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Intercambio Literario por PurpleNeedle

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Notas del capitulo:

Disculpen la tardanza! Estuve fuera de la ciudad pero ya volví! Vamos a ver que pasa con estos dos tortolitos

Kanon subió los escalones con parsimonia digiriendo el mensaje que Radamanthys dejó en ese intercambio literario que estaban llevando, lo abrió nuevamente y suspiró: la locura de la desesperación. Vaya que sí conocía esa sensación, a pesar de mostrar esa apariencia seguro de sí mismo la verdad es que ocultaba un pasado con un corazón roto y pisoteado.

Su primer amor, su novia Thethis lo engañó con uno de sus mejores amigos en la universidad. Los consiguió en su departamento cuando él fue a buscarla para llevarla a cenar, ese día él pensaba pedirle matrimonio. Al verla enredada con Julián entre las sábanas solo se fue a pesar de que quería partirle la cara en pedazos al peliazul, a diferencia se montó en su carro lo arrancó y llamó a  su hermano para ir a beber con sus amigos de la infancia.

En esa salida Saga y su novio intentaban animar al despechado gemelo menor, y el alcohol en su organismo hizo a Kanon fantasear con alguien que lo amara tanto como Aioros a Saga. Vio al hermano menor del castaño y fue inmediato capturó sus labios con un beso, de ahí en adelante decidió que se daría una oportunidad con los caballeros.

Al llegar a su apartamento tomó una cerveza fría de su nevera, la destapó y se acostó en el mueble, cerró los ojos acordándose de su pasado. Volvió a sentir el vacío del desamor y suspiró, decidió que ya basta que lo que tenía que hacer era demostrarle a Radamanthys que él también ha sufrido por amor. Tomó uno de los libros de poesía de Saga, un par de marcadores: plateado y negro. Escribió en una cartulina blanca un poco más grande que una tarjeta de presentación:

“No ser amado es una simple desventura, La verdadera desgracia es no saber amar” K.

Iba a bajar a dejarlo debajo de su puerta pero prefirió olvidar el anonimato y fue directamente a ese apartamento. Tocó el timbre y esperó, fue Pandora quien abrió la puerta:

-   Buenas noches… -se pone en puntillas intentando ver las orejas de su vecino- Kanon, ¿cómo estás?
-   Bien niña, ¿está tu hermano? Necesito preguntarle algo 
-   Si claro está tomando una ducha, pasa yo le aviso.

Kanon tomó asiento y se quedó viendo toda la biblioteca del inglés. Ordenados desde el 1800 en el extremo izquierdo hasta los títulos más recientes en la derecha, por orden alfabético según su autor definitivamente el rubio tenía un trastorno obsesivo compulsivo. Se rió para sí mismo acordándose que su hermano tenía compulsiones sumamente similares.

Pandora abrió la puerta del baño privado de su hermano y escuchó un gruñido desde la ducha:

-   ¿En serio no puedo ni siquiera bañarme en paz, Pandora? –el ponía sus ojos en blanco a pesar de que su hermana no podía verlo-
-   Vecino sexy en nuestro sillón hermano, apúrate con esa ducha ¿quieres?
-   ¿Kanon está aquí? –asomó su rostro a un lado del pareduche mientras sus rizos rubios escurrían agua y champú-
-   No, es Saga –al ver la cara de decepción de su hermano Pandora soltó la carcajada- Claro que es Kanon hermano. Tienes tres minutos para salir de aquí o te sacaré como estés del baño.

Mientras el inglés salía de la ducha, el gemelo menor caminaba por toda la sala hasta que consiguió una foto del rubio con un chico de cabellos plateados y mirada dorada. La levantó para observarla con detenimiento y debajo de ella se cae un papel con una cita de Neruda:

“Es tan corto el amor y tan largo el olvido”

Radamanthys se acercó y vio aquello que tenía el gemelo en sus manos, tomó la foto en sus manos y comenzó a hablar:

-   Mi ex novio, Valentine. Te preguntarás por qué aún conservo esta foto en especial, creo que ese día fue el más feliz de mi vida. Fui aceptado para dar clases en la Universidad y también Pandora fue aceptada en Derecho. –Suspiró- Terminó conmigo a los pocos meses, el día de San Valentín para ser más irónico el caso. La cita de Neruda la escribí al año de tomarnos esa foto, cuando eso aún me dolía. Hoy… solo puedo recordar lo bonito que vivimos.
-   Por eso la cita… El dolor de la desesperación.
-   Exactamente gemelo, exactamente. ¿Qué te trae por aquí?
-   Tenía que entregarte esto –le extiende la cartulina- y de preferencia entiende y asume esa frase. Si sabes amar no eres desdichado, si sabes amar eres un hombre fuerte.
-   ¿Has estado en esos zapatos? –preguntó intrigado-
-   Sí, una ex pareja me engañó justo el día que pensaba pedirle matrimonio, con una persona que consideraba mi amigo. Pero aún así, aquí estoy, intercambiando citas románticas con alguien que no abandona mis pensamientos.

Ambos se sonrojaron increíblemente, el exceso de sinceridad de Kanon lanzó un dardo de sinceridad directo al corazón de Radamanthys. Si bien es cierto el sentía por el gemelo menor algo que era una mezcla de intriga con sentimientos, no sabía que Kanon estaba tan intrigado como él, llegó a pensar que solo le seguía el juego.

Al despedirse en el marco de la puerta Kanon se acercó al rubio y con suma delicadez ocultó uno de los rizos rebeldes detrás de la oreja del inglés, el roce de las yemas de los dedos del griego sobre el pabellón del inglés hizo que este se sonrojara e inconscientemente inclinara el rostro hacia la mano del gemelo el cuál continuó la caricia hasta la barbilla del otro. Se quedaron allí viéndose fijamente, dorado y verde, se acercaban a milímetros llevados por ese magnetismo animal que vivía en sus pupilas cuando el pitido del ascensor rompía la magia del momento.

-   ¡Hermano aquí estas! Estuve buscándote… -al ver al rubio comenzó a tartamudear- ehm… Hola Radamanthys… ¿Todo bien por aquí? ¿Kanon estaba importunando?
-   Eh no para nada Saga, solo vino a pedirme un libro prestado…
-   ¿Kanon? ¿Un libro? Ahora si puedo decir que lo he visto todo –dijo poniendo los ojos en blanco- 
-   Si bueno Kanon te prestaré el libro de Dickens mañana que lo ubique, buenas noches a ambos. –y cerró la puerta-

Mientras a las afueras del pasillo se escuchaban a los gemelos en una acalorada discusión, Radamanthys ubicó el libro ideal para esa situación, copió la frase en el marca libro que mañana le entregaría al gemelo menor con un bolígrafo azul:

“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, era la edad de la sabiduría, era la edad de la insensatez, era la época de la creencia, era la época de la incredulidad, era la estación de la luz, era la estación de la oscuridad, era la primavera de la esperanza, era el invierno de la desesperación”. R

Colocó el marca libros en el contexto donde surgía esa frase en “Historia de Dos Ciudades”, dos ciudades, dos hombres que comenzaban a sentir en medio de un par de historias tormentosas donde luego de un largo invierno de desesperación podían sentir que por fin llegaba la primavera.


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