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Sálvame por Akashi_Male

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Notas del capitulo:

Pue he vuelto con otro capitulo :D

No pregunten porque actualizo tan seguido xd Digamos que me siento inspirada xddd

 

Gracias por los comentarios en el capitulo anterior nwn

 

Espero y este les guste :D

Hospital General de Sabaody, habitación 324.

 

La máquina hacía eco cada vez que sonaba el bip, bip, bip. Era la señal de que el joven muchacho conectado a ella seguía respirando y su corazón funcionando, pero aun así estaba en plena lucha, en medio de la batalla por vivir, por superar a la muerte.

A su lado, sentado sobre una silla y sosteniendo su mano, se encontraba su novio. Las lagrimas caían por su rostro, desapareciendo en el silencio y entre ruegos mentales.

Pensaba y pensaba, su cabeza no dejaba de dar vueltas, no podía dejar de culparse por todo. Si aquella noche no se hubiera entretenido con Thatch, si hubiera salido con mas tiempo, si no hubiera cortado la llamada… ¿Todo habría sido diferente? ¿Habría podido evitar ese fatal desenlace?

 

―Lo siento tanto, Ace…― Se sorbio la nariz, permitiéndose romper el silencio―. Perdóname…

 

Del otro lado de la puerta se encontraba un chico pelinegro, quien dudaba si entrar a la habitación. Era el medico a cargo de los tres hermanos, y debía dar un informe ahora que había revisado a fondo las heridas, pero dudaba si ese policía era apropiado para recibir las noticias.

No, no eran buenas.

 

―Doctor Trafalgar―. Se giró al escuchar su nombre, encontrándose con un hombre alto, de cabello blanco, cara arrugada y una cara de funeral que hasta él se asustó―. Soy el coronel de Sabaody, Monkey D. Garp―. Le estrecho la mano, la cual no dudo en tomar.

―Un placer, yo estoy a cargo de― No pudo terminar porque el hombre lo interrumpió.

―Lo sé, por favor sígame para darnos los informes―. Asintió un poco confundidos, ¿por qué hablaba en plural?

 

Lo siguió por el largo pasillo hasta llegar a la recepción, donde dos hombres más los esperaban.

 

―Doctor, ellos son Smoker, comandante de Sabaody y Akagami Shanks, comandante de Arlong Park―. Hizo un leve movimiento de cabeza, no vio necesario presentarse.

―Sometimos a los heridos a diferentes análisis y pruebas, y los resultados fueron: Monkey D. Sabo, hemorragia interna por un arma punzocortante, un hematoma cerebral debido a un fuerte golpe contra algo contundente, y…― Miró a los presentes, quienes lo observaban fijamente.

―¿Y qué?― A Garp no le gusto la expresión que el doctor hizo, y eso Law lo noto enseguida.

 

Suspiro.

No se consideraba una persona empática más allá que con su hermano, pero por alguna razón no sabia como decir eso.

 

―Abuso sexual con acceso carnal―. Vio como el hombre cerraba los ojos, aguantándose las lágrimas―. Presenta fisura anal.

―…― Supo que Garp quería decir algo, maldecir a alguien, golpear cualquier cosa… Pero se contuvo― Sigue…

―Monkey D. Luffy, presenta heridas superficiales pero ninguna grave. Sin embargo, está en estado de shock, no habla, no come, apenas y se mueve de su lugar― Por alguna razón su pecho dolió al decir aquello, pero decidió ignorar ese sentimiento amargo.

―Luffy…― El mayor sacudió la cabeza―. ¿Por qué cree que esta así, doctor?

―Es probable que haya presenciado algo dentro de la casa―. Respondió con simpleza, sin embargo, sabía que estaba lejos de ser simple―. No se preocupe, nuestra psicóloga lo atenderá en cuanto considere que no se angustiará mas con un extraño hablándole.

 

Garp asintió.

 

―¿Y Ace?― Temía preguntar, le aterrorizaba imaginar la respuesta, pero debía ser fuerte.

―Portgas D. Ace, traumatismo craneoencefálico por reiterados golpes contra un objeto contundente, hematomas a lo largo del cuerpo y un profundo corte en el músculo esternocleidomastoideo― Pasó de planilla―. Pudimos detener la hemorragia a tiempo, pero aún así perdió mucha sangre y entró en paro varias veces… Su estado es crítico, estas cuarenta y ocho horas son cruciales.

 

Esta vez no se contuvo, dando un fuerte golpe contra el escritorio donde estaban las recepcionistas, quienes se sobresaltaron. Trafalgar les hizo una seña para que mantuvieran la boca cerrada, lo que menos necesitaba el coronel en esos momentos era que le hablaran o regañaran.

 

―¿Qué hicieron ellos para merecer todo esto?― Su voz sonaba tan triste, tan rota―. ¿Por qué hacerlos sufrir de esta manera? ¡Solo son niños!

 

El pelinegro abrió la boca para decir algo, pero la cerró al instante al darse cuenta que en realidad no sabia que decir.

 

―Garp-san, no se atormente…― El comandante de Arlong Park apoyo su mano sobre su hombro―. Encontraremos a los culpables y los encerraremos.

¨¿Encontrar a los culpables? ¿No los habían arrestado esa noche?¨― Negó levemente con la cabeza, no debía inmiscuirse más―. Si me permiten, iré a hacer el chequeo horario de los pacientes.

 

Se fue una vez que recibió el asentimiento de los comandantes.

Primero pasó por la habitación de Ace, notando que el rubio no se había movido de su lugar. Nada había cambiado.

Luego fue a la habitación de Sabo, el cual se mantenía dormido por lo sedantes que le habían administrado. Al verlo se pregunto internamente si el chico podría superar la violación a la que fue sometido.

Hizo una mueca.

Lo dudaba, no solo habían matado a sus padres, sino que vivió un infierno en carne propia, su hermano mayor estaba al borde de la muerte, y el menor en estado de shock.

Suspiro.

¿Dónde quedaba su convicción de no entrometerse más en el tema?

Salió rápidamente una vez que verifico que todo estaba en orden.

 

―¿Que me pasa?― Sacudió la cabeza, debía concentrarse en su trabajo.

 

Por último, y con un leve nerviosismo que no pudo justificar, entró a la habitación del heredero menor.

 

―…― El chico seguía exactamente en la misma posición en la que lo dejo cuando se fue: acostado, con los ojos fijos en el techo, mirada completamente vacía. Esta vez no se lo negaría, le dolió verlo de esa manera.

―¿Qué fue lo que viste para quedar así?― Se le pasaban miles de panoramas por la cabeza, uno peor que el otro, lo cual solo logro sacarle un escalofrió―. Debes recuperarte, ya estas a salvo―. Sabia que el pequeño lo escuchaba aun cuando no hacía ningún movimiento―. Tus hermanos saldrán adelante, y tú también―. Le acomodo las almohadas con cuidado, y luego lo tapo bien con la sabana. Sinceramente esperaba que el chico lo atacara al sentirlo tan cerca, pero sorprendentemente no hizo más que regularizar su respiración.

 

Miró al pelinegro por última vez antes de salir de la habitación, debía dejarlo descansar.

 

 

Estación de policía de Sabaody.

 

Eran pasadas las seis de la mañana y aún no lograba despertarse, había dormido un máximo de dos horas y media, claramente no siendo suficiente pero tampoco se quejaba. Había días en los que dormía mucho menos.

Jugueteaba con un dulce, tirándolo al aire con el dedo y agarrándolo con la palma de la mano, repitiendo la acción. Iría a tomar un café cortado bien cargado en cuanto los altos mandos le informaran aquello que urgía tanto.

 

―¡Charlotte-san! ¡Buenos días!― Miro hacia la persona que lo saludaba con una enorme sonrisa, el coronel de Arlong Park: Sengoku.

―Buenos días―. Definitivamente él no podía considerarse una persona efusiva―. Y ya le he dicho que me llame Katakuri, Charlotte me recuerda a mi madre―. Un escalofrió le recorrió la espina dorsal al decir aquello.

―Es cierto―. De forma amigable el coronel le dio unas palmadas en la espalda―. ¿Qué haces aquí? Creí que con todo lo que sucedió ayer entrarías más tarde.

―El comandante Smoker y el coronel Garp me pidieron que venga, no pregunte para qué porque no lo sé―. Sinceramente le intrigaba un poco―. La verdad es qu-

―¿Quieres galletas de arroz?― Interrumpió el hombre mientras le tendía el paquete, una gotita cayó por la cabeza del subordinado.

―Eh… No, gracias…― Definitivamente nunca lograría entender a aquel hombre.

―¿Dices que Garp te cito aquí?― Pregunto descaradamente mientras masticaba, un pedazo de galleta fue a parar a su rostro.

―Si, junto al comandant-

―Si, si, Smoker― Se metió otra galleta a la boca―. Be a combarte un cape, si los beo te abiso―. Su madre siempre había sido muy estricta respecto a los modales, sobre todo en la mesa, y ver a alguien comiendo con la boca abierta generalmente lo incomodaba, le molestaba. Pero en esa ocasión le causaba gracia, dándose cuenta por fin que el coronel de Arlong Park era todo un personaje. Era cómico aun sin querer serlo, y como enemigo era realmente temerario.      

 

Le alegraba estar en su mismo bando.

 

―Si, jefe―. Hizo una leve avenía y se encaminó a la salida, justo en el momento en que entraba un alto hombre rubio, de cara amable y sonrisa encantadora―. ¿Ehhh?― No supo cómo pero el recién llegado tropezó y cayó de espaldas al piso.

 

No, no quería saber. Solo paso de largo escondiendo una carcajada debajo de su bufanda, no sonreía a menudo, pero eso si había sido gracioso.  

 

 

En algún lugar…

 

La zona estaba realmente escondida, no había forma de que alguien no deseado llegará por mera casualidad. El aire estaba tenso, tanto que hasta costaba respirar.

Los hombres miraban a su jefe, las gotas de sudor mojaban sus frentes, no podían ni pestañar por el tempo que lo corroía.

 

―Ya veo, si― Leia el periódico, letra por letra, sin pasar nada por alto―. Yo me pregunto ¿tan difícil era cumplir?― Su sonrisa no llegaba a sus ojos, y las venas de su frente comenzaban a hacerse mas notables―. Son tan inútiles, era tan sencillo lo que debían hacer―. Su sonrisa se borro de un segundo a otro―. Mátenlos.

 

Tres hombres, que se mantenían detrás suya, avanzaron unos pasos y en cuestión de minutos los subordinados estaban muertos por un tiro en la cabeza.

 

―Malditos hermanos… ¡MALDITOS HERMANOS!― Tiró el periódico con tal violencia que se deshizo en pedazos―. ¡LOS QUIERO MUERTOS Y QUE ME TRAIGAN SUS CADAVERES!

 

 

Hospital General de Sabaody, habitación 312.

 

No podía decir por cuanto tiempo estuvo ahí, mirándole, admirando su belleza. Vale, tenia el rostro totalmente machascado, pero aún así le parecía atractivo.

 

―Agh, que estoy diciendo―. Quiso darse una cachetada mental, pero termino dándosela de verdad―. Auch…― Se sobo la mejilla mientras observaba al chico dormido en la camilla de hospital.

 

Ya estaba al tanto de todo, Smoker se los había contado.

 

―Pobrecito, tan joven y pasar por todo esto…― Nunca había conocido a los nietos de Garp, sinceramente jamás había tenido curiosidad por verlos, siendo herederos millonarios, de familia de renombre, con un apellido conocido mundialmente y haber sido criados en cuna de oro le había hecho creer que serían los típicos nenes de papi―. No sé…― Dudaba, por alguna razón su intuición le decía que no era así, que se había equivocado.

 

Se sobresalto al oír como la puerta era abierta, encontrándose con una melena roja fuego.

 

―¿Killer? ¿Qué haces aquí?― Eustass Kid lo miraba interrogativo, como si intentara leer su mente.

―Me equivoque de cuarto, estaba buscando a Marco y supuse que estaría con el castaño―. Sonrió levemente―. ¿Y tú?

―Buscándote―. Respondió con simpleza―. Los jefes quieren vernos, en dos horas tendremos una reunión con los de Arlong Park.

―¿Arlong Park?― No supo porqué se sorprendió, era obvio que unirían fuerzas en este caso, porque no era como los demás―. Vale, ahí estaré―. Hizo un amago de salir de la habitación, pero se giró antes de irse―. Iré a ver a Marco y luego voy a casa a darme una ducha, nos vemos después―. Finalmente se marchó.

 

Kid observo al chico postrado en la camilla, estaba en su quinto sueño, y luego miro por donde su amigo se había ido. Definitivamente había algo extraño en la mirada de Killer.

 

 

 

Continuará…


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