Personajes: Harry /Severus
Disclaimer: Los personajes pertenecen a J.K. Rowling, no percibo beneficio económico por esto.
Advertencia: Totalmente AU, muerte de personajes.
CapÃtulo 1. La familia Potter
Se encontraba frente a aquella mansión imponente. Se enteró de su existencia por casualidad, en su primera visita al pueblo. Muchas leyendas corrÃan con respecto a ese lugar y fue aquello lo que le motivaba a interesarse por aquella propiedad que llevaba más de cincuenta años deshabitada. HabÃa indagado entre los habitantes del pueblo, pero sus preguntas fueron recibidas con desconfianza por los lugareños. Sólo un borracho en la taberna dijo algo referente a que en esa mansión se vivió una historia de sangre y muerte muchos años atrás y, que desde entonces nadie la habÃa reclamado y tampoco hubo interés por comprarla. Según las creencias populares el lugar era cubierto por un halo de fuerzas malignas.
Naturalmente él no era hombre que se dejase amedrentar por tales historias. Era parte de su vida el recorrer los sitios más recónditos de Inglaterra, en busca de este tipo de propiedades, las restauraba y luego las vendÃa a un excelente precio. Su espÃritu nómade le hacÃa disfrutar muchÃsimo su trabajo. Hasta ahora, nunca habÃa realizado una mala inversión, y está no serÃa la primera vez. Era lo que pensaba antes de ver la mansión, pero ahora que estaba frente a ella le parecÃa que el sitio tenÃa un toque mágico, algo que era indefinible y le resultaba fascinante. Era muy extraño lo que sentÃa en ese momento al contemplar el viejo edificio gris y, recordaba lo oÃdo en el pueblo, tontas historias de aparecidos y cosas por el estilo, aquello era propio de la gente ignorante.
Lo único que lograba ver frente a él era una hermosa mansión de estilo georgiana, reliquia de una época mejor. La casa era grandiosa, pero sombrÃa y con los terrenos que la cercaban llenos de malas hierbas. El camino de grava era rodeado por un césped descuidado y árboles sin hojas. Dejó el automóvil estacionado y caminó hacia la entrada principal, el sol de otoño caÃa repentinamente tras el horizonte y le daba a la mansión ese aspecto con que era descrita por las leyendas locales. Esto le resultó más excitante.
Introdujo la llave en la cerradura y escuchó el clic que hizo el mohoso mecanismo de resorte. Lentamente empujó la puerta, una bocanada de aire frÃo y un inconfundible olor a encierro le golpeó el rostro. Pero no le molestó, su fascinación iba en aumento, le resultaba maravilloso ser el primer ser humano que ponÃa los pies dentro de la casa en cincuenta años. Las ventanas eran cubiertas por un grueso y pesado cortinaje de brocado, dejó el vestÃbulo para encaminarse con paso lento, observando con detención cada detalle.
Se encontró de pronto en medio de lo que dedujo debÃa ser el salón principal, era muy amplio. Los muebles estaban cubiertos por sábanas que en su tiempo debieron ser blancas. Sobre la chimenea habÃa un espejo también cubierto. Lamentó haber llegado tan tarde, pensó que con toda seguridad la casa presentarÃa un mejor aspecto al filtrar la luz de la mañana, aún asà quitó las sabanas que cubrÃan el mobiliario y las arrumbó en un rincón. Después se dedicó a descorrer uno a uno el pesado cortinaje de las ventanas, era ya el crepúsculo, muy pronto anochecerÃa.
Escuchó pasos y una voz de hombre en el vestÃbulo. Se volvió precipitadamente. Frente a él se encontraba un hombre pelirrojo de mediana estatura y aspecto servicial, aunque preocupado.
-Buenas tardes, señor -saludó el hombre pelirrojo mientras se quitaba la gorra - .Me llamo Weasley, soy el cuidador, ¿supongo qué usted debe ser la persona interesada en comprar la propiedad?
-Exactamente, Severus Snape.
-La verdad no imaginé que vendrÃa, pronto anochecerá.
-Mi automóvil tuvo un desperfecto de camino aquÃ, pero me alegra haber llegado antes del anochecer, de todas formas he podido ver el lugar.
El hombre pelirrojo lo miró con extrañeza y luego habló.
-Creo que usted deberÃa volver por la mañana, asà podrá recorrer la casa con más tranquilidad.
-¿Existe algún inconveniente en que permanezca aquà esta noche?
El hombre de apellido Weasley le miró estupefacto.
-¿Quedarse aquà ha dicho? ¿Está noche?
-SÃ, ¿existe algún problema?
-Es 31 de octubre señor, noche de brujas -dijo el hombre con una nota de miedo en la voz.
Severus le miró con seriedad pese a que tenÃa incontenibles deseos de burlarse del pobre hombre.
-Noche de brujas -repitió Severus con tono pausado -, sà claro por estos lugares le dan mucha importancia a esas… creencias.
-No son solo creencias señor, en noche de brujas realmente suceden cosas extrañas.
Severus Snape dio una mirada en derredor.
-Respeto sus creencias señor Weasley, pero no las comparto, soy un hombre de negocios, sólo eso.
-Hace cincuenta años sucedió algo muy malo en esta mansión, justamente en noche de brujas.
-¿De verdad? -preguntó Severus con una sonrisa irónica.
-Esta mansión pertenecÃa a la familia Potter. Eran muy ricos, dueños de casi todas las tierras de por aquÃ.
-Ah sÃ, dijeron que sucedió un hecho de sangre en esta mansión, ¿conoce usted la historia?
-Todos por aquà la conocen. Alguien asesinó a los integrantes de la familia en noche de brujas.
-Ya veo -respondió Severus con aire indiferente -, ¿y era una familia numerosa?
-No, sólo eran tres, los padres y el hijo.
-¿Un bebé?
-No, un muchacho de diecisiete años. Cuando yo era pequeño mi padre me contó la historia. Los Potter eran una familia muy apreciada, ayudaban mucho a la comunidad. El hijo, Harry se llamaba, era un chico encantador y decÃan que muy hermoso, igual a su madre. En aquellos años todas las muchachas suspiraban por él, aunque mi padre decÃa que también era algo extraño, era un muchacho solitario.
-Ser solitario no tiene nada de malo -comentó Severus -. Pero que fue lo que pasó en definitiva con esta familia.
-Ah bueno eso nadie lo sabe a ciencia cierta, los padres fueron encontrados muertos.
-¿Y el muchacho?
-Nadie sabe qué pasó con él, nunca fue encontrado, pero todos creen que asesinó a sus padres y luego huyó.
-¿Y usted cree lo mismo?
-La verdad no sé, mi padre me decÃa que habÃa conocido a Harry y que no era capaz de algo semejante.
-¿Y la policÃa qué dijo? -preguntó Severus no pudiendo ocultar su interés en el relato.
-La policÃa cerró el caso. Fue un dolor de cabeza para ellos. El chico desaparecido, los padres muertos, pero cuando hicieron el inventario de la propiedad nada faltaba, si el muchacho realmente huyó luego de matar a sus padres, lo hizo con las manos vacÃas.
-Una historia muy triste y lúgubre, no cabe duda-fue todo el comentario de Severus.
El hombre pelirrojo le observó con curiosidad.
-Por lo mismo nadie se ha interesado en la propiedad -dijo Weasley.
-Hasta ahora.
-¿Usted realmente quiere comprarla?
-PodrÃa ser, aún no me decido. Me quedaré unos cuantos dÃas para tomar una decisión definitiva.
-Pero esta noche…
-SÃ… Noche de Halloween.
-Si se marcha enseguida llegará al pueblo antes de que anochezca.
-Hmm… Sà tal vez serÃa mejor que volviera por la mañana.
-Es lo mejor señor -apuntó Weasley.
Severus dio una mirada en derredor aún indeciso. De pronto volvió a fijar su vista en el espejo que estaba cubierto. El hombre de apellido Weasley siguió la mirada del visitante.
-Esa es una pintura de la familia, los padres y el hijo.
Severus miró fascinado la parte alta de la chimenea, deseaba verla, habÃa creÃdo que aquello era un espejo. Con paso decidido se acercó y quitó la tela, algo pesada a causa del polvo que cargaba desde hacÃa cincuenta años. Observó a la familia Potter con detención. El hombre tenÃa un aspecto bastante común. La esposa, de cabello rojo y ojos esmeraldas era bellÃsima. Luego Severus fijó su vista en el rostro joven del muchacho, tenÃa los ojos igual a los de su madre, pero el pelo era negro azabache y lucÃa una sonrisa radiante. Sin embargo, Severus se detuvo un poco más el detalle de los ojos, eran tan decidores, apasionados, parecÃan guardar tantos secretos, sólo una palabra los describÃa, «embrujaban».
Luego de algunos segundos Severus se volvió hacia el hombre pelirrojo. HabÃa tomado una decisión.
-Me quedaré aquà esta noche.
El hombre palideció un poco.
-Señor Snape la mansión es antigua, el sistema eléctrico no funciona, dentro de una hora se quedará usted en tinieblas.
Severus volvió a mirar el cuadro. HabÃa nacido en él un deseo profundo por estar en aquella casa, era extraño.
-No importa, tengo una linterna en el auto y otras cosas que siempre son útiles en mis viajes. No se preocupe por mà señor Weasley, esta no es la primera vez que pernocto en una casa que me interesa comprar.
-Bueno ya que está usted decidido no diré nada más. Tengo unas lámparas de gas que utilizo cuando me voy de pesca, se las puedo facilitar, le ayudarán más que una linterna.
-Es usted muy amable, las acepto encantado -respondió Severus con mucha animación mientras sus ojos otra vez iban hacia el cuadro de la familia Potter.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~
Su cena de esa noche consistió en un sándwich de pavo y una copa de vino de la botella que habÃa comprado antes de dejar el pueblo. Lo que le sucedÃa era realmente extraño, estaba muy a gusto en ese lugar. El señor Weasley antes de marcharse se encargó de encender la chimenea, asà que la casa estaba con una temperatura muy agradable. Se habÃa recostado sobre uno de lo añosos sofás y desde ahà no dejó de observar el cuadro de la familia Potter. Aunque con algo de vergüenza reconocÃa que en realidad quien habÃa cautivado toda su atención era el muchacho, Harry Potter.
No podÃa dejar de observar ese rostro y esos ojos maravillosos. Las horas sentado en el volante conduciendo le habÃan dejado agotado y sin darse cuenta se durmió. No supo qué era, pero algo le despertó. El efecto del vino aún embotaba sus sentidos. Se incorporó en el sofá y se restregó el rostro para mejorar su visión. La luz de las lámparas de gas le daba a la sala un aspecto tétrico, intentó quitarse esa idea de la cabeza; no querÃa dejarse impresionar por las cosas que le habÃa contado ese hombre Weasley, sobre lo sucedido en la casa.
Acercó la botella de vino y llenó la copa, le dio un sorbo y sin apartar la mirada del cuadro sobre la chimenea, observó detenidamente la imagen de Harry Potter. Era apenas un niño y sin embargo no podÃa dejar de admirarlo, era demasiado hermoso.
-¿Qué habrá sucedido contigo? -le habló al cuadro -. Eras un chico realmente hermoso, ojala yo hubiese vivido hace cincuenta años.
Desde el cuadro, Harry le observaba fijamente. Severus se estremeció, sentÃa que esa mirada le traspasaba. No dudó de que eso fuese efecto del vino y parte de las cosas que le habÃa contado ese hombre Weasley. Se alejó de la chimenea para regresar al sofá, pero un fuerte ruido proveniente del segundo piso lo hizo detenerse. Se quedó estático, esperando escuchar algo más, pero nada sucedió, luego movió la cabeza en señal de negación.
-Severus no escuchaste nada, sólo te has dejado sugestionar por las historias de ese asustadizo campesino.
Sin embargo, al momento que decÃa su frase volvió a escuchar un ruido en la segunda planta. Pensó que tal vez la casa de tan vieja tenÃa ratas o quizá algún animal habÃa convertido el sitio en su hogar. No serÃa extraño estando tanto tiempo deshabitada. Cuando se sentaba en el sofá le pareció oÃr otro ruido, pero este era muy diferente, se parecÃa más a una risa, que le sonó juvenil y alegre. Dirigió su vista hacia el cuadro de la familia Potter otra vez, «será posible» se preguntó con algo de nerviosismo.
Con decisión tomó la lámpara de gas que estaba sobre una mesa lateral. Se encaminó hacia la escalera y comenzó a subirla lentamente, comprobarÃa que los ruidos eran provocados por ratas o quizá aves que habÃan anidado en alguna habitación. Recorrió el pasillo con cuidado y, le pareció escuchar el mismo ruido, algo similar a una risa. Se detuvo frente a la puerta de donde salÃa aquel sonido, con un leve temblor de su mano tomó la manilla de la puerta y empujó suavemente.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~
Quedó asombrado, la habitación estaba iluminada como si fuese pleno dÃa, sin darse cuenta dejó la lámpara en el suelo y observó el lugar, era la habitación de un muchacho, el corazón le latió con prisa. La cama cubierta con doseles ocultaba un poco la ventana y el balcón, «Debo estar soñando» se dijo Severus.
No sintió temor, sólo una tremenda emoción le recorrÃa el cuerpo, era como si supiera de antemano a quien encontrarÃa allÃ. Se detuvo a dos pasos de la ventana y entonces el muchacho se volvió, era él, Harry. Le sonrió y corrió a sus brazos.
-SabÃa que vendrÃas -dijo el muchacho en un susurro mientras se apretaba contra su cuerpo.
No sabÃa qué estaba sucediendo, aquel era el muchacho del cuadro, pero por qué le abrazaba de ese modo y por qué él se sentÃa tan emocionado y feliz.
-Cada dÃa que pasa te extraño más Severus, ya no puedo vivir sin ti -susurró el muchacho con tono angustiado -.Te amo tanto.
No podÃa comprender que sucedÃa, aquello era un sueño y, sin embargo, los sentimientos que le inspiraba el muchacho en sus brazos eran tan intensos. ParecÃa que el calor de ese cuerpo ya lo conocÃa, el aroma de ese cabello azabache lo habÃa percibido miles de veces.
De pronto el muchacho de ojos esmeraldas se apartó y le miró con intensidad.
-Severus yo sabÃa que regresarÃas, jamás podrás abandonarme. Me lastimó mucho lo que dijiste la semana pasada, aunque sé que todo es cierto. Este amor es prohibido, tienes la edad de mi padre y además ambos somos hombres, si alguien llegara a descubrirlo no sé qué serÃa de nosotros.
Severus comprendÃa que estaba dentro de un sueño, pero lo extraño era que sabÃa exactamente lo que sucedÃa entre ese muchacho y él. Se amaban en secreto, él era profesor privado de Harry desde hacÃa un año y en los últimos tres meses se habÃan hecho amantes. Buscó los labios del muchacho de ojos esmeraldas y lo besó intensamente, Harry respondÃa con total pasión y sin dejar de besarse se fueron acercando a la cama hasta dejarse caer en ella. Severus sintió como el peso del muchacho lo empujaba contra el colchón, la sensación que despertó en su entrepierna era tan intensa que gimió sin control, mientras unas manos juveniles y hábiles comenzaban a despojarle de la ropa, tembló de anticipación y deseo.
Unos segundos después sintió como la erección ansiosa del muchacho se restregaba contra la suya. Sólo pudo gemir de placer al sentir como el muchacho de ojos esmeraldas guiaba su miembro duro y punzante hacÃa la estrechez de su propia entrada. Las sensaciones placenteras despertaron como soles de colores que explotaban sin parar.
-Harry, mi amor seré tuyo siempre, sólo tuyo mi ángel -dijo Severus con voz ahogada por el placer.
-Lo sé Severus, somos un sólo cuerpo, una sola alma, estaremos unidos por toda la eternidad.
Cerró los ojos para dejarse llevar por las sensaciones que se despertaban en su cuerpo y que crecÃan en intensidad cada vez que Harry se hundÃa con más profundidad en él. El orgasmo final llegó con un movimiento certero del muchacho que le hizo rozar el punto del placer, le oyó gemir larga e intensamente y al final se sintió bañado por la esencia caliente del chico de ojos esmeraldas; mientras su propia semilla se derramaba sobre el cuerpo de ese joven al que sabÃa amaba con locura.
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Cuando abrió los ojos se encontraba acostado sobre la cama, era de noche y la lámpara de gas que llevaba en la mano al entrar a la habitación estaba sobre la envejecida mesa de noche. Se levantó tembloroso y con una erección punzando con fuerza bajo su ropa interior.
-¿Qué fue eso? ParecÃa tan real, era yo realmente -se dijo el hombre mientras tanteaba su entrepierna -. Esto es patético, tuve un sueño húmedo con el muchacho del cuadro, por Dios, pero lo sentà tan real, esos labios, ese cuerpo ardiente. Nunca nadie me ha hecho sentir tan intensamente como ese chico en mi sueño.
Finalmente Severus se levantó de la cama, recogió la lámpara y luego de darle una mirada al cuarto movió la cabeza en señal de negación y se dirigió hacia la puerta. Justo cuando la cerraba creyó oÃr en un susurro levÃsimo su nombre, un escalofrÃo le recorrió la espalda. Al llegar a la sala otra vez dejó la lámpara de gas sobre la mesa que ocupaba antes y se sentó en el sofá. Miró el reloj atado a su muñeca, eran apenas las diez con treinta. Quedaba mucha noche por delante.
Las llamas de la chimenea se reflejaban en las paredes de la sala. Estaba nervioso. No podÃa dejar de pensar en lo sucedido en la habitación del segundo piso.
-Tal vez es cierto que la casa está habitada por los espÃritus de sus antiguos habitantes, y yo sólo he venido a perturbarlos y por eso soñé aquello. Pero fue un sueño maravilloso, realmente maravilloso. Harry, te sentà de forma tan real -dijo hablándole al cuadro sobre la chimenea.
Decidió tomar otra vez una copa de vino. Si se emborrachaba seguramente dormirÃa como un muerto y no tendrÃa esos sueños otra vez.
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Estaba de pie observando ese cuadro otra vez, era de noche, pero ahora la casa estaba completamente iluminada, habÃa un agradable olor en el ambiente. De pronto escuchó una voz a sus espaldas.
-Severus, eres el primero en llegar -dijo la voz de un hombre que sonaba joven.
Se volteó con rapidez, era el hombre del cuadro, James Potter. Apenas lo creÃa, estaba sucediendo otra vez, estaba soñando.
-James, gracias por la invitación de esta noche -dijo Severus con voz segura como si supiera de antemano las respuestas, ya habÃa estado en ese lugar antes.
El hombre de ojos castaños sonrió.
-Mi hijo no te hubiese perdonado si no cumplÃas tu promesa de pasar esta noche de Halloween con nosotros. Además me alegra saber que has cambiado de opinión con esa idea de dejar de enseñarle a Harry, y hablando de él le avisaré que has llegado, estaba muy nervioso pensando que no vendrÃas.
No puso que responder, recordaba que habÃa estado en la habitación del muchacho y habÃan hecho el amor. Todo lo que sucedÃa era muy extraño. SabÃa que decir, pero no entendÃa porque estaba dentro de ese sueño otra vez.
James salió, y tras unos minutos entró una mujer pelirroja a la que reconoció como Lily.
-¡Severus por fin llegas! Harry me estaba volviendo loca, ha preguntado miles de veces si ya habÃas llegado.
-Parece que llegué demasiado temprano -respondió el hombre algo inseguro mirando los adornos que aludÃan a la celebración de Halloween.
-Nada de eso -dijo la mujer pelirroja que vestÃa un traje negro que ceñÃa sus formas perfectas, mientras besaba la mejilla del hombre -. Eres nuestro amigo, el más querido y por lo tanto estas obligado a llegar de los primeros, debes ayudarme con el ponche de esta noche.
-¿Pero no soy el único invitado supongo? -preguntó Severus.
-Oh claro que no, Lucius y Narcisa vienen con su hijo y también los Parkinson con su hermosa hija -dijo la mujer con un tono medio travieso.
-Ah claro, ese muchacho al que Harry detesta -respondió Severus. -. Y esa chica tan vanidosa de la que ustedes desean sea novio, a tu hijo no le agradan ninguno de ellos en realidad.
Lily miró al hombre de ojos negros sonriente.
-Harry es un chico muy educado sabrá actuar como debe ser, además Lucius y James tienen una sociedad y en el futuro serán nuestros hijos quienes deberán continuar con los negocios comunes. Son jóvenes aún, ya llegaran a simpatizar y en cuanto a Pansy, pues creo que serÃa perfecta para novia de Harry.
-No le interesa esa muchacha, te lo he dicho miles de veces durante el último año -dijo Severus.
-Harry está dejando de ser un niño y me preocupa que no muestre interés aún por las chicas.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Severus no me mires de ese modo, no creas que pienso que a mi hijo no le atraen las chicas, es sólo que es tÃmido y deseo que cambie. No es bueno que sea asÃ, después podrÃa enamorarse de la muchacha incorrecta y sufrir mucho, su felicidad es lo más importante para mÃ.
Se sentÃa incomodo al escuchar a la mujer pelirroja.
-Eres demasiado optimista Lily, me temo que Harry jamás congeniará con esa chica, es demasiado engreÃda, y no tiene una pizca de cerebro.
-Querido Severus, eres muy duro para calificar a la muchacha.
-Fui su profesor durante años y es una cabeza hueca.
-Lo sé, también enseñaste al primo de la chica, Draco Malfoy.
-Francamente me parece que con soportar a la familia Parkinson era suficiente -dijo Severus con tono molesto.
-Fue James, tiene negocios con Lucius, no parecÃa correcto decirle que no.
-No creo que sea una buena idea que James continúe esa sociedad comercial con Lucius, es probable que al final terminé con más perjuicios que beneficios.
-Ya sé lo que opinas querido amigo, pero por esta noche por favor sé amable con Lucius. Ustedes eran muy amigos, aún no entiendo que sucedió, qué hizo que esa amistad acabara asà de pronto.
-Sólo sucedió que abrà los ojos Lily, durante años fui incondicional de Lucius, creÃa que valÃa la pena, pero comprendà que no es asÃ. Lucius es el tipo de hombre que sólo piensa en sus propios intereses y utiliza a todos para su beneficio -respondió Severus.
-Me asusta eso que dices Severus, creo que hablaré seriamente con James sobre el término de esa sociedad. Pero será en otra ocasión, ahora estamos aquà para celebrar noche de brujas. Iré a la cocina a cerciorarme de que la cena esté en su punto -fue lo último que dijo Lily.
Severus vio salir a la mujer y se quedó sólo en la sala. Estaba aturdido no sabÃa que sucedÃa, estaba seguro de que soñaba otra vez, esa era noche de Halloween y parecÃa que él estaba reviviendo lo que habÃa acontecido en esa casa cincuenta años atrás. Se estremeció al recordar las palabras del señor Weasley sobre los hechos de sangre ocurridos en la mansión. James y Lily muertos y su hijo desaparecido, pero ese hombre pelirrojo no habÃa mencionado nada de invitados en la casa esa noche.
De pronto se volvió al escuchar que unos pasos presurosos bajaban la escalera de mármol. Y ahà estaba Harry. Su Harry. El muchacho se precipitó en sus brazos y ahà se quedó por algunos segundos.
-SabÃa que no me fallarÃas, has venido sólo por mà -dijo el muchacho.
-Harry -dijo el hombre mayor con voz insegura.
-No digas nada amor, sé que te preocupa la presencia de Lucius, pero el vendrá con su esposa e hijo y no se atreverá a molestarte. Después de la forma en que hicimos el amor esta mañana no tengo celos de ese hombre, yo soy tu amor. Él fue tu pasado yo soy tu presente y futuro Severus.
Severus lo miró intensamente preguntándose si era él realmente quien habÃa tenido ese encuentro sexual con el chico.
-¿Qué te sucede, estás preocupado por algo?
-La verdad sà Harry, estoy preocupado.
-No debes preocuparte amor, sólo vivamos esta alegre noche de Halloween, mamá preparó tu pastel de calabaza favorito.
No estaba seguro de lo que hacÃa, pero no pudo evitar arrastrar al muchacho hacia un rincón y besarlo con pasión.
La campanilla sonó anunciando la llegada de los otros invitados, Harry se encargó de ir a la entrada principal.
Un hombre rubio entró en la sala. Severus lo miró atentamente, era extraño, pero sabÃa de quién se trataba.
-Severus, ¿cuánto tiempo? -dijo el hombre con una mirada intensa que contrastaba con el tono frÃo de sus palabras.
-Lo mismo digo… Lucius.
Luego debió saludar a la esposa y al hijo del hombre que era fÃsicamente igual a su padre. Recordó que un rato antes habÃa dicho que Harry detestaba al chico. Tomó asiento en el sofá, James y Lily llegaban a la sala y saludaron con alegrÃa a Lucius y su familia.
Severus se mantuvo silencioso mientras bebÃa el ponche que le habÃa ofrecido James. SentÃa algo de ansiedad, no estaba seguro de qué sucedÃa, no estaba claro si todo aquello era parte de un sueño o es que estaba viviendo un suceso paranormal y él se habÃa trasladado de época. Lo más incomprensible era el hecho de que todos le llamaran por su nombre. Pero además de ello, Harry creÃa que él era el mismo Severus al que amaba; y él sentÃa que también se habÃa enamorado del chico desde el primer momento en que lo vio en esa pintura posando junto a sus padres.