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Lo opuesto al amor por zandaleesol

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Título: Lo opuesto al amor

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Son de propiedad de J.K. Rowling. No percibo ningún beneficio económico.

Pareja: Harry/Draco

Clasificación: R

Advertencia: Esta historia es un AU.


Capítulo 14.


Harry apenas había probado la cena, estaba nervioso, pues conforme pasaban los minutos se acercaba la hora en que Draco se presentaría ante la familia, para pedir su mano. Y de pronto un terrible miedo acució al muchacho de ojos esmeraldas, ¿y si no se presentaba? ¿Y si lord Snape lograba convencerle de que él no era apropiado? No quería imaginarlo siquiera. Sin embargo se convenció de lo infundado de su temor cuando la criada vino a la sala y anunció que el señor Malfoy estaba en la entrada.


Los Weasley se miraron unos a otros. El más sorprendido era precisamente Arthur.


-¿El señor Malfoy ha venido solo? -preguntó el caballero, le parecía extraña esa visita.

-Sí, señor y pregunta por usted-dijo la criada asintiendo.


Ron y la señora Weasley intercambiaron una mirada y luego se fijaron en Harry, que de pronto parecía muy nervioso.


-Hágalo entrar en mi despacho -indicó el señor Weasley -, yo iré enseguida.


El hombre pelirrojo se volvió hacia su esposa e hijos sin saber qué pensar.


-Esto es realmente extraño, qué será lo que ese joven quiere, no creo que el señor Zabini le haya enviado, ¿o sí?

-No papá -intervino Harry -, el señor Malfoy no está aquí por indicación del señor Zabini.


El caballero miró al muchacho con atención.


-¿Tú conoces el motivo de esta visita, Harry?

-Lo sé.


Harry miró a los demás y luego fijó sus ojos en el hombre pelirrojo nuevamente.


-Ha venido por mí… a pedir mi mano.


El hombre tuvo dos minutos de perplejidad y miró al resto de su familia tan desconcertado como éstos le miraban a él.


-¿Qué has dicho Harry?

-El señor Malfoy te pedirá mi mano, papá.

-¿Quiere casarse contigo? -preguntó aún más perplejo el hombre.

-Sí.

-Pero cómo… -de pronto se detuvo y miró al joven de ojos esmeraldas con más atención -. Harry, tú lo odias.


El moreno sonrió.


-No lo odio papá, en realidad lo amo -declaró Harry sin más.

-¿Lo amas? -preguntó Arthur sin ocultar su asombro -, pero desde cuándo.

-Lo encontré en el verano en Wiltshire y… tuvimos oportunidad de conocernos mejor y me di cuenta de que estaba equivocado con respecto a él. En realidad Draco es una persona maravillosa. Es gentil, tiene un gran corazón… yo lo juzgué arrogante porque no me trató con galantería cuando nos conocimos, pero en realidad él es tímido.


El señor Weasley miraba a su hijo adoptivo sin saber qué pensar. Fijó la vista en su esposa, buscando una explicación a lo inexplicable.


-El señor Malfoy me parece muchas cosa menos tímido -intervino la señora Weasley.


Harry fijó su mirada en la señora con preocupación, sabía que ella no aprobaba al joven por encontrarlo demasiado arrogante.


-De verás es tímido, le cuesta adaptarse a los extraños, por eso da esa impresión de arrogancia.

-Cielo, ¿me quieres convencer de que el señor Malfoy, nunca nos ha considerado poca cosa? —preguntó la señora.

-Mamá… de veras que él no es una mala persona…

-Yo he dicho que lo sea cielo, pero es un joven arrogante y tendrá sus motivos para serlo, si es tan rico como dicen, pero no creo que alguien así pueda hacerte feliz.


Harry no contaba con esta oposición de parte de los Weasley.


-Él es el único que me hará feliz, lo amo y no amaré a otro en mi vida.

-Harry eres joven y careces de experiencia -intervino el señor Weasley.

-No papá, no se trata de eso, sé muy bien lo que quiero. De no estar seguro no hubiese aceptado su petición de matrimonio.


El señor Weasley miró a su esposa con la duda reflejada en el rostro.


-No debiste comprometerte de ese modo Harry -dijo la señora Weasley.


Ron decidió intervenir.


-Mamá, estoy seguro de que el señor Malfoy ama a Harry.


La señora miró seriamente al muchacho.


-Hijo, aunque sea el mejor amigo del señor Zabini no creo que debas…

-No se trata de eso mamá -dijo el pelirrojo -, solo alguien que ama mucho sería capaz de hacer lo que él hizo.


Harry miró a Ron y negó con la cabeza.


-No Harry, lo siento, pero ellos deben saber lo que esta familia le debe al señor Malfoy.

-¿Qué nosotros le debemos al señor Malfoy? -preguntó asombrado el señor Weasley -¿De qué hablas Ron?

-Papá, fue el señor Malfoy quien buscó a Adrian Pucey en Londres y le obligó a que reparara el honor de Ginny.


El señor Weasley parecía haber recibido un golpe en pleno rostro.


-Lo siento papá, pero debes saber la verdad. El señor Malfoy pagó las deudas de juego de Pucey, además le compró el puesto en el ejército. En definitiva le resolvió la vida, todo eso para que se casara con Ginny.


La señora Weasley debió sentarse, de pronto se sentía muy sofocada.


-Entonces ese joven Pucey nunca tuvo buenas intenciones con nuestra hija, oh mi pobrecilla Ginny -murmuró la señora.

-Mamá -dijo Ron -, si no fuese por eso, seriamos unos parias en esta ciudad, nadie nos saludaría en la calle, el señor Malfoy evitó la ruina de esta familia, y todo eso lo hizo porque ama a Harry.


El señor Weasley miró al moreno de ojos esmeraldas.


-¿Tú sabías esto Harry?

-Lo supe por casualidad -dijo el muchacho -, pero lo que siento por Draco no tiene que ver con el agradecimiento, te lo aseguro.


El caballero asintió.


-Será mejor que no haga esperar más a ese joven -dijo el hombre saliendo de la sala.


Los demás se miraron aun impresionados por los acontecimientos que tuvieron lugar en la familia y que ellos recién conocían.


~**~


A Draco los minutos le parecieron eternos hasta que vio entrar al señor Weasley en el despacho. Quizá esa tardanza fuese un mal presagio para sus pretensiones.


-Disculpe la tardanza, señor Malfoy. Por favor si gusta sentarse -indicó el hombre una silla.

-No señor, estoy bien de pie, gracias.

-Señor Malfoy, mi hijo acaba de aclararme el motivo de su visita.

-Ah, entiendo señor… bueno siendo así no me queda otra cosa que decirle… rogarle que me conceda la mano de Harry, le juro que dedicaré mi vida a hacerlo feliz.


El señor Weasley miró por un segundo al joven rubio.


-Debo confesarle señor Malfoy que esta petición es una gran sorpresa, así como lo dicho por Harry. La verdad es que todos teníamos la impresión de que usted y mi hijo se detestaban profundamente.

-Amo a su hijo, señor Weasley.

-Y él a usted. Espero que sepa lo afortunado que es señor Malfoy, de todos mis hijos, Harry es sin duda el más especial.

-Lo sé señor, siempre estaré agradecido de venir a Hertford y conocer a Harry.


~**~


Blaise celebró sinceramente la noticia del compromiso de Draco con Harry, también lo hicieron Pansy y Oliver. Quizá Theo Nott y Daphne no se mostraran tan eufóricos, pero igual felicitaron a su amigo. Lord Snape estaba furioso y decidió abandonar Hertford al siguiente día. Pansy no se marchó con él para acompañar a Daphne, ya que Astoria se había quedado en Londres. Draco no le dio mayor importancia al asunto, sabía que su padrino con el tiempo, acabaría aceptando a Harry. Después de todo lo único que podía tener en contra del muchacho era su falta de alcurnia, pues en todo lo demás Harry era la mejor elección que pudo hacer Draco y Severus lo sabía.


~**~


Ningún miembro de la familia Weasley mencionó otra vez algo con respecto a la intervención de Draco Malfoy en el asunto de Ginny con Adrian Pucey. Molly Weasley se aseguró de que nadie incomodaría a Draco con ese tema, bajo pena de ser expulsado de la casa y de la familia si cometía una indiscreción, en este punto todas las miradas apuntaron a Percy, pues tenía la característica de que hablaba más de la cuenta.


Por su parte Draco, se vio acogido por la familia Weasley de un modo que no esperó jamás. De pronto se vio inmerso en una marea de pelirrojos que se esmeraban en atenderle y se mostraban más que felices de que formara parte de la familia. El rubio se sintió abrumado en un primer momento, pero con el pasar de las semanas se dio cuenta de que esa familia a la que él juzgó tan severamente al comienzo, por su falta de refinamiento evidente, en la intimidad eran amables, afectuosos y parecían apreciarle sinceramente por el solo hecho de que amara a Harry.


Los días Draco los vivía en una especie de nube de felicidad. Harry llenaba su alma, pues era todo lo que había esperado y más. Se complementaban de un modo que nadie hubiese podido imaginar. Harry era divertido, espontáneo como casi todos los Weasley, intenso en su afecto y nada pudoroso a la hora de la intimidad. Draco estaba seguro de que su vida con Harry nunca sería aburrida y esperaba que el moreno fuese feliz a su lado.


~**~


Harry y Ron se casaron el mismo día, sus novios no mostraron inconveniente al respecto. Draco y Blaise eran tan unidos que desearon compartir aquel día de felicidad. La boda de las parejas fue más sencilla de lo que se hubiese esperado, teniendo en cuenta la cuna y fortuna de los prometidos. Ron y Harry pasaron a convertirse en los recién casados más envidiados de Hertford, no todos los solteros tenían la fortuna de atrapar partidos tan convenientes, y más aun siendo los hijos menores de la familia. De los ocho hijos, los tres menores ya estaban casados, todo un mérito para una familia tan numerosa.


La señora Weasley no cabía en sí de tanta dicha. El ver a sus hijos felices le provocaba una gran satisfacción de espíritu, aunque la mayoría de las madres de Hertford creían que la felicidad de la señora se debía a que dos de sus hijos se habían casado con excelentes partidos. Y sin duda que para la chismografía el más afortunado resultó Harry, pues siendo huérfano había atrapado a uno de los jóvenes más ricos de Inglaterra.


~**~


Harry se sintió bastante más impresionado que la primera vez. Volvía a entrar a la mansión, pero ahora como su legítimo dueño. El lugar le resultó tan abrumador como antes.


-Jamás en la vida imaginé que volvería a pisar este lugar -dijo Harry mirando en derredor con una sonrisa.

-Y yo ingenuamente esperaba sorprenderte y resulta que ya habías estado aquí.

-Pero eso fue hace un buen rato, en agosto y estamos en marzo -respondió Harry mirando la pintura que había sobre la chimenea.

-Harry, hace exactamente un año te propuse matrimonio por vez primera -recordó el rubio.

-Sí, quien hubiese imaginado que un año después te saldrías con la tuya y yo sería tu esposo.

-La vida puede resultar sorprendente.

-Sí, definitivamente -dijo el moreno sonriendo.

-La señora McGonagall, estaba encantada al darse cuenta de que ya te conocía. Nunca llegué a saber que habías estado aquí.

-Y doy gracias por ello -confesó Harry -, Zacharias me trajo a tu casa sin decirme a quien pertenecía y cuando te vi en este retrato casi me desmayo, lo único que deseaba era salir corriendo, me aterraba la idea de que llegases de un momento a otro.


Draco sonrió y enlazó al moreno por la cintura.


-Yo hubiese sido feliz de encontrarte aquí, me habría encargado de darte un tour por la mansión de modo personal.

-Tendrás que dármelo ahora, porque en esa ocasión solo vi algunas habitaciones.

-Pues me gustaría llevarte de modo especial a que conozcas mi habitación privada.

-Eso suena interesante, deseo conocer todos tus secretos.

-No hay mucho que esconda ya para ti Harry, diría que ahora eres la persona que mejor me conoce.

-Hmm... la que te conoce más íntimamente quieres decir.

-Sí, eso quiero decir… eres el único que me conoce de verdad Harry.


Harry se dio la vuelta y le echó los brazos al cuello.


-Te amo Draco, te amo, más que a nada en el mundo.


El rubio sonrió. Nada el emocionaba tanto como oír a Harry decir que le amaba.


-Yo te amo igual Harry, siempre te amaré.

-Más vale que sea así -dijo Harry apoderándose de los labios del rubio.


~**~


A principios de mayo Draco y Harry recibieron en Malfoy Manor la visita de Ron y Blaise. Una semana más tarde llegaron los padres de Harry y también Zacharias y Hermione, que esperaba a su primer hijo. A través de Zacharías, Draco supo que su padrino aún estaba enojado por su boda con Harry.


-Sé que le extrañas Draco -dijo Harry acurrucándose junto al rubio en la cama esa noche -, son muchos meses sin verle ni hablarle.

-No fui yo quien lo quiso así Harry.

-¿Por qué no le escribes una carta?

-Lo pensado Harry, muchas veces, pero Severus es terco y no dará pie atrás.

-No me gusta ser el causante de su separación, él es como un padre para ti.

-Esto no es tu culpa.

-Lo sé, no soy responsable de los prejuicios de tu padrino, pero no concibo que alguien le dé tanta importancia a cuestiones como el linaje.

-No niego que me haría muy feliz que Severus aceptase por fin nuestra unión, pero si eso no sucede, lo lamentaré más por él que por mí.


Harry asintió comprendiendo los sentimientos de Draco, pero sabía que su esposo extrañaba a Severus Snape.


~**~


El día del cumpleaños de Draco, la mansión lucía aminada y llena de vida como nunca antes. Estaban presentes todos los amigos del rubio, incluida a Astoria, hermana de Daphne. Asistían todos los Weasley, a excepción de Ginny, que no pudo viajar desde Gales; Draco secretamente agradeció ese hecho, pues hubiese sido incómoda la presencia de Pucey, estando Pansy ahí, aunque la muchacha ahora estaba comprometida con Oliver Wood.


En cuanto a su padrino, Draco no se hizo ilusiones. Esa sería la primera vez en su vida que Severus no estaría presente en esa fecha y le dolía mucho, pero ya estaba hecho a la idea.


Sin embargo, Harry no estaba resignado en absoluto. Comprendía lo importante que era lord Snape para el rubio, así que escribió una larga carta para el hombre de ojos negros. En dicha carta no rogó en nombre de su esposo, sino que apeló a la conciencia de Snape, a su afecto y al deber que tenía para con su ahijado. Cualquiera hubiese tomado aquello como una insolencia de parte del joven de ojos esmeraldas, pero en Harry tender a la sinceridad era parte de su naturaleza y sabía que lord Snape pese a todo admiraba esa cualidad en él.


El día del cumpleaños de Draco, este recibió una sorpresiva nota de Lord Snape, anunciando que estaría presente para su cumpleaños número veinticinco, esto hizo totalmente feliz al rubio y Harry se mostró más que satisfecho con la noticia y sinceramente complacido de que sus palabras tuvieran el efecto deseado en el padrino de su esposo.


Sin duda que el primer momento fue algo tenso, Draco no iba a perdonar tan fácilmente que no asistiera a su boda, por mucho que no le agradara Harry.


Lord Snape, consciente de que ya no podía cambiar esa situación, estaba dispuesto a hacer méritos para ganarse otra vez el cariño de su ahijado. El primer saludo fue cortes, pero templado, Snape no era de mostrar afectos y mucho menos en público. Le bastó mirar a Draco para darse cuenta de que el muchacho era feliz de verdad, como nunca lo fue antes y el responsable de aquello era ese huérfano sin alcurnia, que había tenido el descaro de escribirle aquella carta, donde decía que dejaría pasar el desaire de que no asistiera a su boda con Draco, aunque tendría igualmente que hacer esfuerzo por hacerse perdonar, pero que sí no asistía al cumpleaños número veinticinco de su ahijado, mejor que se diera por muerto, porque no iba a tolerar que su esposo continuara tan triste.


Snape tuvo la idea que Harry exageró al hablar de la tristeza de Draco, sin embargo, tenía que agradecerle al moreno que le diera la excusa que necesitaba para regresar al lado de su ahijado, sin que su orgullo se resintiera demasiado, siempre podía decir que fue amenazado por Harry.


Draco sintió que un peso se aligeraba en su corazón. Había extrañado a Severus. Miró a Harry y supo que de algún modo el joven de ojos esmeraldas había tenido que ver en ello, no sabía cómo, si con amenazas o chantaje emocional, tampoco le importaba mucho el detalle. Su felicidad ahora estaba completa. Le sonrió al moreno y éste le correspondió. No había necesidad de palabras, con silencio podían decir que se amarían para siempre.



FIN

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