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REY DE DRAGONES-2-EL REGRESO DE JOSEPH (HELIOS SAGA) por desire nemesis

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Notas del capitulo:

 

Era un nuevo día en el campamento y Joseph y los demás habían sido invitados a desayunar antes de irse.

2-Historia (I)

 

Era un nuevo día en el campamento y Joseph y los demás habían sido invitados a desayunar antes de irse.

 

Tendremos que ir por ramas para el fuego. ¿Quién va conmigo?—propuso uno de los que allí se quedaban.

 

¿Ramas? ¿Y donde conseguirán ramas en un desierto?—preguntó Seto.

 

El hombre torció el gesto y dijo—Esto antes no era un desierto, más allá de esa colina de arena se hallan los vestigios de un bosque, hace años en la guerra fue quemado hasta no quedar nada junto con unas aldeas que no aceptaron pagar tributo a un supuesto señor feudal de los alrededores—

 

Todas las personas del lugar cambiaron su semblante al recordar la mentada tragedia.

 

Bien, ustedes dos pueden ir por las ramas con nosotros y los otros pueden ayudar con la elaboración de la comida—exclamó Charles señalando a Seto y  Joseph.

 

¿Y el enano porque se queda?—preguntó con cierto enfado el ojos azules.

 

Justamente por eso, es enano y no sirve para acarrear mucho, es mejor que ayude a las mujeres en la tarea de preparar la comida—dijo el líder.

 

Es que Kaiba tiene miedo a romperse la maniquiur—dijo con sorna el ojos mieles mostrando sus deditos estirados hacia en frente como si estuviera pronto a que le hicieran la manicura y utilizando una palabra que le oyera una vez a May.

 

El otro levantó una ceja y le miró molesto.

 

Joey bajo su gorra de baseball solo sonrió insolente.

 

El lugar no estaba alejado del todo por lo que llevaron caballos pero como ninguno lo sabía cabalgar por lo que los llevaban de las riendas, habían otros dos con ellos, los animales tenían unos sacos y serían usados para llevar el recurso de regreso. Llegados a lo alto pudieron apreciar el lugar de la tragedia, un viento mañanero empujaba arena en el aire del lugar haciendo un poco menos visibles las siluetas apagadas y grotescas de cientos de árboles quemados casi hasta el punto del carbón, en medio de la nefasta arboleda se podían divisar otras siluetas, cabañas en conjunto y una especie de molino que debieron usar para sacar agua y pisar productos. El bosque se esparcía donde daba la vista y al parecer nada intacto quedaba.

 

Con ominoso sentido los 5 bajaron al lugar para sacar de él lo que fueron a buscar.

 

 

 

 

 

 

 

 

Joseph retornó silencioso al campamento cosa que no disgustó pero si ocasionó la curiosidad de Seto que de tanto en tanto le miraba como asegurándose de que aun siguiera allí.

 

Como su tarea se había acabado al entregar la leña, ambos se dedicaron a pasearse por el campamento mientras la comida era hecha por los cocineros, dando sus paseos en sentidos contrarios.

 

¡Oye chico! ¿No quieres dar un paseo?—preguntó uno de los que había ido con el rubio a cargar leña palmeando el flanco del caballo a su lado.

 

No sé…--contestó Wheeler mirando dudoso el animal—Es que yo no sé montar y si se molesta o algo…--

 

Tranqui, este animal es muy dócil. No hay forma en que haga nada—dijo el otro que tenía un cuerpo robusto y una sonrisa de lado.

 

No sé…--repitió dubitativo el melado.

 

Y como vio que necesitaba un empujoncito y conociendo a los chicos de ciudad, el otro le dijo—Mi hermana pequeña puede cabalgarlo y… ¿Me vas a decir que tu no?—

 

El orgullo de Joey estaba en juego por lo que lo montó casi de un salto aunque casi se cae para el otro lado, luego se sentó muy orondo. Estaban en las lindes del campamento, junto a unas rocas que guarecían dicho lugar de miradas ajenas, es por eso que, cuando el chico pelinegro golpeó un anca del animal, después de guiñarle a su amigo que había atestiguado la conversación, el caballo salió disparado alejándose del campamento en lugar de internarse en el lugar.

 

Joseph apenas podía seguir sobre este agarrándose con todas sus fuerzas de las crines y con sus piernas aferradas a los flancos del corcel que cabalgaba estrepitosamente. Pocas veces el rubio había estado tan aterrado en su vida.

 

Para su suerte el mismo Charles le vio alejarse en ese estado y corrió a subirse a un caballo y perseguirlo.

 

Para su mala suerte, el infeliz cuadrúpedo eligió correr hacia un paso pedregoso entre las colinas de arena y el abismo, dada la velocidad que llevaba el rubio no dudaba de que podía caer del bicho y hacerse polvo contra la tierra antes de rodar a la herida en la tierra.

 

Los galopes hacían que su pecho diera contra la cruz del animal que era de hueso duro ya que no llevaba montura de viaje sino una ligera como de paseo que no llevaba protección en ese lugar y ya le estaban doliendo no solo los nudillos sino el pecho por los impactos.

 

Vio el abismo hacia un lado y sintió que se estremecía. En un salto del caballo su cuerpo se separó tanto y por un momento pensó que esta vez se soltaría y cerrando los ojos vio algo que parecía fruto de una pesadilla.

 

Eran unos ojos azules aterrados en una cara blanca, cabellos dorados volaban con el viento mientras una mano se extendía hacia él.

 

¿Qué extraña visión había sido esa? Se preguntó el melado un momento antes de que se resbalara por el costado del caballo y se sintió volar.

 

Pensó en rezar pero justo en el momento de más pánico sintió una firme mano que lo asía y que lo salvó.

 

Después de descansar unos momentos mientras Charles se dedicaba a cantarle las cuarenta a los tipos de la broma Joey se puso a caminar un rato sin rumbo y de nuevo vio al pintor amateur y charló un rato con él esperando la hora de la comida y después de un rato se dio cuenta de unos tubitos de papel que el otro tenía en una especie de mochila.

 

¿Qué son estos?—preguntó curioso.

 

Son antiguos dibujos míos y de mi abuelo—contestó el otro—Él me enseñó todo lo que sé—

 

¿Puedo verlos?—preguntó al que pintaba sin darle mucha importancia a lo que él hacía.

 

Por supuesto pero con cuidado, son valiosos para mí aunque no lo sean para nadie más—contestó el pintor.

 

¿Por quien me tomas?—preguntó algo ofendido el rubio ya con las manos en la masa.

 

En los dibujos había paisajes y personas, la mayoría parecían retratos, algunos de gente un poco creída al parecer de Joey, de pronto sus ojos se abrieron con estupor, una figura muy familiar se alzó ante él.

 

¿Esté tipo, quién es?—preguntó con la voz algo quebrada el melado.

 

El pintor algo ofuscado por tener que dejar lo que hacía para volverse y mirar, le contestó al ver de lo que se trataba—Ese es uno de los bocetos de mi tío. ¿Sabes? Él fue un hombre importante, era el pintor de la corte. Por lo que sé ese no es otro que el último de los reyes de dragones, el rey Joseph—

 

¿Rey Joseph?—preguntó con voz casi agónica el ojos mieles.

 

Si, el rey Joseph Wheeler—concluyó el pintor.

 

Si, pero no fue el último—dijo de pronto Charles que al parecer había oído de que hablaban y ahora los ojos y oídos del rubio se fijaron en él—El último de su casa fue su sobrino—

 

¿Sobrino?—preguntó intrigado Joseph.

 

Si, él cayó por el mismo abismo por el que casi te caes hoy—contó el líder--¿Acaso quieres oír la historia?—

 

Casi un insano interés llevó a Joey a contestar que si.

Notas finales:

Perdon Fleir luego actualizo memorias

pero es que quiero ponerme al dia con esta historia

espero que a alguien mas le guste mi nueva historia

ja ne

n.n


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