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REY DE DRAGONES-2-EL REGRESO DE JOSEPH (HELIOS SAGA) por desire nemesis

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Notas del capitulo:

Todos estaban estáticos ante el asesinato del rey, Fye apenas podía moverse y se tambaleó un poco hasta que los fuertes brazos de Kurogane lo asieron por detrás y lo apretaron fuerte. El ojos azules volteó para ver los ojos rojos que miraban fijos hacia adelante, pues los perpetradores en el comedor oficial reían mientras veían al otrora imponente rey fallecido en los brazos de su amado sacerdote. Los ojos de Kaiba no podían verlo por lo que sus manos investigaban en su cara si de algún modo se trataba de una farsa mientras un soldado apartaba de la mesa de banquetes a la sorprendida y desfalleciente princesa Serenity.

3-Historia (II)

 

Todos estaban estáticos ante el asesinato del rey, Fye apenas podía moverse y se tambaleó un poco hasta que los fuertes brazos de Kurogane lo asieron por detrás y lo apretaron fuerte. El ojos azules volteó para ver los ojos rojos que miraban fijos hacia adelante, pues los perpetradores en el comedor oficial reían mientras veían al otrora imponente rey fallecido en los brazos de su amado sacerdote. Los ojos de Kaiba no podían verlo por lo que sus manos investigaban en su cara si de algún modo se trataba de una farsa mientras un soldado apartaba de la mesa de banquetes a la sorprendida y desfalleciente princesa Serenity.

 

Ambos fueron rodeados por varios soldados de Frausden, uno de los antiguos administradores que se hizo presente ni bien el veneno en la bebida del monarca hizo su efecto, los soldados veían con sospecha y temor al antiguo capitán de la guardia real, todos sabían que era un gekkian y que no era posible combatir con uno normalmente y salir airoso. Eran pocos los que quedaban en la capital del imperio pero su peligrosidad era para todos sabida pero algo que bien sabía Frausden era que con Fye de Fluorite ahí el pelinegro no se atrevería a hacer nada imprudente.

 

Sonriendo ofreció un trato—Si te rindes cuidaré de que ambos no sean en modo alguno dañados—como vio sospechas justificadas en los ojos rojos añadió—Ustedes no me sirven muertos para nada pero sin embargo tengo una idea, y si ustedes me ayudan podrán vivir en paz todo lo que quieran. ¿Por qué saben algo? Lo que ustedes hagan no me interesa—añadió el hombre con cara de buitre.

 

Como Kurogane sabía que eso era lógico, alzó sus brazos y dando un paso atrás se apartó.

 

Ambos fueron conducidos encadenados junto con la princesa y el joven sacerdote que iba con la cabeza embotada, víctima de las aterradoras circunstancias de su arresto.

 

Serenity no paraba de llorar serenamente y una vez en que sus captores conversaban con dos guardias le susurró a ambos—Hay que buscar una forma… no sé que vayan a hacer conmigo pero el niño… lo más probable es que quieran matarle y solo tiene dos años…hay que buscar una forma…--es todo lo que dijo antes de que los captores volvieran su atención a ellos.

 

El pelinegro y el rubio se dieron cuenta de las implicaciones de las palabras de la princesa y en una esquina cuando todos doblaban engrillados el rubio, que estaba detrás de ella tocó con sus manos uno de sus brazos, Serenity volteó con sus ojos aún empapados en lágrimas de desesperación y él le prometió en voz baja—La encontraremos—la joven encontró una piedra en la cual sostenerse en sus palabras. Ella confiaba en él, era su amigo y en Kurogane que la miraba y solo apoyó al otro asintiendo con la cabeza, Kurogane era la única persona en el mundo además de su hermano que podía lograr imposibles.

 

 

 

Estaban por llegar a la puerta interna por la que se bajaba a los calabozos cuando se encontraron con Frausden que festejaba con dos de sus camaradas de complot, al ver al rebaño atrapado sonrió con malicia y dijo a los soldados mientras se acercaban—¡Suelten al pobre sacerdote! Este no ha hecho nada malo. Solo fue influenciado mal por ese rey envenenado de poder. No podemos culparle de seguirle ciegamente. ¿No es así?—preguntó luego burlándose claramente de su ceguera y haciendo arder tanto la sangre de Kurogane como la de Fye y lo peor para este último fue la falta de réplica de su primo, quien asemejaba mucho a un muñeco sin vida. De solo pensar en experimentar su cruel dolor al rubio se le partía el corazón.

 

Fue cuando el soldado sacó las llaves para liberar a Kaiba que al pelinegro se le ocurrió. Saltó sobre el guardia y tras arrebatarle las llaves le golpeó, lanzándolo contra otro de sus compañeros que estaba empezando a reaccionar mientras Frausden y sus amigos se alejaban con pánico entre los demás guardias. El feroz gekkian arrambló con los que estaban a su paso mientras arrastraba a sus compañeros de cautiverio tras suyo gracias a las cadenas, cuando halló reparo por un momento se liberó y a dio las llaves a su amado para que liberara a la princesa y a Seto mientras él, a manos limpias se encargaba de un grupo que se les acercaba.

 

Cuando todos estuvieron liberados el ojos rojos se dirigió a ellos—Es hora de irnos—dijo.

 

No podría dejar a Seto así, Joseph no lo querría y yo no tengo el corazón—dijo la pelirroja ante el desfallecido castaño, que se había quedado sentado “mirando al vacío”—Ustedes deben irse. Deben encontrar al niño y escapar de este lugar antes de que se vuelva una trampa mortal, fuera del palacio aun no saben lo que pasa, aunque presientan algo pasará un tiempo antes de que se les diga. Deben usar eso como ventaja. De seguro Frausden irá ahora por mi sobrino. Por favor, llévenselo de aquí, si es posible algún día regresará y devolverá todo a su lugar—con esas profesíacas palabras la joven los incitó a ir en busca del pequeño príncipe y dejarla—Frausden no me hará nada. Me necesitará para su pequeña comedia, ahora lo importante es él—añadió refiriéndose al niño de nuevo.

 

Ambos sabían adonde ir, las habitaciones del pequeño no descansaban muy lejos de las del rey, subieron por las escaleras de servicio a costa de perder terreno pues deberían bajar para escapar de sus perseguidores.

 

Cuando entraron al lugar el pequeño descansaba en la cama rodeada de barrotes blancos con pequeños dragones dorados incrustados en ellos, sus ojos mieles les miraron fijamente cuando se acercaron mientras el asustado servicio les miraba, las doncellas sin dudas habían escuchado el alboroto y evidentemente estaban aterradas, y más cuando vieron entrar al imponente gekkian acompañado del antiguo rey.

 

Fye tomó al niño en brazos admirándolo un momento y luego dijo a su acompañante oscuro--¡Vámonos!—y partieron. Kuro estaba delante para destruir cualquier cosa que interfiriera en su camino y Fye abrazaba amorosamente al niño para evitar que este sufriera algún daño y que se diera cuenta del ambiente que ahora le rodeaba.

 

Al llegar al patio trasero, Kurogane saltó sobre dos corceles con sus jinetes, despojándolos de ellos, que víctimas de la sorpresa y el terror que suponía que de repente semejante personaje les atacara luego de ser por años el guardián de los que habitaban el palacio, cayeron al suelo sin casi oponer resistencia.

 

El oscuro caballero ayudó al rubio ojos azules a subir al corcel con rapidez para luego montarse en el otro y empezar la huida mientras una partida de soldados se acercaba desde más allá, venían de un lado del palacio en un principio y ambos se dieron cuenta que estaban bajo las órdenes del antiguo administrador porque se dispusieron a atacarlos ni bien los vieron luego de pasar la orden de que cerraran las enormes puertas de las murallas de palacio.

 

Kurogane le advirtió a Fye—Tendremos que pasar a todo galope. ¿Podrás?—

 

Por supuesto—fue la valiente respuesta de su adorado príncipe.

 

Y así pasaron por esa multitud de cascos, espadas y lanzas. Con Kuro de ariete, llevando la espada de uno de los anteriores soldados caídos y bajando a todos a su paso sin bajar el ritmo de su cabalgadura un momento y haciendo con ello que los otros caballos se encabritaran mientras como el viento Fye le seguía sin ruido ni portento, llevando al niño pegado a su pecho con un brazo mientras dirigía las riendas con el otro, un poco encorvado para protegerlo lo que mas podía.

 

Ambos caballos pasaron con el tiempo justo por los grandes portones de madera, que dejaron tras ellos a los que intentaban perseguirlos atrapados por un momento considerable ya que la maquina que movía los engranajes debería ser detenida y puesta en marcha atrás por sus operadores, haciendo que los perseguidores perdieran tiempo valioso.

 

Un grito de frustración partió de la garganta de Frausden al ver como se escapaba la pareja e invocó a los arqueros para que desde la muralla les dispararan a los bastardos.

 

Kurogane no era nada tonto y previendo eso miró hacia atrás sobre su hombro mientras obligaba a su caballo a perder la carrera contra el otro y ponerse a la saga. Fue entonces cuando recibió las tres flechas pero no dio ningún signo de hacerlo ante el rubio.

 

¡Disparen a los caballos! ¡Disparen a los caballos!—dijo el cara de pájaro.

 

No podemos, señor, ya están demasiado lejos—le respondió uno de los arqueros.

 

Enojado el ex administrador le dio un golpe y lo llamó inútil.

 

Después de un par de horas de ser perseguidos, ambos decidieron internarse en el bosque espeso para escapar de sus perseguidores y para llegar a este decidieron usar la vereda pedregosa junto a “La gran herida”, el abismo que dividía esa zona del desierto pelado. Tal vez por la fatiga el corcel de Fye tropezó en una saliente de piedra y encabritándose contra la linde del mencionado abismo tiró su carga desprevenida de un empellón, ambos niño y hombre volaron por los aires.

 

Kurogane al ver lo que ocurría saltó de su corcel después de dirigirlo a la misma linde y sin soltar las riendas alcanzó en el aire al ojos azules por el espaldar de su chaqueta, este se estiró todo lo que pudo buscando alcanzar en el aire al niño que caía pero falló pues este llevaba más impulso debido a su pequeño tamaño y tuvo que verlo horrorizado caer al oscuro foso más allá de sus manos extendidas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ambos fueron capturados y llevados con el furioso Frausden que les preparó un destino tan cruel como ominoso para el país de Iskabad. A partir de ese momento Fye volvería a reinar sobre este siendo su títere y ordenando la repartición de las tierras del imperio en 5 naciones gobernadas por Frausden y sus cuatro amigos pero la mayor le tocaría a este que gobernaría tras la aparente legalidad del título del antiguo soberano al que todos culparían por sus decisiones y para hacerlo más legal todavía obligó a este a casarse con la hermana del antiguo rey. Mientras Kurogane permanecería en las mazmorras como rehén para asegurar que el nuevo rey gobernara como se le indicase y que promulgase los edictos y leyes que a Frausden le placiesen.

 

Tres semanas después el nuevo rey tuvo que asistir al entierro de su primo y amigo. Seto, víctima de su angustia y tristeza dejó de ingerir alimentos y agua para perecer en ese tiempo dado y Fye no pudo menos que entender su pena. Si él seguía de pie es porque su amado ojos rojos seguía con vida aunque después de ver el estado en que estaba después de tirar de él con su caballo para salir del abismo el rubio creyó que terminaría perdiéndolo y es esa mortal agonía que le invadió lo que le hacía entender perfectamente los sentimientos de Seto.

Notas finales:

Espero les guste

es el pasado y el nexo entre el rey de dragones 1 y 2

Fleir te lo dedico

ja ne


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