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"Belleza Escondida" por Kaoba 207

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Notas del capitulo:

Hola mis queridas lectoras


Al fin es miércoles y como cada miércoles les traigo el nuevo capítulo de hoy. Espero lo disfruten mucho, habrá una que otra sorpresita por ahí.


Gracias por sus comentarios, los aprecio en verdad. Aun espero que las demás se animen a comentar la historia. *_*


 

“CAPITULO NUEVE”

 

 

 

Loki había dejado a Eyra medio dormida, echándose la siesta, pero cuando volvió, no estaba en la cama.

 

Abrió una puerta y buscó en otra habitación, la cerró y pasó a la siguiente. La llamó, sin recibir respuesta. Habían pasado todo el día jugando. Loki necesitaba distraerse lo más posible, para no pensar en Thor. Pero, incluso tras montar a caballo, pasar horas en la playa y en los columpios y hacer manualidades con Eyra, seguía sintiendo las caricias de Thor. Su boca en la piel. Se sentía febril y ardiente, y ni siquiera una ducha fría logró calmarlo.

 

--Eyra, nena- llamó en otra habitación vacía. El tono de su voz se fue haciendo más y más angustiante al no encontrarla.

 

Lo invadió el pánico y corrió de habitación en habitación; finalmente fue al ala oeste, pero allí solo estaba sus pinturas. Miró los pantalones de su pijama con disgusto, recordando con que facilidad se los había quitado Thor. Los agarró y volvió a la parte principal de la casa.

 

--Vamos, sal, princesa- dijo abriendo armarios y baúles- Esto no tiene gracia.

 

Se quedó inmóvil al oír un sonido apagado y distante. Fue hacia el ruido, pero no la encontró. Corrió fuera, Hogun estaba en el garaje, trabajando en el auto.

 

 --Ayúdame a buscar a Eyra, Hogun. No la encuentro. Debe estar jugando, o algo así.

 

Preocupado, el hombre asintió, dejó las herramientas y fue a buscarla por los jardines, mientras el pelinegro volvía a la casa. Loki se asomó por el balcón del salón y no vio huellas de pisadas en la arena, nada que indicara que se había alejado de la casa. Sintió un ligero alivio. Se preguntó dónde podía estar y por qué no contestaba.

 

Llamándola, buscó en todos los sitios en los que podía esconderse, incluyendo el armario de la limpieza. El miedo comenzó a atenazarlo. Aunque la casa era segura y tenía un sistema de alarma muy avanzado, recordó la advertencia de Thor: alguien podría secuestrarla y pedir un rescate. Decidió no alarmarlo de momento.

 

--No hay ni rastro de ella- dijo Hogun, asomando la cabeza por la puerta de atrás. Loki asintió con la cabeza y le dio las gracias. Corrió escaleras arriba, con la esperanza de que Eyra hubiera vuelto a su dormitorio, pero estaba vacío. Los rotuladores y el cuaderno de dibujo seguían donde los había dejado.

 

Oyó un golpeteo en la suite de Thor y el enfado de la noche anterior resurgió. Subió y golpeó la puerta.

 

--¿Sí?- preguntó el rubio.

 

--Abre la puerta, maldita sea.

 

--No.

 

--¡Ya te dije que estaba harto de oír eso! Abre, o te juro que la destrozaré con una de esas espadas antiguas que hay por la casa.

 

--¿Recurres a la violencia, Loki?- Thor frunció el ceño, deseando abrir y besarlo hasta hacerlo cambiar de humor.

 

--Necesito tu ayuda, Thor. ¡Eyra ha desaparecido!

 

--¿Qué?- Thor dejó caer la pesa al suelo de golpe.

 

--Estoy seguro de que está en la casa. No hay huellas en la arena y Hogun no la ha encontrado afuera. Estaba durmiendo en la cama y cuando volví había desaparecido.

 

--¿La gatita también?

 

--Sí, también- dijo el ojiverde tras pensar un segundo. De pronto, oyó un gemido apagado.

 

--Oh, Dios, la oigo. ¿Dónde puede estar?

 

--Yo la encontraré- dijo Thor, poniéndose una camiseta.

 

--¿Cómo diablos vas a encontrarla ahí encerrado? ¡Sal, Thor! ¡Necesito ayuda!

 

--Tranquilízate, Loki. La encontraré- dijo Thor, acercándose a la puerta. Su voz tranquilizó a Loki. Estaba seguro de que Thor la encontraría pero, entretanto, él seguiría buscando por su cuenta.

 

Thor agarró una linterna, entró en la escalera de servicio que había oculta en las paredes y bajó un piso, después subió por la escalera opuesta, que llevaba al otro lado de la casa.

 

--¿Eyra? ¿Eyra?

 

--¿Papá?

 

--Quédate donde estás, princesa. Ya voy.

 

--Tengo miedo- gimió. La gatita maulló.

 

--Lo sé, preciosa. Sigue hablando- Thor subió la estrecha escalera- ¿Ves la linterna?

 

--No- su voz sonó asustada.

 

--Todo va bien, cielo, papá está aquí. No te pasará nada.

 

--Esta bien.

 

Thor se sonrió. La niña intentaba hacerse la valiente. Dobló la siguiente esquina y deseó que hubiera luces en los pasadizos. La mitad de las escaleras desembocaban en largos pasillos y, aunque él conocía el laberinto en la oscuridad, Eyra podría haber estado atrapada durante días, buscando una salida.

 

--¿Cómo encontraste las escaleras en la pared?

 

--Serabi fue a una esquina de mi dormitorio, y luego se metió por debajo de la pared.

 

Él comprendió que debía haberla dejado mal cerrada en su última visita nocturna. Lo ocurrido era culpa suya.

 

--¡Veo la luz, papá!- gritó ella con alivio.

 

Thor la iluminó con la linterna y la alzó en brazos, apretándola con fuerza. Si le hubiera ocurrido algo…Ella se agarró a su cuello y él la besó en la mejilla. Temblorosa, se echó a llorar.

 

--Ya pasó, nena. Ahora estás con papá.

 

--Tenía mucho miedo- sollozó la pequeña.

 

--Lo sé, nena, lo sé- la tranquilizó suavemente mientras se dirigía a la salida. Apretó la pared y la puerta se abrió. La dejó en el suelo y ella corrió al vestíbulo de arriba.

 

--¡Loki, Loki!

 

--Oh, Eyra- gritó Loki. Corrió hacia ella y la levantó en brazos, besándola. Eyra se echó a reír. Thor, de pie en el umbral, contempló a Loki con su hija. Sus ojos verdes, rebosantes de lágrimas, brillaban de amor por la niña.

 

--Tesoro, estaba muy preocupado. ¿Dónde fuiste?

 

Thor se puso tenso. Había llegado el momento de la verdad.

 

--Estaba en las paredes.

 

--¿Qué quieres decir?

 

--Hay una escalera interior para el servicio, y pasadizos que llevan desde aquí al ala oeste- dijo Thor- Recorren toda la casa.

 

Loki giró, mirando en su dirección. Su cuerpo llenaba el umbral y vislumbró unos pantalones cortos y una camiseta negra, en vez de la austera camisa blanca y pantalón oscuro usuales. A pesar de encontrarse sumido entre las sombras, una pequeña luz se reflejaba en el músculo retorcido de su muslo izquierdo y Loki se estremeció al recordar escenas de la noche anterior, pero pudo más su enfado.

 

--¿Pasadizos?- dijo- ¿Y tú lo sabías?

 

--Por supuesto.

 

--¿Y no se te ocurrió decírmelo? Por Dios, Thor, ¡podría haberse caído! No habríamos…no la habría encontrado nunca. ¡Fue algo egoísta y peligroso no hablarme de ellos!

 

--Lo siento, Loki- dijo Eyra.

 

--No es tu culpa, preciosa.

 

--Así es como vienes a mi dormitorio, ¿verdad, papá?- Eyra miró de uno a otro, preocupada.

 

--Sí, princesa, es así.

 

--¡Desde luego!- Loki comprendió al fin cómo se movía por la casa sin que lo viera. Dejó a la niña en el suelo y se cruzó de brazos.

 

--Solo a su dormitorio- aclaró el rubio, imaginándose lo que el pelinegro estaba pensando.

 

--Ni se me había ocurrido que fueras al mío- se burló Loki- Suelo tener la luz encendida.

 

--Papá me lee. Todas las noches.

 

--¿Qué?- Loki miró a Eyra. Se irguió, dejó caer los brazos y se enfrentó a Thor- ¿Le lees? ¿Vas a su dormitorio por esos pasadizos todas las noches?

 

--Sí.

 

El ojiverde se encaminó hacia el otro y le clavó un dedo en el pecho.

 

--Eso es…eso es- suspiró y apoyó la mano en el centro de su fornido pecho- Eso es maravilloso, Thor. Me alegro por los dos.

 

--No cambia nada.

 

--Me hace ver que pueden apañarse si no estoy aquí- dijo el pelinegro. Thor se inclinó y Loki captó su aroma a especias, sudor y hombre; un cosquilleo recorrió todo su cuerpo al sentirlo tan cerca e inmerso en la oscuridad .

 

--Tú no te vas- gruñó el rubio. No podía soportar la idea, ni siquiera por un momento.

 

--Por favor, no te vayas, Loki. ¡Por favor!- chilló Eyra, con pánico en la voz.

 

--No me voy, cielo- la consoló y se acercó más a Thor y susurró- De momento. Te lo dije, no puedo seguir así.

 

--Pero seguirás- musitó él inclinando la cabeza. Su boca estaba a milímetros de la del pelinegro.

 

Loki sabía que Thor se refería a que lo haría por Eyra, y el maldito tenía razón. Pero su actitud lo irritó.

 

--Continuaremos con esta discusión más tarde, señor Odinson- espetó, y volvió con Eyra.

 

--Sí, cariño, lo haremos- dijo el rubio, y a Loki sus palabras le sonaron casi como una amenaza.

 

--¿Estás enfadado con papá, Loki?- preguntó Eyra cuando él la tomó de la mano.

 

--Sí, estoy enfadado.

 

--¿Por qué?

 

--Porque es…testarudo- “y orgulloso y desconfiado, y quiero que me crea y me bese hasta enloquecerme, como anoche”, pensó Loki.

 

--Ah- exclamó. Loki se sonrió. Estaba claro que Eyra no entendía nada y era mejor así.

 

--Vamos, nena. Tienes que acabar la siesta antes de cenar- Eyra se quejó, pero se encaminó hacia el dormitorio, con la gatita en brazos- En cuanto a ti, Thor…

 

--Sí- dijo el aludido con calma, mirando el trasero de su niñero embutido en unos vaqueros ajustados y recordando cómo se sentía bajo sus manos. Loki se detuvo en la puerta del dormitorio y miró hacia su dirección y con una voz sensual le dijo:

 

--Tienes un buen par de piernas.

 

Thor se atragantó con una carcajada; la mirada de Loki expresó más que mil palabras, y el tono de su voz le hizo rememorar la noche anterior. Sus músculos se paralizaron y su cuerpo gritó de deseo por el ojiverde. A un lado estaba la soledad, sofocándolo como una neblina, al otro estaban Loki, la esperanza, la libertad y mucho más.

 

 

****

 

 

Loki se revolvió en la cama y, por primera vez en años, el sonido de la lluvia y los truenos no lo reconfortó. Si no descansaba estaría agotado al día siguiente, pensó, culpando mentalmente a Thor. Tras bañar a Eyra y darle la cena, había leído un poco, dibujado y tomado un mate de manzanilla, pero ni siquiera el alivio de haber encontrado a Eyra y de saber que Thor pasaba un rato con su hija todas las noches, había relajado la tensión que lo atenazaba.

 

Ardía. Se sentía inquieto, agitado y…enfadado. Con Thor.

 

Los momentos pasados en sus brazos no hacían más que invadir su pensamiento, como una lluvia torrencial golpeando un cristal. Se levantó y fue hacia la ventana. Apartó la cortina y se sentó en el banco para mirar la tormenta. El agua estaba negra como la noche, solo se vería la espuma blanca de las olas.

 

Se preguntó si debería ir a buscarlo e intentar convencerlo de que confiara en él. Pero sabía que no debía, Thor confiaría cuando estuviera listo. Si es que lo estaba alguna vez. Temía que, si lo presionaba, se encerrara aún más; no podía arriesgarse a eso por el bien de la niña. Eyra necesitaba que su padre lo fuera de verdad, que se atreviera a mirar a su hija y al resto del mundo sin miedo.

 

Una parte de Loki sufría por el gentil hombre que se sentía obligado a esconderse de ellos. Por el hombre que pensaba que les hacía un favor, cuando en realidad solo se hacía daño a sí mismo.

 

Loki comprendió cuánto le importaba Thor y eso lo asustó. Lo aterrorizaba, porque el rubio daba mucha importancia a su atractivo. El pelinegro ya había sufrido por causa de un hombre así, pero también sabía que Stephen solo lo quería por su aspecto, por la imagen que daba ante sus amigos y colegas.

 

Tanto Thor como Loki se parecían. El accidente del rubio había sido un punto de inflexión en su vida, cambiándolo irrevocablemente, reajustando sus prioridades. A Loki, la ruptura de su compromiso lo había fortalecido, le había hecho comprender que poca gente era honesta. Que pocos lo querían por lo que era y no por lo que parecía. Stephen había cambiado su percepción del mundo.

 

Thor lo consideraba demasiado atractivo para un hombre tan acomplejado e inseguro como él. No entendía que le llamaba tanto la atención de otro hombre, que además de ser del mismo sexo, poseía el don de engendrar vida a otro ser humano. Si a leguas se notaba su preferencia exclusiva por el sexo femenino. Se casó con una mujer, y tuvo una hija con ella. Entonces ¿por qué él? ¿Qué de especial tenía aparte de lo más obvio que era su apariencia que lo atraía tanto?¿O sólo era su físico y nada más?

 

Ya sea una u otra cosa, Thor no entendía que Loki no veía sus cicatrices, no notaba el esfuerzo que hacía para no flaquear. Se había enamorado de su voz en la oscuridad, de lo los cálidos besos que lo encendían, del hombre perspicaz que había captado al artista que él había dejado atrás con los desfiles y las pasarelas.

 

Se preguntó cómo podía estar tan enamorado de un hombre que no confiaba en él lo suficiente como para dejarle ver su rostro. Y eso…le destrozaba el corazón.

 

 

****

 

 

En su suite, Thor paseaba como un animal enjaulado. Fuera, la tormenta alcanzó su apogeo, y sintió cada trueno, cada relámpago como si atravesaran su cuerpo. Se mesó el cabello, aún húmedo de la ducha y se frotó la nuca. Quería ir con Loki, verlo, tocarlo, pero sabía el peligro que suponía para ambos.

 

La noche anterior lo había demostrado. Con solo tocarlo, su fuerza de voluntad se esfumaba.

 

Loki quería lo que no podía darle. Que permitiera que otro ser humano, aparte de Hogun lo viera. No sabía lo que implicaba. Sería cómo rendirse a una inspección y era demasiado arriesgado. ¿Y si Loki retiraba la vista? Entonces lo habría perdido todo. Sabía que vivir en la oscuridad lo agotaba, que su mal humor y su necesidad iban en aumento. Echaba de menos pasear al sol. Diablos, ¡echaba de menos entrar en una habitación con las luces encendidas!

 

Lo echaba de menos a él…al hermoso pelinegro de los ojos esmeraldas.

 

Miró la puerta de madera tallada. El viento la hacía crujir, como si quisiera abrirla. Se encaminó hacia ella, flexionó los dedos y la abrió.

 

Loki estaba sentado en el banco de la ventana con las piernas recogidas a un lado. Solo había una lámpara encendida en una esquina de la habitación, se había acostumbrado a que la casa estuviera siempre a oscuras.

 

Se vio un relámpago, la luz parpadeó, se apagó y volvió de inmediato. En ese momento supo que el señor del castillo estaba en la habitación. Su cuerpo vibró de excitación y, apretando la bata contra su cuello, volvió la cabeza hacia la puerta.

 

--¿Por qué estás aquí?

 

--La verdad, no lo sé.

 

--Siéntate- le indicó con un gesto. Thor avanzó un paso y se detuvo.

 

--Santo cielo, aquí hace un frío endiablado- fue a la chimenea y apiló unos troncos.

 

--Yo no tengo tanto frío.

 

--Hay humedad. Te pondrás enfermo. Y puede que se vaya la electricidad- encendió una cerilla, y la pequeña llama iluminó sus rasgos.

 

--Podría haberlo hecho yo- dijo Loki, viendo las marcas que cruzaban su cuello.

 

--Lo sé.

 

--Vete, Thor.

 

--¿Ya estás harto de mi compañía?

 

--Claro que no. Pero sabes que no es prudente- inhaló y soltó el aire con fuerza- Quiero más que tus caricias, más que estar en tus brazos- admitió con honestidad- Te quiero a ti entero- el rubio se quedó inmóvil- No solo al hombre de las sombras, ni a la voz que me tranquiliza y me hace sentir vivo al pronunciar mi nombre. No solo el cuerpo que no me dejas tocar- hizo una pausa, haciendo acopio de valor- Ya he tenido la mitad del amor y atención de un hombre antes. He tenido las migajas…- tragó saliva- No volveré a aceptar eso.

 

Thor no replicó, y Loki sintió que su corazón estaba a punto de romperse en mil pedazos.

 

--No podemos compartir nada si no confías en mí. Eso lo convierte en algo pasajero. Como si nos estuviéramos utilizando el uno al otro- concluyó con voz tenue.

 

--Entre nosotros hay más que una mera atracción sexual, Loki- su voz sonó ronca y profunda y Loki sintió pinchazos de calor por todo el cuerpo, que se intensificaban por segundos.

 

--Si sabes lo que siento, si crees eso, entonces, ¿por qué estás aquí?

 

--Yo…tenía que verte.

 

--¿Pero yo no puedo verte a ti?- suspiró y contuvo las lágrimas que le quemaban los ojos- Ahórranos a los dos un montón de dolor. Vuelve a tu torre.

 

En el silencio que siguió solo se oía el chisporrotear de las llamas, que iluminaban la habitación con un tenue resplandor dorado. Thor se quedó junto a la chimenea, con una rodilla en el suelo, echando palitos a las llamas. El fuego bailoteaba, silueteando sus hombros y su torso, agrandando aún más su tamaño. El cabello le ocultaba la mejilla y la mandíbula, enroscándose en el cuello de su camisa. El pelinegro deseó enredar los dedos en esa cabellera rubia, acariciar su duro y fuerte pecho con las manos, experimentar sus besos, su boca en el cuerpo. Ladeó la cabeza hacia el otro lado mientras apretaba con fuerza su bata.

 

--Vete, por favor- susurró, con voz temblorosa de deseo.

 

--No- se irguió y se volvió hacia el ojiverde- Ya no.

 

Loki bajó las piernas desnudas del banco, su corazón se desbocó. Thor abrió y cerró los puños. Recorrió su rostro con los ojos, bebiendo cada detalle, cada curva de su belleza clásica y perfecta. Sentado al borde del banco, parecía más un niño que un hombre; el cabello azabache le caía sobre los hombros de una forma glácil y encantadora, y el fino tejido de la bata permitía atisbar la esbelta y sensual figura que se escondía debajo.

 

Durante unos minutos se limitó a mirarlo, librando una batalla consigo mismo; luchando entre lo que deseaba y lo que no podía conseguir, intentando hacer una elección. Finalmente, extendió la mano hacia el ojiverde.

 

--Ven, Loki. Ahora, mientras siga teniendo fuerza- su mano tembló- Ven a ver al monstruo que deseas que te toque y te acaricie tanto.

 

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

OMG!!!!

¡Thor…Thor al fin decidió mostrarse ante su bello pelinegro…!!!! ¿Será que lo hace??? Y si es así ¿cuál será la reacción de Loki??? ¿Cuál creen que sea su reacción??? ¡Comenten chicas se los pido por favor!!!! Miren que ya estamos llegando al final de la historia.

Pobre Eyra y su gatita, pasaron un susto de muerte. Pero no creo que más de lo que Loki y Thor lo hicieron. Niña curiosa y traviesa jajajajajaja

Bueno hasta aquí llegamos, y espero en verdad sus comentarios. Nos vemos la siguiente semana con el tan esperado capítulo que creo que todas estuvimos esperando. ^_^


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