¡Sasuke bajame!
Naruto inútilmente daba golpes a diestra y siniestra, por más que lo intentara Sasuke no le hacías caso, estaba más ocupado yendo a la habitación.
Cuando llegó aventó al doncel a la cama sin ningún tipo de cuidado, para enseguida ponerse sobre él, Naruto estaba asustado, seguía sin creer lo que estaba pasando.
De forma brusca el azabache le arrancó la ropa y lo beso, era tanta la rudeza que había hecho su labio sangrar, para librarse el oji-azul mordió su lengua.
-Maldito.
Ese acto solo había enfurecido más a Sasuke.
-Pensaba ser gentil contigo en tu primera vez, pero creo que no podrá ser.
Para evitar que lo golpeara con la sábana le amarró las manos, le dio la vuelta y lo colocó en cuatro, sin ningún tipo de preparación metió 3 dedos en la entrada de Naruto.
Lágrimas bajaban por sus mejillas, pero no soltaba ningún grito, se mordía el labio lastimandose más, sangre comenzó a escurrir de su ente pierna.
Al mismo tiempo que lo penetraba con sus dedos el oji-negro le frotaba su miembro, este se había puesto rojo y ardía debido a las poco delicadas caricias.
-Sasuke reacciona, Sasuke ¡por favor!
No le hizo caso, sacó sus dedos llenos de líquido rojo y se bajó la bragueta del pantalón, sacó su miembro erecto dispuesto a penetrarlo a pesar de estar tan lastimado.
Con las fuerzas que le quedaban, y soportando el ardor de su entrada movió su pie golpeado el pene de Sasuke, el azabache profirió un gruñido y se tocaba la zona afectada.
Naruto rodó sobre si mismo hasta caerse de la cama, intentó pararse y salir corriendo, pero Sasuke se había puesto en frente, su mirada se había vuelto roja, estaba furiosa.
-Sasuke... No...
Tanta era la ira que se olvidó de violar a su novio, como una bestia profirió golpe tras golpe en el cuerpo de Naruto, cada uno más fuerte que el anterior, la suave piel antes bronceada pasó a tener cientos de puntos verdes, morados y amarillos, su labio y mejilla sangraba. Pero nada de eso se comparaba a las palabras que romperían su corazón.
-Desde hace mucho tiempo quería verte así, tan humillado y frágil, siempre eras tan alegre y valiente, superando todas las pruebas que te ponían con éxito, no podía ver a una mierda elevarse, Sakura tenía tanta razón, solo eres un pobre diablo, ni siquiera sirves para la cama, estaba en lo correcto al decir que disfrutaría con ella como nunca.
-No...
-Si, tal como lo oyes, he estado con Sakura, ella si que es una verdadera amante.
-No..
-Hubieras visto, la hice gritar como perra en celo.
-¡No! ¡Ya basta!
-¡A mi no me grites!
Los golpes volvieron, y aunque sonara imposible más fuertes, la sangre mezclada con lágrimas bajaba y recorría el maltratado cuerpo del doncel.
-Pensar que antes me había enamorado de ti, como me arrepiento de haberlo hecho.
Esa fue la estocada final para romper el corazón de Naruto, sus ojos perdieron una parte de su brillo, la tristeza los iba inundando lentamente para el regocijo de Sasuke.
El antes había amado a Naruto con toda su alma, pero los celos y codicia de Sakura fueron el detonante perfecto, el azabache siempre había tenido un lado oscuro, una parte de su corazón odiaba a Naruto con todo su ser, verlo tan optimista ante los problemas, alcanzar todas sus metas sin rendirse, con tantas personas que lo amaban.
Poco a poco esa parte de él iba ganado terreno, la envidia puede ser la plaga más peligrosa para un alma vacía, vacía de amor por tantos años, vacía de atención y cariño.
Al final en su retorcida cabeza concluyó que Naruto intentaba aprovecharse de él humillarlo, él debía hacerlo primero, Sakura solo echó leña a un fuego ya prendido.
Sasuke volteó la mirada a Naruto, y lo que vio lo dejó en shock, sus ojos volvieron a recuperar su luz, la tristeza había sido reemplazada por la determinación, una mirada férrea que se negaba a ser vencida.
-Sasuke, desde hace mucho tiempo que te amo, no pienso negarlo, me heriste, pero no pienso dejar que cualquiera me derrumbe y acabe con mi felicidad, si lo hiciera no podría llamarme Naruto ¡entiendes!
Sacando fuerzas, únicamente impulsado por su determinación se puso de pie, levantó su mano hecha puño y la estampó en el estómago de Sasuke, un golpe tan fuerte que no se creería de alguien con su condición actual, tras eso un golpe en la cara y un último en el cuello, ese golpe fue tan certero que causó una parálisis temporal en el oji-negro
-¿C-Cómo?
Sin responderle el oji-azul se vistió con ropa limpia que estaba a la mano, tomó algo de dinero, un collar sencillo, la cadena estaba hecha de plata con un zafiro en forma de diamante y se fue a la puerta.
La abrió, pero antes de irse dio una última mirada a su ex-novio a partir de ese momento, con una mirada decepcionada susurró:
-Te amo.
Y cerró la puerta, su escasa calma cedió para darle paso a nuevas lágrimas, lágrimas más fuertes que las que soltó cunado Sasuke le golpeó, lágrimas provenientes del corazón.
No todo lo que destruye son golpes, y no todo lo que hiere son espadas.
Absurda cenicienta así me sentí.
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Pero ya no más.