni pasar por la mente que ya sabemos sobre el Protocolo―. Respiró hondo, antes de sentarse en la cama y mirar a Niji―. ¿Estás bien?

―Si, supongo que debía sacar todo lo que pensaba, me siento liberado…― Sonrió levemente―. ¿Y tú?

―Lo mismo, ya era hora que alguien lo pusiera en su lugar―. Agarró su mano―. Iré a hablar con Reiju y Yonji, deben saber todo lo que acaba de pasar. ¿Estarás bien?

―Claro, no creo que vuelva a aparecer por aquí.

 

 

Estación de Policía de Sabaody.

 

Tocó la puerta dos veces antes de recibir una afirmación para poder entrar. Respiró profundamente antes de adentrase al despacho, encontrándose a su abuelo sentado detrás del escritorio.

 

―¡Ace!― Iba a levantarse en cuanto vio a su nieto, pero se abstuvo al ver su seria expresión―. ¿Estas muy enojado conmigo?― El castaño cerró los ojos antes de ladear la cabeza negativamente.

―No, por supuesto que no―. Se acercó al escritorio, sentándose en la silla frente al hombre―. Quiero que me digas todo lo que sabes, viejo.

―Me encantaría poder darte todas las respuestas que necesitas, pero no las tengo―. Suspiró con pesadez―. No sé más de lo que les conté, Dragón se llevó muchos secretos a la tumba―. Ace asintió, como si hubiera esperado esa contestación.

―No estoy enojado contigo, no tengo porqué―. Sonrió―. Tal vez no lleve tu sangre, pero eres mi abuelo. Yo te considero así, a pesar de las discusiones y tus puños de amor, siempre nos has tratado como tus nietos, y nos has querido como tal.

―Ace…― Sus ojos se volvieron cristalinos al escucharlo, un gran alivio le corrió por el corazón al saber cómo se sentía su nieto mayor.

―Respecto a Sabo, necesita tiempo…― Suspiró―. La noticia le ha chocado mucho, era de esperarse que reaccionara de esa forma… Pero, estoy seguro que no te odia. Ni a ti, ni a mí, ni a Luffy―. Se mordió el labio inferior―. Supongo que necesita poner en orden sus ideas, ya volverá, lo que menos necesita es que lo presionen.

 

Toc. Toc.

 

―Pase―. Un rubio entró al lugar, sacándole una pequeña sonrisa a Ace.

―Hola, Marco. ¿Cómo estás?― Preguntó Garp, el otro hizo una reverencia en modo de respeto.

―Quisiera hablar algo con usted―. El mayor asintió, indicándole que se sentará al lado de su nieto―. Me gustaría volver a mis actividades, dar de alta mi baja del trabajo.

―Claro, sólo necesito hacer unos papeleos―. Marcó un numero en el teléfono, luego escucharon como daba instrucciones a Coby de que preparara unos documentos. Cuando terminó de hablar, les sonrió a ambos―. Mañana mismo podrás volver.

―Gracias, Garp-san―. Iba a levantarse para irse, pensando que necesitarían privacidad, pero el peliblanco lo detuvo.

―Espera, hay dos cosas que me gustaría pedirte―. Lo observó con curiosidad―. Primero, que te quedes más tiempo viviendo en casa, todavía no puedo estar tranquilo dejando a mis nietos sin un policía dentro, al menos en los momentos que estés sin trabajo―. Si bien había contratado a un sequito para que los cuidaran a cada uno en la calle, ya le parecía que les molestaría demasiado que estuvieran adentro, por lo que solo se quedaban en la entrada del edificio.

―Claro, no tengo ningún problema―. Se sintió halagado al saber que el hombre confiaba de esa forma en él.

―Y la segunda, que me ayudes a investigar sobre el verdadero padre de Ace, y sobre los padres biológicos de Sabo―. Abrió sus ojos con sorpresa, mirando levemente a su novio―. Se que suena extraño, pero realmente no sé con qué podamos encontrarnos, no quiero que un desconocido investigue sobre esto―. Asintió comprendiendo su preocupación.

―Por supuesto, cuente conmigo.

 

 

Departamento de los Trafalgar.

 

Se hecho a la cama con una sonrisa en el rostro, ese día había sido el mejor de su vida.

 

―¿Qué me has hecho, Luffy-ya?― Ese chico lo tenia cautivado, totalmente embobado, enamorado desde el primer momento que lo vio.

 

Habían almorzado juntos, Chopper no pudo ir por una supuesta urgencia, por lo que solo estuvieron ellos dos. Luego, fueron al parque central de Sabaody, donde hablaron mucho y tomaron unos helados. Después, Law lo invitó al cine, y al terminar lo acompañó a su casa.

Una cita perfecta, aunque no estaba planeada.

Se preguntaba que sentiría el menor por él, si le gustaba o solo era puro interés. La duda lo carcomía, quería saber que pasaba por la mente del heredero menor.

 

―Law-nii ¿puedo entrar?― Escuchó la voz de su hermanito al otro lado de la puerta, respondiendo afirmativamente―. ¿Cómo la has pasado con Luffy?― Se enderezó, quedando semi acostado en la cama, con la espalda apoyada sobre el respaldo

―Muy bien, señor ¨surgió algo y no podré ir¨―. El menor se sonrojó levemente, supo de inmediato que se disculparía por eso―. Gracias, realmente la pase muy bien, estar con él me provoca cosas que nunca he sentido por nadie…

―¿Ni por Eustass Kid?― Lo miró sorprendido al oírlo.

―¿Qué?― Chopper comenzó a mover las manos frenéticamente.

―L-lo siento, no quería decir eso…― Negó con la cabeza, luego lo observó con curiosidad.

―No, no es por eso… ¿Pero por qué lo dices?― El adolescente se rascó la nuca, incomodo.

―Bueno, en ese entonces creía que ambos se gustaban, iba a verte a la casa todos los días―. Pensó un poco cuando escuchó su respuesta, tenia razón en lo que decía.

 

Kid iba a verlo con frecuencia cuando vivían en Flevance, luego que se fueron de ahí jamás volvió a saber nada de él. Hasta ese día en el hospital, donde se presentó como policía de Sabaody.

 

―Es cierto, pero él no me gustaba―. Contestó sincero―. Y hasta lo que sé, yo a él tampoco―. Chopper giró levemente la cabeza, como si no pudiera creer lo que decía.

―¿Seguro? No sé, Law-nii, te miraba de una manera muy especial.

―Sinceramente no sé que responderte…― Suspiró resignado―. Y aunque ese fuera el caso, no podría verlo de otra manera, menos ahora que Luffy apareció en mi vida.

 

El castaño hizo una mueca, deseaba que el pelirrojo no siguiera albergando aquellos sentimientos por su hermano, porque seguramente saldría muy lastimado.

 

―En un rato debo volver al hospital, te dejaré la cena lista ¿vale?― Asintió un tanto ido, no podía evitar sentirse mal por Kid.

 

 

Departamento de Charlotte Katakuri.

 

Ese había sido el punto de encuentro de los hermanos, dado que en la estación no podían hablar tranquilamente, y ya no podrían volver a la mansión. Además, para agregar un punto a favor, Judge no conocía esa ubicación.

 

―No lo puedo creer―. Fue lo primero que se escuchó luego del relato de Ichiji―. ¿Hablas enserio?

―No jugaría con algo así, Yonji―. Su hermano menor suspiró fuertemente―. Lamento en los problemas que nos metí, pero era necesario. Tarde o temprano pasaría, era el momento justo.

―Solo espero que no sospeche de la investigación, de lo contrario estamos muertos―. El peliverde se sentó en el sillón, cruzándose de brazos―. Tienen que darle el alta de Niji, no podemos estar verdaderamente seguros que no volverá a por él. Tenemos que estar los cuatro juntos, es peligroso que estemos separados.

―¿Por qué lo dices?― Preguntó la pelirrosa, el chico miró a ambos con una expresión extraña.

―Ninguno de nosotros podría contra Judge en un uno contra uno, él lo sabe, y créanme que no dejará las cosas como están, así como así―. Los mayores asintieron, tenia razón.

―Compraremos algún departamento por aquí, mientras tanto necesitamos un lugar para quedarnos algunos días―. Su hermana puso cara de pensante, tratando de ver donde podrían estar.

―Podemos quedarnos aquí, al menos unos días―. No le agradaba poner la casa de su novio como lugar de estadía, pero era algo de fuerza mayor.

―Vale, eso haremos―. Yonji se levantó de su lugar―. Uno de nosotros debe ir con Niji, y de paso explicarle la situación a Trafalgar, seguro lo entenderá―. Los otros dos sonrieron burlones.

―¿Y por qué no vas tú? ¿Le tienes miedo a tu cuñado?― El rostro del peliverde se volvió completamente rojo.

―Cállense…― Se rieron ante la actitud del más chico.

―Iré yo, ustedes sigan leyendo los documentos, quizás encontremos algo más―. Asintieron ante lo dicho por Ichiji, quien aún no había terminado de leer todas las hojas y tenían que saber todo lo posible sobre el Germa 66.

―Por cierto ¿de quién es este departamento?

 

 

En algún lugar de Sabaody.

 

Caminaba sin apuro por las oscuras calles, las manos las mantenía en los bolsillos de su pantalón.

Sabia muy bien a donde estaba yendo, luego de pensarlo mucho había decidido ir a verlo.

Se detuvo frente al gran edificio que era iluminado por varias luces de la calle, además de algunas ventanas que mantenían las lámparas prendidas.

 

―Vamos, debo ser valiente―. Respiró profundo antes de adentrarse al lugar.

 

Se presentó en la recepción, y las mujeres al escuchar su apellido no dudaron en dejarlo pasar.

Siempre odio usar la influencia de su familia, pero en ese caso lo vio necesario. De otra forma, no habrían dejado que fuera a ver al paciente porque no eran horas de visitas.

Subió al ascensor, marcando el piso tres, y espero hasta llegar. Una vez ahí, fue directamente a la puerta y toco varias veces, pero no recibió respuesta.

 

―¿Qué debería hacer?― Quizás el chico estaba dormido, tal vez no quería ver a nadie―. ¡Al diablo!― Abrió la puerta con un poco de fuerza, liberando parte del enojo que traía consigo.

 

El joven sobre la cama lo miró sorprendido, incluso juraría que por un segundo se puso pálido. Estaba leyendo una revista, tenia unos auriculares puestos en los oídos y parecía preocupado por algo.

 

―¡Sabo!― Exclamó, tirando la revista y levantándose―. ¡Estas bien!― Jamás se esperó que el peliazul lo abrazará en cuanto lo viera.

―Niji-san…― No supo por qué, pero le devolvió el gesto. Unas gruesas lagrimas bajaron por sus mejillas, cosa que el mas joven notó porque lo abrazó con mas fuerza―. Lo siento…

―No tienes nada de qué disculparte, me alegra que hayas venido.

 

 

 

Continuará…


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