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Los hijos de Odín por MichaelJ2099

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Cada persona en este planeta, tiene un algo o un alguien que aman, siempre hay una fibra sensible que lleva tallada un recuerdo. Son como esos puntos específicos, como semillas dentro de cada uno que germinan en preciosos regalos. Todo eso, por una sola razón que en tu vida pasa solo una vez. Tal vez ya no la recuerdes, o tal vez creas que no tiene tanta importancia. Pero cierra tus ojos y sin pensarlo demasiado, trae a ti el recuerdo más lindo que tengas, aquél que te trae un sentimiento de amor y de paz. Si lo has encontrado, entonces conoces bien las raíces de tus sentimientos más nobles, sino, no te preocupes, ahí está solo que no la recuerdas.

Del mismo modo, dentro de cada uno también existen semillas que pueden sacar nuestro lado más salvaje, el más alejado del raciocinio. Una lejana situación o persona que simplemente sabes que no puedes olvidar el sentimiento de frustración que te provocó aquella escena. Cada ser humano guarda en sus corazones distintas experiencias que lo vuelven loco al punto de que se incrustan dentro de tu alma y solo afloran cuando alguien llega a tu límite. Esa batería de instinto y de no tan nobles sentimientos, también forma parte de ti, y no es malo. Es necesaria.

Así es que un niño, tan tierno de edad, puede crear sus primeras semillas, mismas que habrán de acompañarle a lo largo de su vida. Esta es la historia de la oscura semilla de Thor... Aquél recuerdo tan doloroso, que explota en su mente y que lo lleva a desencadenar una serie de reacciones sin precedentes. Thor es de alma noble y pura, pero esta ocasión esta por descubrir que es aquello que lo puede hacer estallar.

Todo comenzó una mañana tranquila y fresca de invierno. Algunas tormentas de nieve habían colapsado partes de los muelles de Asgard, los marineros habían tenido que detener sus actividades debido al sólido hielo que se formaba alrededor de sus naves. Aún así, las grandes habilidades de agricultura y ganadería de un pueblo milenario eran suficientes para mantenerlos alimentados en esas duras épocas del año. Odín contemplaba los níveos caudales que antes eran calles, el cristalino mar que ahora había detenido su danza y canto de las olas. Para él, no era posible despreciar los cambios que su pueblo tenía, ni el suelo Asgardiano. Admiraba con fervor la gran naturaleza que proveía el cosmos, los cambios que este tenían eran de igual importancia y belleza que el resto. Es por ello que Odín no odia el invierno, lo disfruta del mismo modo que disfruta una oleada de aire cálido en verano.

Volviendo del balcón se dispuso a concretar la tradicional junta con los encargados de mantener el orden en el pueblo. Hombres viejos que cuidaban de la tierra y de las relaciones comerciales entre Asgard con los nueve reinos. El padre de todo los trataba con la igualdad misma que él mantendría con sus mas allegados amigos. Es por ello que no quiso hacerlos esperar más. Frigga acomodó por última vez su capa de color marrón y tomó lugar a su lado para ascender por las escaleras al salón real donde le esperaban para la junta. Callados y con un aire de tranquilidad solo se escuchaban sus pasos sobre el reluciente marfil del suelo. Eso hasta que varios pasos apresurados chocaron contra las faldas de sus ropas.

-¡Niños!-Exclamó Frigga entre contenta y sorprendida.

Thor y Loki llegaban como era costumbre con intenciones de asustar a sus progenitores, aunque siempre fallaban. Oscilando entre los doce y trece años, los hijos de Odín reverenciaron a su padre y le ofrecieron una sonrisa.

-¿Qué acontece a mis dos preciados hijos? Espero no sea algo que lleve mucho tiempo, ahora mismo su madre y yo debemos atender compromisos con el pueblo.

-Si, padre, no es nuestro interés detener tu camino mucho tiempo. Queríamos saber si nos otorgarías el permiso de salir con el trineo a la costa, como el mar se ha congelado, no hay riesgo.

Frigga tocó el pecho de su esposo algo preocupada.

-Niños, pero últimamente ha habido muchas tormentas de nieve.

Enseguida los ojos celestes y esmeraldas se apagaron en una decepción total.

-Su madre tiene razón, es muy peligroso. Será mejor que permanezcan aquí.

Apunto de refunfuñar solo vieron la palma extendida de Odín.

-He dicho. Ahora vayan a jugar dentro del castillo. Será mejor que obedezcan, no podremos vigilarlos todo el tiempo porque estaremos ocupados, así que más valen que se porten bien.-Sentenció. Y los niños tuvieron que asentir en una resignación.

Los hermanos observaron como sus padres se alejaban sobre las escaleras. Y se miraron con tristeza. Thor llevaba tras su espalda el trineo que pensaba llevar.

-Rayos ¿Ahora que haremos? Aquí dentro no hay nada divertido que hacer.-Decía molesto mientras lo ponía en el suelo. Loki suspiró cansado.

-Bueno hermano, al menos lo intentamos. Me iré a la biblioteca.-Decía con calma mientras se daba media vuelta.

-No entiendo como te puedes divertir con un montón del libros.-Y ante lo dicho su hermano solo señaló su sien cubierta de mechones dorados.

-Porque alimenta la imaginación hermano, de la misma manera que a ti te sirve atender una espada empuñada, a mi me ayuda estudiar, así podré hacer mejores conjuros.-Explicó orgulloso. Cuando estaba a punto de retirarse sin más, tropezó con el trineo que Thor había colocado previamente en el suelo, resbaló y cayó unos escalones abajo, no se lastimó pero se quedó en su sitio sobando su cabeza.

-Serás idiota Thor, ¿¡Por qué has dejado el trineo ahí sin más!?-Masculló molesto. En eso se escucharon las armaduras de los guardias que corrían. Hasta encontrarse en las escaleras.

-¿Principes?-Dijo uno y los niños le miraron. De repente una brillante idea se formó en la mentecilla traviesa del rubio.

-Estamos bien, mi hermano se tropezó.-Respondió y tomó a Loki para levantarlo. Los guardias hicieron una reverencia y se retiraron de nuevo. Antes de que se perdieron Thor se asomó por entre las escaleras y notó que eran los guardias de la puerta que separaba la entrada a la cocina, la cual tenía una salida al exterior.

-Si hacemos que los guardias vengan para acá, podremos entrar a la cocina y escapar fácilmente.-Susurró. Loki ni siquiera lo escuchó y comenzó a subir olvidándose del incidente. Antes de poder escapar, sintió el agarre de su hermano desde el cuello de su vestimenta.

-Gah... ¿Qué estas-

-¡Ssssh!

Y Loki calló ofendido.

-¿Ahora que estas tramando?-Le preguntó al oído.

Su hermano mayor no dijo nada enseguida.

-Tengo un plan para salir del castillo.

-Pero madre y padre dijeron que no podíamos.

-Ay Loki, tu y yo sabemos que jamás hemos cumplido una promesa de ese tipo.

Y el ojiverde asintió con franqueza.

-Lo que vamos a hacer es esto... Finjamos que ocurrió otro accidente con el trineo, pidamos ayuda y cuando esten lo suficientemente alejados de la puerta, los derribamos y pasamos desapercibidos hacia la cocina.

-Creo que la palabra desapercibidos, no queda en tu oración.-Decía Loki algo cansado de las ideas de su hermano.

-¿Cómo vas a derribar a dos corpulentos y experimentados guardias del castillo? Ya sé que estas gordo, pero no es para tanto.

-¡Oye!..-El rubio se miró su vientre un poquito abultado.

-No estoy gordo.-Infló los cachetes y su rostro se coloreó un poco. El hermano menor se rió por lo bajo.

-Vale pues, ¿y luego qué? ¿Cómo lo harás?

En eso Thor se acercó a su oreja y con un respingo y sonrojo Loki lo escuchó...

Un plan estaban tramando estos niños. Un excelente plan, que pasaría a la posteridad. Que Thor amaría y a Loki fastidiaría. Ese fue el día en el que el gran plan evasivo funcionó por primera vez.

Un golpe fuerte, un trineo que caía violentamente desde las escaleras y una voz chillona.

-¡AYÚDENME! ¡POR FAVOR!

Los guardias llegaron enseguida.

-¡AYÚDENME, MI HERMANO SE ESTÁ MURIENDO!

Y efectivamente Loki parecía un muñeco extra para una película de terror, llevaba el rostro pálido y varios hilos de sangre que brotaban de su nariz y boca. Y los guardias cayeron, pronto corrieron y cuando estuvieron a dos metros...

-¡POR FAVOR! ¡AYÚDENLOOOOOO!

Y el pobre muchacho salió volando, su pequeño cuerpo se estrelló contra los cascos de los guardias y estos se precipitaron contra el suelo quedando inconscientes. Thor gritó de alegría en el aire.

-Rápido Loki.-Dijo regresando por el trineo que había caído por las escaleras, Loki apenas podía levantarse.

-N-no entiendo... Cual es el punto... Cof cof... de hacerme esto.-Balbuceo mientras las manchas de sangre desaparecía de su rostro en un excelente efecto de magia suya.

-Esto es humillante, no me hagas volver a hacerlo, hermano.-Dijo y THor apenas lo escuchó.

-Si, sí, lo que tu digas. Ahora vamonos...

Y ambos ya en silencio corrieron hacia la cocina, como estaba vacía en ese momento simplemente Loki tuvo que implementar su magia para abrir la cerradura que los separaba de la aventura. Cuales cervatillos en primavera, los niños salieron disparados al exterior sin antes abrocharse bien sus abrigos de piel. Con cuidado esta vez de las zarzas que crecían a las afueras, se arrojaron al vacío con un campo de protección previamente hecho por Loki y con el trineo bajo ellos, patinaron hasta la ciudad.

Justo cuando chocaron contra unos sacos de desechos pudieron reirse febrilmente.

Se miraron como si fuese el mayor logro. Thor lo abrazó. Y su hermano se sonrojó.

-Si, si, ya suéltame, sabes que no me gusta que me hagas esas cosas.-Decía apenado.

Se levantaron y el primero en echarse a correr fue el rubio, pero apenas unos pasos fue detenido por su hermano menor.

-Espera Thor, si salimos así como así, notaran que somos los príncipes y llamarán a mamá y papá.-Dijo apresurado. Poco a poco, los aldeanos se le quedaban viendo a los niños que conversaban.

-Será mejor que no levantemos sospechas.-Susurró Loki y le tomó del cuello hasta hacerlo que chocaran frente contra frente.

-¿Qué hac-

-Silencio.

Y una pequeña aura recorrió por debajo de sus ropas hasta sus pies. Thor se sintió distinto y se separó lentamente de su hermano hasta ver unos ojos ámbar y unos cabellos rojos.

-¿Pero qué...?

Y la sonrisa ladina de su hermano le hizo entender que él también había cambiado, se tocó el cuerpo y sintió unos largos cabellos negros que acariciaban su rostro.

-Los ojos dorados te quedan bien, hermano.-Le susurró con una sonrisa traviesa y le acarició el mentón levemente.

-Vamos.

Esta vez Thor fue el que no pudo guardar su sorpresa. Se contempló así mismo en un balde de agua cercano. Seguía siendo varón pero el rostro que veía reflejado no era el de él.

Sin decir nada más alcanzó a su hermano en la muchedumbre hacia el muelle.

-¿Cómo hiciste eso?-Preguntó.

-Ahora entiendes que hago 'encerrado' en la biblioteca.-Le contestó feliz. Thor lo sabía, su hermano tenía una inteligencia que sobrepasaba la normal, era un total genio. Recordó que a la edad de 3 años, Loki ya sabía leer y aprendió a hablar con una fluidez y vocabulario bien desarrollado. Thor quería azotar su cabeza contra el muro cuando le tocaba llevar las clases de ciencias y artes, le parecían fastidiosas, pero veía a su hermano tan feliz de recibirlas que permanecía callado para no quitarle el placer de la clase. A momentos lo miraba de reojo, él no entendía nada, pero siempre que le preguntaba a Loki alguna duda, él se la respondía con una cierto dejo de soberbia pero con sinceridad.

-Mira, tienes que capturar el significado de esta oración...

La voz tierna de su hermano menor explicándole una extraña metáfora de las primeras canciones que contaban la historia de su mundo. Entre el gentío Thor sonrió de oreja a oreja y mientras caminaba contempló infinitamente a su hermano.

Prontamente Loki sintió la mirada ajena sobre él. Le miró de reojo.

-¿Qué pasa?-Preguntó sin mirarlo de frente.

-Eres asombroso.-Dijo su hermano mayor.

Loki alzó una ceja incrédulo.

-Tal vez seas algo tramposo en las peleas, pero eres muy hábil y entiendes cosas que a mi me cuestan muchísimo. Te admiro, hermano. -Le dijo deteniéndose y tomándolo fraternalmente del hombro. Loki se sonrojó.

-Vamos, que cosas dices... Anochecerá y no llegaremos a tiempo al muelle.-Dijo para cambiar el tema rápidamente y caminó con más velocidad.

Thor era sincero, lo que salía de su boca era la pura verdad, aunque le diese vergüenza a su hermano admitirlo. Así que con el pecho inflado en orgullo alcanzó pronto a su hermano menor.

Quién podría prever las vueltas que daba la vida... Ignorando el futuro que les esperaba corrieron al blanco paraíso que les esperaba en el muelle.

 


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