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Los hijos de Odín por MichaelJ2099

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Notas del capitulo:

¡SI NO HAS VISTO INFINITI WAR, TEN CUIDADO PORQUE HAY UNOS LIGEROS SPOILERS IMPLÍCITOS!

Gracias a todos por leer el trabajo. Hasta aquí llega mi historia, espero les haya gustado. Próximamente comenzaré a trabajar en una nueva, espero pueda gustarles de nuevo.

Saludos desde México.

Finalmente la batalla había terminado, ante los ojos de un pueblo milenario vieron su tierra natal volar en miles de miles de pedazos. Los antiguos cánticos no podían haber estado errados, el Ragnarok debía llevarse a cabo, no había poder divino que lo pudiese impedir. Inclusive el padre de todo lo sabía. Aún así, era una realidad difícil de digerir. Por el gran cristal contemplaron la destrucción de Asgard, su historia, su vida, su auge y ahora su decadencia.

Todo quedó… Hecho pedazos.

-Recuerda, Asgard no es un lugar… Es su gente.

Thor finalmente pudo despegar su mirada y se perdió en los relucientes ojos ambarinos de Heimdall. Entendió sus palabras, solo asintió. Debía estar preparado, a sus espaldas estaba un pueblo desahuciado, sin un sitio a donde dirigirse. Él ahora debía tomar el poder, debía finalmente tomar el trono, aunque ya no existiese físicamente. Cerró sus ojos.

Padre… Toma mis miedos y vuélvelos cenizas, ilumíname con la verdad hacía mi pueblo, derrama sobre mi tu gracia y ayúdame a guiar a nuestra gente.

Permaneció en silencio un poco más mientras seguía orando. Finalmente soltó un largo suspiro, al abrir sus ojos sintió las miradas de sus compañeros de batalla. Banner aún era verde y permanecía realmente calmado, Brunnhilde, la valquiria aguardaba su próxima orden y tal vez esperaba ansiosa que festejasen la victoriosa salida. Tal vez podría emborracharse.

Con el semblante de un rey, Thor giró sobre sus talones. Enseguida, la vista de su gente se posó sobre él, y pudo sentirse, sin trono y sin cetro; un verdadero rey. No importaban las joyas, una responsabilidad ahora estaba sobre sus sienes. Alzó sus manos y todos se hincaron ante él.

-Nuestro pueblo… Ha vivido milenios, muchos más de los que podemos recordar o vivir. Sus historias se guarecen en nuestras memorias y en nuestra lengua. Nuestra vida, se recuenta ya no en libros sino en nuestra misma existencia. Nosotros, somos Asgard. No somos las grandes columnas del castillo, ni las gloriosas calles revestidas de gozo. En nuestras venas corre la tradición guerrera, la sabiduría de la naturaleza, el honor de nuestra historia. Somos nosotros, los que mantendremos vivos todo esto. Es por ello, que, ante ustedes, mi gente, he de demostrar mi liderazgo de mejor modo del de mi padre antes de mi y del padre de mi padre antes de él. Seamos leales ante nuestros dioses… Y estos… Nunca nos abandonarán, es por eso que les pido. Que dejen que su rey, los guíe.

Los rostros revestidos de esperanza y orgullo se alzaron con sonrisas y aplausos. Korg incluso se unió al festejo con grandes aplausos que retumbaron debido a su corpulento cuerpo. Varias mujeres osaron en acercarse con reverencias y le tomaron de la mano.

-Mi rey, por favor sígannos, deseamos poder ayudar a sanar sus heridas.

Y Thor asintió con humildad. Con paso firme, se abrió paso entre la multitud y siguió reverenciando ante el pueblo que lo aceptaba como su legítimo rey.

-Parece que lo está tomando bien.-Dijo Brunnhilde con los brazos cruzados mientras veía al rubio caminar.

-Esta aterrado.-Dijo Heimdall sin hesitar.

-Pero… lo hará gloriosamente .-Añadió.

Ante la emocionada gente, una mirada se clavó en la nuca del nuevo rey y este enseguida sintió un respingo, detuvo su paso y con un cierto temor giró levemente su faz.

En medio del gran gentío, unos ojos verdes centellearon, mientras un disfraz le hacía ocultar su verdadera forma física. Thor le sonrió de medio lado como señal de saluda y tal vez de despedida. Enseguida el hermano menor con su disfraz se movió y Thor continuó su camino. Con el bullicio calmándose Thor pudo descansar sobre una superficie blanda que parecía una cama de figura redonda. Las curaciones duraron un poco más de dos horas. Era lamentable la pérdida del órgano ocular del nuevo rey, pero no se podía hacer gran cosa.

-Mi rey, ante la pérdida de su ojo, hemos preparado esto para usted.

Protegido por una seda roja, una muchacha se acercó con una reverencia y descubrió del paño, un parche de cobre remachado con algunas molduras en oro apenas perceptibles. Thor, terminaría viéndose como su padre.

En ese momento, le extrañó como nunca, debido al gran ajetreo con Hela y Sakkar, Thor no se había podido dar el lujo de sentir la pena de perder a su padre. Mientras tomaba el parche entre sus manos, derramó unas cuantas lágrimas, de su cuenca faltante apenas y brotó un poco de sangre. Nuevamente las mujeres corrieron con paños para evitar una nueva hemorragia.

-Lamentamos la muerte de vuestro padre, el gran Odín no tiene comparación y no dudamos de que su reinado sea igual o más maravilloso que el de él.-Añadió una.

-Me aseguraré de que así sea.-Respondió Thor y procedió a colocarse el parche.

Con un poco de mas ayuda pudo finalmente revestir su herida. Permaneció callado en una pose tranquila. Con la mirada perdida pudo sentir el ardor de sus músculos, el cansancio de su garganta, el embrollo de su mente. Demasiadas cosas habían pasado, y no tenía manera de concebirlas todas en un instante, ahora era un rey que debía velar por los demás y no le quedaba de otra.

Atendieron a la puerta.

-Un momento.

Una muchacha de cabellos dorados llegó hasta Thor y tras su reverencia habló:

-Mi señor…

Pero no continuó, tanteó entre mirar el suelo y los ojos de su nuevo rey.

-¿Qué pasa?-Preguntó preocupado el rubio.

La chica tomó un poco de aire y pudo articular palabra.

-Hemos… Recuperado los cuerpos de los grandes guerreros…

Esta vez su mandíbula se endureció terriblemente. Exhaló un aire caliente e inflamó el pecho. Tendría mucho por que lamentarse ahora. Esa noticia, terminaría cayéndole como un balde frío.

Los grandes guerreros… Sus mejores amigos.

Se alzó de su lugar.

-Volstagg… Fandral… Hogun…

Todos los presentes inclinaron la cabeza en señal de respeto por los nombres de los caídos.

-La gloria de sus proezas y de su valentía por defender Asgard será recompensada con creces. Todo el pueblo, deberá rendirles todo el deseo de su próxima reencarnación y nueva vida. Habremos de pedir por ellos para que no sean olvidados por nuestros dioses.

Un minuto de silencio y enseguida volvió a reunir todo el valor que pudo, aunque su garganta parecía destrozarse por las siguientes palabras:

-Sé que no contamos con los recursos necesarios, pero prepárenlos, deben llegar al Valhalla con sus mejores galas pues mi padre ya los espera.

Y con una sonrisa lastimosa, los hombres que llevaron la fatídica noticia asintieron. Los preparativos se llevaron en solemne silencio mientras el nuevo rey incluso ayudaba en su realización. Entre las manos obreras y la gran magia que muchos de ellos poseían, se hicieron de un barco de dimensiones humildes donde podían reposar los cuerpos de los héroes caídos. Se les atavió y llenó de joyas y regalos para el Dios Odín que habría de recibirlos.

Thor permaneció largo rato a un lado de los tres, a momentos acomodaba sus cabellos o sus ropas, a momentos hablaba con ellos. Sollozaba y les prometía un lugar reservado. Esperaba que pudieran llevarle un mensaje de agradecimiento a su padre. Esperaba poder volver a verlos, en otra vida.

Desde su niñez, sabía que la muerte era un tema de suma importancia para un pueblo mítico como Asgard. Había celebrado entre risas y llantos la partida de varios guerreros y grandes hombres que no pudieron continuar su camino. Veía las ceremonias desde el regazo de su madre.

Jamás se imaginó que vería a su madre partir ni a sus tres amigos.

La guerra, realmente era una plaga venenosa, algo que no debería ser un éxito, ni un elixir de vida. Porque arrebataba más de lo podía regalar. Ahora nuestro rey, habría de gobernar lejos del gran legado estratega de sus colegas. En un solitario trono, debería honrar sus nombres y procurar forjar a los próximos héroes de Asgard. Se levantó, finalmente listo para verlos partir. A su lado se encontraba Heimdall quien colocó como aliento, su mano en el hombro de Thor.

-Es hora.-Susurró.

Enseguida se acercó Brunnhilde y con una media sonrisa se reverencio y dijo:

-Mi rey.-Con un dejo de sarcasmo. Thor bufó irónico. La valquiria portaba una reluciente armadura de plata, del mismo brillo de la luna. Una capa de un eléctrico azul y su cabello recogido y cubierto con un casco forjado por los mismos dioses. No era de menos, una valquiria misma llevaría las almas de estos héroes caídos a su banquete de bienvenida. Sería su escolta a la gran gloria de Odín. Sus agraciados dotes no podrían mancillarse con los malos hábitos aprendidos en Sakkar. El deber aún era parte de ella, y el honor de ser una guía espiritual y de luz ante los caídos, era siempre un estandarte que ahora no buscaría borrar con alcohol.

El funeral se llevó a cabo, debido a que era lejos de una zona terrestre no había manera de que el barco partiese desde una superficie acuosa como era tradición. Colocaron el gran navío por fuera de la nave, sujetándolo brevemente para poder rendir honores. Aún no sabían cómo habrían de despedirlos en eso otro hombre apareció.

Se escuchó un “aaah” de asombro mientras escucharon el eco de los zapatos del hombre de cabellos azabaches abrirse paso. Con un gran casco dorado del cual sobresalían dos cuernos de oro.

Thor alzó la palma en señal de calma. Loki era un despiadado asesino cuando quería, cuando estaba aburrido, pero sabía que, por su hermano, era capaz de estarse calmado.

-Me necesitarán para eso.-Susurró Loki. Llegó hasta el primer escalón que conducía a Thor. Se miraron.

Se contemplaron como las obras de arte, como dos estatuas de rebosante hermosura que parecían que en cualquier momento romperían el molde y se unirían.

Con una sonrisa total de diversión, Loki curveó los ojos en señal de travesura. Pero cambió su pose.

-¿Lo recuerdas? Siempre te dije, que había esperado este día, tanto como tú.

Y con un asombro aún mayor, vieron al hijo adoptivo de Odín inclinarse ante su nuevo rey. Con lentitud y elegancia Loki clavó los ojos en el suelo y esperó que su acción fuese lo suficientemente buena para el pueblo que lo estaba observando. No duró mucho puesto que Thor se coló ante él.

Alzó su mano con intención de acariciarle el rostro pero Loki lo detuvo.

-No, no… Desharás la ilusión.

Claro… El no podía seguir arriba de esa nave. Thor entristeció la mirada. Agachó su faz y suspiró.

-Aún así, hazme el favor que te pido.-Le suplicó y en esos ojos azules Loki podía ver de nuevo a un niño. El mismo que tantas travesuras le hizo hacer.

-Como ordene mi rey.-Sonrió y alzó sus manos de las cuales brotó un brillo verde. De repente este mismo brillo inundó el barco con los tres guerreros, y le hizo levitar del otro lado del gran cristal que protegía del exterior a todo Asgard.

Una vez en el aire, la valquiria sacó su emblemática espada. Habló fuerte y claro, en un idioma que ya nadie podía recordar del todo, propio de los seres más antiguos, de la historia de Asgard. Pronunció la palabra Odín, la palabra Valhalla y blandió su espada en el aire. Fue entonces que el barco improvisado, brilló y comenzó a avanzar lejano a ellos.

Todo el pueblo se hincó, despidiendo a los hombres que defendieron y perecieron en su cometido bajo las terribles órdenes de Hela. Mientras el barco se movía, un cetro llegó a manos de Thor. El mismo que su padre empuñó tantos años. Una vez que veía como se alejaba susurró:

-Descansen por ahora, hasta que su pueblo, vuelva a necesitar de su valerosidad.

Alzó su mano y recordó el momento mismo en que vio a su padre hacerlo, la noche en la que despidió a su madre, deseaba poder algún día ser tan grande como Odín, por ahora, despediría a sus amigos. Golpeó el suelo con el cetro y enseguida el barco ardió en un fuego divino. Las volutas ardientes poco deshicieron sus cuerpos y sus atavíos. Pronto parecían elevarse en un cielo inexistente y perderse. Un brillo dorado recorrió la nave, sus integrantes y el cuerpo de Thor.

-Están despidiéndose.-Decía la valquiria.

El rey volvió a llorar mientras en sus oídos aún resonaban el blandir de las espadas que tantas aventuras acompañaron a los hombres, las risas, los brindis que compartieron. Todo ello, se guardaría en su memoria. Soltó una pequeña risa y sonrió.

-Hasta luego.

Y el barco desapareció en un fuego celestial.

El paso de la vida a la muerte, ahora debía celebrarse. El pueblo entero cocinó y sirvió bebidas de gran sabor, todos en ella participaron. Banner finalmente pudo volver a sentirse tranquilo aun siendo Hulk y unirse a la celebración mientras contemplaba impresionado la gran aceptación del cuerpo de Brunnhilde con el alcohol. Entre el llanto de algunos, las risas y bendiciones de otros, pasó la noche.

Thor acompañó a su pueblo, brindó con ellos y se regodeo del apoyo de toda su gente. Acompañó a grandes guerreros y ancianos de Asgard, hablaron sobre las próximas decisiones, un asentamiento, una nueva administración. La búsqueda de la estabilidad para un pueblo milenario. Thor aun se sentía algo atiborrado de obligaciones pero intentó mostrarse lo más preparado posible, deseaba tener a Loki a un lado que le explicase qué hacer, pero claro, él no estaba ahí. Esto último lo dejó pensando. Prontamente se despidió, se disculpó y pidió la comprensión para poder pasar el resto del luto a solas. Sin ninguna inconformidad fue despedido por su pueblo y se dirigió a su habitación. La gran nave podía alojar a todos en perfectas condiciones cómodas, con comida necesaria. Aunque no ilimitada.

Thor pronto tendría que buscar la manera de mantenerlos. Era su deber ahora.

En cuanto entró a la habitación de nuevo, se deshizo de su casco y de su capa. Colocó el cetro en una base de oro dispuesto para ello y se giró hacía los frascos de líquido embriagante que había.

Un gran espejo se abría ante él.

Primeramente tomó un vaso de cristal donde sirvió el alcohol. Todavía con la ansiedad en sus acciones casi arrojó el envase mientras tomaba la copa. Finalmente, pudo soltar un gran suspiro. Ante él, un hombre corpulento de cabellera corta y rubia le miraba. Su reflejo parecía tan distinto.

En él ahora estaba marcada la responsabilidad, el trono, la pérdida y las acciones bélicas. Todo podía verse en su rostro ahora. Había tenido que cambiar de manera muy pronta. Suspiró de nuevo mientras observaba de cerca el parche sobre su faltante ojo. Su padre estaba también en ese reflejo. En esa expresión de nostalgia, de dolor, de ira y de honorable deber.

¡Cuan parecidos ahora eran!

Thor siempre había sentido la necesidad de refutarle a su padre las acciones que tomó mientras estaba en el trono pero ahora, se sentía un tonto por haberlas hecho. Ahora estaba sobre los zapatos que su padre tomó y sobre el caminó que sus ancestros tomaron.

Suspiró todavía más hondo. Continuó rozando la superficie de metal del parche. Sin despegar su mirada, apenas y se inmutó cuando una nueva silueta apareció en el espejo.

Unos ojos verdes y unos cabellos negros se hicieron presentes. Enseguida la expresión de Thor cambio por una más dura y fría.

Se giró apenas para encararlo.

-Te queda bien.-Habló.

Dejó el recipiente con el líquido alcohólico. Su corazón se aceleró. Sus manos temblaron por escasos segundos y no quiso evidenciarse ante su hermano. Al menos, aún no lo había perdido a él. Quería tenerlo siempre para sí, aunque fuese un demente. Aunque se resistiese a quedarse en casa, entre los brazos de su hermano.

-Tal vez no eres tan malo como pareces hermano.-Le dijo finalmente y procuró mirarle.

-Tal vez no lo soy.-Respondió el hombre con gran elocuencia y una sonrisa.

Se había mantenido a la raya de las circunstancias y eso ya era de mucho que aplaudir al hermano menor. Thor recordaba los momentos antes cuando presencio al igual que todos, el funeral.

-Gracias…

Loki hizo un respingo. No lo esperaba. Su hermano mayor jugueteó con la tapa de la botella de vino.

-Si estuvieses aquí… Tal vez te daría un abrazo.-Y tal cual lo hizo en la prisión de Sakkar le arrojó el objeto esperando que prontamente la ilusión desapareciera haciendo un inocuo daño.

Le abordó una ligera sorpresa cuando vio la mano alzada con el objeto entre sus dedos… Era real.

Loki… Estaba ahí.

-Aquí estoy.-Susurró.

Loki cerró los ojos apunto de soltar otra desenvuelta oración propia del él,  cuando sintió un pesado agarre en todo su cuerpo. Abrió los ojos en una total sorpresa cuando dejó de sentir que sus pies tocaban el suelo.

-Thor ¡bájame ahora mismo!-Le gritó.

Pero el mencionado solo soltó una sonora carcajada.

-¡ESTAS AQUÍ!-Exclamaba mientras reía y hacía caso omiso a los ajetreos de su hermano menor.

La palidez común de su rostro se tornó carmín mientras seguía sintiéndose una muñeca de trapo entre los brazos de su hermano. Quiso detenerlo por lo avergonzado que se sentía, pero algo dentro de él, le impidió hacerlo. Le llenaba de nostalgia esas acciones desmesuradas tan propias de Thor. Por momentos recordó su infancia donde no había lugar para nadie más, Thor solo tenía ojos para él. Así que prefirió fingir una mirada de disgusto mientras su hermano aún reía con gusto.

Lo colocó de nuevo en el suelo, Loki arqueo una ceja ante la expresión de auténtica felicidad de su hermano mayor, ahora rey.

-Tenías tiempo sin mantener una expresión así.-Le dijo.

Y ensanchó la mirada.

-¿Cómo no podría? Tengo a mi hermano aquí… Por un momento, creí que lo había perdido todo.

-Tu pueblo sigue en pie, con las esperanzas sobre ti y hay gente dispuesta a seguirte hasta la muerte.-Le comentó.

-Si, pero…

Su voz se oscureció un poco.

-Hemos perdido a nuestros padres Loki.

Otra vez el “nuestro”. Loki siempre parecía contento de refutarle el hecho de que no estaba en nada conectado a él. No quería admitir que aún le gustaba sentirse parte de algo, aunque haya sido una mentira.

-Yo sé lo que piensas, pero… No importa la sangre cuando lo que nos unió siempre fue el sentimiento de amor y protección.

Estrechó las pálidas manos de Loki.

-Despedimos a nuestra madre, nuestro padre nos dijo “Los amo” antes de partir. Creí que todo ello, sería el detonador para que tu y yo nunca volviésemos a encontrarnos.

-Así lo creíste. No dudaste un segundo en decirme que Sakkar era el mejor lugar para mi, me diste una excelente lectura horrible de mi persona.

-Y no estaba errado.-Cortó Thor. Su hermano aguardó un momento algo sacado de sí por la afirmación.

-No entiendo a dónde quieres llegar con esto, ya te lo había dicho una vez; la comunicación abierta no era el punto fuerte de nuestra familia.

Y esta vez con un brusco movimiento Thor tomó de la nuca a Loki acercándolo a él.

-Deja de mentir Loki, ya no puedes engañarme más. Así que deja de cegarte ante una realidad que tu también ves.

El menor le contempló con una mirada más seria, esperando que prosiguiese.

-Las acciones de nuestros padres, nos mantuvieron juntos. Incluso esas fueron las últimas palabras que compartí con nuestro padre antes de que lo enviases a un asilo en el Midgard.

Se humedeció los labios y por un segundo miró el suelo:

-Odín, me dijo una vez, que solo yo podía salvarte.-Susurró y unió su frente con la de Loki. Este se removió un poco ante el contacto íntimo. Hacía siglos que no mantenían un acercamiento de ese tipo. A momentos le llegó imágenes de una situación que aconteció hace todavía más tiempo atrás, en una habitación oscura. Una situación que nunca se volvió a hablar.

Se apartó del rey.

-Loki, en el momento en el que estuve enfrentando a Hela, recordé algo que fui forzado a olvidar por un tiempo.

El mencionado le dio la espalda, guardaba una expresión de vergüenza. Regresaba desde el olvido para estar de nuevo en los interrogatorios de Thor. No podía volver el tiempo atrás, los momentos de felicidad entre ellos, habían acabado… O al menos eso creía.

-Ese día en el muelle, el día que nos atacaron los lobos en medio de la nieve.

Esta vez el ojiverde le miró anonadado. Es cierto, el sello se había roto, ahora Thor podía controlar las tormentas de nuevo. Se llevó una mano a los labios intentando ahogar su sorpresa.

-Recuerdo, que llorabas.

-No sigas.

-¡Lo recuerdo Loki! ¡Recuerdo tu llanto! ¡Tu desesperación!

-¡No sigas!- Se echó en el suelo hecho un ovillo contra la pared.

Y se cubrió las orejas pero pronto fue encarado por el rey quien le tomó del rostro. La promesa se había vuelto a romper, las lágrimas corrían de nuevo por el rostro de un hombre que se había jurado que no volvería a llorar. Se contemplaron un poco más, en silencio, sin saber exactamente qué decir.

-“Mi amado hermano…” -Dijo

-“Mi amado hermano, descansa tu poder… Hasta que encuentres algo que quieras proteger…”

Loki soltó un sollozo ante las palabras que evocaban un momento doloroso de su pasado. El conjuro que había echo la mañana en la que su hermano mayor descansaba en un profundo sueño. (N/A: Capítulo 10)

-“Hasta que encuentres algo que quieras proteger más que a mi”-Finalizó Thor.

Y lo tomó de nuevo entre sus brazos esta vez ahogando su llanto en el cuello del hombre de cabello negro. Se quedaron así por largos segundos mientras los sollozos de ambos inundaron la habitación. La fuerza abandonó sus cuerpos, el orgullo se desvaneció y se unieron en un largo abrazo.

El mismo que compartieron tantos años desde que tenían memorias.

-Loki, te perdí una vez. No quiero volver a hacerlo.

-No sé.

-¡No, si sabes! Olvida lo que hiciste en el pasado, quédate conmigo, quédate con nosotros.

Lo tomó del rostro.

-Mi trono, será tu trono. Mi hogar será el tuyo. No más tontas peleas, solo tu y yo, sé que me podrás ayudar a guiar a nuestro pueblo. Siempre has sido más inteligente que yo en ello. Quédate… Te lo suplico.

Agachó la cabeza y la descansó en el pecho en el. La respiración agitada no ayudaba a pensar claramente, los cabellos azabaches se regaron por sus hombros, sus ojos verdes se perdían en cada detalle de la habitación donde estaban. Tras muchos años de locura, estaba teniendo lo que tanto había anhelado. Pudo evocar las memorias que su padre le transmitió la ocasión en la que descubrió que era adoptado. Y comprendió que ese fue el acto de amor paternal que tanto deseó.

Porque no evitó que se volviese un maniaco intergaláctico, pero si sembró en él, un rayo de esperanza que habría de despertarlo del valle de frustración en el que su inmadurez lo había obligado a hundirse. En verdad los milagros ocurren y Odín pudo partir, dándose cuenta de que había logrado salvar a sus dos hijos.

Sintió los brazos acogedores y las palmadas de alivio en su cabeza.

Una oveja descarriada que volvía a casa.

-No sé si el pueblo pueda aceptarme de nuevo. Tampoco puedo prometerte que no volveré a hacer daño.

Thor volvió a mirarlo.

-Yo sé que no lo harás. Estarás conmigo. Finalmente… estaremos juntos.

Y en sus ojos encontró el mismo brillo de aquella noche de copas. Cuando compartieron el lecho por escasos momentos.

-Esa mujer midgardiana-

-¿No lo recuerdas?-Le interrumpió Thor.

-“Siempre me has cautivado por sobre todas las cosas”

Y le sonrió tiernamente acariciando sus mejillas. Tras siglos de indiferencia, finalmente la distancia entre ellos había desaparecido, no debían más ocultar lo que sentían.

Esta vez, lo acorraló:

-Espera, ¿qué haces?-Dijo nervioso Loki.

-Lo que me venga en gana, soy el rey.

En sus labios plantó un beso de ferviente sentimiento que llevaba guardado mucho tiempo, se separó enseguida.

-Un beso de reconciliación.

Y volvió a unirse con él. De nuevo habló.

-Un beso de bienvenida.

Le beso una vez más.

-Un beso de reencuentro.

Y Loki soltaba risas entre beso y beso. Su palidez se volvía de mil colores y sus ojos brillaban como hacía mucho tiempo no lo hacían. Recibía con su boca, el néctar que Thor le regalaba. Sus movimientos aún torpes pronto encontraban el caudal de sus emociones, pronto ya no había necesidad de seguir hablando. Solo de seguir sintiendo y desbordando aquello que debía callarse. No más.

La respiración cada vez subía más su velocidad y el vapor de sus bocas salía mientras la temperatura de sus cuerpos crecía. Pronto las risas se volvían pequeños gemidos y respiraciones hondas. Thor ya no aprisionaba las muñecas de Loki sino que las guiaba para que se enredaran detrás de su cuello.

Habían pasado muchas noches antes de poder continuar en lo que se habían quedado ‘la última vez’.

Si había nuevas obligaciones que atender, estas tendrían que esperar.

Los escuálidos dedos que se perdían en la cabellera corta del rubio, mientras los anchos brazos estrechaban la cintura del Dios de las travesuras.

-Ven.-Apenas susurró Thor.

Y ambos se levantaron del suelo. La ansiedad de sus manos recorrían sus ropas y buscaban deshacerse de estas. Las pesadas hombreras, la cota de malla que protegía sus brazos, pronto todo eso acaba en el suelo antes de tocar la superficie suave de la tela de seda. La carne que mordía Thor inyectaba de placer al menor. El roce de piel con piel comenzaba dejar huellas.

Las pequeñas motas rojas de los besos salvajes en la espalda, en el abdomen, en las piernas.

El recorrido de cuerpos divinos. Los gemidos que uno soltaba y los gruñidos del otro. Las toscas manos de Thor revestían de caricias el abdomen de Loki y prontamente descendían.

-Espera.-Llamó Loki, pero no su súplica no fue escuchada.

Los dorados cabellos reposaron un poco más en el ombligo del menor y la lengua rosada comenzó a entregar placenteros gestos sobre el miembro del moreno. Cerró los ojos de golpe ante el choque de sensaciones que le provocaba. La humedad que pronto se escurría por sus piernas. Los sabores que inundaban cada rincón de la boca del rey. Quería entregarle todo aquello que pudiese ofrecer su ser carnal.

Recorría de nuevo sus muslos y Loki parecía enloquecer aún más mientras cubría sus labios intentando desistir de su melodía de placer. Mientras el movimiento de la boca de su rey, le proveía de un caudal incontenible.

-Más…

Y era escuchado finalmente con movimientos más rápidos.

Luego de hundir las uñas en la almohada de plumas, arqueo la espalda dejando finalmente llevar, soltando un largo suspiro mientras su cuerpo crispaba cada poro.

-No he terminado.-Dijo Thor.

Y alzó ambas piernas de Loki. El ojiverde con el rostro enrojecido y unas cuantas lágrimas asomándose le contempló.

-No pierdas tiempo, antes de que quiera escapar.-Dijo divertido. Y con una sonrisa aceptó.

Pronto sintió su ser resquebrajarse, mientras el miembro de su hermano se abría paso y una nueva oleada de placer le inundaba hasta la comisura de los labios. Abrió su boca en espera de un grito pero no llegó. Cerró los ojos, sintió el cuerpo de Thor encima de él y sus besos que recorrían su cuello y pecho.

-Comenzaré a moverme.

-S-si

Una danza tan antigua como el tiempo se llevó a cabo a puerta cerrada de los aposentos del rey. Dos cuerpos entregados, el vaivén de un hombre excitado y otro recibiendo todo el afecto. Los golpeteos en la cama, subían de nivel y el moreno miraba al rubio.

-Siempre…

Pero gemía entre palabra y palabra.

-Siempre… Esperé… Este momento.

Y la imagen de un ser entregado al placer carnal en los brazos de su hermano adoptivo fue el último detonador para hacer perder el poco sentido cabal de Thor. Con un relámpago recorriendo su espina dorsal, se aseguró de ver en el rostro de Loki toda emoción posible que le asegurase que Loki lo amaba tanto como lo hacía él.

-Ámame aún más.-Susurraba y entre el vaivén desenfrenado pudo sentir un cosquilleo en su entrepierna, el climax que finalmente se aproximaba y la consumación de su unión. Sus corazones ya estaban unidos desde nacimiento y ahora, el destino finalmente ponía sus cuerpos juntos.

-Thor, e-espera… Adentro no.

Con los ojos cerrados y un gran gemido ronco, soltó toda su virilidad dentro del cuerpo de Loki sin importar las súplicas y de manera desvergonzada, Loki olvidó esta ultima oración y dejó que su ser se sintiese lleno de aquello que convertía a Thor en un hombre fértil.

Dejó llevar su cabeza hacía atrás y pudo ver las estrellas más lejanas de toda la galaxia. El cosmos entero, sabía de su unión, inquebrantable.

Fue como si el tiempo se detuviese, las respiraciones agitadas, las gotas de sudor que recorrían sus sienes, los temblores en las piernas de Loki y la pérdida de su visión a momentos. Se arrojó de nuevo a sus brazos y fue recibido no con una negativa del menor.

-Creí que no te gustaba el sudor.-Dijo Thor apenas riéndose.

-Creo que puedo acostumbrarme.-Habló con dificultad.

Sus cuerpos poco a poco desistieron del momento de éxtasis y volvieron a unirse en un estrecho agarre. Thor acarició los negros cabellos de su compañero y le miró con detenimiento.

-¿Qué piensas ahora? ¿Crees que por esto la gente me aceptará?

Thor sonrió.

-Lo harán. Ahora eres mi reina.

Y ante el término ocupado, el ojiverde soltó un bufido de risa.

-Y el loco soy yo.-Dijo irónicamente.

Pronto sintió que Thor le tomó del mentón.

-Loki… Estamos destinados a estar juntos. No pongas más oposiciones, tu lo sabes.

-Thor…

-Tu lo sabes…

-Thor…

-Loki…

-Ey Thor…

-¿Loki?

-¿Thor? Vamos, necesito que despiertes.

Y el momento se rompió enseguida. El mencionado se levantó de golpe como herido por un rayo, tenía la respiración realmente acelerada, giró su cabeza violentamente de un lado a otro. Se encontró con hombre de estatura más baja, con algunos vendajes en su cuerpo. Con barba y grandes ojos cafés.

-¿S-stark?-Preguntó.

-Estamos fijando el curso a la tierra. El mapache se está encargando de ello.-Dijo con voz casi calmada. Era obvio que el gran trauma estaba descrito en su semblante. Medio universo había desaparecido. No quería pensar en ello, no ahora, no tenía tiempo. Ya no era rey de nada, ni de nadie. Pero debía seguir buscando proteger todo lo que quedaba aunque fuesen cenizas.

-Te ayudaremos con tu hermano. Lamentamos no poder ofrecerte un funeral acorde a tus tradiciones pero—

-Mis tradiciones ya no existen.-Escupió la frase. Tony entendió que había tocado una fibra sensible y herida. Tomó un poco de aire para tampoco desmoronarse en ese instante.

-Te vuelvo a dejar a solas con él, pronto despegaremos la cápsula de escape, no te preocupes, tiene su dirección al sol. -Intentó sonar fuerte pero no pudo, regresó por donde vino de nuevo al centro de control. Después de que la puerta se cerró, el ojo azul de Thor contempló el vasto universo que se abría ante él, ahora ya no le parecía hermoso, sino un terrible recordatorio de todo lo que había pasado.

Si tan solo, no hubiese fallado en su golpe.

Volvió a sollozar amargamente mientras caminaba ante el cuerpo sin vida de Loki. Dentro de una cápsula pequeña de forma esférica descansaba el cuerpo del Dios de las travesuras.

Thanos, el maldito titán que no conocía los límites era un némesis existencial.

Thor nuevamente tomó el cuerpo y se abrazó a él, como si de un niño se tratase.

-Lo lamento hermano… Lo lamento tanto, te he fallado. Prometí protegerte y no pude hacerlo.

Lloró desconsoladamente. Del otro lado, los sobrevivientes restantes escucharon el dolor del Dios del trueno que retumbó por toda la nave. Permanecían en silencio mientras cada quien vivía un infierno en su interior. El ardor de su alma entera, la desesperación de no poder salvarlos, las forzadas despedidas.

Todo se había perdido, pero debían seguir peleando, aunque su mente estuviese a punto de corromperse.

Tony intentó mantenerse en sí de nuevo, tomó un micrófono y habló, su voz resonó en la cámara donde se encontraban los dioses asgardianos.

-Thor, es hora.

Y el rubio negaba con la cabeza. Debía despedirse de quien era su compañero de vida, de toda la vida. Del alma que llegó al mundo para unirse con la de él. La misma que vio morir en manos de un desquiciado enemigo, cegado de poder.

La ira, la ira poco a poco se abría paso, la tristeza se desbordaba.

Tenía que encontrar la fuerza, en sus oraciones pidió a su padre y a sus amigos que le diesen la guía para poder volver todo a la normalidad, para traer paz al universo. Para volver a traer a Loki a sus brazos.

Se apartó de él y se unió al resto de la tripulación. No compartió ningún contacto visual. Permaneció hermético.

-Liberando cápsula.

Solo hasta en ese momento, alzó los ojos y observó como el universo y la sed de un mounstro lo separaba nuevamente del ser a quien más amó y amará.

Ya no había cetro, no había fuego divino, no había oraciones asgardianas. Solo la soledad del espacio que engullía la pequeña nave. Nada más.

Con el dolor cargado en su espalda, se giró cuando perdió de vista la diminuta nave. Ahora debería pensar en cómo salvar a todo el universo junto con los sobrevivientes. Se alejó y su corazón se cerró para dar paso al raciocinio total. No más, amor… Por ahora.

La nave tomó impulso y en instantes desapareció.

La oscuridad y el frío del espacio aprisionó la pequeña cápsula, la cual comenzaba a corroerse lentamente. Un frío sin igual hizo que la única vista al interior se opacase con un velo de hielo. Siguió su curso. Lejano, cada vez más lejano.

Nadie en este mundo, puede decir cuándo se va. Pero al menos puedes intentar decidir, cómo te puedes despedir.

La capa de hielo se rompió cuando una mano dibujó sobre ella. Unos ojos verdes brillaron en su interior. El gran Dios de la ilusión, lo había vuelto a hacer. Sonrió un poco más y desplegó un tablero de la cápsula. Dio unas órdenes y la pequeña nave cambió su curso.

Se dejó caer cansado.

Recordando los llantos de su hermano, también pudo ver los recuerdos de este. Se sonrojó pensando en que sus últimos momentos con Thor fueron entregados íntimamente a la unión de ambos. A nadie más.

Cerró los ojos. Y se llevó una mano al vientre.

-Te prometo hermano… Que volveré.

Aguardó un poco y sonrió más anchamente.

-Volveremos, por ti.

Y siguió acariciando su (por ahora) plano vientre.

La navecilla desapareció. Mientras un zafiro se separaba de un jade. El mar del destino volvía a moverse, y es que puede que este sea caprichoso, pero mantiene sus decretos. Si ellos debían estar juntos para la eternidad… Así, debía ser.

-.-.-.-.-. FINAL DEFINITIVO .-.-.-.-.-

Notas finales:

 

 


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