Día 3.
El despertador sonó a primera hora. Por si no hubiera sido suficiente con la broma de las cucarachas, Kaoru ya no se conformaba con el clásico desayuno japonés, y así se lo había hecho saber a Ryuichiro.
-Ryuichiro... Mañana quiero desayunar tostadas con mantequilla y mermelada de fresas, acompañadas de un café, zumo de naranja recién exprimido y frutas peladas y cortadas en trozos...
-De acuerdo, Kaoru. -Ryu aceptaba, ya que también se beneficiaría de aquel desayuno. Menos es nada.
Pero a la falta de sueño se sumaban las ansias de venganza, así que Ryu trabajó con más animos que nunca. Al llegar a Marukawa y durante los siguientes días, se lo haría pasar muy bien a Kaoru.
Al terminar, fue a sacarlo de la bañera y a darle su masajito en la cabeza. Kaoru simplemente se dejaba hacer y disfrutaba del momento... Era raro que Ryuichiro hiciera tantas cosas por él... Bueno, no tanto. Aún conservaban la plantita que los unió...
Después del desayuno se dirigieron a Marukawa, donde concretaron lo que iba a hacer cada uno.
Isaka se quedaría en el despacho haciendo las tareas típicas de un secretario: papeleo, concertar diversas citas y reuniones, contestar al teléfono... Asahina mientras tanto, se pasearía por los distintos departamentos de la empresa a molestar un poco al más puro estilo Isaka.
Había algo en que no podían cambiar de papeles, y era... En la firma de los diferentes contratos que involucraban a Marukawa. Se necesitaba la firma del mismo jefazo... Digo, presidente. Pero en lo demás, no era tan raro. La buena relación de Isaka y Asahina era conocida por toda la editorial, todo el mundo sabía que aquellos dos eran uña y carne, y lo que no sabían, se lo imaginaban...
Así que Asahina se dispuso a hacer la ronda.
Departamento de literatura:
Al pasar por delante de dicho departamento, Kaoru oyó varias voces, entre ellas una exaltada voz femenina.
-La primera vez... ¡Las primeras veces son muy bonitas! ¡Y las relaciones son bonitas! ¡Ese proyecto va a ser un éxito de ventas! -Reconoció a Aikawa Eri, la editora del mismísimo Usami Akihiko, hablando a gritos con otra editora de literatura. Se acercó disimuladamente:
-Aikawa... Recuerde que esta semana hay que ir al apartamento de Usami-sensei a recoger el manuscrito. Procure que lo tenga listo.
Aikawa reconoció a Asahina y calló al momento. Ese hombre le daba miedo en persona, aunque ella junto con otras editoras (incluida toda la sección Zafiro) creía que era algo más que el secretario de Isaka-san.
-De acuerdo, Asahina-san.
-Por cierto, yo la acompañaré al piso de Usami. -Aikawa no preguntó por qué, esos dos sabrían lo que hacían. Igual Usami ya había prohibido terminantemente la entrada de Isaka a su piso, vaya usted a saber...
Asahina siguió con su ronda...
-En Japun:
Las cosas en Japun estaban un poco revueltas, la reciente incorporación de Misaki había trastocado un poco a los demás integrantes del departamento. Había un tipo con el cabello de punta que parecía tratar bien al pobre chibi-tan, igual que el mismo Kirishima, que tenía la fama (bien merecida) de ser un jefe comprensivo. La verdad era que se aprovechaban un poco del jovencito, ya que gracias a él los episodios depresivos de Ijuuin-sensei, la estrella de la revista, habían bajado drásticamente.
-¿Todo bien por aquí?
-Buenos días, Asahina-san, ocupados como siempre. Ah, Takahashi-kun, ve al piso de Ijuuin-sensei a recoger su manuscrito y llévale este paquete con comida. Yo tengo que ir a ventas a hablar de unos asuntos con Takafumi...
¿Takafumi? ¿Qué está pasando aquí?
-De acuerdo, Kirishima-san, iré enseguida.
-Tsk... -Un murmullo ininteligible que sonaba a maldición, o tal vez el Padrenuestro al revés, proveniente de Shizuku, el tipo con pinta de psicópata que era uno de los tantos que trabajaban con Ijuuin-sensei, y que parecía tenerle un poco de manía a Misaki. Seguro que en su habitación tenía un altar con una foto de Misaki al revés y le ponía dos velas negras. O tal vez un muñequito (o más de uno) de vudú para clavarle agujas.
Interesante. Tengo que decirle a Ryuichiro-sama que me deje hacer más rondas... Me voy a ventas.
Departamento de ventas:
Era la hora de comer y el departamento de ventas estaba casi vacío. Casi... A excepción de Yokozawa, el oso gruñón, que parecía esperar a alguien.
Ese alguien llegó inmediatamente. Kirishima llegó mostrando dos paquetitos.
-Takafumi... Te has ido tan rápido que lo olvidaste. Hiyo nos ha preparado un par de bentos, ¿quieres comer conmigo? Se acercó y le dio un besito fugaz. Yokozawa se sonrojó completamente.
-De acuerdo...
-Además, no me digas que no me estabas esperando, osito.
Interesante. Aunque Ryuichiro-sama ya debe saberlo.
Era verdad, a Isaka no se le escapaba nada. De todas formas, iría a comer con él y le contaría lo que había visto.
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Después de comer, se dirigió a los otros departamentos que le quedaban por visitar.
-En Emerald:
Empezaba fuerte, con las doncellas, lideradas por el simpático Takano. Esperaba oír gritos, y no falló.
-¿Onodera? ¡¿Dónde c*** está Onodera? ¡ONODERA!!! -Últimamente Takano la había tomado con el novato. El aludido apareció con el abrigo desabrochado y la bufanda mal colocada.
-¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento!
-Seguro que te has quedado dormido en el tren... ¿Has comido?
-Me olvidé...
-¿Qué voy a hacer contigo? -En ese departamento se estaban ellos dos, como siempre en plena discusión, Kisa hecho bolita en su asiento y Mino en su estado natural... Hatori se había ido sin decir donde. Asahina decidió intervenir.
-Takano-san, está bien que se preocupe por su subordinado... Pero no le grite tanto.
-¡Ja! Él ya sabe que lo hago por amor. -Kisa y Mino levantaron la cabeza de sus asientos.
-¡¡Ricchan!! ¡Queremos saber los detalles de esto!
-Sí, Onodera, cuéntales... Buenas tardes, Asahina-san.
-Por cierto, ¿podrían ir a comprarle chocolate a Ryuichiro-sama? -A Asahina le entró el remordimiento al ver la cara del pobre Ritsu.
-Sí... creo que sí. Onodera, vienes conmigo, así me aseguro de que comas algo. -Kisa y Mino sonreían en medio de su cansancio. Al cabo de unas horas, no recordarían lo que había pasado.
Pobre nanahikari. En fin, es lo que tiene actuar como Ryuichiro-sama...
Quedaba otro temible departamento...
-En Sapphire:
Sapphire era otra casa de locos. El departamento que se encargaba de los mangas BL estaba íntegramente formado por mujeres, con diversos grados de fanatismo, dadas a chillar escandalosamente y al sangrado nasal. Y sólo les hacía falta ver a un par de hombres guapos juntos para tener fanservice durante semanas. Y es que Marukawa era el paraíso del fanservice...
-Buenas tardes, señoras, ¿todo bien por aquí? -Asahina mostró algo parecido a una sonrisa.
-Asahina-san, ¿dónde está Isaka-san?
-Se encuentra un poco... indispuesto...
-Y le ha pedido a usted que vaya a visitarnos. ¡Se llevan de maravilla! -Dijo la editora en jefe de aquella sección.
-¡Kyaaa! -Chillaron varias editoras jóvenes.
-¡Parecen novios! ¡Aikawa nos lo ha dicho! -Dijeron entre risitas.
Asahina se encogió de hombros.
-Si está todo bien, me voy. Un placer tratar con ustedes, señoras...
Vaya. Para tenerme miedo, Aikawa es bastante habladora...
Por fin. Asahina había terminado con sus rondas, pensaba en los días tan disparatados que estaba viviendo, aunque se encontraban en el tercer día del reto ya empezaba a comprender que no era tan fácil ponerse en el lugar del otro. Y lo acabaría de comprender a lo largo de aquella semana y del reto.
Pero también quería disfrutar de las atenciones de su pareja (hablando claro, quería aprovecharse), así que lo envío a hacer la compra después del trabajo, y dejó que preparase la cena.
Mañana les esperaba otro día loco.
CONTINUARÁ...