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Wings [Yoonmin] por knvlchan

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Capítulo 3: Alas

 

Abrió los ojos con mucha dificultad. La cabeza le dolía menos que antes pero seguían los dolores punzantes en su cuerpo. Se movió un poco en el sitio que estaba, percatándose que estaba en un lugar desconocido. El techo estaba demasiado lejos de él, y sobre el mismo colgaba una lámpara chandelier dándole una sensación de misticismo a la zona.

 

Se incorporó de su lugar tallándose los ojos con una mano y revolviendo su cabello con la otra mano. Sintió que alguien lo observaba e instintivamente volteo hacia atrás encontrándose con una persona pálida observándolo atentamente.

 

Tragó saliva porque no sabía donde se encontraba y se encontraba totalmente nervioso. El chico después de un rato, volvió a la lectura del libro que traía entre manos. El pelinegro se encontraba en un cómodo sofá color verde y detrás de él, se encontraba un gran cuadro demasiado extraño para su gusto.

 

Jimin también estaba sobre sillón. Dio una mirada rápida al lugar todavía confundido y sintiendo nuevamente la mirada de aquella persona sobre él.

 

El sitio era grande y bastante espacioso. Habían unas ventanas demasiado grandes de su lado derecho. Frente a él estaba un gran mueble con muchos libros y un escritorio donde también habían muchos papeles regados por todos lados.

 

Oyó como el chico cerró el libro y los pasos del mismo yendo hacia él. Apretó los labios para después voltearse hacia el pelinegro. Se sentó sobre sus rodillas y justo cuando iba a pronunciar palabra él lo interrumpió.

 

–¿Te encuentras mejor? –Pronunció con una voz grave que estremeció al muchacho.

 

El pelinegro mantenía su perfil serio.

 

–¿Dónde me encuentro? –Preguntó Jimin aún confundido.

 

Dentro de su mente había muchas más preguntas, pero por el momento lo único que quería saber era si aún se encontraba en Corea.

 

–En la mansión Wings –Respondió el chico.

 

–¿Por qué estoy aquí? –Cuestionó, aún con la duda de seguir en Corea.

 

–Porque ahora es tu nuevo hogar –Contestó el chico.

 

Estaba claro que Jimin no comprendía las palabras del pelinegro. Las preguntas seguían aflorando en su cabeza pero la actitud de ese chico parecía que no tenía la intención de explicarle. Después las punzadas volvieron a su cabeza y reaccionó agarrando su frente con fuerza intentando calmar el dolor.

 

–Mira… –Musitó el blanquecino –Sé que tienes muchas preguntas pero yo no soy el indicado para responderte –Jimin aún sentía las punzadas en su cabeza, por lo que continuó agarrándola mientras escuchaba las palabras del chico –Por el momento solo puedo decirte algunas cosas –Dijo mientras cerraba su libro y lo dejaba a su lado izquierdo –Por ejemplo, puedo decirte que ahora perteneces a nosotros por tu condición.

 

¿Condición? Pensó el castaño. ¿A qué se refería con condición?

 

–No entiendo a qué te refieres –Preguntó aún confundido.

 

–Me refiero a tu nuevo estatus, eres un neófito –Soltó el joven –Ahora sígueme –Terminó.

 

Las preguntas de Jimin cada vez aumentaban más.

 

¿A qué se refería con condición nueva? ¿qué es eso de neófito? ¿por qué estaba ahí? ¿alguien más lo sabía? Sin embargo le pareció más prudente seguirlo, puesto que ni siquiera tenía las habilidades para defenderse y el chico no parecía tan malo, o al menos para la situación en la que se encontraba ahora.

 

El pelinegro se dirigió a la puerta y cuando llegó a ella, volteó hacia atrás para comprobar que Jimin lo estuviese siguiendo. Con vacilación, el castaño terminó siguiéndolo fuera de la habitación donde se encontraban.

 

–Esa noche, cuando fuiste mordido tu estatus de humano cambio a la actual –Continuo explicando.

 

Caminaban por un gran pasillo solitario, con un alfombrado de color rojos y lámparas del mismo tipo de la habitación en la que estaban. El sitio estaba demasiado silencioso y ni siquiera tenía idea de la hora que era. Sabía que su familia estaría preocupada por él o por lo menos su mamá y su novia.

 

Su padre siempre había sido un caso aparte, puesto que Jimin solo le servía para sus negocios tanto políticos como sociales.

 

–Disculpa, pero no entiendo eso de estatus –Pronunció –Además, quiero regresar porque aún hay cosas que debo arre...–Pero fue interrumpido por el pálido.

 

–Escúchame bien Park Jimin –Siguió caminando –Ya no eres el Park que solías ser –Continuó hablando –Dejaste tu parte humana y te has convertido en algo que ustedes llaman vampiro.

 

Jimin se detuvo en seco cuando escuchó sus palabras. Todo lo que ese chico le estaba diciendo era una completa locura, una completa estupidez.

 

–Sino me crees, mira tu muñeca derecha –Como si fuese una orden, Jimin automáticamente la miró encontrándose con un símbolo impregnado en su piel en forma de líneas que formaban un círculo negro perfecto.

 

Y este nuevo círculo ahora cubría una pequeña cicatriz que siempre había tenido desde que era niño.

 

Jimin aún seguía paralizado, observando su muñeca y tocando con sus dedos la figura que se había trazado en su piel. El joven siguió caminando hasta encontrarse con una habitación, sacando una llave de su bolsillo para abrirla.

 

Pronto el castaño corrió para alcanzar al pálido que ya había entrado a la habitación y se encontraba esperándolo. No quería creer sus palabras, pero tampoco había razón para negarse a esa posibilidad.

 

Después de todo, aquella noche tampoco fue algo normal. Estaba seguro de haber sentido una especie de colmillos introducirse en su piel, había sentido la sangre recorrer su cuello y había sentido una lengua succionar su piel con desesperación.

 

Recordó la noche donde se había sentido sediento pero ni el agua podía calmar su sed y también la escena en el callejón cuando sintió ese calor en toda su piel, el rojo en sus sueños, en su piel y en todo lo que le rodeaba en aquella mansión.

 

¿Podrá ser cierto lo que aquel chico le decía? Mientras más lo pensaba, más sentido tenía.

 

–Este será tu cuarto –Habló –Los chicos vendrán después –Prosiguió –Después se presentaran contigo.

 

¿Los chicos? Es cierto, el pálido le había mencionado que él no podía explicarle mucho pero entonces si había personas que podían resolver sus dudas.

 

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el pelinegro lo tomó de su mano para dejarle la llave con la cual había abierto aquel cuarto. El toqué estremeció a ambos, sólo que Jimin fue él único que lo demostró abiertamente.

 

Se miraron a los ojos durante algunos segundos, reparando en la mirada de la otra persona hasta que el pálido rompió el contacto y se volteó de espaldas.

 

–¿Por qué debo creerte? –Preguntó pero él chico ya se había alejado lo suficiente como para haberlo escuchado.

 

Jimin miró la llave de su nueva habitación, o mejor dicho, de su nueva vida. Lo cual, también significaba el fin de su anterior vida, y de todo lo que conocía dentro de ella.

 

Entró a la habitación y justo como la anterior, esta también era grande. La cama tenía cobijas de color rojo al igual que las cortinas de la habitación. Eso lo hacía ver más oscura, y le daba una sensación de soledad.

 

Se recostó en la cama sintiéndose completamente solo en aquel sitio. Aquella persona simplemente le soltó algunas cosas que aún lo tenían en duda. Sin embargo el tono de sus palabras y su actitud simplemente hacían que le creyera. Sonaba tonto pero así era, le creía por alguna extraña razón.

 

De pronto sintió su boca seca pero no encontró agua en la mesita de noche que estaba a su lado. Se preguntó si tenía permiso para salir de la habitación para conseguir agua pero le pareció inapropiado hacerlo sin antes hablar con los demás. No sentía que perteneciera ahí pero tampoco sentía deseos de volver a donde sí pertenecía.

 

La sed se volvió más insoportable y lo hizo sentir débil. Se incorporó de la cama cayendo al instante sobre sus rodillas porque no sentía fuerza. Su cuerpo entero se llenó de calor por la sed que tenía, sintiendo una especie de miedo sobre perder el control.

 

Sus uñas se enterraron en la alfombra y cerrando los ojos con fuerza. Era una sensación de sed que nunca había sentido. Se levantó con fuerzas para mirarse en el espejo que se encontraba frente a la cama porque le daba la sensación de que descubriría algo cuando se viera dentro de el.

 

Definitivamente ese no era el Jimin que conocía. Sus ojos estaban rojos y de su cabello ahora pelinegro caían mechones color rojizo. Su piel se había vuelto más blanquecina haciendo que su clavícula se marcase más.

 

Perdió el control de su mano tirando las cosas que había sobre el tocador. No tenía el control de su propio cuerpo y sentía que estaba a punto de perder la de su mente. Cayó nuevamente al suelo sobre sus rodillas sintiendo el dolor traspasar sobre sus huesos cuando repentinamente ese chico pálido entró a su habitación.

 

–Ayúdame –Fue lo único que pronunció antes de dejar caer lágrimas de sus ojos y caer inconsciente.

 

Notas finales:

Hoy iniciaron las votaciones en Billboard~

 

Como curiosidad, una de las modificaciones que hice fue en el personaje de Yoongi, quién era más frío y desalmado por así decirlo, solo quería decirlo para que lo supieran, lol.

De ahí en fuera, no tengo mucho que decir, solo espero que este capítulo les haya gustado :D

Y nos vemos en el próximo capítulo <3


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