Era de noche y la mayoría de las personas del pueblo se encontraban descansando en sus casas.
Jimin caminaba cubierto por una capa negra, mientras que Jungkook se cubría con la suya de color marrón.
El camino le era conocido y con ello la emoción empezó a crecer.- ¿Nos dirigimos al castillo?- hablo en bajo junto con Jimin.
El rubio únicamente lo callo siguiendo su camino.
Cuando llegaron a su destino, Jungkook miraba el inmenso lugar con una sonrisa haciendo que sus ojos azules brillaran con devoción.
Jimin camino por los alrededores del castillo entrando por un pasadizo. Jungkook seguía curioso al mayor, subiendo por unas largas escaleras de piedra que eran alumbradas por un fuerte fuego color naranja.
Al llegar a una puerta, Jimin mira hacia ambos lados actuando con discreción el hecho de que Jungkook no podía verlo absolutamente nadie.
-Sígueme, ya casi llegamos.
El pasillo por donde caminaban era amplio y un poco temeroso. Jungkook, empezó a ver el lugar con algo de miedo.
Perdido en sus pensamiento no se dio cuenta que Jimin había tocado una puerta entrando en ella y dejándolo a él a sus espaldas.
-Él es la persona que te buscaba y por el cual naciste, El rey…
-No es necesario que le des mi nombre. Puedes retirarte.
Jungkook con solo escuchar la voz del hombre enmudeció bajando la cabeza viendo desde ese punto como Jimin se dirigía a la salida.
-Nos volvemos a encontrar.
Jungkook trago en seco y sin titubeos subió su rostro viendo únicamente el cuerpo delgado de esa sonora voz.
-Tú me preguntaste si nos conocíamos.
El joven castaño, al escuchar aquello termino por enderezar su postura quedando su rostro a centímetros del joven que había conocido el día anterior.
Su corazón empezó a golpear con fuerza y sus ojos se perdieron en los del color avellana del rey.
Su boca se abrió y trago con ímpetu cuando vio la sonrisa que le ofrecía el extraño.
-Nos volvemos a encontrar, Jungkook.
Para Jungkook, escuchar su nombre de esa boca era una sensación maravillosa. Todo lo que le hacía sentir aquel joven era maravilloso.- ¿M…me conoces?
La mano de Taehyung, con algo de inquietud, acaricio las orejas de Jungkook haciéndolo respingas ocasionándole un cosquilleo a su cuerpo.- Claro que te conozco, siempre te he conocido. Pero tú, ¿me conoces a mí?
Algo dentro de Jungkook decía que sí, pero a la vez le pedía que negara a la pregunta.- lo siento pero no te conozco.
La alegría que había en Taehyung desapareció separándose bruscamente de Jungkook.- No te preocupes por eso.- El castaño miel le dio la espalda al joven dejándolo un poco confundido.- Tendremos bastante tiempo para conocernos. ¡Suga!
El hombre blanquizco abrió la puerta dejándose ver.- ¿Me llamo su majestad?
Jungkook, al reconocer la voz sonríe.- Yoongi hyung.
Suga no se mueve aun cuando escucha su nombre.
Taehyung se queda viendo como Jungkook le sonríe al mayor.- ¿se conocen?
-En lo absoluto. Nunca lo había visto su majestad.- Un escalofrió recorrió por la espalda del hijo del bosque. Suga ni siquiera dudo en decir aquello. Su calma mostraba que su mentira podría ser verdadera.
-Quiero que lo lleves a la habitación que está cerca de mi dormitorio y lo encierres.
-Como usted diga.- Suga chasqueo los dedos haciendo que los dos desapareciera y quedaran en la habitación.- Desde hoy dormirás aquí. Podrás salir una vez que el rey de la orden.
-¿Yoongi hyung, eres tú verdad?
- Por cierto, no podrás abrir las puertas. Los únicos que podemos abrirlas son Jimin, el rey y yo.- Suga desaparece sin más dejando a Jungkook confundido.
El lugar era oscuro y frio. A pesar de los lujos de la habitación, Jungkook no le agradaba aquel lugar. Su instinto lo llevo a querer abrir la puerta dándose cuenta que Yoongi tenía razón- ¿hay alguien ahí?- Nadie respondió. Se obligó a tocar la puerta y el silencio del otro lado era el mismo.
El miedo se apodero de su cabeza empezando a golpear la madera. Sus lágrimas brotaron y sus suplicas eran más melancólicas.- ¡Déjenme salir, quiero volver al bosque!- sus piernas flaquearon dejándolo caer.
Jungkook descubrió esa noche lo frio que puede ser un piso y lo aterradoras que pueden ser las personas que conoce.
Suga, aun escuchando la pena ajena no se movió de su lugar.
-¿te quedaras aquí?- Jimin permanecía a su lado sin sentimiento alguno.
-Desde hoy esos dos comenzaran hacerse daño sin razón alguna.
Jimin sabía a lo que se refería Suga.
El joven rubio tomo la mano del peli blanco haciéndolo dirigir su atención a él- Ven conmigo.
Suga siguió por los pasillos a Jimin. Sus miradas a veces chocaban y una electricidad corría por el cuerpo del blanquecino.
Jimin abrió su habitación dejando pasar con él a Suga que se encontraba perdido en sus pasos.
Antes de cerrar la puerta voltio a ver por los dos lados observando la soledad de los pasillos y dando paso a lo que iba a suceder esa noche.
Con solo voltearse se encuentra con los ojos café oscuro de Suga. La fachada de aquel color, eran iguales a los suyos.
Las manos blancas del hechicero delinearon el cuello del rubio haciendo que la tersa piel se erizara.
Jimin cerró los ojos y dejo caer la capa que cubría su desnudes. Podía sentir los penetrantes ojos de Suga en todo su cuerpo y como sus delgados dedos rosaban su pecho.
Un gemido salió de su boca al sentir los labios húmedos del contrario en su cuello. Al ladearlo le dio más comodidad de hacer en esa parte lo que quisiera.
Suga se separó del rubio tomando su mano.
Cuando llegaron a la cama Jimin tomo un poco de mando acostando a Suga y él subiéndose, quedando sentado en las piernas de este.
Jimin depositaba pequeños besos húmedos en el pecho del mayor mientras este tocaba sus piernas.
Su cabeza se llenó de emociones totalmente diferentes. El hombre con quien estaba teniendo relaciones no era Taehyung. No había prisa ni dolor.
Sus ojos cambiaron azul claro al igual que los de Suga. Ambos colores se encontraron mostrando picardía en sus sonrisas.
Las uñas de Jimin crecieron y las de Suga cambiaron a negras.
Sus bocas empezaron a provocarse y los ruidos que hacían los excitaban al extremo.- ¿Qué estamos haciendo?- Suga apenas y pudo hablar debido a las provocaciones que hacia Jimin al mover su trasero en su miembro.
Los gimoteos de ambos hicieron que Suga tomara con fuerza los brazos de Jimin. El dolor de aquella fuerza era diferente. Jimin sabía que perdería la cabeza esa noche.
Sin preámbulos tomo el miembro del peli blanco metiéndolo sin preparación en él haciéndolo gemir fuerte y sonoramente mientras que Suga abría su boca, disfrutando de la sensación que daba tener a Jimin así.
Las estocadas no tardaron en presentarse y Jimin con arrebato metió su lengua en la boca de Suga. Este acepto con gusto el sabor de su amante al igual que los rasguños profundos que hacía en su espalda provocando el sangrar.
Esa noche ambos pudieron probar nuevamente lo bien que encajaban dos seres inmortales.
Para Jimin fue la experiencia de lo vivo que se podía sentir el entregarse por primera vez. Pero para Suga, fue probar el sabor amargo de amar a alguien y que este se entregara sin ese sentimiento.
Cuando ambos llegaron al orgasmo, Suga tomo las mejillas de Jimin, el cual respiraba entrecortadamente. Cerro sus ojos y beso sus labios rechonchos mostrándole un poco de sus sentimientos.- Te amo.
Jimin se sorprendió. Sin poder decir ninguna palabra beso los labios del mayor, recostándolo en la cama donde horas después durmieron plácidamente.