-No puedo creerlo... ¡Lo conseguí!
Un castaño llamado Kamijou Hiroki se veía muy emocionado mientras decía estas palabras. En la oscuridad y soledad de su piso, se podía permitir mostrar toda clase de emociones.
Su pareja, Nowaki, estaba haciendo el turno de noche en el hospital, otro día Hiroki se hubiese disgustado, pero hoy no. PORQUE HABÍA GANADO.
Había entrado en un sorteo vía internet, se sorteaba una estancia gratis en un hotel de lujo, con spa, tratamientos de belleza, aguas termales... Para dos personas. Y él quería llevar a Nowaki.
Aunque no era ningún cumpleaños ni fecha especial, Hiroki deseaba hacer cosas para su pareja. Llevaban ya muchos años de relación y se conocían bastante bien, pero a veces Hiroki tenía la desagradable sensación de que el único que hacía cosas por su relación era Nowaki.
Sólo cuando no me ves si no me ves
Encuentro el valor de mirarte
Sin el pánico que aún siento
A tu inconsciente coacción
Ahora que tú no me ves
Admitiré
Que un deseo malvado
En un sueño se burlaba
De mi torre de control
Y era sucio y era pecado
No puedo asimilar que era yo
Y era yo
Ya está, de una vez lo he dicho
Que dé igual, no siempre da lo mismo
Tú llovías sobre mojado
Debajo de tu nube era yo
Y era yo
Ya está, de una vez lo he dicho
Que dé igual, no siempre da lo mismo
Hiroki no podía permitir eso. Egoísta, orgulloso, con un temperamento que le había valido el apodo en su trabajo de "Demonio Kamijou", pero en el fondo tímido, sensible y totalmente enanorado de su pareja.
Se aseguró de hacer bien as cosas. Guardó el premio del sorteo en el fondo de un cajón, Nowaki no era del tipo de persona que fisga en los cajones de su pareja, así que estaría tranquilo.
No obstante, había que tantear el terreno. Hiroki debía descubrir qué fin de semana tenía libre su pareja para poder irse, y necesitaba mucha mano izquierda porque su novio, a pesar de comportarse como un perrito faldero el 95% del tiempo, era inteligente y sumamente perceptivo.
Cualquiera que me viera en mis negras horas
Reptando por tu piel cuando es pared
Se creería que mi vicio es lamer tus sombras
Pero sólo lo hago cuando no me ves
Por mucho que me esfuerce a todas horas
El deseo salta muros al revés
Ahora te pido que me odies de memoria
Como un himno de los que saben perder
En realidad, Hiroki le estaba agradecido a Nowaki. Aunque éste último hubiera entrado en su vida como un acosador y tuviese ese comportamiento, gracias a él había olvidado a su amor frustrado, Usami Akihiko, y había aprendido a amar de nuevo.
Cuando Nowaki llegó a casa, lo hizo medio muerto, se quedó prácticamente dormido en el suelo y Hiroki decidió hablar con él en otro momento.
Al cabo de unos días, llegó el momento. Pudieron cenar juntos, y Hiroki planteó el tema.
-Oye, Nowaki... ¿Tienes trabajo este fin de semana?
-En principio no... ¿A qué viene eso, Hiro-san?
-A nada, sólo... Tengo frío... -Cambió hábilmente de tema usando su arma secreta.
-Sí. -Un Nowaki sonriente lo tomaba en brazos para llevarlo al sofá...
-¡Tonto, Nowaki! ¿Por qué me llevas al sofá?
-No creo que aguante hasta la cama...
Negaré ante el mundo lo siguiente
Que si de algo voy sobrado
Es de falta de autoestima
Y que por eso te lo canto
Sin tener que usar "te quiero"
A través de una metáfora
Ese ánfora que uso para resguardar mis miedos
A que un día las comprendas
Situación inaceptable
Puede ser que esté viciado a que te cueste descifrarme
Si entendieras la ironía
De querer estar a solas
Y cuando al fin tiempo consigo
Me pregunto por qué huyo
Pero sólo sé decirlo
Cuando no me ves
Jueves por la noche. Al mediodía del viernes saldrían de viaje, por fin... Y Hiroki no podía dormir. Tenía su equipaje preparado y también algunas cosas de Nowaki, aunque éste siempre iba con su gran bolsa, donde llevaba una muda.
Llegó el momento. Hiroki no había ido a trabajar ese día (que se fastidie el profesor Miyagi 😁) y se encontraba en casa esperando a que llegara su pareja. Iban a coger el primer tren y...
Una llamada telefónica:
-¿Diga?
-¿Hiro-san?
-¿Qué pasa?
-Oye, sé que habíamos quedado en pasar juntos el fin de semana... Pero ha surgido un imprevisto. Un accidente de tráfico, hay muchos heridos, algunos han sido trasladados a otros hospitales pero la mayoría están aquí... Lo siento de veras. Te prometo que te lo compensaré...
-Está bien. Nos vemos.
Por mucho que me esfuerce a todas horas
El deseo salta muros al revés
Ahora te pido que me odies de memoria
Como un himno de los que saben perder
El día que el presente ya sea historia
Y las aguas se nos calmen de una vez
Entenderás en mis silencios tantas cosas
Las que ahora escribo cuando no me ves
"Es trabajo"
"Lo comprendo perfectamente"
A pesar de intentar convencerse, empezó a llorar casi sin darse cuenta. Al fin y al cabo, estaba solo en casa...
Después de mucho pensar, se dio cuenta de que, a lo mejor, no había hecho las cosas bien. Que tenía que haberle comentado a Nowaki lo del sorteo...
"Lo esperaré despierto y hablaré con él"
Eran altas horas de la madrugada cuando llegó. Con suerte, dormiría un par de horas para volver enseguida al hospital. Es lo que tiene ser médico, aunque él era pediatra, en caso de accidente se necesitan todas las manos posibles.
-Nowaki.
-¿Hiro-san...? ¿Qué haces despierto?
-Tengo que hablar contigo... Lo siento por no dejarte descansar, pero debo decirlo ahora. Yo había ganado un viaje a un hotel, para dos personas... Y pensaba llevarte este fin de semana, y darte una sorpresa... -Las palabras salían atropelladamente, Hiroki estaba sonrojado y con el rostro vuelto hacia un lado.
-¿En serio, Hiro-san...? Me alegra tanto... Pero para mí, lo importante es estar contigo. Además, creo que aún podemos aprovechar ese viaje.
-¿Qué te parece... dentro de dos semanas?
-Voy a pedirme unos días de descanso, Hiro-san.
-De acuerdo... Ahora, vamos a dormir.
Nowaki se durmió en cuanto su cabeza tocó la almohada. Hiroki se quedó mirándolo unos momentos, pensativo, pero no tardó en dormirse también.
Dentro de dos semanas...