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Los hijos de Odín por MichaelJ2099

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Quién podría prever las vueltas que daba la vida... Ignorando el futuro que les esperaba corrieron al blanco paraíso que les esperaba en el muelle.

-¡Llegamos!-Exclamaron al unísono mientras bajaban por unas escaleras. Ya había muchas personas que igualmente se divertían en el hielo. Niños y adultos que patinaban y de igual manera jugaban sobre trineos de madera.

Así que los príncipes no menguaron más sus ganas de jugar y tomados de la mano llegaron corriendo.

-¡Hola a todos!-Dijo Thor corriendo mientras los demás le saludaban amigablemente. Pronto se prepararon.

-Yo empujo Loki, mantente en la orilla del trineo, para que no se vuelque.

Y los hermanos comenzaron a jugar. Thor tenía la fuerza necesaria para empujar a su hermano y que este soltase la carcajada al sentir el gélido aire que golpeaba su rostro. Casualmente, siempre que era invierno Loki podía soportar más fácilmente las bajas temperaturas, más que su hermano. Esto siempre les generó curiosidad a los dos. Algo que sus padres escondían por obvias razones. La procedencia de Loki le hacia totalmente hecho para el frío y era normal que este no sintiese grandes cambios cuando el invierno llegaba a Asgard.

-¡Mas fuerte!-Decía Thor y Loki con el rostro enrojecido empujaba el trineo. Le costaba trabajo pero no era imposible, así que se esforzaba. Retozaron en el hielo tanto como pudieron, típico de unos niños que la energía les duraba más de lo que a un adulto. Se arrojaron nieve, hicieron ángeles sobre ellos e incluso se atrevieron a crear un muñeco de nieve con el gorro de Loki, la bufanda de Thor y de nariz una piedra puntiaguda.

¡Cuanta diversión tenían! Thor giraba sobre sí mismo cuando pequeñas volutas de nieve comenzaron a caer.

-Thor, vas a vomitar, deja de girar.-Le decía su hermano menor.

-No seas tonto, esto es lo más divertido, ven a intentarlo conmigo.-Dijo y tambaleándose llego hasta donde su hermano estaba costruyendo extraños edificios con la blanquecina superficie.

Le tomó del brazo.

-Vamos.

Loki no estaba en humor de pelear así que condescendiemente accedió a su hermano y tomándose de las manos ambos giraron para sentir el viento frío que enrojecía sus mejillas.

El menor que al principio no parecía muy convencido soltó la carcajada cuando vio a su hermano tan feliz mientras el paisaje a su alrededor se distorsionaba por las vueltas. Dejándose llevar como pocas veces hacía, permitió que su hermano mayor lo jalase tanto como quisiese, dejaba que su cuerpo se moviera con el de él. Thor tomaba sus manos y entrelazaba los dedos mientras buscaba más seguridad en el agarre y entonces fue cuando los pies de Loki dejaron de tocar el suelo ahora se encontraba en el aire mientras el mayor le hacía girar con gracia.

-Hermano, ¡estas volando!-Exclamaba.

Y Loki quería decirle que era un tonto, pero era tanta su felicidad en ese momento que no se atrevió. Cerró sus ojos. Tal vez eso fue lo que hizo que todo cambiase repentinamente.

El menor soltó la mano de su hermano y debido a la inestabilidad, Thor cayó sobre su espalda con su hermano a un lado.

-Loki, ¿qué pasó? Que tonto eres, te soltaste.-Dijo todavía riéndose, pero su rostro se endureció cuando vio la palidez del mencionado.

-Hermano... ¡hermano! ¿Qué tienes?-Decía y vio un pequeño recorrido de sangre que salía de su nariz. Tenía el ceño fruncido y una faceta de debilidad.

-Hermano... Estoy muy ... cansado... El cambio de imagen... Me está quitando muchas energías.-Susurró.

Era cierto, todo ese tiempo desde que habían salido del castillo Loki había empleado su magia para disfrazarse. Había excedido sus límites con tal de divertirse con su hermano mayor.

-Rápido quítalo.-Dijo y antes de terminar la oración todo volvió a la normalidad. Los cabellos rojos de él desaparecieron y dejo ver su oscura cabellera. Sus ojos verdes y su piel pálida. Thor volvió a ser rubio y con sus ojos celestes.

-Iré por ayuda.-Dijo y se giró.

-¡Ayuda!-Pero de pronto sintió que la sangre se le iba del rostro. Ya no había nadie en la vereda helada. Todos se habían ido. La noche parecía comenzar a caer apresuradamente y una neblina peligrosa se cernía por sus ojos. Ya no podía localizar el muelle, solo veía a lo lejos una inmensa sombra.

-Demonios.-Dijo Thor y sacudió a su hermano.

-Loki... Vamos... Necesito que espabiles. Sube a mi espalda.-Dijo y le dio la espalda al moribundo niño. Este pudo apenas colocar sus brazos sobre los hombros del rubio y Thor enseguida se puso de pie.

-No te preocupes, estoy seguro de que padre y madre ya se han dado cuenta de nuestra ausencia. El muelle esta cerca.-Decía no tan convencido pero quería darle ánimos a su hermano que pronto cayó en una somnolencia.

-Vamos, resiste.-Y se echó a correr olvidando todo lo que traía. Pronto como un suspiro, la oscuridad alcanzó los pies de los niños y el viento veloz le impedía mantener los ojos abiertos.

-No, no debo rendirme.-Se repetía.

Y caminaba lentamente a pesar de la pequeña montaña de nieve que se estaba formando encima de su cabeza. No importaba si recibian un regaño, pero no quería ver a su hermano sufrir, esa fue la primera parte de su frustración.

Pronto perdió consciencia del tiempo, seguía caminando, pero ya no sabía si estaba llegando o no al muelle, si alguien a pesar de sus gritos lo podía escuchar. Su voz se perdía con el aullido de la terrible tormenta que se estaba formando sobre ellos. Los cristales de nieve que hacía unos momentos tanto los divirtieron ahora hacían pequeños cortes en el rostro de Thor, trataba de no prestar atención al escozor que le provocaban. Tenía que seguir adelante, con su hermano a cuestas.

Pero de un momento a otro, el cansancio le agotó y cayó con una rodilla al suelo. Inhalo y exhalo bocanadas de aire gélido que no le proveían de ninguna energía.

-Necesito, seguir... adelante...

Se decía.

-¿Thor? ¿Dónde estamos?-Preguntó su hermano menor. Parecía ser que el breve descanso le había repuesto un poco y abrió los ojos para encontrarse en medio de un horrible escenario.

El rubio le dijo.

-No te preocupes, llegaremos al muelle.

Pero, ¿cuál muelle? Solo había oscuridad y el terrible aullido de los vientos invernales. Loki temió como solo un niño puede temer.

Con el rostro agotado. Thor alzó la mirada bruscamente cuando escuchó un aullido que no era propio del viento.

-¿Lobos?-Se preguntó. Era imposible, ¿en esta tormenta?

-La comida escasea Thor, es ahora más cuando ellos salen.-Le respondió el menor.

Parecía que poco a poco se iban hundiendo más en un negro hoyo. Thor se levantó con dificultad.

-Tonto, bájame, te cansarás más.

-No, tu aún estas muy débil. Necesitamos avanzar.

Loki intentó descender de la espalda de su hermano mayor, pero este no se lo permitía. Masculló varias palabras y no pudo. Siguieron avanzando hasta que el gruñido casi salido del infierno los alcanzó de frente.

Petrificados de miedo, vieron un par de luces amarillas como la luna que se abrían paso hacía ellos, después otros dos más y otro par más. Los lobos habían llegado para cobrar una comida que el invierno no podía proveerles. Thor descendió a su hermano quien se sentó en el suelo aún asustado.

-Tontas criaturas. ¿No saben quien soy? Soy Thor, hijo de Odín, príncipe de Asgard y no dejaré que den un paso más. Este niño que ven aquí, es mi hermano y habré de defenderlo con mi vida si es necesario.

Gruñeron más fuerte y esto le hizo retroceder dos pasos. Tomó un pequeño cuchillo que guardaba en sus ropas.

-Loki, quédate donde estas.-Dijo.

-Tonto, ¡espera!

Pero fue demasiado tarde, una sombra negra con colmillos se abalanzó sobre el mayor quien pronto se defendió deteniendo el animal por las mandíbulas y arrojándolo lejos. Sin embargo, era propio de esos caninos el atacar en manada. Así que después de ese ataque, le siguió otro quien arrancó una bota de Thor y este se defendió atinándole varios golpes en el cuerpo. Otro más le hizo caer y se echó encima de él mientras Thor intentaba detener los sofocantes dientes que luchaban por clavarse en su cuello.

La lucha entre el niño y el lobo fue impresionante, mientras sentía que otro más le arrancaba lo que le quedaba de ropa en sus pies. Gritó con furia mientras intentaba golpearlos. La tormenta de nieve, el clima mismo no fue benevolente.

Thor pronto escuchó el llanto desgarrador de su hermano menor. Por un instante regresó su vista a donde estaba. Había sido muy tonto por haber dejado atrás a Loki, el lobo encima de él, solo funcionaba como distractor. Otros dos lobos se acercaban victoriosos a Loki con las fauces abiertas, llenas del gozo y saboreando la piel del príncipe menor de Asgard.

Es ahí, donde Thor conocería la semilla de oscuro color, la misma que siempre le haría reaccionar en momentos cruciales, de miedo y de acción. Esa imagen que se quedaría inundando la mente y los oídos del hijo de Odín. El llanto, las brillantes gotas de sal que recorrían el rostro horrorizado de Loki, sus manos intentando cubrir su rostro.

-Loki...¡Corre! ¡CORRE!

Pero el menor no podía reaccionar, solo veía los ojos sedientos de los lobos por probar su carne. No había vuelta atrás, este era el fin. La nieve golpeaba sus negros cabellos mientras su llanto no podía parar. Era la viva imagen de la vulnerabilidad.

-Loki... No...-Susurró Thor casi ignorando al lobo encima de él.

La fibra que él desconocía que existía dentro de él, se creó. Y cerró sus ojos, recordando las risas, los conocimientos que su hermano menor tenía, las noches que pasaban juntos, los secretos que compartían. Abarrotado de emociones sabía que estaba por perder al compañero de su vida. A quien siempre habría de estar ahí.

-Loki...-Susurró una vez más cerrando los ojos con fuerza.

Justo en ese momento el lobo pegó un brinco listo para devorar al hermano menor.

-¡NOOOOO!

Y la tierra Asgardiana rugió terriblemente, desde las profundidades del suelo hasta el cielo, un rayo de luz corrió a través de la nieve y del fuerte viento. Un trueno tan poderoso, que sacudió el mar congelado. La nieve se fracturó. Y el cuerpo del lobo casi calcinado cayó a lo lejos.

-¡NO TOQUEN A MI HERMANO!

Y lejos de los cabales que describían al rubio. Thor gritó con los ojos titilando en estrellas, los rayos y truenos que salían de sus manos golpearon con fuerza los cuerpos peludos de los lobos que inútilmente intentaron defenderse. Pronto los chillidos de dolor se hicieron presentes. Los lobos corrían despavoridos y Thor lejos de su juicio seguía arrojando a lo lejos los terribles truenos que vivían en su fuero interno. Pasmado en el suelo permaneció Loki contemplando la escena. Sin poder hacer nada, solo pudo ver como el desastre provocado, generaba que el hielo bajo él se rompiese.

-¡Thor, basta!-Le gritó y corrió hacia él. Demasiado tarde puesto que una ruptura de hielo resquebrajo la corteza y un pedazo de hielo macizo golpeó en la cabeza al rubio haciéndolo caer enseguida, inconsciente.

-¡PAAADRE! ¡MADREEE!-Gritó Loki mientras con las pocas fuerzas que le quedaban hacia un campo de fuerza alrededor de su hermano.

Gritó hasta quedarse sin voz, hasta que un rayo de luz apareció ante él y una figura masculina apareció. Finalmente y sin fuerzas. Loki cayó también sobre el cuerpo de su hermano y todo acabó.

 


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