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Lo que amamos de ti por xMaiia

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Notas del capitulo:

Wattpad.

7 de Marzo.

Y así, después de una semana en el hospital, donde les enseñaron varias cosas referentes al cuidado de su pequeño bebé, tal como bañarlo, envolverlo entre sus cobijitas y también como esterilizar los biberones, regresaron a casa.

Yuuri ya había instalado la sillita para bebés en el auto, que se convertía en portabebé, facilitándoles las cosas en cuanto a no tener que cargar tanto.

Hiroko les había llevado una maleta con ropa para el bebé y para Victor. Así que, con cuidado, ambos padres comenzaron a vestirlo, colocándole al final unos pequeños guantecitos en sus manitas para que no se rasguñara con sus uñas, ya que las tenía un poco largas y ya se había hecho un par de rasponcitos en sus mejillas.

- Yuri está muy guapo. -Se acercó su abuela, tomándolo con cuidado en brazos, apoyándolo contra su pecho.

- ¿Viste sus ojos, mamá? -Preguntó Mari, acariciando la cabecita.- Son verdes.

- ¿Se le quedarán verdes o le cambiarán de color? -Preguntó el japonés, viendo a su esposo y después a su madre.

- Espero que se le queden verdes, son hermosos. -Respondió su madre de vuelta, mirando embelesada a su nieto, que se removió un poco y comenzó a hacer pucheros, llorando poco tiempo después.- Parece que Yuri ya quiere volver a casa.

- Termino de vestirme y salimos, no tardo. -Victor entró al baño con cuidado, la herida de la cirugía reciente le parecía incómoda aún. El nipón, junto con su hermana, comenzaron a guardar todo lo que habían recibido como regalos para Victor y Yuri, además de las decoraciones, globos y arreglos.

- Yuuri, hijo, toma a tu bebé, tengo que ayudarle a tu hermana a bajar todo esto y meterlo en el auto. -El chico de lentes recibió a su hijo, mientras lo mecía con cuidado para intentar hacerlo dormir de regreso, sentándose en el sofá individual, mientras su hermana y su madre salían de la habitación cargadas de muchas cosas.

- ¿Tienes hambre? -Vio su reloj de pulsera, notando que era una hora en la que su hijo casi siempre tomaba su biberón.- Llegando a casa te daremos tu leche, pero no llores cariño… -Lo siguió meciendo, pero tal parecía que eso lo desesperaba más, pues el llanto incrementaba.

- ¡Que bebito tan desesperado! -Victor salió del baño completamente arreglado, acercándose a su familia para dejar un suave beso en la frente diminuta.- ¿Le pediré a las enfermeras que preparen un biberón? -Preguntó inseguro, no sabía que debía hacer.- ¿Le hará daño quedarse sin comer un tiempo?

- Mejor nos apresuramos y lo alimentamos en casa, cariño. -El nipón se levantó, pasándole al bebé, dispuesto a tomar la maleta y lo que faltaba, no quería que el peliplateado cargara cosas muy pesadas.

//

Victor se bajó con cuidado del auto, su suegra ya se había bajado y, junto con Mari y Yuuri, bajaban todo lo que habían sacado del hospital, mientras él se encargaba de sacar a su hijo del portabebé, se había quedado dormido poco después de acomodarlo, tal vez producto de los movimientos del auto o tal vez se había cansado de llorar tanto.

- Pequeño angelito, te prepararé tu biberón… ¿Quieres leche? -Susurraba para el bebé, cerrando con suavidad la puerta del asiento trasero, entrando a su casa tiempo después, caminando directo a la cocina, el japonés le había avisado a su papá que necesitaba un biberón esterilizado, así que ya estaban listos, sólo de preparar la leche.

Se sentía torpe, necesitaba las dos manos para prepararlo, pero con una sostenía a su recién nacido, así que, ingeniándoselas, llenó el biberón de agua, teniendo que quitarle porque le ponía de más y volviéndolo a llenar cuando le quitaba de más. Llegó a la marca señalada por las enfermeras, metiéndolo después al microondas, colocándolo unos segundos para calentarla. Lo sacó y metió el meñique para comprobar la temperatura, no debería estar ni muy caliente, ni muy fría. Y estaba perfecta.

Tomó el bote de leche y, haciendo las indicaciones que le dieron en el hospital, colocó el polvo en el agua, colocando después la mamila y agitándolo, saliendo de la cocina para sentarse en el sofá reclinable, escuchando como la familia de su esposo iba y venía. Unos minutos después, su esposo se sentó en el sofá de al lado, viendo como su hijo apenas abría un poco los ojos.

En el hospital le explicaron que debía rozar los labios de su bebé con la mamila, dejando que una gotita los mojara para que así el bebé comenzara a succionar. Yuuri siempre se sorprendía de la rapidez con la que su hijo succionaba la leche, acabándose el contenido del biberón en unos minutos.

- ¿Le puedes sacar los gases? -Preguntó Victor mientras le miraba, ganándose un asentimiento. Le pasó la toallita para colocarla en su hombro y después le pasó al bebé, acomodándolo entre los dos para que comenzara a darle palmaditas en la espalda.

Después de cierto tiempo, Yuuri se levantó, el pequeño había comenzado a llorar y estaba manchado por la poca leche que había regresado, así que decidió bañarlo.

Sería su primer baño en casa.

Mari le llevó la tina color amarillo pastel, mientras su madre calentaba el agua para que fuera agradable a la piel de su nieto.

Yuuri preparó la toalla donde envolverían a su hijo, junto con la ropa y el pañal. Una vez todo listo, Victor comenzó a desvestir al bebé, sonriendo cuando Yuri fijaba sus ojos en él.

- No vayas a llorar mi cielo, vamos a darte un baño relajante. -El ruso terminó de quitarle el pañal y los guantecitos, cargándolo con cuidado para colocarlo dentro de la tina, sosteniéndolo con un brazo para no recostarlo completamente.- Ayúdame Yuuri, por favor.

El japonés asintió y ambos comenzaron a limpiarlo, bajo la atenta supervisión de la abuela, quien les daba consejos sobre cómo debían lavarle el fino cabello, su cuerpecito y su carita.

- Parece que disfruta del baño, es tan hermoso. -Murmuró el nipón, embelesado por la belleza que su hijo irradiaba, podía jurar que Yuri se parecía a Victor.

- La hora del baño siempre debe ser tranquila y relajante para el bebé, si llora mucho, deben comprobar que el agua esté perfecta. -Dijo Hiroko, sonriendo amable a los padres primerizos.

Unos minutos después sacaron a Yuri, envolviéndolo con una suave toalla para secarlo completamente, colocándole después un poco de talco y el pañal limpio, vistiéndolo con sumo cuidado.

Victor lo tomó en brazos, meciéndolo mientras Yuuri cantaba una canción de cuna, haciéndolo dormir casi al instante.

- Mari, ¿puedes traer lo que dejó paquetería hace unos días?

- ¿Paquetería? Nosotros no pedimos nada…

- Desde Japón tuvimos que mandarlo, porque con todas las cosas que cargábamos ya no cabían para el avión. -Contestó esta vez el padre del japonés.

- ¿Y qué es?

- Es una extensión de cama para el bebé. Pueden tenerlo, aunque sea el primer mes con ustedes en la misma habitación, para que estén atentos a cualquier cosa, así también será más fácil cuando Yuri se despierte en la madrugada y ustedes lo puedan escuchar. -La hermana del de lentes se acercó con la gran caja, dejándola en el piso para que ambos padres la vieran.

- Muchas gracias, creo que no pensamos en eso cuando compramos los muebles para la habitación de Yuri.

- No hay nada que agradecer. -Todos los presentes sonrieron, dirigiendo la vista al recién nacido que dormía plácidamente entre los brazos de su madre.

Notas finales:

Muero de ternura yo sola al imaginarme a un Yurio bebé <3

¡Espero que les guste! Nos leemos en el siguiente capítulo.

¡Saludos!


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