Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi demonio por mikuuchan

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto ni ninguno de sus personajes me pertenecen, son de su creador Masashi Kishimoto, yo solo los utilizo para mi entretenimiento.

Notas del capitulo:

El reto pertenece al grupo de Facebook Shhh... SasuNaru NaruSasu. En qué consiste, pues hacer un One-Shot utilizando 3 palabras que a las participantes se les dio.

Las mías fueron: perenne, melifluo y limerencia. Las mismas están escritas en cursiva.

 

La vida de Naruto se resume de la siguiente manera: continua monotonía. De casa al trabajo y posteriormente, realizar tareas domésticas. Una rutina bastante interesante como para ser comparado con un autómata desquiciado, nótese el sarcasmo. Uzumaki no se quejaba de sus grandes hazañas; con 21 años, se valía por sí mismo, no gozaba de gran riqueza, pero se mantenía firme en alcanzar un camino prometedor, hasta que él, Uchiha Sasuke tuvo que entrometerse en su existencia. 

Desde la perspectiva de Sasuke, el rubio Omega es un estúpido mocoso que interfirió con su anhelada libertad. Siendo un demonio condenado, Uchiha necesitaba encontrar la forma de volver ser quien era, una persona. Después de 998 años llevando la carga de entidad diabólica, es sencillo encontrar una solución; debía buscar un alma pura para servir y pagar su maldición por un corto lapso. Sin embargo, el blondo acabó con toda esperanza por una simple razón, se enlazó precisamente con él.

—A ese ritmo que vas, jamás encontrarás a un humano bondadoso, Sasuke —el platinado de nombre Suigetsu, comentó burlón.

—¡Podrías callarte! —Sasuke chistó molestó—. Déjame pensar por un momento —suspiró con resignación—. Ya no existen personas dignas, la maldad y codicia ha corrompido a toda la gente.

—Es irónico que la única forma de recuperar nuestra vida humana, sea a través de un acto generoso, se supone que los demonios nos alimentamos de la inmoralidad, debería seguir la misma línea —musitó el de cabellos blancos con saña.

—El diablo no conoce de razones, incluso con sus propios aliados es cruel.

El demonio de afilados dientes concordó con su huraño amigo, sin prestar atención a su alrededor. Las personas caminaban apresurados, descuidando las presencias demoníacas que esperaban pacientes el mísero despiste.

—¿Por qué no abres el sello? —sugirió el albino—. Si lo utilizas correctamente, tendrás a la persona adecuada que dependa de ti. Recuerda que solo tienes un día para cumplir con el contrato, Sasuke. Por mi parte, me despido y te deseo suerte.

Uchiha aceptó la recomendación del chico, abriendo el sello que escogería a su humano y no ocurrió absolutamente nada. No salió la luz del objeto como debía suceder, la marca seguía intacta sin rastro de energía. Sasuke maldijo a todo ser que conocía, su plan de recuperar su antigua vida humana se esfumaba en un santiamén, la impotencia de perder una oportunidad crucial le desconcertaba.

El demonio de ojos rojos anduvo sin rumbo fijo, mirando el sello que sostenía en su mano izquierda, tratando de buscar un indicio que señalara su error. Repasó mentalmente cada paso para liberar la energía que contenía el símbolo, pero todo fue hecho como debía hacerse. Sin embargo, recordó las palabras que una vez le dijo Suigetsu:

“El sello se mostrará únicamente cuando la persona elegida realice una acción que destaque su verdadera nobleza, solo él o ella podrá liberar al demonio de su condena”.

Siguiendo su instinto, Sasuke pensó en incitar una buena acción para lograr su cometido, y así pagar los 2 años de servicio que validaría su maldición. Asumió que no sería difícil encontrar a alguien piadoso que cumpliera con sus expectativas. Sonrió con una confianza renovada, observando a cada persona, analizándolos con detalle para hacer una estrategia que cambiara la perspectiva momentánea de un individuo. Con habilidad se alejó lo suficiente, teniendo una vista privilegiada de Konoha y las auras de cada hombre o mujer sea Alfa, Beta u Omega. El moreno permaneció durante horas vigilando sus movimientos. Finalmente, una señora cumplía con las características específicas.

El sello no desprendió la luz que indicaba que fuese la correcta. Con la preocupación angustiándole en demasía, Sasuke se aproximó a una distancia prudente sin ser cauteloso en su acción. Repentinamente, el sello se abrió, liberando la energía entre un chico Omega y la mujer que sería su supuesta ama por los siguientes años. La luz que salió del objeto, mostró un brillo cegador que ni él fue capaz de soportar. Cayó al suelo inconsciente, sin saber qué ocurrió. Minutos más tarde, el demonio despertó bajo la sombra de un gran árbol de hojas perenne, mientras su mano era sostenida por un muchacho rubio.

—¡¿Qué diablos hiciste?! —Sasuke gritó furioso—. ¡Arruinaste todo, maldito mocoso!

Iracundo como se encontraba, el demonio trató de buscar a la mujer sin verla por ningún lado. Su destino se había unido al blondo entrometido, según Sasuke.

—¡¿Quién te crees para gritarme, imbécil?! —respondió encolerizado el Omega—. Por preocuparme por los demás, solo me gano groserías.

A partir de ese momento la vida de Uchiha quedó marcada junto la de Naruto, ese Omega rubio, de tez bronceada e impresionante ojos azules. Aquel chiquillo imprudente que debía servir hasta el término del contrato. El moreno debía cuidar de él por una inusual cláusula: cuando un humano interrumpe la liberación del sello, éste inmediatamente lo elige como amo, mientras que el demonio tendrá que ser su protector por el tiempo estimado.

—Me niego a creer que te hayas unido a mí —musitó el demonio, desviando la mirada del blondo.

—No entiendo de qué hablas —dijo Naruto—. Es probable que necesites atención médica por el golpe que sufriste.  

—¿Cómo te explico la situación, Uzumaki Naruto? —inició Sasuke, captando la atención del Omega.

—¿Por qué sabes mi nombre? —retrocedió asustado el chico—, jamás te he visto.

—Debemos permanecer unidos, Naruto —el moreno hizo una corta pausa—. Primero, porque destruiste mis planes, y segundo, te convertiste en mi amo. Mi obligación es cuidarte y hacer lo que me pidas, incluso lo inimaginable para mantener el equilibrio entre el bien y el mal.

—¿Es un relato apocalíptico? —Uzumaki interrogó con burla—. Créeme, no me causa gracia.

—Soy un demonio, me llamo Uchiha Sasuke, y por desgracia conozco todo de ti —expresó el de ojos rojos—. Haremos todo lo más sencillo posible, tú continuarás con tu vida como acostumbras, y mi persona se encargará del resto.

—Te recomendaría que encuentres a personas que sí imaginen historias asombrosas del fin de los tiempos —anunció Naruto, moviendo su mano para retirarse.

Nada podía ser peor, Naruto se había ido tranquilamente dejando a Sasuke sin posibilidad de defenderse, pero él no estaba dispuesto a renunciar.

 

 

Sasuke podía saber en qué lugar estaría Naruto con solo dejarse guiar por su pacto inicial, iba a esperar que éste bajara la guardia para formalizar el contrato. La noche es el camuflaje perfecto para cualquier ente y él mejor que nadie lo emplea. Asechó al Omega, ingresando a su habitación sin abrir una puerta, con su condición de demonio, traspasó la rígida superficie sin ser detectado, después de todo, un ente decide cuándo debe mostrarse ante una persona.

Con una sonrisa plasmada en su rostro, Uchiha prefirió mirar los detalles de la pieza, contando los interminables segundos que faltaban para su encuentro con Naruto. Lentamente el pomo de la puerta giró en una dirección, ingresando por ella la figura del Omega, llevándose consigo la sorpresa de ver al diabólico ser, recostado en su cama.

—Es una falta de respeto que me dejes con la palabra en la boca, mocoso —susurró con malicia el demonio.

Naruto pegó un grito de pánico, corriendo inmediatamente hacia la sala, con intención de hacer una llamada y lo auxiliaran del extraño hombre. No obstante, Sasuke caminó arrebatándole el aparato a velocidad impresionante, no quería lidiar con inconvenientes; de hecho, disfrutaba observar la faz asustada del chico.

—¡Aléjate de mí! No sé cómo has podido seguirme, pero juro que te mataré si intentas una estupidez —balbuceó aterrado el rubio.

—Tenemos mucho de qué hablar, Naruto —propuso Uchiha—. Lo mejor es que pongas de tu parte.

—¡Largo de aquí! ¡No quiero verte! —vociferó asustado el blondo.

—No pienso irme hasta que aclaremos ciertos puntos, y está de más decir que no queda otra alternativa.

—¿Vas a violarme, degenerado? —cuestionó el muchacho de ojos azules.

—¡Por supuesto que no! Jamás he tenido tan mal gusto en Omegas —Sasuke espetó haciendo una mueca—. Despreocúpate, no va a pasar.

—¡Eres un malnacido arrogante!

Naruto se sintió ofendido por las palabras hirientes del sujeto, tomó una pequeña lámpara, aventándosela para herirlo, pero no ocurrió, el demonio pudo detener el rápido impacto. Sasuke supo que tendría una extenuante noche, y Uzumaki todo lo complicaba. Llevó una de sus manos al cuello, masajeando en el proceso la zona. Siguió el rastro del escurridizo Omega, atravesando el baño donde éste se escondía.   

—¿Te parece cómodo hablar en un baño? —interpeló el demonio con la mitad del cuerpo en el cubículo. 

—Solo es una mala jugada de mi imaginación —farfulló para sí el Omega—. No me hagas nada, toma lo que quieras.

Uchiha agarró las manos del Omega, levantándolo de un tirón. Luego, abrió la puerta del baño para que éste saliera, mientras pensaba cómo ponerlo al tanto de su situación.

—Necesito que me escuches, Naruto. Yo sé que esto es nuevo para ti; de hecho, para cualquiera lo sería —afirmó el ente—, pero dependo de ti, mi existencia está en tus manos y la tuya también peligra de no aceptar el trato. Soy un demonio y fuiste testigo de lo que puedo hacer.

—¿Quieres mi alma? —el Omega escudriñó con la mirada al azabache.

—No. Necesito que me liberes de una maldición para ser quien era antes —continuó Sasuke—. Yo también fui una persona, un Alfa, pero por mi sed de venganza pagué un precio muy alto. Tengo hasta la medianoche de hoy para cerrar el pacto contigo.

—¿Qué debo hacer? —preguntó Naruto.

—Tengo que servirte por un lapso de 2 años. Me encargaré de protegerte de cualquier amenaza —explicó Sasuke, mirando fijamente al rubio—. Mis acciones para contigo serán una especie de ofrenda que garantiza liberarme de la maldición. Básicamente dependerás de mí, nada complicado, Naruto.

—Suena demasiado bien para ser verdad —divagó taciturno el blondo.

—Conviviré contigo por cierto tiempo —pronunció serio el moreno—. Una vez se cumpla dicho periodo, desapareceré de tu vida y no recordarás nada de mí y viceversa. No habrá cambios.

—¿Qué confianza puedo tener de un demonio? —Uzumaki se cruzó de brazos, haciendo un gesto con los labios.

—Haré lo que me pidas —habló el azabache con voz aterciopelada­—. Si debo matar en tu nombre acataré la orden sin recriminarte nada, incluso puedo cumplir tus más perversas fantasías, Naruto.

El demonio se aproximó al blondo con el propósito de cerrar el pacto, pero Naruto fue mucho más audaz, se levantó de golpe mirándolo extrañado, tomando distancia.

—Esa mirada no me gusta, Sasuke —chilló desconfiado el rubio.

—Tengo que besarte —Uchiha frunció el ceño—, y no hay más objeción.

Sasuke batalló con el inquieto Omega, intentado vagamente controlarlo. Dio crédito a las agallas del chico, mientras lo tomaba con fuerza pegándola a su fibroso cuerpo y besándolo en el acto. Naruto forcejeó con el agarre, moviéndose con desesperación, pero a medida que el beso se intensificaba iba cediendo. Luego, él se separó de Uchiha con un notorio sonrojo.

—¿Qué es esto que tengo en mi muñeca? —demandó saber el Omega.

—Es la marca que te une a mí, desaparecerá cuando haya finalizado el pacto. Además, con el beso se oficializa todo. No volverá a pasar, Naruto.

—¡Por supuesto que no sucederá una segunda vez! —Uzumaki alzó la voz amenazante—. Si te atreves a intentarlo, buscaré la manera de deshacerme de ti, demonio.

—Ha quedado claro —Sasuke levantó las manos en señal de rendición.

 

 

Con el pasar de las semanas, la convivencia de Naruto y Sasuke es terrible. No pueden lidiar con la diferencia de personalidad, al punto que buscan la manera de agredirse, aunque el Omega lleve las de perder por las habilidades de su compañero. Uzumaki ha tratado de encontrar por todos los medios posibles romper con el pacto. Nada resulta como desea porque el moreno logra ser más astuto, haciéndolo enojar de las formas más irreverentes.

—¡Juro que te enterraré un jodido crucifijo, animal! —arremetió fuera de sí el Omega—. ¡Por tu culpa creen que perdí el juicio!

—Digamos que olvidé mencionar ese pequeño detalle. Nadie excepto tú puede verme —comentó con ironía el demonio.

—¡No digas nada! —señaló el Omega—. Ahora sabrás quién soy, Sasuke.

—Jamás te atreverías atentar contra mí, Naruto —vociferó asustando el demonio.

 La azulina mirada de Uzumaki, dejó entrever lo capaz que podía llegar hacer. Se apresuró a encontrar el sagrado collar, mientras Sasuke lo intersectaba en el pasillo. Con suma facilidad lo tomó en brazos, lanzándolo a la cama y ganándose de parte de éste una rabiosa mirada. Sus manos tomaron las contrarias, pasándolas por encima de la cabeza del Omega para controlar su ira.

—Lo lamento, Naruto —se disculpó el moreno—. Me pasé un poco, no creí que te molestarías tanto.

—Lo que me llena en estos momentos de felicidad es ver tu rostro de pánico, Sasuke —manifestó el rencoroso Omega—, pero las cosas tienen que cambiar.

—Intentemos llevarnos bien, por lo menos hasta que todo acabe —insinuó el pelinegro—. Prometo soportarte y más con ese melifluo tono de voz que tienes.     

—¡Cállate, zopenco!

 

 

Un año y medio ha transcurrido con un cambio radical en el par, un celo inesperado y un demonio atraído por el delicioso aroma, arregló el trato. El sexo desde entonces ha sido una costumbre importante, donde recalcan que no habrá sentimientos de por medio, a pesar que ambos saben que al involucrase de tal manera el cariño surgió.

Muchos dicen que el amor desencadena la limerencia en una persona, que su sentir va de la preocupación al malestar obsesivo sin medir prioridades. Naruto creía que un lazo fue creado entre el demonio y él. Sus labios recorriendo su cuerpo o la forma que tenía de hacerlo llegar clamando su nombre. No podía soportarlo, todo fue demasiado rápido y cayó en su propia trampa.

—Por favor retírate, Sasuke —el moreno se hizo a un lado, dándole la libertad a Naruto de irse—. Quiero estar solo por un momento.

El Omega se marchó, dejando en el lecho a Sasuke, después de haberse entregado una vez más a él. Uchiha jamás pensó que su ahora complicada relación los llevaría a un punto de quiebre. Suspiró pesadamente, sobre la mesa de noche permanecía un portarretrato de madera con una imagen sonriente del blondo. Durante días, el azabache había notado la incomodidad de éste y ver plasmado en el trozo de papel un gesto sincero le hizo sentir culpable.

—Lo siento, Naruto —recitó a la nada.

 

 

Uchiha caminaba de un lado a otro con exasperación, la oscuridad cubrió con su manto la ciudad de Konoha y el rastro de Naruto es desconocido. Sasuke iría a buscarlo si no aparecía en los próximos minutos. Si bien, la puerta se abrió estrepitosamente dando paso a un tembloroso Omega, por su rubio cabello escurría gotas y sus labios titiritaban producto del frío. La ropa húmeda se apegaba a su delgada figura y los espasmos frenéticos de su anatomía no auguraba nada prometedor.

—No ha sido un buen día —el rubio expresó cansado.

El ente demoníaco pensó en reclamarle, pero desistió de ello, no era el momento adecuado para iniciar una discusión. Se acercó a Naruto, rodeando los brazos sobre él, simplemente fue la necesidad de sentirlo y saber que estaba a salvo.

—Me preocupe, no sabía dónde fuiste —el pelinegro acarició los brazos de Naruto, brindándole calor.

Él no pronunció palabra alguna, solo se limitó en enfocar su mirada azul en el rostro contrario, expresando incredulidad y asombro. Uchiha supuso que el Omega no esperaba una reacción de su parte, sino un reproche.

—Eres cálido cuando te lo propones, Sasuke —sonrió con las mejillas ruborizadas.

—Sé lo que temes. No voy a olvidarte, incluso si siendo un demonio no cuento con un subgénero de Alfa. Volveré a buscarte cuando recupere mi forma humana, te marcaré y tendremos muchos cachorros, Naruto —garantizó con seguridad el ente—. Confía en mí.

—Te esperaré, Sasuke.

Un juramento de por medio y el ansia de estar juntos en un futuro. Definitivamente, Sasuke se encargaría de estar con su chico sin importar el tiempo y las circunstancias.

Notas finales:

Gracias por leer.

¡Nos estamos leyendo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).