Ron se dedicó a mirar en los mismos sitios que había mirado ya Blaise, y no dejaba de decírselo.
—Porque miremos dos veces no perdemos nada—dijo molesto Ron.
—Me van a matar—dijo Blaise con temor.
—Deberían—respondió por lo bajo Ron.
—No ayudas...
—Pensaba que a eso había venido—le rebatió, la tensión era cada vez más grande.
—No lo parece, yo no he perdido a Gatito, él se ha ido—dijo realmente molesto Blaise—Y que yo supiera él estaba a tu cuidado esta noche.
—Estaba conmigo cuando llegaste—le espetó Ron, se estaba empezando a enfadar de verdad, ¿le estaba acusando a él de perder a Gatito?
—¿Me oíste?—dijo este sorprendido.
—No sabía que lo tuyo fuera el vouyerismo—a pesar de la morena piel de Blaise notó como se sonrojaba, "touché" pensó. Al fin se la había devuelto.
—Solo cuando hay algo que ver—rebatió—Lo que no es el caso.
"Ouch" vale, era la opción que ya sabía que iba a ocurrir, pero quería devolvérsela y decirle algo desagradable. Lo hubiera hecho si no hubiera escuchado un maullido lastimero en ese momento.
Ambos se miraron, no habían acabado con esa estúpida disputa infantil, pero escuchar posiblemente a Gatito fue una alegría.
Ambos corrieron buscando el sonido, se pararon en seco chocándose cuando volvieron a escucharlo.
—Por ahí—dijo Blaise, agarrándole.
Imposiblemente Gatito estaba en la cornisa de la ventana, maldito gato ¿cómo había llegado allí si todas las ventanas estaban cerradas?
—Lánzame un incarcero por la cintura—dijo Ron.
—¿Qué?—le contestó Blaise.
—¿Prefieres salir tú a por él?
Blaise salió corriendo a por su varita, cuando volvió lo encontró con medio cuerpo fuera de la ventana, corrió a tomarlo por la cintura.
—¿Estás loco? vas a caerte. —Este lo miró por encima del hombro mientras Blaise seguía sosteniéndolo.
—El incarcero—dijo en voz baja, las manos sobre la cintura eran grandes, fuertes y cálidas. Le gustó demasiado el toque, y no quería dejarse llevar por la imaginación.
Miró a Gatito, parecía asustado con el pelaje sucio y apelmazado, no dejaba de maullar desde que los había visto.
Sintió el hechizo rodeándole.
—No me dejes caer—pidió.
—Te tengo—mierda, había sonado demasiado intenso.
Ron se encaramó al alféizar de la ventana, era alto pero aún así esas ventanas eran más altas que él.
Se alzó y estiró todo lo que pudo agarrándose con una mano y extendiendo la otra hacía el animal que le miraba asustado.
—Vamos Gatito, ya estoy aquí, ven, por favor—parecía que el animal no iba a moverse pero se movió lentamente acercándose a él, a punto de agarrarlo una patita se le resbaló pero Ron fue más rápido y lo cogió por el cuello.
El corazón le iba a mil por hora, agarró a Gatito abrazándolo fuertemente contra él y dio marcha atrás.
No había ni un metro de distancia pero dejó de sentir el hechizo sobre su cintura para notar de nuevo los brazos del moreno que lo agarraba con fuerza para ayudarlo a meterse dentro de la casa.
Ambos quedaron abrazados, con Gatito en medio.
—Maldito gato—dijo Blaise sin soltarlos.
Ron se rió nervioso, dándose cuenta de que estaban a salvo, Blaise le devolvió la sonrisa y tomó su nuca. Lo siguiente que notó fueron sus labios besándolo desesperadamente, y se abandonó al beso, demasiado bueno, no sabía que lo había estado deseando tanto.
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Ups, beso!!!