—¿Iremos a ver a Lestrade? Debe necesitar la maleta
—no, aguardaremos la respuesta del asesino, si de aquí a mañana no da señales de vida, entonces la regresamos—dijo Sherlock mientras encendía la chimenea de la sala
—Entonces que haremos
—solo…pasar el rato—John lo observó con atención lucía cabizbajo—estaré en mi cuarto—Dicho esto Holmes se marchó a paso elegante a su alcoba, dejando a John confundido con una serie de preguntas atrapadas en su garganta.
John se quedó un par de horas sentado en uno de los sillones junto a la chimenea, curiosamente le parecía increíblemente cómodo, tuvo tiempo de sobra para emplearlo en cuestionarse sus propios sentimientos por Sherlock ¿acaso el también se sentiría así? ¿le había afectado el comentario de Anderson? ¿qué sentía realmente por Sherlock Holmes? ¿Por qué cada vez que pensaba en él sentía esa necesidad de estar junto a él? Se incorporó poniendo sus manos sobre su rostro, recriminándose mentalmente por no haber tenido el valor de preguntarle todas las dudas que se agolpaban en su mente. el asunto había acabado por estresarlo, observó la puerta del cuarto del rizado—necesito aclarar esto…—dijo de pronto, en un arranque se aproximó con rapidez a la puerta antes de tener tiempo de acobardarse.
—Sherlock, puedo pasar—dijo entreabriendo la puerta del cuarto, Holmes estaba recostado en su cama, con las manos bajo su mentón con expresión concentrada
—por qué estabas dando vueltas en la sala, estás pensando demasiado, me distrae y luces inquieto…—dijo sin mirarlo—tu respiración está acelerada y mueves los dedos compulsivamente, estás reteniendo saliva y tensando la mandíbula, que puede ser tan grave para tenerte así, al borde del colapso—dijo finalmente clavando sus ojos en él, John se sintió pequeño, insignificante, pensó en retirarse de una vez por todas, pero sabía que no tendría otra oportunidad de hablar respecto a lo ocurrido.
—necesito preguntarte algo, pero no se como y eso es lo que me tiene así, deseo saber que sientes Sherlock, por qué han sucedido estas…cosas entre nosotros durante el último tiempo.
—vete John, no tengo tiempo para esto—dijo Sherlock observando al techo, poniendo la expresión de mármol que solía tener la mayor parte del tiempo
—quizás tu tampoco entiendes esto, tal vez también te lo cuestionas usualmente, de todas formas, aunque no tengas una respuesta para esto quiero saberlo, te aseguro que me sentiré mejor al enterarme que no soy el único que se siente confundido.
—claro que lo entiendo—dijo Sherlock ofendido—no soy idiota John, yo si se lo que está pasando en tu cabeza.
—entonces dime, ¿por qué me sucede esto? —inquirió John exasperado
—ese es tu problema Watson, no me involucres en él, si tanto necesitas calmar tus problemas corporales de adolescente hormonal entonces ve a darte una ducha fría
—no puedo evitar involucrarte
—dije que te fueras—ordenó Sherlock alzando la voz
—¿por qué te esfuerzas en evitar esta conversación? solo quiero saber si a ti también te pasa esto, es tortuoso estar a tu lado durante todo el día y sentir ganas de acariciar tu piel, de besarte…sin poder hacerlo, temiendo a tu rechazo, necesito saberlo Sherlock por favor dímelo
—fuera Watson o yo mismo te sacaré a patadas—amenazó Sherlock sin moverse un centímetro de su lugar sobre la cama.
—si no me lo quieres decir con palabras entonces tendré que comprobarlo por mi mismo—dijo John con decisión, se aproximó a la cama de Sherlock y se sentó a horcajadas sobre las piernas del rizado, Sherlock lo observó con incredulidad
—qué crees que estás haciendo—John comenzó a moverse con vaivenes muy lentos y rítmicos, rozando su pelvis con la del rizado—quítate de encima Watson o te sacaré a golpes
—si no quieres esto entonces por qué anoche…
—anoche no pasó nada—interrumpió Sherlock con ira—estabas conmocionado por lo de tu padre e intenté contenerte tu fuiste quien malinterpretó las cosas—dijo Sherlock con la respiración entrecortada empujando a John del pecho
—eso es mentira…estabas excitado
—yo…
—admítelo Sherlock, por favor…dime que tú también sientes esto—dijo John aproximándose sin dejar de moverse contra la hombría del rizado, sintiendo su miembro endurecerse bajo sus piernas
—eres tan…terco—dijo con dificultad el rizado con la voz ronca por la ira, mirándolo con autentico rencor, al tiempo que unía sus labios con ferocidad, tomando a John del chaleco, arrancándoselo sin mayor cuidado, besando la piel desnuda del rubio, John gimió estremeciéndose ante esas caricias, desabotonando la ajustada camisa de Holmes mientras profundizaba el beso. En algún punto Sherlock logró voltearlo, y John aprovechó su nueva posición para palpar la hombría del rizado con su mano sobre la tela del pantalón, escuchó sus jadeos ahogados, sus tortuosos intentos por normalizar su respiración.
—¿puedo? —preguntó John tomando el cinturón de Sherlock entre sus manos
—yo…jamás he hecho algo como esto…—admitió el rizado con la respiración entrecortada
—no haremos nada que no quieras, lo prometo…
—John, de verdad…, considero estas cosas…innecesarias para mi diario vivir, no sé cómo reaccionará mi cuerpo ante tus atenciones, te dije que mi trabajo era todo en mi vida, este tipo de necesidades no manifestaban antes de conocerte, antes podía controlarlo todo en mí.
—si no quieres está bien
—no es eso—Sherlock cerró los ojos con impotencia, guardó silencio por un momento, hasta que finalmente pudo vencer su orgullo, su eterna obstinación por mantener la distancia y lo confesó—te deseo John, pero tengo miedo de volverme adicto a ti…de no controlar mis límites, esto es tan confuso—John sonrió acarició su rostro con ternura
—está bien, solo disfruta…puedes detenerme en cualquier momento, esto también es nuevo para mi Sherlock, antes de ti jamás me gustó un chico, solo…quiero hacerte disfrutar Holmes—volvió a besar los labios del rizado, mientras quitaba el cinturón lentamente hasta que logró abrir el pantalón, coló una de sus manos sin prisa por la tela, rozó el miembro de Sherlock con cuidado, envolviéndolo en la calidez de su mano, comenzando un vaivén lento, Holmes reaccionó al instante retorciéndose del placer
—oh John…mmm…
—¿quieres queme detenga? —preguntó John entre jadeos
El rizado se mordió los labios, sus gemidos fueron ahogados por los labios de John, correspondió al beso con dificultad, aquellas sensaciones eran demasiado intensas. El ritmo de sus caricias de John fue en aumento, se encargó de memorizar cada detalle, las pupilas dilatadas de Sherlock, su frente perlada por el sudor, su rosado miembro endureciéndose al ser estimulado por las caricias de sus manos, los sonidos que placer que no lograba contener por más que se esforzara en eso, su blanca piel sonrosada por los besos de John, sus deliciosos gemidos al llegar al clímax.
—¡oh por dios!, oh… eso fue…interesante, es la primera vez que…siento algo así—admitió intentando recobrar el aliento, con la mirada nublada por el placer, John sonrió, internamente se sentía orgulloso por haber sido capaz de provocar ese nivel de goce en el rizado, observó a Sherlock son ternura, su expresión agotada y sus ojos cerrados lo hacían verse tan vulnerable, muy distinto al muchacho frío y distante que siempre aparentaba ser. John se tumbó a su lado repartiendo pequeños besos por su cuello hundió el rostro en su pecho, Sherlock se estremeció su piel aún estaba bastante sensible aun por el orgasmo.
—te quiero Sherlock…—dijo John sin ser consciente, embriagado de esa erótica imagen que Holmes le ofrecía con cada una de sus expresiones.